SEIKLogré escabullirme de la sala de banquetes, apenas escapando de la multitud. Necesitaba aire, necesitaba correr por el bosque, perderme entre los árboles y dejar atrás la tensión. En mi recorrido, cerca del río, noté una figura familiar: la hembra alborotadora estaba allí, acompañada del cachorro con el que había hablado antes. Estaban jugando y descansando sin preocuparse del mundo. Los observé desde la sombra de los árboles, preguntándome cómo se atrevían a estar tan lejos sin ningún macho o guardián que los protegiera. La hembra me miró desconcertada y me saludó con la cabeza. Decidí que no los iba a dejar solos, estando tan lejos de las zonas seguras.Mientras disfrutaba de mi caza, un olor agrio y hostil me golpeó de repente. Me detuve en seco al reconocerlo: Rogues, esos lobos salvajes y peligrosos que rechazaban la vida en manada. '¿Qué hacían aquí?'. El olor en el aire me permitió reconocer que había al menos cuatro… quizás cinco lobos.Intenté encontrar la dirección del
ARIAMe desperté de golpe al escuchar gritos que venían de mi derecha. Al girarme, vi una figura lobuna, de pelaje negro, acercándose a toda velocidad. Era Roberto, que corría hacia nosotros con urgencia.—¡Aquí estáis! ¿Qué ha pasado? ¿Estáis bien? —preguntó, con una mezcla de preocupación y alivio en su rostro.El comandante y el cachorro empezaban a desperezarse lentamente a mi lado.—Nos quedamos dormidos después de enfrentarnos a un grupo de rouges —respondí, todavía recuperando la lucidez.—¿Qué? ¿Un grupo de rouges tan cerca? —replicó el beta, su expresión de incredulidad hablando por sí sola.Entonces, Seik le relató lo sucedido, detallando cada instante del enfrentamiento. Su mirada reflejaba la sorpresa y la inquietud que sentía al escuchar cómo los rouges se habían atrevido a llegar tan cerca del territorio de una manada. No pude evitar pensar que aquí pasaba algo raro.El regreso a las zonas comunes fue agotador. Los tres cambiamos a nuestra forma humana, y el beta nos dio
ARIAEl Alfa Lucciano nos saludó rápidamente y, después de lo que pareció una eternidad, nos dedicó una sonrisa cargada de suficiencia antes de hablar:—Quiero una explicación de lo que ocurrió anoche. No es común que una hembra, un macho y un cachorro desaparezcan toda la noche y aparezcan en esas circunstancias.Seik comenzó a relatar todo lo sucedido la noche anterior, detallando por dónde aparecieron los Rouges y cómo se desarrolló la pelea. El Alfa Axel escuchaba con orgullo, mientras que mi maestro no podía disimular su expresion que reflejaba una mezcla de miedo y tristeza. Creo que temía lo que podría haberme pasado si el comandante no hubiera estado allí.De repente, mi padre me dirigió una mirada y, con voz severa, preguntó:—¿Se puede saber qué hacías en el bosque a esa hora, Aria?.—Se supone que esa zona es segura y yo…—repliqué rápidamente.—Bah, si estabas con el cachorro es porque querías que él corriera. Hace tiempo que debí enviarlo lejos. Ese cachorro huérfano solo
SEIK "Así que ese era su plan… Quieren usar a la hembra para forzar una nueva y definitiva alianza con nosotros", pensé. —¿Qué opinas, Axel? —dijo Lucciano, con una mirada astuta—. Tu primogénito, sigue soltero a pesar de su edad… Sabes bien que un macho joven necesita a una hembra a su lado para apoyarlo... —continuó el Alfa Lucciano, tratando de influir en la decisión. —En esto no tengo nada que decir —respondió Axel con firmeza—. Mi hijo elegirá a la hembra que quiera. —Bueno, no parece que le desagrade la idea… —Créeme, Lucciano… Si le disgustara, ya habríamos visto sangre en esta sala —replicó Axel, mirándolo desafiante. Justo entonces, la puerta se abrió, dejando pasar al Maestro de Aria de vuelta al despacho, cortando la tensión que se estaba abriendo paso. El Alfa Lucciano carraspeó, ligeramente nervioso y luego dijo: —¿Entonces qué te parece la propuesta? —mirándome directamente con una sonrisa burlona. —No voy a obligarla —respondí, sosteniendo su mirada. —¿Oh? ¿Dice
SEIKCuando nos disponíamos a cenar, otros cambia formas se unieron a la mesa: Loren, Geronimo y una mujer lobo de piel inusualmente pálida.—Hola, comandante. Nos volvemos a encontrar —dijo el hermano de Aria, esbozando una sonrisa—. Mis felicitaciones por el compromiso y el futuro matrimonio.—Hola, soy la hermana de Aria. Me llamo Marlene. Felicidades a los dos —dijo la mujer con amabilidad.—Gracias —respondí, dedicándole una mirada breve antes de salir al balcón.Estas reuniones me resultaban sofocantes, parece que a la hembra le pasa lo mismo. Tengo la sensación que cuando está su padre o el Alfa Lucciano no es la misma. Salí a la terraza a tomar aire. y unos minutos después, alguien entró al balcón. Era Loren.—Ja, ja... —rió en un susurro, acercándose. Por el reflejo en el cristal, noté cómo sus ojos se deslizaban hacia el interior del salón.—Vaya, parece que tienes suerte... Casarte con una de las hijas de nuestro Beta —comentó, dejando caer una mirada fugaz hacia Marlene,
ARIAEsa misma noche, la imagen del Alfa seguía rondando mi mente, como un eco imposible de ignorar. Esa sonrisa burlesca, estaba satisfecho porque había conseguido su objetivo. Tengo que admitir que me irrita darles lo que quieren. Por otro lado, mi maestro me dijo que me fuera a Sombra Nocturna, que eso era exactamente lo que necesitaba…alejarme de Luna Menguante. No le faltaba razón. Estoy harta de esta manada, de las miradas, críticas y el peso de vivir bajo las reglas de mi padre. Lo único que me ataba a esta manada era mi madre y el cachorro.He estado pensando mucho en ellos. Ahora, sé que puedo llevarme al cachorro conmigo, pero mi madre… eso es otro tema. Mi padre jamás permitiría que se fuera, y tampoco puedo llevármela sin más, mi padre nunca lo permitiría. Es imposible… Para hacer algo así, necesitaría un grupo de guerreros, y eso no es una opción para mí. ‘¿Quién me apoyaría?’.…Las prendas estaban esparcidas sobre la cama, cada una cuidadosamente doblada. Suspiré, lanz
ARIAHace 2 años…En la sala de reuniones de la manada Luna Menguante, se reunían las figuras más importantes o influyentes de la manada, cada una ocupando su lugar con una presencia imponente. En el centro de la gran mesa, se encontraban los guerreros de la manada, en su mayoría machos, aquellos a quienes se respetaba y, en ocasiones, se temía; su sola presencia llenaba el ambiente de autoridad y reverencia. Un poco más a la izquiera, se encontraban los lobos con linaje antiguo, cuyas características físicas y psíquicas eran superiores al resto. Estos lobos y lobas se encargaban de la política y administración de la manada, junto al Alfa y su heredero, quienes gobernaban sobre todos.Y, aunque parezca increíble, en esa sala también estaba yo… observando a esos imponentes lobos, mientras intentaba, sin mucho éxito, descifrar qué había hecho para terminar en medio de tanta solemnidad ¿Había perdido alguien una apuesta o simplemente necesitaban un relleno de último minuto?.Las mentes b
ARIALa voz firme del alfa me arrancó de mis pensamientos...—Hemos pensado que sería lo mejor mandar a Aria, junto con algunos guerreros, para visitar la manada Sombra Nocturna y convencerles para renovar el tratado de paz entre las dos manadas. Necesitamos tenerlos de nuestro lado para pedirles que se hagan cargo de proteger el territorio colindante a la zona irregular.La zona irregular, es un denso bosque de árboles torcidos y retorcidos que se entrelazan con espesas brumas que apenas dejaban entrever el suelo en que crecen una gran cantidad de plantas de acónito. Estas características del terreno hacían que cada paso fuera una trampa potencial para los guerreros y rastreadores. Algunos rouges se escondían en la zona irregular pudiendo así saquear y matar a los comerciantes y otros lobos que pasaban cerca. Por lo tanto, el terreno colindante a la zona irregular se había vuelto cada vez más difícil de proteger. Con el dinero escaseando, las patrullas se veían reducidas y la manad