No puedo creer lo que mis ojos ven, estoy en una galería de arte. El espacio para la exhibición y promoción del arte es inmenso, en especial el área dónde se exhiben una gran variedad de arte moderno. Desde pinturas y escultura, de forma similar a la de un museo.—¿Por qué me has traído aquí? —inquiero mirándolo fijamente.Frunce el entrecejo.—¿No te gusta? Pensé que...—No, no es eso. Claro que me encanta —le interrumpo —pero, ¿Por qué una galería de arte?—Sirve para despejar la mente. —se encoge de hombros —el arte es para consolar a aquellos que están rotos por la vida. —Vincent Van Gogh —agrego refiriéndome al dueño de aquella frase.Sonreímos con complicidad, de pronto las luces se apagan quedando todo en completa oscuridad, oscuridad que no dura mucho puesto que las pinturas comienzan a iluminarse con diferentes tipos de colores y sombras, son luces neón. Es increíble.Siento la mano de Said entrelazarse con la mía, nos movemos por el lugar dejándome guíar por él. Solo espero
Despierto acurrucada en los brazos de Said, verlo dormir es tan entretenido que podría durar horas observándolo y no me aburriría. Sin embargo, debo levantarme al escuchar mi celular vibrando por algún rincón de la habitación. Con cuidado de no despertarlo quito su brazo que está enrollado a mi cintura, y salgo de la cama, barro la vista por el dormitorio en busca de mi ropa, pero no la veo por ningún lado, así que agarro la polera de Said que me queda enorme y cubro mi cuerpo. Logro conseguir el móvil enrollado en las prendas tiradas en el suelo, lo agarro y abro los ojos de para de par al notar la hora. ¡Es tardísimo! Salgo apresurada de la habitación dirigiéndome al baño, me ducho en un tiempo veloz, tan rápido que no sentí el agua fría. Elijo el primer pantalón que veo colgar de las perchas, decido colocarme un suéter grueso y las zapatillas negras. Bajo los escalones a toda prisa olvidándome por completo del encargo que entregaré hoy, regreso a la habitación y cargo la pintura
Su expresión cambia por una de seriedad, desvía la mirada posandola en la carretera. Tiene los hombros tensos y por la forma en que sujeta el volante me hace ver que es un tema que no habla con cualquiera, así que creo que estoy siendo metiche.—No tienes que contarme si te es incómodo hablar de ella. De verdad discu...—Fue un año difícil. —guardo silencio cuando lo escucho hablar —mi hermana salía con un chico mala conducta y alcohólico, le dije que no merecía estar con alguien que no la valorara, muchas veces venía a mi apartamento llorando, aunque nunca la atacó físicamente si lo hizo verbalmente. Mi hermana quedó embarazada y sin dudarlo le aseguré que me haría cargo de bebé, ya que el imbécil le escupió que lo abortara. Sin embargo, una noche comenzó a sentir un dolor en su vientre, la llevé al hospital pero ya era muy tarde. Tuvo un aborto espontáneo y eso la traumó de cierta forma que decidió mudarse al extranjero para rehacer su vida, me partió el ama separarme de ella, es lo
—Eh, no lo sé, la vida en Nueva York no es como se pinta en la películas. Ya sabes, el ajetreo y las mañanas son terribles, casi nunca consigo taxis para ir a la universidad, y eso que me despierto temprano para poder llegar diez minutos antes al campus, sin embargo todo es...—Si, si entiendo a lo que te refieres, pero, lo que quise preguntar es, ¿De quién huyes?Frunzo el ceño.—¿D-de qué hablas? —titubeo llevándome un mechón de cabello tras mi oreja. —Sabes de lo que hablo Annie, no soy tonto. Algo o mejor dicho, alguien es el motivo de que tú estés aquí, ¿o me equivoco?Bajo la mirada a mis manos para no tener que verle a la cara cuando le diga la verdad, algún día pasaría esto, pero es obvio que no estoy preparada para contarle de mi vida. —No tiene importancia —me limito a responderle. —¿Por qué habría una razón? Soy una mujer cansada de la vida cotidiana que muchas veces es estresante y quise venir de vacaciones a disfrutar, ya está.No sé por qué siento miedo de decirle la v
Llevaba más de dos semanas acompañando a Antoine a recorrer la ciudad. A pesar de los intentos de Said para mantenerme ocupada en la empresa al enterarse de que saldría con Antoine, no pudo encerrarme y mucho menos obligarme a hacer lo que él quisiera. Ya no sé cómo dejarle saber que entre el francés y yo no hay nada, solo es un amigo. Pero no, las veces que he intentado explicarle no me escucha.¡Agh! Es tan frustrante.Así que decidí esperarlo para conversar con él, ojalá funcione esta vez, de lo contrario no sabría que otra cosa hacer.Escucho la puerta abrirse, me incorporo del sofá y observo a Said ingresar al living, se sorprende al verme allí. Muerdo mi mejilla con nerviosismo, su presencia intimidante aún sigue teniendo ese efecto en mí, tiene una mirada tan profunda que me hace sentir frágil a su lado.—¿Podemos hablar? —hace amago de marcharse pero lo detengo. —solo será unos minutos, no te quitaré mucho tiempo.—Bien, dime.Su actitud cortante duele, odio que se comporte as
—¿Llegamos? —pregunto por milésima vez.—No.Resoplo.—¿Cuánto falta? —Annie, sé paciente ¿Sí? —ruedo los ojos que se encuentran cubiertos por un pañuelo negro que huele a él.—Bien —respondo de mala gana.Comienzo a tararear una canción que suena, la melodía es pegajosa. Muevo mi trasero en el asiento al ritmo de la música, escucho la risa de Said y me lo imagino burlándose de mí.—Algo te tenía que salir mal, eh.—¿Ah? —inquiero confundida.—Cantas fatal, es peor que un concierto de los asiáticos estos, ¿Cómo es que se llaman?—Si dices BTS te golpearé. —amenazo.Suelta una carcajada.—En mi opinión, cantan horribles. —le lanzo un golpe en el brazo pero logra esquivarlo. —eres muy agresiva.—Y tú un ignorante que no sabe de talento —ataco.—Ajá, claro. —siento el auto detenerse.—¿Llegamos?—Sí. Espérate, te ayudaré a bajar —se baja y a los segundos toma mi mano.Salgo del auto, Said posa su brazo alrededor de mi cintura asegurándose de que no vaya a tropezar con mis propios pies.
Llevaba días planeando cómo iba a remodelar la galería, le había dicho a mis seguidores que las pinturas y fotografías que publicaba ahora estarían en físico y podrían obtenerlas en la inauguración que se realizaría el jueves. Estaba emocionada, aún me costaba creer que fuera la dueña de lo que tanto soñé de pequeña, si mis padres estuvieran vivos estarían orgullosos de mí. Bajo a la cocina que está mucho más silenciosa de lo normal, me extraña que los empleados no hayan venido hoy, al menos que Said les dijera que tomaran el día de hoy. En fin, tendré que preparar el desayuno y debo apresurarme para no llegar tarde a la galería.Haré tostadas francesas con huevos revueltos, bacon y tortitas americanas. Además de un buen café y zumo de naranja, a Said le fascina esta comida. En menos de diez minutos tengo todo listo, lo emplato y coloco en una pequeña bandeja para llevárselo a su habitación.Subo los escalones con cuidado de no tropezar, a veces puedo llegar a ser tan torpe que me da
—Recuerdo que cuando desperté no era yo, me sentía sucia, asqueada de mí misma. Tenía pesadillas, antes de lo sucedido las tenía debido al accidente de mis padres, vivir en esa casa era un infierno. Nunca les conté a ellos lo que había pasado, así que debía actuar indiferente ante aquel hombre que visitaba a mis tíos. Las veces que se encontraba lo evitaba a toda costa, no salía de mi habitación saltándome las comidas, estaba muy delgada y el poco brillo que tenía se había apagado, las ganas de seguir viviendo eran nulas. Por eso una noche en la cual me encontraba sola en casa, sufrí un ataque de pánico, y lo peor es que ese hombre se hallaba allí. —los recuerdos vienen a mi mente, llevo el corazón a mil por horas, un dolor en el pecho aparece trayendo consigo el temor de revelar esta parte de mi vida que me hace vulnerable. —no sabía que hacer, presentí que algo malo sucedería, y no me equivoqué. Él pudo ingresar a mi habitación, sus intenciones eran perversas lo podía ver en su mira