Su expresión cambia por una de seriedad, desvía la mirada posandola en la carretera. Tiene los hombros tensos y por la forma en que sujeta el volante me hace ver que es un tema que no habla con cualquiera, así que creo que estoy siendo metiche.—No tienes que contarme si te es incómodo hablar de ella. De verdad discu...—Fue un año difícil. —guardo silencio cuando lo escucho hablar —mi hermana salía con un chico mala conducta y alcohólico, le dije que no merecía estar con alguien que no la valorara, muchas veces venía a mi apartamento llorando, aunque nunca la atacó físicamente si lo hizo verbalmente. Mi hermana quedó embarazada y sin dudarlo le aseguré que me haría cargo de bebé, ya que el imbécil le escupió que lo abortara. Sin embargo, una noche comenzó a sentir un dolor en su vientre, la llevé al hospital pero ya era muy tarde. Tuvo un aborto espontáneo y eso la traumó de cierta forma que decidió mudarse al extranjero para rehacer su vida, me partió el ama separarme de ella, es lo
—Eh, no lo sé, la vida en Nueva York no es como se pinta en la películas. Ya sabes, el ajetreo y las mañanas son terribles, casi nunca consigo taxis para ir a la universidad, y eso que me despierto temprano para poder llegar diez minutos antes al campus, sin embargo todo es...—Si, si entiendo a lo que te refieres, pero, lo que quise preguntar es, ¿De quién huyes?Frunzo el ceño.—¿D-de qué hablas? —titubeo llevándome un mechón de cabello tras mi oreja. —Sabes de lo que hablo Annie, no soy tonto. Algo o mejor dicho, alguien es el motivo de que tú estés aquí, ¿o me equivoco?Bajo la mirada a mis manos para no tener que verle a la cara cuando le diga la verdad, algún día pasaría esto, pero es obvio que no estoy preparada para contarle de mi vida. —No tiene importancia —me limito a responderle. —¿Por qué habría una razón? Soy una mujer cansada de la vida cotidiana que muchas veces es estresante y quise venir de vacaciones a disfrutar, ya está.No sé por qué siento miedo de decirle la v
Llevaba más de dos semanas acompañando a Antoine a recorrer la ciudad. A pesar de los intentos de Said para mantenerme ocupada en la empresa al enterarse de que saldría con Antoine, no pudo encerrarme y mucho menos obligarme a hacer lo que él quisiera. Ya no sé cómo dejarle saber que entre el francés y yo no hay nada, solo es un amigo. Pero no, las veces que he intentado explicarle no me escucha.¡Agh! Es tan frustrante.Así que decidí esperarlo para conversar con él, ojalá funcione esta vez, de lo contrario no sabría que otra cosa hacer.Escucho la puerta abrirse, me incorporo del sofá y observo a Said ingresar al living, se sorprende al verme allí. Muerdo mi mejilla con nerviosismo, su presencia intimidante aún sigue teniendo ese efecto en mí, tiene una mirada tan profunda que me hace sentir frágil a su lado.—¿Podemos hablar? —hace amago de marcharse pero lo detengo. —solo será unos minutos, no te quitaré mucho tiempo.—Bien, dime.Su actitud cortante duele, odio que se comporte as
—¿Llegamos? —pregunto por milésima vez.—No.Resoplo.—¿Cuánto falta? —Annie, sé paciente ¿Sí? —ruedo los ojos que se encuentran cubiertos por un pañuelo negro que huele a él.—Bien —respondo de mala gana.Comienzo a tararear una canción que suena, la melodía es pegajosa. Muevo mi trasero en el asiento al ritmo de la música, escucho la risa de Said y me lo imagino burlándose de mí.—Algo te tenía que salir mal, eh.—¿Ah? —inquiero confundida.—Cantas fatal, es peor que un concierto de los asiáticos estos, ¿Cómo es que se llaman?—Si dices BTS te golpearé. —amenazo.Suelta una carcajada.—En mi opinión, cantan horribles. —le lanzo un golpe en el brazo pero logra esquivarlo. —eres muy agresiva.—Y tú un ignorante que no sabe de talento —ataco.—Ajá, claro. —siento el auto detenerse.—¿Llegamos?—Sí. Espérate, te ayudaré a bajar —se baja y a los segundos toma mi mano.Salgo del auto, Said posa su brazo alrededor de mi cintura asegurándose de que no vaya a tropezar con mis propios pies.
Llevaba días planeando cómo iba a remodelar la galería, le había dicho a mis seguidores que las pinturas y fotografías que publicaba ahora estarían en físico y podrían obtenerlas en la inauguración que se realizaría el jueves. Estaba emocionada, aún me costaba creer que fuera la dueña de lo que tanto soñé de pequeña, si mis padres estuvieran vivos estarían orgullosos de mí. Bajo a la cocina que está mucho más silenciosa de lo normal, me extraña que los empleados no hayan venido hoy, al menos que Said les dijera que tomaran el día de hoy. En fin, tendré que preparar el desayuno y debo apresurarme para no llegar tarde a la galería.Haré tostadas francesas con huevos revueltos, bacon y tortitas americanas. Además de un buen café y zumo de naranja, a Said le fascina esta comida. En menos de diez minutos tengo todo listo, lo emplato y coloco en una pequeña bandeja para llevárselo a su habitación.Subo los escalones con cuidado de no tropezar, a veces puedo llegar a ser tan torpe que me da
—Recuerdo que cuando desperté no era yo, me sentía sucia, asqueada de mí misma. Tenía pesadillas, antes de lo sucedido las tenía debido al accidente de mis padres, vivir en esa casa era un infierno. Nunca les conté a ellos lo que había pasado, así que debía actuar indiferente ante aquel hombre que visitaba a mis tíos. Las veces que se encontraba lo evitaba a toda costa, no salía de mi habitación saltándome las comidas, estaba muy delgada y el poco brillo que tenía se había apagado, las ganas de seguir viviendo eran nulas. Por eso una noche en la cual me encontraba sola en casa, sufrí un ataque de pánico, y lo peor es que ese hombre se hallaba allí. —los recuerdos vienen a mi mente, llevo el corazón a mil por horas, un dolor en el pecho aparece trayendo consigo el temor de revelar esta parte de mi vida que me hace vulnerable. —no sabía que hacer, presentí que algo malo sucedería, y no me equivoqué. Él pudo ingresar a mi habitación, sus intenciones eran perversas lo podía ver en su mira
La pantalla de mi móvil se enciende, reviso de quién se trata el mensaje que me acaba de llegar, un escalofrío recorre mi cuerpo al leer lo que dice.Desconocido: Eres una estúpida por creer que nunca daríamos contigo, no sabes lo que has causado con tu huída. Atente a las consecuencias Annie Palmer.No necesito saber el nombre de la persona, sé claramente que es el tío Braxton. El miedo reaparece, esa sensación de paz se ha esfumado con un mensaje, aunque me diga a mí misma que no debería temerle y más bien enfrentarlo, por otro lado tiene tanto poder que le sería más fácil ganarme, como siempre.Pido la cuenta, ya se me quitó el apetito, siento unas náuseas terribles, espero que el camarero traiga la cuenta, le pago y salgo de la cafetería rumbo a la mansión. Decido avisarle a Said que me marché debido a un malestar de estómago, detengo a un taxi y subo al auto dándole la dirección al chófer.Observo la ciudad por la ventanilla, el olor que desprende el fuerte perfume del chófer me
—¡Annie! ¡Llegaremos tarde! —me coloco los aretes y salgo lo más rápido que mis pies me lo permiten. Said se encuentra enfundado en un traje negro que le asienta como un guante en su musculoso cuerpo. Verlo de esa manera es tan hipnotizante que es inevitable no observarlo con detenimiento, alza la mirada y esboza una sonrisa que hace que pierda la poca cordura que tenía. —Estás hermosa —susurra en mi oído mientras posa su mano en mi cintura atrayéndome hacia él. Comienza a besarme el hombro descubierto, sus caricias despiertan las mariposas en mi interior. Sus labios suben a mi clavícula y reparte beso en la zona baja de mi cuello, echo la cabeza hacia atrás dándole acceso. Sin embargo recuerdo que debemos estar en menos de veinte minutos en una importante reunión de empresarios, así que me alejo unos centímetros y alzo una ceja.—Ah-ah, alto allí vaquero. Resopla.—Bien, vámonos antes de que me arrepienta de no haberte besado como quería. —da media vuelta caminando hacia la puert