Días después...
Caminé sin rumbo fijo por la acera desolada, había despertado con ganas de recorrer la ciudad, era agradable tener un día como las demás personas que por razones de la vida a pesar de no tener todo el dinero y las comodidades que yo si, eran felices, se les notaba en sus rostros cansados después de su ardua labor de trabajo, y aún así conservaban esa pizca de alegría que nada ni nadie, les podía robar.Quizás muchos pensaban que la fama era sinónimo de éxito. Pero no estaba tan segura de ello. Había una frase muy conocida que mi padre solía decirme.“Ten cuidado con lo que deseas, porque se te puede cumplir”Papá una vez me contó la historia sobre uno de los máximos representantes de la Ilustración, Voltaire, escritor y filósofo francés, que deseaba la fama. En su juventud escribió que le encantaría ser muy conocido, admirado y respetado. Muy normal en el ser humano, ¿No? La vida así se lo cumplió. Su intelecto y talento lo convirtieron en una de las personas más célebres de Francia. El problema era que en esos tiempos, se tenía la creencia popular de que si uno conseguía una prenda de un famoso, esta atraía la “buena suerte”. Voltaire gozaba de tal fama, tanto así, que cada vez que salía a la calle, la gente le arrancaba un pedazo de su ropa. Llegó un punto en el que la fama condujo a Voltaire al hastío. Llegaba a su casa con marcas de pellizcos en la piel y su ropa en trozos. Entonces deseó que su fama se terminara. La vida se lo cumplió también. Al poco tiempo nadie se acordaba de él. En su vejez pasaba la mayor parte del tiempo con su perro. Y a su velorio asistieron unas cinco personas, y su perro.Las personas creían que esto era maravilloso, y anhelaban tenerla. Algunas de mis compañeras me envidiaban, porque según ellas, el vivir en una gran casa o conducir un lujoso auto hacía mi vida de lo más genial. Lo que no se daban cuenta, era lo infeliz que me hacía vivir complaciendo a los demás, y todo por fingir ser alguien que no era yo. Llegué a casa más rápido de lo que pretendía, saludé al señor George, el de seguridad y entré al interior de la mansión que se encontraba en prenumbras. Subí los escalones que dirigían a la segunda planta, unos murmullos provenientes de la oficina de tío Braxton me detuvieron, sigilosamente me acerqué a su puerta sin hacer el menor ruido posible. No entendía lo que decían, sus voces se escuchaba distorsionadas, agudicé mis odios para poder oír bien.—Grecia es increíble, podremos tener la luna de miel de ensueño. —Sin duda esa era Leighton.—No lo sé, realmente el viaje será para Liam y Annie, lo que Livingston quiere es que vayamos todos para que Annie se lleven la impresión del lugar y la boda sea allí. Mientras más rápido se casen, mejor para nosotros. —Sentí un nudo formándose en mi estómago. —Oh, vaya, viéndolo de ese modo me parece excelente su plan. Pero, ¿Crees que Annie sospeche? Esa niñita es muy lista y si llegase a enterarse del verdadero motivo del viaje, se negará a ir. —Estaban maquinado algo de una forma perversa. Ya sabía que tío Braxton era un hombre torcido y frívolo, sin embargo no comprendía por qué tanto afán por deshacerse de mí. No le permitirá esta vez salirse con la suya, si ellos planeaban obligarme a contraer matrimonio con Liam, haría algo al respecto para que eso no sucediera. Debía huir antes de que fuera demasiado tarde.Doy un fuerte suspiro hundiéndome en el asiento. Al instante miles de pensamientos abrumadores caen encima como una balde de agua fría, aprieto los dedos entre la valija en un intento por olvidar esa sensación que está provocando mi pecho, es esa identidad sin rostro que aunque puede ser un poco beneficiosa para ayudarnos a ser prudentes, experimentarla seguido suele ser muy intimidante e inoportuna, justo como ahora.¡Oh dios mío, lo logré, mi plan funcionó!Escapé...Sin embargo, tan pronto como esos pensamientos de felicidad me inundan, enseguida la ansiedad los espanta.¿Y si me encuentran? «Seguro que ya se dieron cuenta, deben de estar furiosos. Todo va a salir mal. Me van a conseguir seguro». Siguen rumiando en mi cabeza, lo he sentido tantas veces que he aprendido a vivir en la autoaceptación de mi propia realidad, «Nunca seré libre.»Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando siento un líquido caliente en el pecho; el café se ha derramado sobre mi blusa, cabe decir que lo primero que hago es cerrar los ojos reteniendo los insultos que quiero soltarle a la persona que ha estropeado mi camisa. La única que traigo conmigo.Fabuloso.Me esfuerzo por apartar la tela mojada de mi piel, está tan caliente que quema como el infierno. Pues claro, si es café.-¡Lo siento mucho! Levanto la vista y miro indignada al idiota...¡Madre mía! Abro la boca embelesada recorriendo al hombre que luce apenado y preocupado. Es alto, de cabello oscuro y con facciones perfectas. «¿Es real o estoy soñando?»Voy a pellizcarme para ver si realmente no tengo a un actor de Hollywood frente a mí. Pero, el olor a café impregnado en mi ropa me trae de vuelta y recuerdo lo que el apuesto hombre ha ocasionado, así que le doy una mirada fulminante. —¿Acaso eres ciego? —Escupo apartando la blusa pegajosa. —De verdad lo siento, no vi el... —Abre los ojos mirando la portátil cubierta de café. —¡Maldición! Se sienta y enciende el aparato, pero la pantalla comienza a parpadear. De pronto el monitor hace un molesto sonido ensordecedor que atrae la atención de las personas, que miran a nuestra dirección. Noto que el hombre está a punto de estampar el computador contra el suelo, es como si en cualquier momento fuese a darle un tic nervioso en el ojo. La voz de una mujer se escucha a través de los parlantes, ordenando que abrochemos los cinturones y coloquemos los espaldares de las silla en posición vertical, puesto que el avión va a despegar. Sigo las instrucciones acomodando la valija en mi regazo.Conforme vamos subiendo, quedo atrapada en medio de la variedad de edificios, puedo ver desde los más alto la ciudad en todo su esplendor. Pronto alcanzo a distinguir las nubes que rodean el avión, y me pierdo en ellas. Iré a Dubái, porque si mis tíos pensaron que iría a esconderme en la misma ciudad están muy equivocados. Fue muy difícil tomar la drástica decisión de viajar a un lugar que no conozco, y el simple hecho de estar sola me daba pavor, pero debía hacerlo si no quería terminar atada a un hombre despreciableIgnorando que el idiota que me ha lanzado su café, se ha sentado al lado. Para completar es mi compañero de viaje. Genial. Regreso al respaldo de mi asiento, y decido escuchar música un rato, conecto los auriculares al móvil pero este no enciende. Cierro los ojos mientras resoplo sonoramente. Solo a mí se me ocurre viajar y no cargar el celular antes. Ahora tendré que esperar a llegar a el primer hotel que consiga, espero no sean tan caros, el dinero que traigo no me permitirá darme tantos lujos como quisiera. Aunque juntando mis ahorros y los que tomé "prestado" de tío Braxton será más que suficiente para el mes que duraré en aquel país increíblemente precioso, donde estaré a salvo de condenar mi vida para siempre casándome con un chico que no amo.El llanto del niño hizo que despertara de golpe, por la brusquedad siento la cabeza palpitar, presiono los costados de mi sien masajeándolos suavemente para aliviar el aguijón que se produce cada vez que los gritos del mocoso son más fuertes. Entorno los ojos al hombre que está a mi lado, sus dedos se mueven con rapidez en el teclado de su computador.Ya va, ¿No se había dañado? El sonido que hace es molesto, quiero tomar aunque sea una siesta antes de aterrizar, pero por lo que veo el universo parece conspirar en mi contra. Toco su hombro pero está tan concentrado en lo que hace que debo volver a darle un leve golpecito en el brazo, aún así nada.Frustrada, e irritada por el ruido, tomo el impulso de cerrar la pantalla de su portátil importándome un pepino si he aplastado sus dedos. Furibundo voltea a verme, lo miro de la misma manera elevando una de mis pobladas cejas castañas. —Algunos intentamos descansar, puedes tener la amabilidad de ser menos ruidoso con lo que sea que estás
Me sobresalto oyendo la risa ronca que suelta el pervertido, sin notarlo las comisuras de mis labios se elevan en una sonrisa. —A ver, ¿Y por qué vendrías tú y no otra persona? Debes ser una princesa muy arriesgada, eh. —Niego con la cabeza entre divertida y avergonzada. —¿Es tu primera ves en el país? —pregunta cambiando de tema. Su hombro roza con el mío al darle paso a un señor de barba que lo saluda con un asentimiento de cabeza.—Sí, ¿Tú? Intercambia algunas palabras con el señor de aspecto serio. Es inevitable no oír su perfecta pronunciación en árabe, finjo checar la hora en mi reloj que adorna la pálida piel de mi muñeca. —No, de hecho vivo prácticamente aquí. —Contesta. Frunzo el ceño sin entender. —Negocios —añade viendo mi confusión. —Oh. Guardamos silencio en lo que resta el transcurso en el elevador, a los pocos minutos las puertas se abren en el piso al que me dirijo, salgo del ascensor y el pervertido también lo hace. Solo que él va directo a una de las habitacione
El camino al centro comercial fue relativamente rápido, agradezco que el pervertido se ofreciera a traerme, sino estaría perdida en este lugar tan inmenso. La primera tienda a la que fuí tenían ropas muy extrañas, la descarté inmediatamente y me dirigí a la próxima tienda donde hay ropa de todos los estilos. Le tiendo la tarjeta de crédito a la chica de gafas y cabello rizado, ella mira por encima de mi hombro, enseguida sus mejillas se tornan rosadas. Avergonzada de que la haya descubierto observándolo, aparta los ojos del hombre a mi lado. No la culpo, la verdad es que es muy atractivo, posee una belleza perfecta en términos matemáticos, es decir, la distancia entre los rasgos de su rostro es la adecuada. Tiene unos llamativos ojos azules de forma ovalada, cejas con un espesor medio, rectas con los extremos curvos, nariz delgada y perfilada, de longitud media y recta. Sus labios no son ni delgados ni gruesos, tienen la medida correspondiente. El cabello oscuro y abundante cubren pa
A los doce años de edad supe que quería dedicarme al arte y a la fotografía. Un retrato capta en la foto la personalidad, e incluso el alma de la persona retratada, transmitiendo en ocasiones lo que está sintiendo al espectador, cautivándolo, a pesar de que este se encuentre a kilómetros o esté a años de distancia del momento de la toma. Pero que se encarga de capturar la esencia de esa persona ya sea destacando la mirada, la pose o sus cualidades físicas en general y transmitir su estado de ánimo u otro tipo de sensaciones.A mis tíos no les gustó esa idea, ya que estaba decidida a dar todo por ello. Recuerdo la sensación que sentí al pintar el primer cuadro, lo llevé al colegio para mostrarlo a mis amigos, la maestra me animó a tomar clases de pintura en la academia de arte y pintura. Sin embargo, tío Braxton se negó rotundamente, pero para mí el arte era todo lo que tenía y no dejaría que nada ni nadie se interpusiera en el gran sueño de ser una pintora. Así que comencé a ir a cl
«Esperen, ¿Él es su abuelo?»¿Por qué tuvo que aparecer justo hoy? No estoy lista para inventar una historia de como conocí a su nieto, ni siquiera sé que diré. Comienzo a arrepentirme de haber aceptado el estúpido contrato.Said carraspea y posa su mano en mi espalda, el tacto es tibio, es inevitable no sobresaltarme y que mi cuerpo se tense.—Lo siento abuelo, es que estaba entretenido con mi chica. —Me acerca a su cuerpo dejando una distancia prudente.¿Ah? «Ni que fuera juguete»Las espesas cejas del señor se elevan, fija sus invernales ojos en mí, su mirada es analítica y eso hace que incremente el nerviosismo en mi sistema. Luego del eterno escudriño, sonríe amable.—Tú debes ser la hermosa mujer de la que tanto me ha hablado Said. —Asiento sonriente.«Mentirosa»—Sí. Annie, un gusto conocerlo señor...—Raschid Arafat —complementa. —Y dime abuelo, "señor" me hace sentir viejo. —Bromea haciendo que suelte una risita.Debo admitir que lo imaginé intimidante, pero es todo lo contr
—Y tú mejor amigo. —Añade y Said ríe.—Al fin tengo el privilegio de conocerte, este idiota no deja de hablarme de tí.—Me envuelve en un pequeño abrazo que me toma por sorpresa. —Lo traes enamorado, ya ni un mensajito me envía. —Suelto una risita al igual que todos.¿Lo dice en serio? Si son mejores amigos debe de saber que todo es mentira, ¿No?O quizás también se lo va a ocultar a él.—Esperé mucho para poder verla de nuevo, así que déjame en paz. —Bromea Said mientras que baja la mirada guiñándome un ojo. Le doy una sonrisa forzada.¿Por qué no me siento bien haciendo esto? ¿Mentir para obtener dinero? «Esto no es lo que mis padres me inculcaron»Mis padres me enseñaron que mentir está mal, por más que sea una pequeña falacia sigue siendo una mentira. Sin embargo, sino quería regresar a la vida que tenía y casarme obligada, debía seguir con este teatro falso.—¿Nos vamos, amor? —Pregunta Said sacándome de mis pensamientos.No puedo pasar por alto que me llamado así, hasta que me
Despierto sobresaltada escuchado la alarma sonar encima del buró, me siento sobre la cama soltando un bostezo, miro el suelo sumida en un punto fijo.«Hoy me casaré»Said me explicó que tenía un viaje de negocios y duraría una semana fuera, así que se le ocurrió que podíamos adelantar la boda para no tener que esperar hasta su regreso. No me quedó de otra que aceptar.Parece broma pero al final voy a hacer lo mismo que me negué en un principio, con Liam, la diferencia es que este matrimonio durará menos de dos meses y no toda la vida. Sin embargo, no es real, ni siquiera conozco bien al hombre que se convertirá en mi esposo falso. Pero es la única solución a mi problema, no pienso regresar a nueva York.Camino al baño a tomar una ducha, cepillos mis dientes, y a los pocos minutos salgo envuelta en un cálido albornoz de seda. Elijo una falda suelta que cubre mis piernas y un suéter de tela fina para no morir de calor.La mañana está siendo muy calurosa, el sol brilla en todo su esplen
Ni crea que haré lo me pide, tampoco pude obligarme a regresar si me caso con Said.¡Claro! Si me convierto en la esposa de Said, ya no estaré bajo la responsabilidad de tío Braxton. Perderá el derecho que tiene sobre mí por el hecho de tener un esposo.¡Ja! No te saldrás con la tuya esta vez, tío.(***)Termino de firmar el último documento, después que el juez nos indica que eso es todo y salimos del registro civil cada uno por su lado, todo lo contrario a lo enamorados esposos que se besan con amor mientras los demás aplauden.«Espero algún día tener a alguien que me ame de verdad»Un carraspeo me saca de mi distraída mente, alzo la mirada mis ojos se topan con los suyos. —Steven nos llevará a la mansión, lamento dejarte sola, aunque los empleados estarán allí y si deseas salir puedes pedirle a mi chófer que te lleve a dónde sea que vayas. —Explica abriendo la puerta del auto para que suba. Me acomodo en el asiento y seguido de esto tengo a Said a mi lado embriagandome con su per