El aire se volvió denso, tenía que respirar por la boca para no asfixiarme; Alexey continuaba mirándonos a ambos con una expresión de desagrado, como si fuésemos dos cucarachas que poseían la desfachatez de adentrarse en sus dominios. No nos reconocía.
—¿Van a hablar? —preguntó con impaciencia. —No quiero ordenarles a mis hombres que piten el suelo con sus sesos, lo acaban de limpiar. —aseguró ofuscado.
Observé a Andréi por el rabillo del ojo, esperando que pronunciara algo. No tenía ningún deseo de morir en este piso dónde veía mi propio reflejo. Con disimulo le di un codazo para que espabilara y volviera a la tierra. Al parecer, funciono.
—Mi nombre es Andréi Ivankov. —dijo con voz firme. —He venido a solicitar una cita con el Boss. —explicó desabrochándose el primer botón del traje que usaba. —Es un asunto urgente. —aclaró sin más.
Los ojos de Alexey se oscurecieron, no quedaba ni rastro del verde primaveral que tenían cuando llegamos. Evidentemente nuestra familia no era bien recibida en estos lugares. Su vista se poso de nuevo sobre mí, de repente interesado en todos los rasgos que delataban que compartía ADN con el hombre a mí lado.
No tardó mucho en llegar a una conclusión y su rostro cambió por completo.
—Tenía entendido que estabas muerta. —afirmó para luego darle un sorbo a la bebida que colgaba de su mano. —¿Sabes que es un delito mentirle a la hermandad, Amaranta Ivankova? —interrogó enarcando una ceja
Me estremecí al escuchar el tono en que pronunciaba mi nombre, como el de una serpiente a punto de atacar. Si algo me sorprendía, era que todavía no daba la orden de que nos ejecutaran. Su curiosidad debía ser más grande que su sed de sangre.
—Boss. —respondí bajando la cabeza en señal de respeto.
Cuando la levante de nuevo, había un brillo extraño en su mirada. Alexey parecía… ¿Divertido? Sentí como la rabia subía por mi garganta. Yo me estaba jugando la vida en venir hasta aquí y a él le resultaba gracioso. Me mordí el labio inferior para no hablar.
—Tienen cinco minutos para decirme lo que quieren. —explicó levantándose del sofá. —Si se pasan de ese tiempo, mis hombres les clavaran dos balas en la frente. —Nos dio la espalda y comenzó a caminar en dirección al fondo del club.
Era evidente que quería que lo siguiéramos, así que eso fue lo que hicimos. Conforme nos internamos, el sonido proveniente de la fiesta se hizo cada vez menos audible. El Boss se detuvo frente a una puerta de hierro y tecleo una contraseña en el teclado que colgaba a un lado de esta. Se oyó un pequeño “clic” y luego la puerta se abrió.
Detrás de nosotros venían un par de Vory v Zakone, respaldando a su jefe y evitando que alguien le hiciera daño. No me cabía la menor duda de que no necesitaban de armas para matar a alguien, con sus manos era más que suficiente.
—Entren. —ordenó uno de ellos, empujándonos.
Estábamos dentro de una oficina, supuse que era aquí donde el Boss atendía sus negocios. Era pequeña, pero no por eso menos elegante. Aunque “pequeña” sería un eufemismo de mi parte, ya que debía ser más grande que mi habitación en el hotel.
Alexey ya estaba ubicado detrás de un largo escritorio de caoba y sus manos envolvían un habano. Con cuidado aspiro el contenido y luego lo expulsó. Una hilo de humo nos rodeo y sentí que mis piernas temblaban ante esa acción.
—Los escuchó, recuerden que solo tienen cinco minutos. —dijo llevándose una mano al reloj que colgaba de su muñeca. —Vayan directo al grano.
¡Oh! ¡Sorpresa, sorpresa! Parecía igual de costoso que todo lo demás.
—Tenemos pruebas de que el antiguo Boss, Nikolay Ivankov, fue asesinado injustamente. —aseguró mi tío entregándole sobre manilla que contenía una copia de lso documentos. —La seguridad federal de varios países le tendió una trampa.
El Boss comenzó a leer los documentos, deseaba saber qué pensamientos cruzaban por su cabeza al comprender toda la situación. Pero su rostro se mantenía indiferente, dificultándome la tarea. Nuestra infancia transcurrió en un entorno donde las apariencias lo eran todos si quería sobrevivir, por lo cual entendía su mascara.
Termino de leer y se mantuvo en silencio durante un par de minutos. Use toda mi fuerza de voluntad para contener las ganas de comerme las uñas, el tiempo seguía avanzando y nosotros no contábamos con mucho.
—¿Cómo consiguieron está información? —indagó por fin. Pensé que no hablaría y nos mandaría directamente a una cámara de tortura.
Solté un suspiro, ahora si se venía lo bueno. Mi tío comenzó a narrarle todos los sucesos de la última semana. Mi rostro se sintió caliente cuando llegó a la parte dónde mi esposo me engañaba. Eso era demasiada vergüenza para soportarla.
En cuanto Andréi finalizó otro silencio se instalo entre los tres. Empezaba a preguntarme si lo único que haríamos en esta reunión era mantenernos callados cada vez que se diera una noticia importante. De ser así, nunca avanzaríamos.
—¿Así qué te casaste con el hombre que vendió a tu padre? —preguntó volviendo su atención sobre mí. Esbozó una sonrisa, aunque esta no tenía nada de divertida.
Juro por Dios que intente contenerme, pero termine fulminándolo con la mirada.
—No lo sabía, jamás hubiese traicionado a mi padre. —le asegure.
El Boss chasqueó la lengua.
—¿Cómo sé que puedo confiar en tu palabra?
Señale con un dedo todo a su alrededor.
—Mira tú posición y mira la mía. De haber vendido a mi padre, al menos hubiese sacado algún provecho. —aclaré entre dientes. Alexey asintió.
—Sin embargo, no entiendo de qué me pueden interesar estos documentos.
Andréi se aclaró la garganta e interrumpió nuestra conversación.
—Desde que se acuso a mi hermano de traicionar a la mafiya, los negocios no han marchado bien. Es lógico que nadie quiere hacer tratos con una hermandad cuyo propio líder los traicionó… —comenzó, pero fue detenido por el Boss.
—Nuestros acuerdos con el resto de las mafias van bien. —declaró inmediatamente. —Y ese no es tu asunto.
Entonces Andréi le ofreció una delicada sonrisa, aquella expresión lobuna que me decía que tenía al hombre justo donde lo quería. Mi cuerpo se tensó por instinto. Aquel gesto confirmaba el enorme parecido que tenía con mi difunto padre.
—Bien no quiere decir excelente. ¿Acaso La Bratva no ha sido siempre una de las mafias más poderosas del mundo? —preguntó dejándose caer en una silla frente al Boss.
A este no pareció molestarle la evidente falta de respeto o si lo hizo, considero que no valía la pena manchar el piso con alguien tan insignificante como mi tío. No sabía cómo sentirme respecto a eso, por lo que mantuve en mi sitio.
—¿Qué es lo que propones? —le preguntó Alexey.
Andréi cruzó una pierna sobre la otra.
—Quiero lo mejor para la hermandad. Si ambas familias se unen, demostraremos que somos una fuerza a considerar. —respondió.
El Boss volvió a quedarse silencio, meditando las palabras de mi tío. Al final hizo algo que no me esperaba y por la expresión en los ojos de Andréi, él tampoco. El hombre frente a nosotros soltó una carcajada seca, como si lo que acabara de decir fuese tan estúpido, que ni siquiera valiera la pena tomarlo en serio.
—Eso sería ganancias solamente para ustedes. —aseguró.
André negó, moviendo la cabeza de un lado a otro.
—Al demostrarse que nuestra familia no ha convertido ningún delito, dejaremos de ser una paria. Por consiguiente, los demás verán que La Bratva no cría traidores y volverán a recuperar su confianza en nosotros. —le explicó con detenimiento.
El Boss lo escuchó atentamente, parecía considerar aquello.
—¿Cómo planeas hacer eso?
Mi tío se volteó para mirarme, era mi turno para intervenir. Trate de que mi voz no temblará. Pues este no era precisamente el mejor momento para mostrar debilidad y si queríamos convencer al Boss, debía demostrarle lo que podía obtener.
—Sabemos que estás buscando una esposa y venimos a proponerte un trato. —dije captando de nuevo su atención. Trague saliva antes de pronunciar las siguientes palabras. —Casémonos, tu y yo. —ofrecí.
Debo reconocerle, que Alexey parecía igual de complacido que yo con aquel ofrecimiento. Cuando poso su mirada sobre mí di un paso atrás por instinto. Esta vez parecía que de verdad me observaba, como detallando si yo era material para convertirme en su esposa. Imbécil.
—No eres como las demás mujeres de la Bratva. —afirmó. No parecía querer ofenderme, solo lo dijo como si fuese un hecho a tomar en cuenta.
Igualmente me molesto, así que cuadre los hombros.
—Soy perfectamente consciente de ello. —le respondí de forma mordaz. —Debido a eso, nuestro matrimonio solo será por una cantidad de tiempo limitada. —aclare. Eso si pareció interesarle.
—¿Por cuánto? —preguntó. Andréi respondió en mi lugar.
—Durante un año, será suficiente para convencer al resto. —explicó encogiéndose de hombros. —Luego de eso cada uno podrá seguir por su lado.
Los orbes verdes de Alexey volvieron a posarse sobre mí. Parecía que había algo que no lo terminaba de convencer del todo. Espere pacientemente a que formulara sus dudas, era importante que resolviéramos todos los aspectos generales, ya luego podríamos concentrarnos en los pequeños detalles.
—¿Por qué quieres casarte conmigo? —preguntó.
Allí estaba, la pregunta para la que tanto me había preparado. Tomé una bocanada de aire y compuse una expresión seria en mi rostro. Si quería lograr mi objetivo, debía ser honesta, al menos parcialmente.
—Quiero vengarme de alguien y tu puesto aquí me ayudara a conseguirlo.
Una de las comisuras del Boss se alzó.
—De acuerdo, me casare contigo, Amaranta Ivankova.
Luego de terminar la conversación, que sin duda alguna había sido la más extraña que tenía hasta ahora, el Boss nos ordenó que volviéramos a la fiesta. Acordamos reunirnos con el resto de su familia y los miembros de la hermandad el día de mañana, también teníamos que hablar con su consejero para que redactara el acuerdo. Me llevé una mano por el rostro. El día fue realmente difícil y lo único que realmente quería era dormir unas cuantas horas, tal vez así podía fingir que todo esto no era más que una terrible pesadilla de la cual pronto despertaría. Así se lo hice saber a Andréi. —De acuerdo. —dijo encogiéndose de hombros. —Nos vemos mañana temprano. —Me recordó. Yo asentí y me encaminé hasta la salida. Tenía la mano en el pomo de la puerta, cuando noté una sensación extraña en mi espalda. Alguien me observaba. El primer error que cometí, fue voltearme y a ese le siguieron una lista todavía más grande. Prácticamente choque mi mirada con la de Alexey, que me observaba desde su an
—Por aquí por favor, los están esperando. —La mujer se dio la vuelta esperando que la siguiéramos.No pude detenerme para observar de nuevo la fortaleza. La conocía como la palma de mí mano, pero durante los últimos diez años habían cambiado muchas cosas. Hubiese querido comprobar que esto seguía igual.La esclava nos guió hasta el segundo piso y se detuvo frente a una de las puertas, tocó esta y dentro se escucho un áspero "pase". Entramos y la mujer bajó la cabeza en señal de respeto, ese gesto solo aumentaba mis nervios.—Sus invitados, señor. —anunció para luego retirarse en silencio, cerrando la puerta tras de ella.Enfoqué la vista en la habitación, una sensación de melancólica se instaló en mi estómago. Esta había sido la oficina de mi padre durante mucho tiempo y seguía igual que en los recuerdos de mi memoria. No sabía si estar feliz o entristecida por eso, tal parece que Alexey deseo hacerle cambios.Las paredes eran de color marrón oscuro, casi negro, junto con unas cortin
El resto de la tarde lo pasé encerrada, aburriéndome como una ostra. Se supone que hoy también veríamos al resto de la hermandad y algunos miembros de la familia del Boss, pero me habían dejado aquí. Olvidada de la mano de Dios.Un hermoso crepúsculo se había formado en el cielo cuando por fin decidí salir de la habitación. No era ninguna prisionera y tampoco me habían ordenado quedarme aquí. Así que tome el abrigo con el que venía y saque un gorro negro que empaque por si acaso.Todavía no nos traían nuestras cosas, así que debía solucionar con lo que tenía. Revise mi bolso buscando la última cosa que había traído conmigo. La cámara Nikon me estaba hasta el fondo, la tomé y me la colgué del cuello.Seguramente existía algo en medio de este paisaje invernal que fuese digno de fotografiar. Salí de la alcoba y baje las escaleras de dos en dos, por suerte no me tropecé con nadie que pudiese detenerme u hacer preguntas indecibles. Iba a abrir la puerta a la fortaleza cuando una voz me det
Entre a la casa y subí la escalera de dos en dos, mi corazón latía desbocado y llegar a mi habitación se había convertido en algo imperativo. Mi mente estaba en otro lado, por lo que termine chocando contra una persona. Termine en el piso, al igual que ella.—Pero… ¿Qué te sucede? ¿Acaso no te fijas por dónde vas? —Me gritó la desconocida levantándose del suelo, sacudiéndose la ropa.Observe que tenía el cabello rubio que le caía en ondas por la espalda. Tendría más o menos mi edad, treinta a lo sumo. Iba vestida con un abrigo de color gris y rayas negras, (se veía cálido) del cual sobresalía un vestido negro hasta los muslos y unas medias pantis negros, terminando en unas botas altas de cuero. Era atractiva de una manera en que lo sería una guerrera vikinga. Su rostro tenía forma de corazón y sus ojos eran de un tono verde muy familiar. De hecho, todo en ella me recordaba a alguien, pero no podía ubicar a quién.Abrí la boca para disculparme, pero volvió a interrumpirme.—¿Tienes id
Para cuando baje ya empezaban a servir la cena y todos los ojos se voltearon a la entrada del comedor en donde yo estaba parada. Ignore a la mayoría, pues la única que me interesaba era la del hombre sentado en la cabecera de la mesa.El Boss enarcó una ceja en mi dirección, pero nada más. Fruncí el ceño, decepcionada. Sin embargo, me uní a ellos con tanta dignidad como pude, lamentablemente el único asiento libre estaba a su derecha. Ahí me senté.No entendía qué pasaba. Llevaba el vestido que me regalo (el cual me quedaba como un guante) y los tacones hacían que mis piernas se vieran más estilizadas. Me había tomado el tiempo de maquillarme a consciencia y el cabello plateado lo usaba suelto.¿Qué sentido tenía darme este hermoso vestido si no reaccionaria de ninguna forma?Entonces me di cuenta.Era otro de sus juegos pendejos y yo había caído como una estúpida.El aroma del Boss golpeó inmediatamente contra mis fosas nasales, aguanté la respiración tanto como pude, pero al final m
—Perdona, no sabía que estabas ocupado. Vuelvo en un rato. —afirmé haciendo amago de irme, pero la voz del hombre que acompañaba a Alexey me detuvo.—No tienes que marcharte, siempre es bien recibida la compañía de una dama tan hermosa. —aseguró extendiendo la mano para ofrecerme un lugar a su lado.Pude escuchar cómo Alexey soltó un bufido, pero no dijo ninguna palabra, por lo que supuse que podía quedarme. Sin embargo, lo mire, esperando su confirmación. El Boss asintió. El invitado tenía los mechones de cabellos pelinegros que le llegaba por encima de los hombros. Sus rasgos eran asiáticos y los ojos eran como dos pozos oscuros. No tarde mucho en comprender que era el miembro de la Yakuza del que comentaban ayer durante la cena. Honestamente, no me sorprendía.El Boss me hizo una seña para que me acercará. No tenía ningún interés en llevarle la contraría y menos frente a los socios de mi futuro marido. Era perfectamente capaz de diferenciar que guerras podía librar y en cuáles iz
Poco recuerdo del tiempo en que maquillaron y peinaron, mis memorias están borrosas durante esos momentos. Para cuando volví a la realidad tenía la mano de mi tío sobre la mía y estábamos a punto de comenzar la marcha nupcial por todo el jardín.Habíamos decidido celebrar la boda dentro de la fortaleza para evitarnos problemas con los enemigos del que en unos minutos se convertiría en mi esposo. El invierno estaba en pleno apogeo, por lo que la nieve ya se había endurecido en el suelo.Observe la decoración desde mi lugar dentro del edificio. De haber sido una situación diferente, hubiese admirado la belleza ante mis ojos, Veronika se esmero un montón con todo esto y seguramente no quedó decepcionada con el resultado.El altar estaba conformado por unas ramas de fresno en forma de espiga y se colocaron balcones de madera para los invitados. Detrás podía ver las montañas, comenzaba a atardecer y eso le agregaba un toque misterioso.También hicieron un camino de velas que yo debía recor
No perdí tiempo en hablar con nadie cuando nos estacionamos en la fortaleza. Me bajé rápidamente y corrí subiendo las escaleras de dos en dos. Poco me importaba estar montando una escena que nos dejara en ridículo a ambos.Lo único que quería era esconderme y desaparecer.Era perfectamente conscientemente de que estaba entrando en un ataque de pánico y que probablemente luego el Boss me castigaría por tal falta de respeto. Prácticamente no lo estaba dejando en ridículo frente a su gente.Llegué a mi habitación y cerré la puerta, pasándole el seguro. Sentía que el vestido me asfixiaba así que lleve las manos a mi espalda para desabrocharlo, lo deje caer y al mismo tiempo libere mi cabello del peinado tan elaborado que me hicieron.Solté un gemido de placer al sentir que la melena me caía de nuevo en la espalda. Pasé directamente al baño y abrí el grifo. Me eche agua en el rostro y el cuello para espabilarme. Seguramente había arruinado el maquillaje, pero poco me importaba.Quería huir