—Por aquí por favor, los están esperando. —La mujer se dio la vuelta esperando que la siguiéramos.No pude detenerme para observar de nuevo la fortaleza. La conocía como la palma de mí mano, pero durante los últimos diez años habían cambiado muchas cosas. Hubiese querido comprobar que esto seguía igual.La esclava nos guió hasta el segundo piso y se detuvo frente a una de las puertas, tocó esta y dentro se escucho un áspero "pase". Entramos y la mujer bajó la cabeza en señal de respeto, ese gesto solo aumentaba mis nervios.—Sus invitados, señor. —anunció para luego retirarse en silencio, cerrando la puerta tras de ella.Enfoqué la vista en la habitación, una sensación de melancólica se instaló en mi estómago. Esta había sido la oficina de mi padre durante mucho tiempo y seguía igual que en los recuerdos de mi memoria. No sabía si estar feliz o entristecida por eso, tal parece que Alexey deseo hacerle cambios.Las paredes eran de color marrón oscuro, casi negro, junto con unas cortin
El resto de la tarde lo pasé encerrada, aburriéndome como una ostra. Se supone que hoy también veríamos al resto de la hermandad y algunos miembros de la familia del Boss, pero me habían dejado aquí. Olvidada de la mano de Dios.Un hermoso crepúsculo se había formado en el cielo cuando por fin decidí salir de la habitación. No era ninguna prisionera y tampoco me habían ordenado quedarme aquí. Así que tome el abrigo con el que venía y saque un gorro negro que empaque por si acaso.Todavía no nos traían nuestras cosas, así que debía solucionar con lo que tenía. Revise mi bolso buscando la última cosa que había traído conmigo. La cámara Nikon me estaba hasta el fondo, la tomé y me la colgué del cuello.Seguramente existía algo en medio de este paisaje invernal que fuese digno de fotografiar. Salí de la alcoba y baje las escaleras de dos en dos, por suerte no me tropecé con nadie que pudiese detenerme u hacer preguntas indecibles. Iba a abrir la puerta a la fortaleza cuando una voz me det
Entre a la casa y subí la escalera de dos en dos, mi corazón latía desbocado y llegar a mi habitación se había convertido en algo imperativo. Mi mente estaba en otro lado, por lo que termine chocando contra una persona. Termine en el piso, al igual que ella.—Pero… ¿Qué te sucede? ¿Acaso no te fijas por dónde vas? —Me gritó la desconocida levantándose del suelo, sacudiéndose la ropa.Observe que tenía el cabello rubio que le caía en ondas por la espalda. Tendría más o menos mi edad, treinta a lo sumo. Iba vestida con un abrigo de color gris y rayas negras, (se veía cálido) del cual sobresalía un vestido negro hasta los muslos y unas medias pantis negros, terminando en unas botas altas de cuero. Era atractiva de una manera en que lo sería una guerrera vikinga. Su rostro tenía forma de corazón y sus ojos eran de un tono verde muy familiar. De hecho, todo en ella me recordaba a alguien, pero no podía ubicar a quién.Abrí la boca para disculparme, pero volvió a interrumpirme.—¿Tienes id
Para cuando baje ya empezaban a servir la cena y todos los ojos se voltearon a la entrada del comedor en donde yo estaba parada. Ignore a la mayoría, pues la única que me interesaba era la del hombre sentado en la cabecera de la mesa.El Boss enarcó una ceja en mi dirección, pero nada más. Fruncí el ceño, decepcionada. Sin embargo, me uní a ellos con tanta dignidad como pude, lamentablemente el único asiento libre estaba a su derecha. Ahí me senté.No entendía qué pasaba. Llevaba el vestido que me regalo (el cual me quedaba como un guante) y los tacones hacían que mis piernas se vieran más estilizadas. Me había tomado el tiempo de maquillarme a consciencia y el cabello plateado lo usaba suelto.¿Qué sentido tenía darme este hermoso vestido si no reaccionaria de ninguna forma?Entonces me di cuenta.Era otro de sus juegos pendejos y yo había caído como una estúpida.El aroma del Boss golpeó inmediatamente contra mis fosas nasales, aguanté la respiración tanto como pude, pero al final m
—Perdona, no sabía que estabas ocupado. Vuelvo en un rato. —afirmé haciendo amago de irme, pero la voz del hombre que acompañaba a Alexey me detuvo.—No tienes que marcharte, siempre es bien recibida la compañía de una dama tan hermosa. —aseguró extendiendo la mano para ofrecerme un lugar a su lado.Pude escuchar cómo Alexey soltó un bufido, pero no dijo ninguna palabra, por lo que supuse que podía quedarme. Sin embargo, lo mire, esperando su confirmación. El Boss asintió. El invitado tenía los mechones de cabellos pelinegros que le llegaba por encima de los hombros. Sus rasgos eran asiáticos y los ojos eran como dos pozos oscuros. No tarde mucho en comprender que era el miembro de la Yakuza del que comentaban ayer durante la cena. Honestamente, no me sorprendía.El Boss me hizo una seña para que me acercará. No tenía ningún interés en llevarle la contraría y menos frente a los socios de mi futuro marido. Era perfectamente capaz de diferenciar que guerras podía librar y en cuáles iz
Poco recuerdo del tiempo en que maquillaron y peinaron, mis memorias están borrosas durante esos momentos. Para cuando volví a la realidad tenía la mano de mi tío sobre la mía y estábamos a punto de comenzar la marcha nupcial por todo el jardín.Habíamos decidido celebrar la boda dentro de la fortaleza para evitarnos problemas con los enemigos del que en unos minutos se convertiría en mi esposo. El invierno estaba en pleno apogeo, por lo que la nieve ya se había endurecido en el suelo.Observe la decoración desde mi lugar dentro del edificio. De haber sido una situación diferente, hubiese admirado la belleza ante mis ojos, Veronika se esmero un montón con todo esto y seguramente no quedó decepcionada con el resultado.El altar estaba conformado por unas ramas de fresno en forma de espiga y se colocaron balcones de madera para los invitados. Detrás podía ver las montañas, comenzaba a atardecer y eso le agregaba un toque misterioso.También hicieron un camino de velas que yo debía recor
No perdí tiempo en hablar con nadie cuando nos estacionamos en la fortaleza. Me bajé rápidamente y corrí subiendo las escaleras de dos en dos. Poco me importaba estar montando una escena que nos dejara en ridículo a ambos.Lo único que quería era esconderme y desaparecer.Era perfectamente conscientemente de que estaba entrando en un ataque de pánico y que probablemente luego el Boss me castigaría por tal falta de respeto. Prácticamente no lo estaba dejando en ridículo frente a su gente.Llegué a mi habitación y cerré la puerta, pasándole el seguro. Sentía que el vestido me asfixiaba así que lleve las manos a mi espalda para desabrocharlo, lo deje caer y al mismo tiempo libere mi cabello del peinado tan elaborado que me hicieron.Solté un gemido de placer al sentir que la melena me caía de nuevo en la espalda. Pasé directamente al baño y abrí el grifo. Me eche agua en el rostro y el cuello para espabilarme. Seguramente había arruinado el maquillaje, pero poco me importaba.Quería huir
Creí que la sensación de Alexey masturbándome con un dedo sería suficiente, pero en cuanto comenzó a moverlo comprendí que no sabía nada. Me mordí los labios para no gemir, pero fue inútil, el sonido escapo de mi por sí solo.Cerré los ojos para disfrutar del delicioso placer que me brindaba.—Vente para mí. —susurró mordiéndome el lóbulo de la oreja.Esas palabras fueron suficientes para desatar el orgasmo que me avasallo de pies a cabeza. Mi mente quedó en blanco y lo único que era consciente era de los latidos desbocados de mi propio corazón.Quede con la respiración pesada, desnuda y con el cuerpo bañado por una delicada capa de sudor. Esperaba que Alexey no me echara de sus aposentos, porque entonces no sabría de donde sacar fuerzas para caminar, mis piernas temblaban como gelatinas.—Nunca decepcionas, solenyshka. —dijo dejando un beso en mi coronilla.Le respondí con un gruñido que solo provoco que se riera.Maldito.El Boss se quitó de encima de mí y camino hacía una puerta qu