—Perdona, no sabía que estabas ocupado. Vuelvo en un rato. —afirmé haciendo amago de irme, pero la voz del hombre que acompañaba a Alexey me detuvo.—No tienes que marcharte, siempre es bien recibida la compañía de una dama tan hermosa. —aseguró extendiendo la mano para ofrecerme un lugar a su lado.Pude escuchar cómo Alexey soltó un bufido, pero no dijo ninguna palabra, por lo que supuse que podía quedarme. Sin embargo, lo mire, esperando su confirmación. El Boss asintió. El invitado tenía los mechones de cabellos pelinegros que le llegaba por encima de los hombros. Sus rasgos eran asiáticos y los ojos eran como dos pozos oscuros. No tarde mucho en comprender que era el miembro de la Yakuza del que comentaban ayer durante la cena. Honestamente, no me sorprendía.El Boss me hizo una seña para que me acercará. No tenía ningún interés en llevarle la contraría y menos frente a los socios de mi futuro marido. Era perfectamente capaz de diferenciar que guerras podía librar y en cuáles iz
Poco recuerdo del tiempo en que maquillaron y peinaron, mis memorias están borrosas durante esos momentos. Para cuando volví a la realidad tenía la mano de mi tío sobre la mía y estábamos a punto de comenzar la marcha nupcial por todo el jardín.Habíamos decidido celebrar la boda dentro de la fortaleza para evitarnos problemas con los enemigos del que en unos minutos se convertiría en mi esposo. El invierno estaba en pleno apogeo, por lo que la nieve ya se había endurecido en el suelo.Observe la decoración desde mi lugar dentro del edificio. De haber sido una situación diferente, hubiese admirado la belleza ante mis ojos, Veronika se esmero un montón con todo esto y seguramente no quedó decepcionada con el resultado.El altar estaba conformado por unas ramas de fresno en forma de espiga y se colocaron balcones de madera para los invitados. Detrás podía ver las montañas, comenzaba a atardecer y eso le agregaba un toque misterioso.También hicieron un camino de velas que yo debía recor
No perdí tiempo en hablar con nadie cuando nos estacionamos en la fortaleza. Me bajé rápidamente y corrí subiendo las escaleras de dos en dos. Poco me importaba estar montando una escena que nos dejara en ridículo a ambos.Lo único que quería era esconderme y desaparecer.Era perfectamente conscientemente de que estaba entrando en un ataque de pánico y que probablemente luego el Boss me castigaría por tal falta de respeto. Prácticamente no lo estaba dejando en ridículo frente a su gente.Llegué a mi habitación y cerré la puerta, pasándole el seguro. Sentía que el vestido me asfixiaba así que lleve las manos a mi espalda para desabrocharlo, lo deje caer y al mismo tiempo libere mi cabello del peinado tan elaborado que me hicieron.Solté un gemido de placer al sentir que la melena me caía de nuevo en la espalda. Pasé directamente al baño y abrí el grifo. Me eche agua en el rostro y el cuello para espabilarme. Seguramente había arruinado el maquillaje, pero poco me importaba.Quería huir
Creí que la sensación de Alexey masturbándome con un dedo sería suficiente, pero en cuanto comenzó a moverlo comprendí que no sabía nada. Me mordí los labios para no gemir, pero fue inútil, el sonido escapo de mi por sí solo.Cerré los ojos para disfrutar del delicioso placer que me brindaba.—Vente para mí. —susurró mordiéndome el lóbulo de la oreja.Esas palabras fueron suficientes para desatar el orgasmo que me avasallo de pies a cabeza. Mi mente quedó en blanco y lo único que era consciente era de los latidos desbocados de mi propio corazón.Quede con la respiración pesada, desnuda y con el cuerpo bañado por una delicada capa de sudor. Esperaba que Alexey no me echara de sus aposentos, porque entonces no sabría de donde sacar fuerzas para caminar, mis piernas temblaban como gelatinas.—Nunca decepcionas, solenyshka. —dijo dejando un beso en mi coronilla.Le respondí con un gruñido que solo provoco que se riera.Maldito.El Boss se quitó de encima de mí y camino hacía una puerta qu
El lugar ardía como el mismísimo infierno y no tarde mucho en empezarme a quitar el abrigo y el gorro que traía para poder respirar. El Boss me observó por el rabillo del ojo, pero si algo lo molestaba, se lo guardo para él.Había al menos 50 hombres moviéndose de un lado al otro. Algunos mantenían funcionando las calderas, agregándoles carbón de vez en cuando, sus caras estaban manchadas de negro, mientras que otros se ocupaban de trabajar con la brea.De nuevo me pregunte qué demonios estaba haciendo aquí. Era más que obvio que este no era mi lugar, resaltaba como una margarita entre las rosas. Lo seguí hasta el centro del lugar, la mayoría de los hombres me miraban con curiosidad y unos pocos con hambre. Eso hasta que veían el anillo en mi dedo, entonces hacían como si no existiera.“No tengo ninguna duda de que Alexey les metería un tiro sino se voltean”.—Toda esta zona es enorme. —afirme mirando la estructura.Debíamos estar al menos quince metros bajo tierra y las paredes tenía
Conocía Alexey Volkov y a toda su familia desde niña y la última vez que lo vi tenía dieciséis años. Crecimos juntos debido a la posición que ocupaba su padre en la organización, pero debido a la diferencia de edad nunca fuimos especialmente cercanos.A decir verdad, nos llevábamos como perros y gatos, lo que no había cambiado mucho en estos últimos años. Lamentablemente terminó asistiendo a la misma universidad que mi hermano y ellos si terminaron siendo mejores amigos.Gracias a eso tuve que aguantar durante mi adolescencia la cantidad de problemas en los que se metían y soportar el desfile interminable de mujeres que andaban detrás de ellos, rogando por misero pedazo de su atención.Nadie podía resistirse al underboss y su mejor amigo, y quien se atreviera a hacerlo ya tendría una bala con su nombre y la fecha de muerte. Todo está atención los volvió insoportables, al punto de que ya no soportaba estar a su alrededor, pero siempre terminaba espiándolos a la distancia.Lo confieso,
—¿Cómo sigue mi esposa? —interrogó entonces, tomando asiento en una silla que estaba a un lado de la cama.No me contuve y rodé los ojos. Ya estábamos de nuevo con las pendejadas.—Mejor señor, solo tenía una hipotermia leve. Pero debe permanecer algunos días en cama para recuperarse correctamente. —explicó aún sin levantar la mirada.Me pregunte si Alexey nunca se cansaba de ese nivel de sumisión. Yo llevaba unas cuantas semanas aquí y tanta deferencia estaba a punto de volver loca en cualquier momento. Pero claro, el ego de este hombre no conocía los límites.El Boss no respondió y la doctora supo que esa era su señal para irse. Internamente recé para que se quedara, pero a estas alturas ya debería haber comprendido que nadie le negaba nada. Se retiro, dejándonos solos en la alcoba.Nos sumimos en un silencio incomodo en el que ninguno dijo nada.Afuera ya era de noche, pero había demasiadas nubes como para poder vislumbrar la luna y mucho menos las estrellas. Esperaba que este invi
—Voy a irme todo el fin de semana, tengo unos asuntos que resolver en Moscú. —explicó Alexey observando la hora en su rolex.Enarque una ceja en su dirección, aunque él no podía verme porque estaba de espaldas. Las esclavas terminaron de ayudarme a vestir y se marcharon en silencio.Me recosté en la cama con cuidado, llevaba puesta un pijama de algodón y color rojo con pantalones a cuadros. Mi esposo se dio la vuelta y en su mirada había confusión, como si no pudiese tampoco entender por qué demonios me daba explicaciones.—¿Y yo debo saberlo por…Tal parece que mi sarcasmo no le hizo gracia, pues me fulmino con la mirada y continúo paseando por la habitación como Pedro por su casa. Estaba a punto de decirle que tomara asiento en algún lado, pues verlo dando vueltas me ponía nerviosa.—¿Ya desayunaste? —preguntó devuelta ignorando mi pregunta. Se había parado en frente de la bandeja que me habían traído.Negué con la cabeza y suspire al pensar cómo haría para buscarla.Alexey se quedó