—Contéstame, Alexey Volkov. —sisee enojada con un tono helado. —¿Te viste anoche con esa mujer? ¡Vamos, dime! —grité golpeando el piso con mi zapato. Quería una explicación para lo que estaba pasando. Llevaba a sus hijos en mi vientre, la merecía.El Boss suspiró sobándose la nariz con la mano. Poco me importaba si estaba estresado o demasiado cansado para hablar en este momento. Su “amiguita” no iba a venir a mi casa para insultarme de esa manera. Me quedé en silencio, esperando a que hablara.—Si me vi con ella. —La sangre comenzó a arderme por las venas. —Pero no es lo que crees… Sabes que tengo negocios con que tratar con Violet. —inquirió delicadamente. Avanzó hacía mí e intentó tomarme de las manos, pero no lo permití. ¿Qué se creía?—¡No te atrevas a tocarme! —exigí furiosa, estaba fuera de mí. De tan solo pensar que estuvieron el mismo lugar, que pudo habérsele insinuado. —Ya que no puedes vivir sin su presencia, ¡vete de aquí! —grité una última vez, dándole la espalda me fui
Para mi felicidad, Dominika llegó unos cuantos días después. Los medicamentos habían empezado a hacer efecto y ya me sentía mucho más fuerte. El día de su llegada, prepare de un delicioso almuerzo para los tres. Alexey iría por ella al internado. Todo quedó listo para su retiro e incluso ya teníamos a la que sería su nueva profesora escolar.Me llevó mucho tiempo escogerla. Ninguna de las aspirantes causaba en mí la suficiente confianza como para contratarla, ni siquiera por sus hojas de vida realmente impresionantes. Quería a alguien que protegiese a Dominika al mismo tiempo que la cuidaba. Por suerte, entre las postulantes había una mujer especialista en psicología infantil.Había estudiado en la mejor universidad de Moscú y se especializó en el extranjero. ¿Lo mejor? Era miembro activo en la Bratva, una asesina retirada hace un par de años, eso me aseguraba su completa lealtad para con mi familia. La contrate inmediatamente y comenzaría a trabajar en una semana. No tenía hijos, ni e
—Tendré dos hermanos… —inquirió repitiendo las palabras que ya había dicho. Dominika continuaba en su asiente, sin dejar entrever una sola reacción. Por el rabillo del ojo observe a Alexey quien estaba incluso más tenso que yo. —Dos hermanos… —repitió.—Si, tigritsa. —dijo Alexey esbozando una sonrisa tranquilizadora. —Serán parte de nuestra familia y podrás protegerlos y amarlos. —afirmó acercándose para deslizar la mano por el cabello de nuestra princesa dorada. Lamentablemente esta se alejó de una vez.—¿Puedo retirarme ahora? —preguntó levantándose de la mesa. —Tengo mucho sueño, seguro fue la pasta. —dijo como si eso fuese la mejor excusa. Su mirada continuaba perdida y detestaba ver esa reacción en los ojos de mi hija. ¿En qué estaría pensando ahora?El Boss iba a negarse, pero yo lo detuve antes y le di permiso a Dominika para marcharse. Ella asintió y esbozó una sonrisa en nuestra dirección, para luego perderse en las escaleras hasta el segundo piso. Mis ojos la siguieron dura
—Te promete que siempre estaremos contigo. —susurre sobre sus rizos de oro. —No importa cuantos hijos tengamos, ni qué tanto nos separemos. Tu siempre serás nuestra princesa dorada. —asegure besando su coronilla. —Eres la niña de tu padre y desde que te vi por primera vez robaste mi corazón. Nunca voy a dejarte. —dije separándome.Los ojitos de Dominika estaban empañados por las lágrimas. Sus ojos relucían como dos zafiros, similares a las estrellas en el firmamento. No quería volver a ver esa expresión en su rostro. Me asegurare de que podamos recuperar todo el tiempo perdido y de darle la familia que tanto anhelaba. A partir de ahora ella y sus hermanos eran todo mi mundo.Besé delicadamente sus mejillas y limpié su rostro con un pañito. Ya se veía más tranquila y constantemente observaba mi vientre con interés. Casi suelto una risa al notar su ceño fruncido. Iba a preguntarle qué le causaba tanto conflicto, pero entonces tocaron la puerta. Dominika susurró un suave “pase” y entraro
Fue la mejor noche que he pasado en mucho tiempo. Estar con mi familia no tendría un precio que no estuviese dispuesto a pagar. Luego de terminar con la pintura, Dominika se quedó dormida en mi regazo. La pobre estaba demasiado cansada como para continuar hablando, todas sus energías se habían menguado por completo. Se veía demasiado tierna.Alexey la tomó en brazos y la llevábamos a su habitación. Me encargue de ponerle su pijama y después nos retiramos. Pronto anochecería y el Boss debería marcharse. Detestaba que tuviese que abandonarnos, pero entendía que tenía responsabilidades de las cuales ocuparse. Yo también había estado posponiendo unos asuntos desde hace mucho.—Parece que esto ha salido muy bien. —inquirió sentándose en mi cama. —Al principio creí que las cosas con Dominika serían mucho más complicadas. —admitió desabrochándose la camisa y deslizándola por sus brazos. —¿No vas a venir? —cuestionó al ver mi reacción de sorpresa. Sacudí la cabeza y asentí, fui por algo que p
Después de eso, los encuentros entre Alexey y yo se volvían más frecuentes. Habíamos ideado maneras de complacernos sin tener que utilizar las formas convencionales. Claro que lo seguía extrañando dentro de mí, pero de momento era la única opción viable. Él nos visitaba casi todos los días en el ático, como lo prometió. Dominika era la más feliz de ver a su cada que aparecía. Literalmente saltaba a sus brazos en cuanto lo veía y su semblante se volvía serio cuando no estaba. Por suerte, se acostumbro perfectamente a la nueva maestra. Era una chica inteligente y no le costó nada ponerse al día con todas las actividades. La misma profesora solamente me hablaba bien. En realidad, no me sorprendía, Dominika tenía el carisma que hacía que todos quisieran servirla. Le agrava a cualquiera que la conocía. Eso sería una ventaja a la hora de liderar a la mafia. Sus hombres no dudarían en protegerla, aunque eso significase morir por ella. Además, que lograría arrodillar a sus enemigos, sin impo
—Bueno… El tío Andréi y yo nos hicimos amigos desde que nos conocimos. Es muy divertido, siempre me hace reír hasta que duele la barriga. —explicó Dominika riendo.La mire confundida, ¿Andréi? ¿Divertido? ¿Acaso el mundo se había puesto de cabeza y yo no me di cuenta? Nunca escuche algo tan inverosímil como eso. Sin embargo, ella parecía estar diciendo la verdad, genuinamente convencida de lo que decía. Muy raro.—Incluso dijo que la mayoría de los juguetes que estaban en mi habitación los compro él. También me llama tigritsa, al igual que tu y papá. —dijo bastante orgullosa.Iba a agregar algo, pero en ese momento entraron las sirvientas con los platos de comida. El pastel de zanahoria olía delicioso y venía acompañado con dos vasos de leche. Los ojos de Dominika centellearon emocionados y se apresuro a dejar de lado sus libros.—¡Es mi postre favorito! —gritó mientras una las chicas dejaban su pedazo en frente. “También el mío” pensé, aunque no lo dije. Las esclavas se retiraron ráp
—¡Oh vamos hacía allá! —chilló Dominika emocionada. Prácticamente tomó mi mano y me arrastro hacía el campo de tiro que teníamos en medio del bosque para trabajar.—¿No te gustaría ir a otro lugar? Hay un lago cerca que es bastante hermoso. —inquirí tratando de hacerla cambiar de opinión. Estaba totalmente concentrada en algo.Mijaíl y yo habíamos dejado un par de armas la última vez que vinimos aquí para entrenar. Entre ellas una Makarov, dos rifles de asalto, tres 9mm y unas cuantas granadas. A Dominika casi se le salen los ojos de orbita en cuanto las vio. Sonreía realmente alegre.—Mi entrenador me enseñó a manejarlas hace unos meses. Incluso papá fue a ver mi última práctica. Supongo que quería asegurarse por si mismo de mi progreso. —afirmó.Iba a comentarle algo, pero antes de que pudiese hacerlo descargo el arma y volvió a cargarla, retirándole el seguro. Ella fue más rápida a la hora de dispararle al blanco de tiro que yo evitándolo. El sonido rebotó en todo el lugar, incluso