Devin Becker
Las Vegas
Desperté en mi departamento vacacional en Las Vegas, a dónde siempre llegaba cuando venía por temporadas. Un espantoso dolor de cabeza y el estómago revuelto me despertaron, había estado buena la fiesta anoche, lo peor era que no me podía acordar de nada, ni siquiera cómo había llegado aquí, era una incógnita que no podía resolver.
Me levanté y fui al cuarto de baño a mojarme la cara y el cabello para espabilar, por la luz del sol filtrándose por mi ventana podía ver que era ya alrededor del mediodía. Al salir del baño, me encuentro de frente con una chica muy bella, desnuda, envuelta en una sábana, sentada en la cama, quién al verme de inmediato me habló.
–Hola, buenos días, esposito – Dijo con una risa burlona – Veo que te ha despertado la resaca.
Me impresioné, y miré hacia abajo, estaba completamente desnudo, busqué en uno de los cajones de la cómoda y saqué un bóxer, el cual me coloqué en presencia de la guapa chica. Ella no despegaba los ojos de mí, así que me vestí con lo primero que saqué.
–Buenos días, primero que nada, necesito que me digas ¿Quién rayos eres tú? Lamento ser grosero, pero no me acuerdo de nada de lo sucedido anoche y no me acuerdo de ti.
La miré de arriba abajo y llegué a la conclusión de que esta mujer me había violado. No despegaba los ojos de mi cuerpo, para luego posar sus ojos en los míos. Me lanzó una mirada fulminante, que, si de fuego se hubiera tratado en aquel momento yo, habría muerto calcinado. No podía entender la molestia de esa chica, si yo, jamás la había visto en mi vida y era lógico que le pidiera una explicación, además de lo que era obvio, habíamos pasado la noche juntos.
–Es el colmo que digas que no te acuerdas de mí, después de lo que pasó anoche, fuiste muy creativo, no me sabía muchas de las cosas que hicimos – Bufó enojada – Me llamo Hanna, Hanna Dixon ¿Eso te dice algo?, bueno ahora Hanna Becker.
Ella se levantó enojada de la cama para buscar su ropa, envuelta solo en la sábana, se veía hermosa, con su pelo castaño oscuro, despeinado y alborotado y ese enojo que en ella se veía espectacular. No me decía nada su nombre, pero nada de nada, pareciera que se me borró por completo todo lo que pasó anoche, pero como dijo ella, la habíamos pasado genial.
–Escucha Johanna, es en serio, quisiera acordarme de todo lo que pasó – Dije riéndome un poco – Daría lo que fuera en serio, por recordar todo lo que hicimos aquí, pero no me acuerdo ni de ti, ni de lo que pasó, ni de nada.
Ella se acercó a mí muy enojada, hasta que quedamos frente a frente. Me recriminaba a mí mismo, por no recordar lo que pasó aquí en mi propia cama, viendo la belleza de mujer que era, debió estar más que bueno, pero era la verdad, el alcohol me había inundado la memoria, era una hoja en blanco, por más que me gustaría recordar lo que hicimos nada venía a mi mente.
–No me llamo Johanna, soy Hanna y es el colmo que no te acuerdes ni del nombre de tu esposa. De veras que eres un grosero Devin Becker.
Un momento ¿Había dicho esposa? Que yo recuerde, no estoy casado con nadie. Esta chica sí que estaba borracha todavía para decirme todas esas tonterías sin razón y sin sentido, que, a lo mejor, lo decía para sentirse mejor de todo lo que debimos hacer anoche, quise reírme de su chiste, pero no me salió la carcajada que quería sacar.
–Lo siento Johanna, perdón Hanna ¿Ya lo dije bien? Creo que estás un poco confundida, yo no me he casado contigo, ni con nadie y sea lo que sea que pasó aquí anoche, supongo que la pasamos más que bien ¿O no?
Era lo malo de beber en exceso, que al día siguiente no recordaba nada, y no es que fuera que bebiera a diario, pero era algo que me estaba pasando desde que Vivianne, me había cambiado por un hombre más rico que yo. Pero le demostraría que me iba a volver un súper millonario, aunque tenía dinero de sobra.
–El que está confundido y con Alzheimer eres tú, Devin – Me mostró su dedo con un anillo – Esto que ves aquí, me lo pusiste en mi dedo anoche, en la ceremonia del matrimonio colectivo que hubo en el antro dónde estabas con tu amiguito Daniel ¿O tampoco lo recuerdas a él?
Claro que me acordaba de mi amigo, pero ahora lo que decía está mujer parecía una broma de muy mal gusto. Daniel sabe que yo no quiero casarme, después de lo que me hizo la muy interesada de mi exnovia y él menos que nadie me hubiera permitido hacer aquello, menos en esas locuras del “matrimonio colectivo”.
–Verás Hanna, la pasamos muy bien anoche, creo yo, no obstante, tengo que salir. Me daré un baño y te quedas en tu casa y más tarde, cuando quieras irte, solo le cierras normal a la puerta. – Le dije sutilmente.
Pero lo que quería en realidad era que se fuera del departamento para poder pesar con claridad y ver si me podían llegar esos recuerdos de lo que ella decía que había sucedido. Llamar a Daniel y que me dijera que no había cometido esa locura, tal vez sea una de sus bromas, para que ya dejara de malgastar mis días en solo tomar.
–No Devin, nada que te vas ¿Puedes mirar tu dedo anular? Por favor – Me pidió – Al menos sé un poco más observador.
Miré mi dedo anular muy seguro y ¡horror!, casi me da un infarto. Traía puesto un anillo, igual que el de ella, pero no. Eso no podía ser, yo no me pude haber casado con ella, si no me puedo acordar de nada, pero de nada, esto se tenía que resolver de una manera civilizada, tendríamos que disolver este casamiento.
– ¿Lo ves? Y mira en tu mesa de noche, ahí está la más grande prueba que el confundido, eres tú.
Miré a la mesa de noche y el horror que sentí, se intensificó de tal forma que sentí un mareo tan brusco que tuve que sentarme en la cama. Al leer el documento en el que decía “Certificado de Matrimonio” entre esa chica Hanna y yo, la tierra se empezó a hundir bajo mis pies, esto no tenía una explicación lógica.
–Hanna, explícame ¿Cómo rayos pasó todo esto? Debe ser un error, como te dije no quiero ser grosero, pero yo no te conozco, no me pude haber casado contigo. Esto está de locos.
Devin BeckerLas VegasDije ya un poco desesperado, tenía un certificado de matrimonio con sellos y firmas en mis manos, con nuestros nombres en letras mayúsculas y nuestras firmas, porque reconocí en ese papel que era mi firma, un poco chueca, pero al fin y al cabo, era mi firma.–No hay nada que explicarte, ya lo has leído ahí todo. Nos hemos casado y no hay más y lo siento mucho, pero iré por mis cosas para instalarme aquí, contigo los días que me quedan en Las Vegas, pronto tengo que volver a New York, entraré a un trabajo nuevo allá y tendrás que venir conmigo.No sabía yo de que me había perdido, cómo me quería llevar a New York sin mi consentimiento, aunque no le veía la necesidad, yo vivo en New York, de hecho, solo estaría aquí en Las Vegas por un par de días más.–Qué curioso es todo, yo también soy de New York, pero te equivocas si piensas que voy a volver contigo y que viviremos en pareja de “recién casados” cuando no me acuerdo de ti, ni de cómo llegamos a cometer esa loc
Devin BeckerLas VegasEn qué buen lío te has metido, Devin Becker, pensaba preguntándome eso a mí mismo, sin encontrar una respuesta al tiempo que llamaba a mi amigo Daniel, esperando que ya estuviera levantado y solo, pues si se había ido con alguien no me iba a responder. Pensaba mil cosas, a mil por hora esperando en la línea hasta que, por obra del espíritu santo, mi amigo me contestó.–Ohhh, pero si es el señor Becker – Se burlaba mi amigo – Pensé que estarías de luna de miel.Parecía que Daniel, nunca se iba a tomar nada en serio, claro cómo no le estaba pasando a él, le causaba gracia mi situación. Yo sería el hazmerreír de todos cuando se enteraran, esperaba que esos videos no los haya publicado en ninguna de sus redes sociales, pues eran los que se regaban como la pólvora.–Buenas tardes Daniel – Saludé molesto – Necesito verte urgentemente, ¿Dónde nos vemos?No entiendo por qué, Daniel se largó y me dejó con mi supuesta esposa, esto no tenía que haber pasado ahora. Tengo qu
Devin BeckerLas VegasQuería poner mis manos en el cuello de mi amigo y apretarlas hasta que me dijera con seriedad todo el asunto, me estaba viendo en las condiciones que estaba y seguía con la burla, ya le tenía que bajar a sus bromitas, me estaba sacando de mis casillas.–A ver Danielito, antes que me colmes la paciencia o lo poco que me queda de ella. Vamos paso a paso ¿Quieres?–Sí, mientras con eso se te baje el mal genio. Claro que quiero.–Bien, porque estoy a punto de perder los estribos – Suspiré hondo – En los vídeos que me enviaste, no encontré ninguna de las respuestas a lo que te he preguntado y lo que necesito saber es específicamente ¿Cómo pasó lo del matrimonio colectivo? Y ¿Por qué no me acuerdo de nada?Daniel se me quedó viendo como si me hubieran salido dos cabezas, era más que obvio que ayer estuve fuera de mis cabales, por eso no me acordaba de cuanto había tomado y de las atrocidades que cometí. Bueno de la más grande que cometí.–Lo del matrimonio colectivo,
Hanna BeckerLas VegasHacía un buen rato que Devin se había salido del departamento y lo que era peor que me tocó pedir que fuera ahí mi amiga Susan, para llevarme algo de desayunar, pues el muy desconsiderado de mi “esposo” no me había dejado las llaves del departamento, para en caso de que yo tuviera hambre como era lo más lógico, saliera por algo de comer, porque en su refrigerador no había nada para poder preparar algo.Tomo el teléfono celular y es un milagro que todavía tenga algo de batería, así que busco el nombre de mi amiga, Susan y doy a la tecla de llamado. Suena por espacio de unos cuantos tonos y toma la llamada.–Hola, Susan, amiga, te toca traerme de desayunar, Devin se ha largado y me ha dejado aquí en su departamento y si me salgo no voy a poder entrar.–Hola, Hanna, apenas me voy despertando también, pasaré a llevar el desayuno para las dos.–Consigue lo que sea amiga, ya es tarde, imagínate como está mi estómago. – Dije famélica.–En un momento ya estoy allá, Hann
Hanna BeckerLas Vegas–No me digas – Él metió las manos en sus bolsillos como riéndose de mí – Apenas tenemos pocas horas de habernos casado y ya estás con tus exigencias.–No son exigencias, yo tengo obligaciones allá – Le advertí – No puedo quedarme a perder el tiempo aquí.–Sintiéndolo mucho, querida esposa – Se burló de mí – No me pienso ir hoy, porque Daniel y yo tenemos un compromiso esta noche y lo más que podemos hacer por ustedes dos, es invitarlas.–Lo siento Devin, son muy amables al invitarnos – Agradeció Susan – Pero, la verdad, yo tampoco me puedo quedar, tengo que volver a mi trabajo el lunes.Las dos, bueno, ella volvía a su trabajo y yo entraba a uno nuevo, no me podía dar el lujo de faltar a mi primer día de trabajo. Porque lo más probable era que al día siguiente no me permitieran la entrada y mucho trabajo que me costó conseguirlo.–Muy bien, yo lo que diga Susan lo acepto con agrado – Sonreía Daniel – Buscaré boletos de primera clase para esta misma noche.Devin,
Devin BeckerLas VegasTuve todo el tiempo mientras me bañaba, para pensar las cosas con un poco más de claridad, pues a medida que el alcohol había salido de mi cuerpo, podía pensar un poco mejor en lo que había pasado, ya sabiendo también no solo la versión de Hanna, sino la de Daniel quién era imparcial a esto.Estaba secando mi cuerpo con una toalla, cuando me llené de coraje y entonces lo decidí, que le comunicaría a Hanna, mi decisión, pero antes tenía que hablar con Daniel, teníamos que hacer algo y eso era a la voz de ya, no podía perder más tiempo.–Mi amor – Dijo Hanna con ironía – Susan y yo, necesitaremos ir a nuestro hotel donde estamos instaladas, para recoger nuestras pertenencias antes de volar a New York.Eso sí que no, ellas se podían quedar en su hotel e irse a New York a la hora que quisieran, yo de aquí no me iba a mover.–No hagas planes todavía de que volemos juntos a New York, no cantes victoria Hanna Dixon – Dije tajante – Aún queda algo por hacer y lo haremos
Devin BeckerLas VegasEse cuento se lo podía contar a otro, porque me daba la impresión que esta mujer buscaba algo, y yo había caído redondito en su telaraña.–Muy bien amigo, no se diga más y vámonos entonces. Les aviso a las chicas, que ya nos vamos – Se ofreció Daniel – Si eso no te molesta claro.–Está muy bien, avísales y mientras pido quien alguien nos lleve, somos muchos para irnos en la moto.–Está bien. – Dijo resignado.Llamé a un servicio de transporte privado que llegó, en cuestión de minutos a mi departamento vacacional. Hanna y Susan salieron riendo y felices del departamento, como si ya se hubieran salido con la suya de volver con nosotros hoy en la noche a New York, pero no contaban con lo que yo, estaba por hacer a continuación.Nos subimos al vehículo, los cuatro y cuando le di la dirección al chofer, tanto Hanna como Susan, voltearon a verse con un signo de interrogación en sus caras, se tendrían que aguantar unos minutos más.–Creo que te has equivocado de direcc
Hanna BeckerLas VegasLa molestia de Devin, se podía sentir en el ambiente. Tanto así que, cuando nos subimos al auto, de vuelta. El estaba bufando, sin importarle que estuviera incomodando a todos los que ahí estábamos, eso era de mala educación.–Chicas, ¿En que hotel están hospedadas? – Daniel nos preguntó a Susan y a mí – Les pregunto para ir por sus pertenencias.Era lo que más me estaba preocupando, esta había sido una perdedera de tiempo, pues el sitio quedaba lejos y nos estábamos retrasando para el acomodo de nuestras cosas.–Estamos hospedadas en el Planet Hollywood – Respondí – Debemos ir rápido o nos sacarán las cosas de la habitación.Si no hubiera sido por este desvío, ya estuviéramos saliendo del hotel, pero no se le podía decir nada al señorito, venía con cara de mírame, no me toques, venía con cara de Grinch. –Es cierto – Susan miró el reloj – Estamos a menos de dos horas que se venza el tiempo de la habitación.Me tenía que aguantar las ganas de decirle sus cosas