Hanna BeckerLas Vegas–Huy, que fuerte – Se reía Daniel – Yo les ayudo chicas, si no cabe en sus maletas Devin y yo, bajaremos a comprar unas. Debe haber tiendas aquí en el hotel.–No te molestes Danielito – Susan lo abrazó – Eres tan lindo, pero si cabrán en nuestras maletas, si ustedes nos ayudan claro que, será más fácil.Daniel empezó a ayudar a Susan a meter las cosas en las maletas, Devin muy molesto y todo tuvo que, ayudarme a mí con la pena. Si quería que nos fuéramos, y no perdiéramos el vuelo, más le valía cooperar. Cuando terminamos de empacar todo, bajamos todos juntos a recepción, Devin y Daniel tuvieron que cargar las cosas de Susan y mías.–Buenas tardes, venimos a entregar la llave de nuestra habitación – Dije al chico de recepción – Es la habitación 322.–Buenas tardes señoritas, muchas gracias – Respondió – Espero que hayan disfrutado de su estancia con nosotros.–Claro que sí, nos la hemos pasado increíble, esperamos volver pronto – Dijo Susan.A Susan, le gustaba
Devin BeckerLas VegasAfortunadamente casi no estuvimos en la sala de espera, por el retraso que “mi esposa” y Susan nos ocasionaron. Yo seguía con mi cara de molestia y apenas nos íbamos a montar en el avión, cuando recibí una video llamada de mi madre, quién estaba más que encolerizada, sus ojos me miraban con enfado.–Hola Devin, ¿Cómo te va en Las Vegas, hijo? – Preguntó ella – Supe que te andas divirtiendo de lo lindo, tanto que hasta me han enviado unos videos, unos amigos tuyos.La gente que no podía dejar pasar las cosas, ya mi madre se había enterado de mi boda y todo lo que había sucedido.–Hola mamá, escucha ya pronto te veré en New York – Respondí – Porque, ahora estoy por abordar un vuelo para salir para allá.Si se podía dar cuenta yo estaba regresando dos días antes, le podía dar gracias a su “nuera” de que pronto nos vería las caras.–Apenas aterrices acá, quiero verte hijo, a ti y a tu esposa – Dijo mi madre dejándome perplejo – Y no te hagas tonto, que sé de todas l
Devin BeckerLas VegasEra desordenada, irreverente y muy altanera ¿Qué jefe en su sano juicio quisiera a una empleada cómo ella? Pero bueno, ya me había dado sueño y me dormí, con la última visión de ella, leyendo un libro y oyendo música, una vez que ya estábamos en el aire.–Devin, Devil, mi demonio –Soñaba que Hanna me decía tonterías –Despierta, que ya vamos a bajar del avión o además de todo ¿quieres que te llame también holgazán?Escuché de fondo las risas de mi amigo Daniel. Lo que indicaba que no soñaba, que había dormido todo el vuelo de Las Vegas a New York y que ya habíamos llegado y ni cuenta me había dado.–Vamos arriba, Devin –Daniel me quitó el cinturón de seguridad –Te pegó dura la trasnochada, ya están viejos los pastores.–Deja de reírte también tú– Reclamé a mi amigo –Según ustedes, es pecado ya hasta quedarse dormido.–Sí lo es – Hanna, de nuevo – A Susan y a mí, nos urge bajar del avión para recoger nuestro equipaje.–Ohh, pobres de ustedes, a lo mejor ya se han
Hanna BeckerNew YorkCuando ya teníamos todo nuestro equipaje con nosotras, Daniel amablemente había tomado un taxi de los del aeropuerto, al que subimos encantadas Susan y yo, hasta el mismo Daniel estaba contento y sobraba decir quién no lo estaba. Tan guapo que estaba mi marido, pero ese pésimo carácter del que era poseedor, no le ayudaban para nada y yo, no me iba a amargar la vida. Ya me había propuesto domarle ese carácter y eso haría.–Chicos, Susan y yo tenemos que ir a nuestro departamento, yo tengo que dormir hoy ahí al menos, unas ocho horas de corrido, tengo muchas cosas que hacer antes de mi primer día de trabajo – Dije orgullosa – Espero que eso no te moleste, amorcito.–Por mi no hay problema – Dijo un Daniel sonriente – Sirve que veo, dónde vive Susan.–Claro para cuando quieras ir, Dany – Susan le sonreía con coquetería – Pero bueno ya vámonos que yo también tengo que arreglar cosas para trabajar mañana.Nos subimos todos al taxi del aeropuerto, Devin iba sumido en e
Hanna BeckerNew YorkNo pensaba regalarle uno de mis besos, que sabía que, aunque lo negara le encantaban los míos, después de todas las tonterías que ha dicho.–Entraré a trabajar, a dónde no te importa – Le susurré al oído – Pero ya que insistes tanto en saberlo. Te propongo algo, quédate a dormir esta noche aquí y mañana temprano me llevas a mi nuevo empleo ¿Aceptas?–Siempre te has de salir con la tuya, no sé cómo es que puedes vivir así Hanna en serio, eres un misterio para mí.–Así llegas a conocer mejor a las personas, desnudando cada una de sus capas. Sí realmente quieres conocerme, no te soltaré de golpe todo de mí, te tocará a ti irlo descubriendo, además así es todo más emocionante.–Para todo tienes una respuesta y eso me desespera ¿Por qué haces todo tan difícil? No es tan malo que me respondas una simple pregunta y eres una egoísta. Mi amiga Chloe se quedó plantada por cumplir tu berrinche de llegar a New York hoy, porque mañana tienes que ir a tu trabajo nuevo. Lo meno
Devin BeckerNew YorkCuando vi a Hanna ahí, en el estudio me poseí de coraje. Esto sí que era mala suerte, ella sonreía con una sonrisa triunfal como si se hubiera salido al fin con la suya. La dejé de pie ahí en el pasillo y caminé de prisa para hablar con el jefe de departamento de recursos humanos, esto se podía estar tratando de una broma de parte de Hanna.–Hola buenos días, Arthur – Lo saludé – Lamento interrumpir tu desayuno, necesito que me des una información.Tenía que salir de una vez por todas de esta duda, no se me hacía justo que Hanna, empezara a trabajar para mí, estando nuestras vidas, en un completo desorden. De resultar esto verdad, el destino se debía estar dando la divertida de su vida.–Buenos días señor Becker – Respondió – No hay problema con eso, pase por favor.Entré al área de recursos humanos y esperaba sinceramente que Arthur, me sacara de la duda sobre Hanna. Yo iba a ser su jefe directo, pero ella jamás se había entrevistado conmigo y menos la había con
Devin BeckerNew YorkEra el tema que precisamente no quería tocar, es más, era el tema del que me hubiera dado gusto no poder hablarlo con nadie, pero mamá estaba de curiosa, como lo había dicho ella misma.–Ya que estás pidiendo explicaciones madre, yo con gusto te las daré después que tú me las des a mí – Respondí – Necesito saber ¿Por qué me contrataste una asistente, sin consultarme? Yo tenía mi propia selección.Bueno la verdad había tenido la intención de hacer una convocatoria y ser yo mismo, el entrevistador de las postulantes, pues el que iba a trabajar con ella era yo, no mi mamá.–Devin, creo que ahorita no estás para pedirme explicaciones. Además, no conoces a la Arquitecta que contraté, es una mujer súper preparada y que salió con un promedio sobresaliente de la Universidad de New York, además ha trabajado en varios estudios y está muy bien recomendada – Presumía mi madre – Ya debe de estar por llegar y ya la conocerás, seguro que te va a caer bien y que harán una dupla
Hanna BeckerNew YorkDespués que terminé mis trámites de ingreso a la empresa en recursos humanos, tomé el ascensor para subir al piso en el que trabajaría, al mando de Devin. Todavía no podía creer cómo era que la vida y el destino se habían empeñado en que coincidiéramos en Las Vegas para casarnos y luego al volver aquí a New York, enterarnos que seríamos jefe y asistente.Yo no soy como Susan, fiel creyente del destino, pero esto definitivamente desafiaba muchas cosas de ver la vida, al menos en mi persona, es como si fuera cosa de otro universo, como una cosa fuera de este mundo.–Buenos días, ¿Puedo pasar? – Pregunté a Devin – Ya soy formalmente a partir de ahora, parte de la empresa y claro tu asistente querido esposo. Ahora dime ¿Dónde me puedo instalar?Yo venía con toda la buena actitud del mundo, venía a trabajar no me iba a dejar influenciar por su mal carácter, me imaginaba que era de los que se levantaba con el pie izquierdo todos los lunes.–Buenos días, Hanna – Dijo mo