Episodio 6

Salí del edificio acompañada por el imbécil desposa borrachas, mis pies iban lo más rápido que podían en este momento.

— Cariño, no tan rápido —me sujetó del brazo haciendo que detenga mi caminata—.

— Primero, no me llames cariño, y dos, sólo quiero alejarme de ti —me solté—. Me he metido en un gran problema gracias a ti.

— Hey, tranquilízate un poco, Grace.

¿Por qué sentía que ya había pasado por esto?

— ¿Cómo puedes si quiera pedirme que me tranquilice? Puedo ir a la cárcel y a parte pagar una deuda de ¡Ni siquiera tengo dinero!

— Amor —me tomó de ambos brazos—. Trata de relajarte un poco, vamos a hacerlo bien, ¿de acuerdo? Podemos fingir por dos meses, te prometo que todo va a salir excelente, conseguiré lo que quiero, nos divorciaremos y hasta te pagaré por tus servicios. 

Sentí náuseas al escuchar la última parte, mi mente empezaba a sentirse sucia.

Eso era esto ¿Un servicio?

— No —dije—. Tú tendrás que hacer algo por mí si quieres que todo esto salga bien.

— Lo que sea necesario.

— Estuve investigándote.

— Eso ya lo sé —rodó los ojos—. Vi tu computadora cuando estuve en tu departamento.

— ¡Sh! Bien, sé que tienes una empresa de construcción, así que necesito que nos des trabajo a mi mejor amiga y a mí allí, ambas estamos estudiando arquitectura así que sé que podremos hacerlo bien además de que ningún otro lugar nos recibe.

— Así será, las puedo incluir en el programa de diseño como pasantes.

— Pero debes pagarnos.

— Claro cariño, no creas que trabajarás gratis para mí.

— Tampoco quiero que tengas gestos especiales por nosotras, queremos que nos pagues como a cualquier otro empleado ¿Bien?

— Lo prometo —alzó la mano—.

Suspiré un poco cansada, sentía que me estaba aprovechando de la situación pero si lo veíamos por otro lado, el que se había aprovechado primero había sido Clarke así que no creo que afecte en mucho.

Por un momento fijé mi vista en los taxis estacionados frente al edificio, las personas que caminaban a nuestro al rededor tan tranquilas viviendo sus vidas normales, las envidiaba en este momento.

— Creo que tengo que —empecé a hablar—.

De un momento a otro los rosados labios de él estaban sobre los míos, abrí mis ojos sorprendida e intenté alejarme haciendo de esto una misión fallida cuando él me tomó por la cintura pegándome a él. Sus labios se movieron demandantes sobre los míos exigiendo una pronta respuesta de mi parte, que no tarde de dar, empecé a mover mis labios lentamente, su lengua delineó mi labio inferior haciendo mi cuerpo temblar. Este hombre sabía cómo besar y hacer que una mujer caiga a sus pies. Sus manos acariciaron mi cintura y las bajó hasta el final de mi columna, como dándome una  pequeña prueba de que podía ir más allá y por un momento deseé que así fuera.

Sentí sus dientes aferrarse a mi labio inferior y tirar de él haciendo que salga un pequeño gemido de mi garganta, dando así por finalizado nuestro beso.

Nuestro primer beso.

El primer beso en el que estuve consciente.

— Irme —continué—.

— Schmidt nos está viendo —sonrió sobre mis labios—.

Y en un instante la burbuja se rompió devolviéndome a la realidad.

M****a.

— Conseguiste lo que querías, ahora me tengo que ir, adiós.

Subí al primer taxi que vi y me alejé de ahí dando una última mirada a su cara de confusión.

Cerré mis ojos analizando la situación, me había metido en algo muy difícil, estaba contra la espada y la pared.

Había algo que me preocupaba más que el dinero o la cárcel, tenía miedo de perderme a mi misma, siempre he sabido que soy muy débil y no creo que pueda resistir estar con este hombre por más tiempo, no sólo por el hecho de que no lo soportaba sino porque sospechaba que él podía conseguir meterse en mi interior, en mi mente e incluso más allá y en esta relación en la que el tiempo sería nuestro detonante no había cabida para sentimientos errados.

Suspiré por milésima vez en lo que había pasado del día, mi corazón tenía que volverse de piedra con él, no podía dejar que logre ablandarme, era por mi bien.

Divisé el edificio donde vivía cuando por fin llegamos, y me bajé caminando hacia allá. Miré la hora, casi eran las seis de la tarde

— ¡Graceeee! —Jane corrió hacia mi a abrazarme a penas entré al departamento, aún era hora de almuerzo—. ¿Cómo te fue? ¿Aceptó el trato?

— Sí, supongo que me fue bien y pues si  ¡Ya tenemos trabajo!

Chilló de la emoción.

— Eso es genial ¿Cuándo empezamos? Y lo más importante, ¿cuánto nos van a pagar ?

Fruncí los labios, ni siquiera había preguntado eso antes de irme, todo por dejarme llevar.

— Aún no lo sé Jane, pronto nos dirán todo

— Bueno, bueno, ven, ya no te estreso con el tema, hice el almuerzo, seguro tienes hambre

Mi estómago rugió en respuesta.

— Al parecer eso es un sí —se ríe mientras pone la comida en un plato—. Grace, hoy saldré con Tom.

— ¿Quién es Tom? —pregunté confundida—.

— ¡El chico de las Vegas!

— Lo siento, no me habías dicho su nombre —sonreí luego de que pusiera el plato frente a mi—.

Mmm, pasta.

— Cómo pude olvidar la parte más importante.

— Lo mismo me pregunto yo. Auch —dije al quemarme la lengua—.

— Despacio tigre, está caliente.

— Gracias por avisar —dije con sarcasmo—.

— De nada, como decía, vamos a tener una cena romántica bajo las estrellas.

Rodé los ojos.

— Eso es demasiado cursi.

— Es perfecto.

— Sólo intenta no darme sobrinos aún ¿entendido?

— No prometo nada

— Oh m****a —dije cuando vi la hora en mi reloj, ya teníamos que entrar al salón—. Debemos correr ya es tarde.

— Tarde para llegar temprano ¿no?

Giré mi cabeza para verla caminar tras de mí. Gran error.

Choqué contra algo duro justo antes de emprender mi camino hacia las baldosas blanca. El trayecto fue interrumpido por unas manos que sostuvieron mi cintura.

— ¡Hey! Ten cuidado princesa.

Abrí mis ojos para encontrarme de frente a unos ojos verdes casi grises mirándome de manera burlona, noté unas pequeñas pecas al rededor de su nariz, señal de que estaba muy cerca de aquel guapo y castaño chico.

— Eh ¿Puedes soltarme?

— Podría hacerlo, pero besarías el suelo en cuestión de un segundo, y prefiero que reserves esos labios para mí —me ayudó a ponerme de pie nuevamente—.

— Gracias, pero yo preferiría que no toquen nada por un tiempo.

Especialmente porque aún tenía la sensación de estar besando a Clarke.

Negué rápidamente, no podía ser así.

— Grace, ahora sí se hace tarde —interrumpió Jane—.

— Grace Lindo nombre, yo soy Logan Ellis —me guiñó el ojo—. Las veo luego, chicas.

Pasó a mi lado para entrar a la cafetería mientras sentía como Jane apretaba mi brazo sacándome de mi ensoñación.

— Ese hombre estaba como quería, pero debemos ir a clase de dibujo técnico antes que el profesor German no nos deje entrar.

— Si, tienes razón.

En ambas cosas.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo