Miré las nubes negras realmente frustrada, mi suerte hoy iba de mal en peor. La lluvia había empezado a caer de manera incesante, las palmeras estaban a punto de ser arrancadas de raíz por el fuerte viento y las olas del mar estaban realmente alborotadas. Una tormenta se había acercado impidiendo que James pudiese ir a casa, mejor dicho, mi mamá impidió que se vaya, por mí no había problema.— Ya casi son las 6 de la tarde, cariño, es demasiado tarde y además el clima no es el mejor para que viajes, quédate.— No creo que sea lo mejor -—James me lanzó una mirada rápida, él sabía que esto no me agradaba en lo absoluto—.— No dejaré que te vayas en estas condiciones ¿bien?Sin más que decir él asintió aceptando la propuesta.— Dormirás en la habitación de Grace.— ¿Disculpa?Mi hermano y yo nos miramos fastidiados luego de decir la palabra al unísono. No, yo no iba a dormir con aquel dios griego, era demasiado para mi.— Bueno, no tengo esperanza de que sigas siendo virgen — habló mamá—
Las parpadeantes luces de colores brillantes y el volumen alto de la música que retumbaba en las paredes de aquel club incitaban a todos los que adentro se encontraban a mover sus cuerpos, frotándose, saltando y cantando. Unos más ebrios que otros danzaban sobre la barra, quitándose la ropa, otros estaban en una esquina teniendo relaciones sexuales con ropa como si no hubiese hoteles en esta ciudad. El olor del cigarrillo y otras drogas que no reconocía impregnaba todo el lugar.Sí, la hermosa y perversa ciudad de Las Vegas.— Vamos Grace, que hoy es nuestro día.Seguí a Jane -mi mejor amiga- que se abría camino entre los cuerpos sudorosos, algunos aprovechándose y tocando más de la cuenta pues girarme a encararlos era prácticamente imposible cuando no sabía quién pudo haber sido. Cuando por fin pude llegar a la barra, Jane ya tenía en su poder dos vasos de no sé qué sustancia.— Brindemos cariño porque por fin nos graduamos y además porque —alzó su vaso— lo que pasa en las Vegas— Se
Un mes después, todo había regresado a la normalidad en lo que cabía, obviamente. Jane y yo nos mudamos a Westwood para estudiar arquitectura en la Universidad de California, y alquilamos un departamento pequeño pero no muy lejos de la universidad.Tratábamos de conseguir trabajos de medio tiempo pero ningún lugar nos aceptaba, sin embargo las cosas iban relativamente bien, no había vuelto a saber sobre el "imbécil rompe himen" cómo decidí llamarlo y esperaba que así fuera por un muy largo rato."Booty" empezó a sonar trayéndome a la realidad nuevamente, reconociendo ante mis ojos el campus de la universidad.Jane miró mi celular curiosa.— ¿Hola? —contesté—.— Buenas tardes ¿Hablo con la señorita Grace Davis?— Sí, soy yo— Reciba un saludo cordial del departamento de inmigración de los Estados Unidos de Norteamérica, el motivo de nuestra llamada es para informarle que necesitamos que se haga presente en las oficinas de Los Ángeles el día viernes a las tres de la tarde.— ¿Qué? Pero,
— A ver si entendí Tú Eres un inmigrante ilegal— ¡No!— ¿Entonces?Recosté mi cabeza sobre la fría mesa tratando de ubicarme en tiempo y espacio.Luego de verlo había colapsado, sin duda la situación era un poco exagerada pero gracias al cielo el señor Schmidt pudo sostenerme a tiempo, en sus brazos pude abrir mis ojos pero aún la debilidad amenazaba con llevarme, así que decidieron que sería mejor que el imbécil guapo me llevara a la cafetería para que pudiera ingerir algo dulce y me recupere.— Escucha, tienes que ayudarme.— ¿Y yo por qué? —dije acomodándome en mi lugar y fijando mis ojos en los suyos—.Su mirada bajó a mi pecho y se relamió los labios.— Porque eres mi esposa.— No soy tu esposa —fruncí mis cejas y me di cuenta qué era lo que observaba con tanto deleite—. ¡Y deja de verme los senos, maldito pervertido! —abroché nuevamente el botón—.— ¡Si lo eres! —gritó en susurros, como si eso fuese posible—. Te lo dije aquel día cuando saliste corriendo de mi habitación; y es
— ¿Por qué?— He vendido el edificio, yo ya estoy muy viejo para estas cosas, así que sólo tomaré el dinero y me iré en unas vacaciones muy largas con mi Margie; el nuevo dueño quiere construir un edificio mucho más moderno.Hice una mueca, el edificio no era muy nuevo pero tampoco se caía a pedazos, a veces.Pese a esto era lo suficiente para poder vivir, además de que era el único lugar dentro de nuestras posibilidades económicas, nuestros ahorros de la adolescencia sólo nos alcanzarían para otro mes más en otro lugar. Habíamos intentado buscar trabajo y la respuesta simplemente no llegaba.— Lo siento chicas, sólo tienen hasta el fin de mes para desalojar éste lugar, fue un gusto conocerlas.— Igualmente Bill.Luego de un abrazo de despedida llevamos al señor Peterson hasta la salida.— ¿Qué vamos a hacer Grace?— Pues empacar y buscar otro lugar.— No tenemos dinero.— Tenemos que conseguir un trabajo.— Lo hemos intentado por un mes entero y ningún lugar nos acepta.Luego de un s
Mientras entraba nuevamente al gran edificio no pude evitar recordar aquella clase de ciencias naturales donde nos enseñaron las relaciones entre dos individuos, pensé en el imbécil desposa borrachas y en mí como una relación de simbiosis donde cada uno hacía algo que nos beneficiaba a ambos.Tomé las escaleras para alargar mi camino, las ganas de dar marcha atrás aumentaban con cada peldaño que subía pero comencé a recordar por qué estaba aquí para darme ánimos.— Vamos Grace, necesitamos el dinero, serán sólo dos meses.Repetí aquella frase de Jane cómo un mantra hasta que llegué a la puerta del despacho del señor Schmidt.Alcé mi mano aún indecisa.Tú puedes hacerlo Grace.Sólo entras y finges mirarlo con amor.Sólo serán dos meses y podrás divorciarte.Suspiré para finalmente tocar la madera. La puerta se abrió mostrándome nuevamente al señor Schmidt, esta vez pude notar lo apuesto que era, seguramente debió ser un rompecorazones durante tu juventud.— Señorita Davis, la estábamos
Salí del edificio acompañada por el imbécil desposa borrachas, mis pies iban lo más rápido que podían en este momento.— Cariño, no tan rápido —me sujetó del brazo haciendo que detenga mi caminata—.— Primero, no me llames cariño, y dos, sólo quiero alejarme de ti —me solté—. Me he metido en un gran problema gracias a ti.— Hey, tranquilízate un poco, Grace.¿Por qué sentía que ya había pasado por esto?— ¿Cómo puedes si quiera pedirme que me tranquilice? Puedo ir a la cárcel y a parte pagar una deuda de ¡Ni siquiera tengo dinero!— Amor —me tomó de ambos brazos—. Trata de relajarte un poco, vamos a hacerlo bien, ¿de acuerdo? Podemos fingir por dos meses, te prometo que todo va a salir excelente, conseguiré lo que quiero, nos divorciaremos y hasta te pagaré por tus servicios. Sentí náuseas al escuchar la última parte, mi mente empezaba a sentirse sucia.Eso era esto ¿Un servicio?— No —dije—. Tú tendrás que hacer algo por mí si quieres que todo esto salga bien.— Lo que sea necesario
El viernes había llegado más rápido de lo que había creído y por un lado estaba agradecida de que así fuera, había tenido una semana muy pesada, el tema del matrimonio falso, la búsqueda de otro lugar para vivir, la mudanza y la universidad me había dejado muy agotada y lo único que necesitaba era ir a la playa, extrañaba vivir en Long Beach con mi familia y ver el atardecer sentada en mi roca favorita o leer un libro con la brisa del mar en mi rostro.Un golpe en mi cabeza me hizo reaccionar. ¡Auch!El balón de volley cayó al piso marcando punto para el equipo contrario, estábamos empate.- Señorita Davis, ponga más atención al partido por favor.- Sí, sí, lo siento.Apoyé mis manos en las rodillas intentando concentrarme en el balón que rebotaba entre mano y mano. Había tomado el curso de voleibol porque me recordaba viejos tiempos en la playa.Aproveché el pase alto que me dió mi compañera y rematé al equipo contrario enviando el balón directo a tocar el piso.- ¡Bien, Grace! -me