CAPÍTULO 154: LO ARRUINÉRicardo¡Maldit4 sea! Y mil veces ¡maldición!No debí decir eso, sé que dije una estupidez, pero no pude controlarme. Ella no entiende la presión que esto significa sobre mí y ahora creerá una idea equivocada.Es verdad que nunca me consideré un buen padre, aunque hubo una época en la que llegué a imaginarlo cuando me casé con Débora, sin embargo, después de divorciarme de ella nunca pensé que ser padre estuviera destinado para mí.Todo eso ha cambiado desde que me enamoré de Isabella, no obstante… todavía no estoy seguro sobre eso.—Isabella, no es eso, por favor déjame…—No —me interrumpe levantando la mano—. No intentes explicarlo porque ya lo has dicho.—Mujer, por favor. Solo me refiero al hijo de Débora, ese niño no es mi hijo y no… —Las palabras se quedan atrapadas en mi garganta, no sé cómo explicar lo que siento sin hundirme más.Me doy cuenta de que lo que estoy diciendo no está aclarando nada.—¿No, qué? Mencionaste a los dos. Dijiste “dos niños que
CAPÍTULO 155: CONSEJOSMientras conduzco, intento calmarme, pero las palabras de Isabella siguen retumbando en mi cabeza. ¿Cómo pude dejar que las cosas llegaran a este punto? ¿Ahora cómo carajos le explico que sí quiero a Jake?No me importa que él no sea mi hijo, es una parte de ella y con eso me basta, pero no voy a negar que ser padre es una responsabilidad que no imaginé.Llegar a casa de Cristhian me trae algo de alivio, aunque sé que las respuestas no están aquí. Estaciono el auto y me quedo unos segundos ahí, intentando controlar mi frustración. Golpeo el volante con ambas manos, liberando al menos una fracción de todo lo que siento.Al final, bajo del auto y me acerco a la puerta. No sé si esta conversación con Cristhian cambiará algo, pero por ahora es el único lugar al que puedo ir sin sentirme completamente perdido.Toco el timbre y él me abre casi unos segundos después, como si hubiera estado en la puerta esperando.—Ah, eres tú —dice con un dejo de decepción.—No soy qui
CAPÍTULO 156: TE PERTENEZCOMe quedo como una estatua, inmóvil, incapaz de procesar del todo lo que está sucediendo. Mis emociones están enredadas entre la furia y el amor que siento por él. Ricardo me mira con ojos suplicantes y vulnerables; y aunque sus palabras me hirieron profundamente en la casa de Valverde, aquí está, mostrando una parte de sí que pocas veces me deja ver. Una parte rota, arrepentida.A pesar de todo, verlo así me desarma.—Yo también te amo —susurro, casi sin darme cuenta—, pero tengo que pensar muchas cosas ahora.Es como si mis palabras fueran un golpe directo a su pecho. Ricardo deja caer los brazos, su expresión refleja el dolor de alguien que teme haberlo perdido todo.—Perdóname —murmura—, no quise decir eso, te juro que no. Entré en pánico, no sabía qué hacer, cómo reaccionar.Se deja caer sobre la cama a mi lado, sus ojos están apagados por la culpa.—Nunca quise presionarte con esto, Ricardo —digo con dificultad, luchando contra el nudo en mi garganta—.
CAPÍTULO ESPECIAL IIRebecca1 semana después…Mi celular repica en mi mano, ni siquiera dejo que suene dos veces cuando ya estoy contestando.—¿Torres? ¿Tienes noticias?—Sí, la audiencia será mañana. Debes tener un ángel de la guarda por ahí que te quiere mucho, porque no sé cómo ese juez lo autorizó.—¡Ah! ¿En serio? ¡Gracias! ¡Gracias! —le grito por el altavoz.—No me agradezcas a mí, no sé quién movió las influencias.Cuelgo la llamada mientras mi corazón brinca de alegría en mi pecho. Mañana recuperaré a mi hijo, estoy segura. Hemos preparado un caso sólido y esas… personas, no podrán apartarme de mi hijo.De inmediato llamo a Isabella, necesito que ella esté a mi lado.—Isa, mañana es el gran día —digo rápidamente cuando contesta—. ¿Vamos al juzgado?, necesito tu apoyo.—Claro que sí, Becca. Voy a estar a tu lado. A primera hora estaré allí.Su voz calmada me reconforta, aunque mi pecho sigue latiendo con fuerza. Después de eso le aviso también a Lucía. Casi no puedo dormir en
CAPÍTULO ESPECIAL IIIRebeccaEl aire en la sala del tribunal se siente espeso, como si todos estuviéramos conteniendo la respiración. Siento un nudo en el estómago, y por un momento creo que me voy a desmoronar justo aquí, delante de todos.—¿Quién es usted y qué hace interrumpiendo esta audiencia? —exige el juez, visiblemente irritado.La mujer no titubea. Su presencia es imponente, y su tono es firme cuando responde:—Soy Jasmine Taylor, abogada del tribunal de justicia. Y traigo una orden que exige su retiro inmediato de este caso, su señoría.El juez se endereza, claramente sorprendido, pero su arrogancia no disminuye.—¿Qué clase de broma es esta? —protesta el juez, su voz ahora más alta y llena de incredulidad—. ¡Usted no tiene autoridad para sacarme de aquí!Jasmine mantiene la calma mientras saca un documento de su portafolio y lo entrega al secretario del juez, quien lo toma y lo revisa con rapidez. El juez, ya rojo de rabia, no espera a que el secretario termine y toma el p
CAPÍTULO 157: UNA FAMILIA PARA JOHNSiento que por fin las cosas se están encaminando por donde deben estar. Por un momento temí que Becca perdería a su hijo para siempre, pero ni yo me esperaba ver llegar a Cristhian y a Ricardo con la artillería pesada. Sabía que estaban tramando algo, porque toda la semana pasada estuvieron reuniéndose, pero Ricardo le guardó el secreto, imagino que para sorprender a Becca en el último momento.Ahora la veo irse en el auto con Cristhian y realmente deseo que esos dos resuelvan sus problemas y sean felices. Ella merece un buen hombre, aunque todavía queda la duda de lo que sucedió con Leona, Ricardo me explicó lo que ocurrió, no obstante, no soy yo quien debe creerle, sino ella.Siento las manos de Ricardo sobre mis hombros y mi cuerpo se estremece.—Vamos a casa, mi reina —susurra en mi oído.Giro sobre mis talones y le miro con una gran sonrisa. Él me devuelve el gesto y me besa suavemente acariciando mi mejilla.La semana con John y Jake no fue t
CAPÍTULO 158: PONIENDO A LA VÍBORA EN SU LUGARAl llegar al hospital psiquiátrico, el ambiente es lúgubre y pesado. Las paredes tienen ese tono blanquecino, desgastado, que siempre te recuerda que el tiempo aquí pasa diferente, más lento. Ricardo aparca el auto, y ambos permanecemos en silencio durante unos segundos. Puedo sentir su tensión; no es solo por lo que está a punto de ocurrir, sino porque en el fondo, sabemos que enfrentar a Débora nunca es sencillo.—Voy a entrar primero —dice sin mirarme—. No quiero que esto se salga de control.Asiento en silencio. Entiendo su necesidad de manejar la situación por su cuenta al principio, aunque odio la idea de que él tenga que lidiar con esta mujer de nuevo. Me quedo en el auto unos minutos más, mirando cómo entra al hospital, y finalmente respiro hondo antes de seguirlo.Cuando entro al edificio, puedo ver a Débora casi de inmediato. Está en el pasillo, sentada en una de esas sillas metálicas incómodas, nerviosa y moviendo la pierna con
CAPÍTULO 159: PICNIC FAMILIARRicardoPor mucho tiempo, tuve la sensación de que mis propios errores acabarían por arrebatarme lo que más amo. Pero, aquí estamos, Isabella y yo, juntos, más fuertes que nunca. Después de devolver al hijo de Débora con su familia y distanciarnos de los fantasmas del pasado, todo parece estar alineándose. No he vuelto a saber de Débora, lo cual es un alivio, y en la empresa, las cosas van mejor de lo esperado. Hemos superado la caída que nos dejó Leonardo, y la confianza que Jake comienza a tener en mí me llena de satisfacción.Ver a Isabella con su hijo, construyendo algo que cada día se siente más como una familia, es lo que siempre soñé, aunque antes no me atrevía a admitirlo. Ahora sé que, con ella, puedo tenerlo todo. Estoy dichoso, por primera vez en mucho tiempo me siento completo.—¿Qué te parece si mañana organizamos algo especial? —le sugiero esta mañana, mientras desayunamos en la terraza del rancho. El sol apenas está elevándose, y la luz sua