-No mereces a Carla- exclamó el joven empleado cruzándose de brazos frente a Nicolás de forma desafiante. El joven CEO apretó con fuerza las muelas y se contuvo de mandar a la mierda al amigo de su esposa, porque sabía que eso lo pondría en una peor situación de la que estaba. Respiró hondo y habló:-Sé que me odias, pero lo que crees que hice no es cierto- habló tratando de mantener la calma en su voz.-No tengo idea de quien le llenó la cabeza a Carla con mentiras. -¡Ja!- exclamó burlón el joven y se paseó por alrededor del esposo de su amiga intentando intimidarlo, quien no quitó los ojos de él un solo momento- Si claro, ¿Entonces que hacías en el café con Sofía? Yo no estoy loco, lo que vi es cien por ciento real, hasta saqué una foto por si Carlita no me creía. Nicolás se levantó de golpe de la silla, haciéndola caer en un fuerte estruendo. -¡Así que fuiste tú!- exclamó y se acercó de forma amenazante al hombre- ¡Tú arruinaste mi matrimonio!- lo tomó de la camisa y lo sacudi
La familia Hamilton volvió en silencio durante todo el viaje en el auto. Los niños dormían detrás, ya que era tarde para ellos, mientras sus padres miraban hacia el frente sin saber qué decir. Nicolás se mantenía atento a la calle mientras manejaba y Carla trataba de prestar atención a lo que sea más interesante en su ventanilla, fingiendo que no pasaba nada. Sí, lo había perdonado, pero eso no significaba que las cosas serían iguales, así como así, deseaba volver a esa normalidad cuanto antes y olvidar lo que sucedió. Llegaron a la casa, su esposo bajó las valijas que su mujer se había llevado, junto con el cochecito, mientras Carla llevaba a los niños a sus cuartos a arroparlos y darles un beso de buenas noches. Cuando terminó su tarea de madre, salió de los cuartos y fue a la cocina por un vaso de agua, había sido un día agotador, aun así tenía el estómago cerrado por la situación. -¿Qué haces?- preguntó al ver que Nicolás acomodaba una almohada y sábanas sobre el sillón del li
Carla despertó en medio de la noche, miró por el rabillo de su ojo y se encontró con su esposo durmiendo boca arriba con la boca entreabierta y las respiración regular y relajada. Sonrió maliciosa por lo que iba a hacer a continuación, escondió su rostro por debajo de las sábanas y se deslizó lentamente, para no despertar a Nicolás y se colocó entre las piernas del bello durmiente, se relamió sus labios rosados y respiró haciendo vapor, por el calor que hacía ahí abajo y lentamente con sus dedos delgados tomó el elástico de la ropa interior de su esposo y lo jaló con cuidado hacia abajo, dejando al descubierto su desnudes dormida. Acercó sus labios y con cuidado de no despertarlo besó la suavidad de su piel, escuchando un murmullo dormido a lo lejos, imaginó a Nicolás sintiendo el placer entre sueños y eso la encendió a ella misma. Lentamente la tomó con su mano, dando suaves masajes para despertarlo y luego la saboreó descaradamente. -Ahhh…- Fue lo primero que salió de la garganta
-¿Cómo me veo?- preguntó nerviosa la futura novia-Te ves….-¡Te ves hermosa!- lloró Ezequiel abrazando a Carla, pero con cuidado, sin arruinar su vestido.-Estás radiante Carla- exclamó su amiga.La nombrada tenía puesto el vestido de sus sueños, un peinado recogido en una tiara pequeña y con unos pocos mechones sueltos a los costados de su rostro hermosamente enmarcado.-Estoy muy nerviosa- admitió la castaña mientras trataba de no llorar para no arruinar su maquillaje estilo natural, máscara de pestañas, rubor en sus mejillas y un brillo labial suave y rosado.Sofía la tomó de sus manos cubiertas por guantes blancos de tul y le sonrió con cariño.-Lo sé Carlita y es normal, es tú día, solo tuyo y nunca lo vas a olvidar, va a ser un recuerdo mágico e inolvidable y por ello debes disfrutarlo como tal, una no se casa dos veces en su vida- bromeó y Carla quiso decir que era la segunda vez que se casaba, pero se cayó y prefirió reír divertida.Carla sonrió emocionada y comenzó a saltar
-¿Señorita Díaz?-El médico anunció mi nombre, me levanté de golpe de mi asiento en la sala de espera. Corrí con desespero hasta él y con la voz quebrada dije:-¿Cómo está él?- puse mis manos en mi pecho tratando de calmar mi taquicardia.El hombre esquivó la mirada y yo sentí que mi corazón daba un vuelco.-Es solo un niño- supliqué con la esperanza de que hubiera una solución.-Señorita Díaz- repitió mi nombre pero lo interrumpí.-Por favor dígame Carla- Le informé deseando que tuviese compasión.-Está bien, Carla- liberó un largo suspiro que hizo que mis piernas se aflojaran- Vamos a mi oficina y le comento el estado de su hijo.-No- exclamé con desespero y rebeldía- Sea lo que sea necesito saberlo ya, el tiempo corre- sentenciéEl médico asintió estando de acuerdo conmigo, sabía que no podía discutir con una madre con ansiedad.-Pablito está en un estado crítico. - Admitió con la tranquilidad que solo puede manejar un médico- Debemos operar cuanto antes.-Hágalo doctor. ¡No espere
Salí hospital hasta llegar a la avenida. Esperé impaciente a un taxi libre, rápidamente para mi suerte apareció uno por la esquina, le hice seña para que frenase, pero al momento de acercarme a para abrir la puerta, alguien o algo me empujó en el hombro. No tuve tiempo de reaccionar, porque el golpe duro e inesperado me hizo trastabillar y caer de rodillas al duro cemento. Cuando levanté mi rostro completamente rojo y miré hacia el taxi para comprender qué había pasado, vi que un muchacho joven, vestido de traje se adelantó a entrar al taxi. Me observó desde su privilegio de estar dentro del vehículo con los ojos entrecerrados y una mirada celeste fulminante, ni siquiera fue capaz de disculparme por su atrevimiento.-¡Ey!- Grité levantándome del suelo y conmigo mi orgullo- ¡Era mío!El joven, que todavía no se había dignado a decir nada, movió sus orbes como mares de arriba hacia abajo sobre mi cuerpo con una expresión de superioridad que me hizo hervir la sangre.-Bajate que estoy a
Luego de que el idiota y descarado de Nicolas me haya sugerido acostarse conmigo, como si fuera un premio consuelo, cerré la puerta de mi habitación trabándola con una silla para sentirme segura de que no se metiera por la noche mientras dormía. Estaba loco si pensaba que me iba a acostar con él, ni en sus sueños.Luego del percance en la cocina, todo marchó relativamente bien durante la noche. Por suerte, no me molesto más y pude dormir en paz.Al otro día, cuando vi que mi marido de mentira se fue a trabajar saliendo por la cochera con su automóvil de lujo color negro que me hizo poner los ojos en blanco, esperé a que doblase la esquina y aproveché para salir de la casa infraganti para encontrarme nuevamente con la mujer que me hizo dar un giro inesperado a mi vida y que tenía la vida de mi hijo en sus manos.Llegué al café y la señora misteriosa ya estaba ahí, esperándome en una mesa junto a la ventana con unos anteojos de sol que por suerte me impedían ver su fría mirada.Me sen
Al segundo día de convivencia, esperé con ansias a que se fuera Nicolás para comenzar a prepararme para mi primer día de trabajo.Me até el cabello en una coleta alta, me puse mi camisa blanca manga corta con el logo del bar y me coloqué la falda tubo color negro que me habían entregado, no solía usar pollera, pero mi desesperación por conseguir dinero era más fuerte que mi orgullo, me puse unas zapatillas cómodas y agradecí no tener que usar tacos, ya que al primer paso caería con la cara contra el suelo.La tarde en el bar pasó con tranquilidad, atendí muchas mesas y por suerte conseguí una propina jugosa, estaba saliendo todo de maravilla, no era mucho dinero, pero se restaba al monto total.Hubiese deseado no haber dicho antes de tiempo que la noche había salido exitosa, porque cuando cayó el sol y se asomó la luna, con ella apareció un grupo de hombres vestidos con trajes de sastre que se sentaron en una mesa al fondo del local. Al verlos me dije a mi misma que eran billeteras an