-Hola amigo- exclamó con tristeza la mujer cuando su compañero de trabajo le abrió la puerta de su departamento. El joven se acercó a ella y la abrazó con fuerza-Lo siento tanto- dijo apretándola con fuerza- Ven pasen, son bienvenidos- Se hizo a un lado y el cochecito entró primero, luego Carla se dio vuelta y observó a su niño, que se mantenía del lado de afuera de la casa-Vamos cariño, entra a la casa- ordenó suavemente la joven. El pequeño miró con inseguridad hacia dentro, no parecía emocionado por hacerlo. Ezequiel lo miró curioso y sonrió agachándose a su altura. -Hola campeón- lo saludó- Mi nombre es Ezequiel, soy amigo de tu mamá- acercó su puño- ¿Cómo te llamas?- preguntó y el niño chocó con miedo su puño con el del adulto. El pequeño miró a su madre, quien le sonrió dándole el ok para que le respondiera a su amigo. -Nicolás…- dijo en un hilo de voz-Ahhh, que lindo nombre- sonrió ampliamente- y Nicolás… ¿Qué te parece si entramos a la casa y te muestro mi colección de
-Le eché- exclamó Carla cuando su amigo apareció en escena nuevamente-Hiciste bien- respondió y la abrazó, haciéndole masajes en la espalda en forma de consuelo. -No lo sé Eze, realmente quería perdonarlo e irme con él- exclamó algo arrepentida-Está bien sentirse así ¡Es tu marido! No es un novio cualquiera. ¿Qué tal si hoy lo dejamos pasar? ¿Y mañana lo piensas mejor?-Sí, puede ser…-Ha sido todo tan reciente, necesitas descansar- la animó, llevándola hacia el cuarto que le preparó para que pudiera dormir con sus niños. -Tienes razón, estoy agotada, se me parte la cabeza- -Tranquila, tu ve tómate un baño de agua caliente, si quieres yo acuesto a los niños. -Eres el mejor- dijo bostezando con los párpados cansados. -Lo sé- sonrió- Ahora ve, vamos. Aunque la idea de Ezequiel de descansar era tentadora, Carla no pudo hacelor en toda la noche, se movía de un costado al otro en la cama, sin dejar de pensar en todo lo que pasaba y en qué ahora. Miró a su niño dormir plácidamente y
-No mereces a Carla- exclamó el joven empleado cruzándose de brazos frente a Nicolás de forma desafiante. El joven CEO apretó con fuerza las muelas y se contuvo de mandar a la mierda al amigo de su esposa, porque sabía que eso lo pondría en una peor situación de la que estaba. Respiró hondo y habló:-Sé que me odias, pero lo que crees que hice no es cierto- habló tratando de mantener la calma en su voz.-No tengo idea de quien le llenó la cabeza a Carla con mentiras. -¡Ja!- exclamó burlón el joven y se paseó por alrededor del esposo de su amiga intentando intimidarlo, quien no quitó los ojos de él un solo momento- Si claro, ¿Entonces que hacías en el café con Sofía? Yo no estoy loco, lo que vi es cien por ciento real, hasta saqué una foto por si Carlita no me creía. Nicolás se levantó de golpe de la silla, haciéndola caer en un fuerte estruendo. -¡Así que fuiste tú!- exclamó y se acercó de forma amenazante al hombre- ¡Tú arruinaste mi matrimonio!- lo tomó de la camisa y lo sacudi
La familia Hamilton volvió en silencio durante todo el viaje en el auto. Los niños dormían detrás, ya que era tarde para ellos, mientras sus padres miraban hacia el frente sin saber qué decir. Nicolás se mantenía atento a la calle mientras manejaba y Carla trataba de prestar atención a lo que sea más interesante en su ventanilla, fingiendo que no pasaba nada. Sí, lo había perdonado, pero eso no significaba que las cosas serían iguales, así como así, deseaba volver a esa normalidad cuanto antes y olvidar lo que sucedió. Llegaron a la casa, su esposo bajó las valijas que su mujer se había llevado, junto con el cochecito, mientras Carla llevaba a los niños a sus cuartos a arroparlos y darles un beso de buenas noches. Cuando terminó su tarea de madre, salió de los cuartos y fue a la cocina por un vaso de agua, había sido un día agotador, aun así tenía el estómago cerrado por la situación. -¿Qué haces?- preguntó al ver que Nicolás acomodaba una almohada y sábanas sobre el sillón del li
Carla despertó en medio de la noche, miró por el rabillo de su ojo y se encontró con su esposo durmiendo boca arriba con la boca entreabierta y las respiración regular y relajada. Sonrió maliciosa por lo que iba a hacer a continuación, escondió su rostro por debajo de las sábanas y se deslizó lentamente, para no despertar a Nicolás y se colocó entre las piernas del bello durmiente, se relamió sus labios rosados y respiró haciendo vapor, por el calor que hacía ahí abajo y lentamente con sus dedos delgados tomó el elástico de la ropa interior de su esposo y lo jaló con cuidado hacia abajo, dejando al descubierto su desnudes dormida. Acercó sus labios y con cuidado de no despertarlo besó la suavidad de su piel, escuchando un murmullo dormido a lo lejos, imaginó a Nicolás sintiendo el placer entre sueños y eso la encendió a ella misma. Lentamente la tomó con su mano, dando suaves masajes para despertarlo y luego la saboreó descaradamente. -Ahhh…- Fue lo primero que salió de la garganta
-¿Cómo me veo?- preguntó nerviosa la futura novia-Te ves….-¡Te ves hermosa!- lloró Ezequiel abrazando a Carla, pero con cuidado, sin arruinar su vestido.-Estás radiante Carla- exclamó su amiga.La nombrada tenía puesto el vestido de sus sueños, un peinado recogido en una tiara pequeña y con unos pocos mechones sueltos a los costados de su rostro hermosamente enmarcado.-Estoy muy nerviosa- admitió la castaña mientras trataba de no llorar para no arruinar su maquillaje estilo natural, máscara de pestañas, rubor en sus mejillas y un brillo labial suave y rosado.Sofía la tomó de sus manos cubiertas por guantes blancos de tul y le sonrió con cariño.-Lo sé Carlita y es normal, es tú día, solo tuyo y nunca lo vas a olvidar, va a ser un recuerdo mágico e inolvidable y por ello debes disfrutarlo como tal, una no se casa dos veces en su vida- bromeó y Carla quiso decir que era la segunda vez que se casaba, pero se cayó y prefirió reír divertida.Carla sonrió emocionada y comenzó a saltar
-¿Señorita Díaz?-El médico anunció mi nombre, me levanté de golpe de mi asiento en la sala de espera. Corrí con desespero hasta él y con la voz quebrada dije:-¿Cómo está él?- puse mis manos en mi pecho tratando de calmar mi taquicardia.El hombre esquivó la mirada y yo sentí que mi corazón daba un vuelco.-Es solo un niño- supliqué con la esperanza de que hubiera una solución.-Señorita Díaz- repitió mi nombre pero lo interrumpí.-Por favor dígame Carla- Le informé deseando que tuviese compasión.-Está bien, Carla- liberó un largo suspiro que hizo que mis piernas se aflojaran- Vamos a mi oficina y le comento el estado de su hijo.-No- exclamé con desespero y rebeldía- Sea lo que sea necesito saberlo ya, el tiempo corre- sentenciéEl médico asintió estando de acuerdo conmigo, sabía que no podía discutir con una madre con ansiedad.-Pablito está en un estado crítico. - Admitió con la tranquilidad que solo puede manejar un médico- Debemos operar cuanto antes.-Hágalo doctor. ¡No espere
Salí hospital hasta llegar a la avenida. Esperé impaciente a un taxi libre, rápidamente para mi suerte apareció uno por la esquina, le hice seña para que frenase, pero al momento de acercarme a para abrir la puerta, alguien o algo me empujó en el hombro. No tuve tiempo de reaccionar, porque el golpe duro e inesperado me hizo trastabillar y caer de rodillas al duro cemento. Cuando levanté mi rostro completamente rojo y miré hacia el taxi para comprender qué había pasado, vi que un muchacho joven, vestido de traje se adelantó a entrar al taxi. Me observó desde su privilegio de estar dentro del vehículo con los ojos entrecerrados y una mirada celeste fulminante, ni siquiera fue capaz de disculparme por su atrevimiento.-¡Ey!- Grité levantándome del suelo y conmigo mi orgullo- ¡Era mío!El joven, que todavía no se había dignado a decir nada, movió sus orbes como mares de arriba hacia abajo sobre mi cuerpo con una expresión de superioridad que me hizo hervir la sangre.-Bajate que estoy a