Sam y Sole

Desperté lentamente, sintiendo una calma que no había experimentado en meses. El agotamiento del parto todavía pesaba sobre mi cuerpo, pero una sensación de alivio lo cubría todo. Mis ojos se abrieron despacio, y lo primero que vi fueron a mis dos pequeñas princesas, cada una en su cuna, durmiendo plácidamente. Sus cabecitas doradas brillaban bajo la luz suave, y aunque sus ojos estaban cerrados, recordaba la intensidad de sus miradas cuando las vi por primera vez. Sonreí al verlas, eran perfectas.

La habitación estaba decorada con globos y arreglos florales. Rosas, mis favoritas, adornaban cada rincón, llenando el aire con su fragancia dulce y fresca. Todo a mi alrededor respiraba alegría, y la vista de tantos detalles me inundó de un calor reconfortante.

Omar estaba sentado al lado de las cunas, observándolas con una sonrisa que le iluminaba el rostro. Parecía agotado, pero había algo en sus ojos, una mezcla de profundo amor y alivio. Sabía que no se había movido de mi lado en t
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