--No Jessica, no te lo daré.--Se paró ante mí
--¿Por qué? Ya todo está perdido.-- Dije con cierta tristeza.--No, nada de eso.--Me iba a besar, pero lo detuve.--No Christian, mañana cuando no estés borracho hablamos.--Levanté mis zapatos del suelo y subí las escaleras.Abrí la puerta de la habitación y deje los zapatos a un lado, me ponía triste la reacción de Christian, me dolía que se comportará así conmigo después de todas las oportunidades que le he dado. Lo he perdonado de todas las estupideces que me ha hecho y aun así el sigue comportándose de esa manera. Suspire con cierto dolor, fui al baño, me quite todo exceso de maquillaje. Lave mis dientes y me coloque mi pijama.Salí del baño y ahí se encontraba Christian, sentado a los pies de la cama.--¿Qué haces aquí?-- Caminé al otro lado de la cama y me acosté.--Quiero hablar.--Se colocó a un lado.--Y yo ya te dije que hablaré contigo mañana, tengo sueño y no me apetece discutir.--Me puse la almohada enEstaba totalmente sorprendida, jamás hubiera imaginado esto de Christian. Mis padres me miraban fijamente esperando alguna reacción.--¿Qué se supone que debo decir?--Dije con los ojos llorosos.--Lo que tu corazón te diga.--Dijo Christian acercándose.--No lo sé.--Esa respuesta dejó a todos descolocados, no pensaban o se imaginaban que yo iba a decir eso.El jardín estaba lleno de rosas blancas que formaban la palabra "Te casas conmigo" No imaginaba esto y más como Christian me ha tratado estos días.-- Quiero hablar a solas con Christian.--Dije mirando a mi alrededor, mis padres y los de Christian se retiraron, dejándome sola con él.--¿Qué quieres decirme?--Christian se pasaba las manos por el pelo.--¿Crees que yo merecía el trato que me habías dado estos días? No merecía humillarme y menos que me trataras como lo hiciste cuando tu llegaste a la conclusión de que podía estar embarazada. Tu indiferencia, tus groserías,
La boda fue todo un sueño, Christian y yo ahora si nos casamos por amor. Mi padre estaba feliz, aunque no le hizo mucha gracia saber como me había tratado antes de pedirme matrimonio. (TRES AÑOS ANTES) -Corre mi amor que se nos hace tarde.-Dijo mi madre mientras me ayudaba a subor en la limusina. (Si mi padre había decidido que contrataría a una limusina para verme como una princesa, yo me sentía incómoda de que todo el mundo me mirará. ) -Ya voy mamá, por eso no quería escoger este tipo de vestidos ampones.-Rode los ojos.-Es más difícil. Mi madre solo rio y después de eso el chófer se puso en marcha. Mi papá me había marcado del celular de mi madre diciendo que porque tardabamos tanto.
Terminábamos de cenar mis padres y yo, decidimos ir hacia el salón a ver un poco de televisión en familia. Preparamos palomitas y unas sodas para ver la película.Empezaré por contar algo de mi vida, mi padre por ahora estaba en quiebra, hace unos dias nos había dado la noticia de que la empresa ya no funcionaba, por lo tanto me tuvieron que sacar de la escuela, no me faltaba mucho para terminar. Iba a entrar a la universidad, tenía dieciocho años de edad, la única amiga sincera y creía que lo era es Lucia, hace tiempo que nos distanciamos un poco, pero obviamente las noticias de la empresa de mi padre vuelan y seguramente medio mundo ya lo sabría. Soy una mujer de tez blanca como una hoja, bueno no tanto pero si era muy blanca, ojos grandes y azules con
Tome la manija entre mis manos, no sabia a que otro santo mas rezarle. Mis manos temblaban y ni se diga que tambien sudaba a causa de los nervios. Unas cuantas bocanadas de aire mas y abrí la puerta. inmediatamente delante mío estaba una señora de cabello castaño claro, ojos azules como el rio y tez ligeramente blanca. Viéndola a simple vista no se veía tan mal, a su lado estaba seguramente su esposo, guardando la compostura y con su cabello negros oscuro y ojos verdes. Parecía no se que ahí parada y sin reaccionar, a un lado estaba seguramente el chico con el que me iba a casar, no se veía nada mal. La verdad es que estaba demasiado atractivo, para que negarlo. Unos ojos entre azul y gris, la mezcla los hacia ver profundos y simplemente hermosos, piel blanca y el cabello castaño corto. -Parece que a mi hija no reacciona.- mi p
Al día siguiente desperté porque tocaban muy insistentemente la puerta de mi habitación. -Te quiero despierta ya.- mi padre grito del otro lado y yo solo me dedique a seguir durmiendo. -No quiero.- cubrí mi cabeza con las cobijas. -No te estoy preguntando, es una orden.- no se en que momento pero había entrado a mi habitación, retiró bruscamente las sábanas de mi cuerpo y espero a que me pusiera de pie. -Quiero seguir durmiendo, déjame empaz.- rode los ojos y me volteé. -No me hagas tirarte encima una cubeta de agua fría, te arreglas en diez minutos.- si mi padre pudiera sacar humo por las orejas lo haría. Estaba muy furioso.
Me levante y salí a correr, quería sentir la brisa del aire, sacar de esa manera un poco mi estrés y el poderme distraer. Llenar de aire fresco mis pulmones, con la música en mi oídos era fácil el poder des estresarme. Familias apresuradas por ir al trabajo, hombres y señores corriendo con sus perros. Algunas señoras con hijos en sus respectivas carriolas sacándolos a dar un paseo. Tome bocanadas de aire y me apresure a hacer mi ejercicio. Que bien se podía sentir la fresca brisa rozar tu cuerpo, esa brisa fría que a cualquiera tranquiliza. Tome el tiempo en mi celular y empecé a correr. Me gustaba hacer esto de ves en cuando, me ayudaba a relajarme y des estresarme un poco de la situación que ahora estaba viviendo. Cuando creí que ya era suficien
Me miraba con esos ojos, como al gato de la película de Shreck. Aun no lo podía creer. ¿Él hacer eso? Es muy raro viniendo del imbecil que conocí hace unos dias. Su susurro me distrajo, alejándome de mis queridos pensamientos y preste atención a lo que diría. -Sígueme la corriente.- murmuró apenas moviendo los labios, sabia que podía dejarlo en ridículo. Sonreí con la mas falsa sonrisa que pude haber tenido en mi vida. Asentí disimuladamente y mis labios seguían con aquella sonrisa que ya me empezaba a dar dolor de cabeza. -No, no quiero.- dije con la risa queriendo salir de mi. El me miraba con la mandíbula apretada y todos los presentes ahí lo lamentaban.
No, esto no podía ser posible. Sabía que me tenía que casar, pero jamás imagine que sería tan pronto. Los dos tenían una sonrisa se oreja a oreja y nos miraban esperando alguna reacción. -No, mamá. ¿Están locos o que se fumaron?- ambos me miraban con cara de sorpresa.- Yo no me pienso casar tan rápido. Esto lleva tiempo.- Miré a Christian esperando alguna reacción de su parte. El solo se limitaba a asentir y a mirarlos con una sonrisa. No me estaba ayudando en nada y sabía que esto era venganza de lo que yo le había hecho pasar. -Por mi esta bien.- dijo encogiéndose de hombros y yo me puse de pie al instante. Negaba con la cabeza sin poderlo creer.- Nos vemos mañana, preciosa.- me dio un beso en la mejilla y salió por aquella puerta.