Me miraba con esos ojos, como al gato de la película de Shreck. Aun no lo podía creer. ¿Él hacer eso? Es muy raro viniendo del imbecil que conocí hace unos dias.
Su susurro me distrajo, alejándome de mis queridos pensamientos y preste atención a lo que diría.
-Sígueme la corriente.- murmuró apenas moviendo los labios, sabia que podía dejarlo en ridículo.
Sonreí con la mas falsa sonrisa que pude haber tenido en mi vida. Asentí disimuladamente y mis labios seguían con aquella sonrisa que ya me empezaba a dar dolor de cabeza.
-No, no quiero.- dije con la risa queriendo salir de mi. El me miraba con la mandíbula apretada y todos los presentes ahí lo lamentaban.
Algunos me gritaban que no tenía corazón al haberlo rechazado, pero si esas personas supieran la verdad del porque el estaba haciendo esto. Me entenderían.
Se levanto con la poca dignidad que tenía por los suelos y aun asi me coloco el anillo en mi dedo anular izquierdo.
Me abrazo de la cintura y yo ya estaba por aventarlo fuera de mi alcancé y de mi cuerpo.- Te tendré que abrazar, porque hay dos personas esperando mi reacción.- me miro a ver lo que haría yo a continuación.- En especial dos.- advirtió acercándose mucho mas de lo que yo esperaba.
-Cual reacción si te he dicho que no.- lo mire con el ceño fruncido.- atrévete de nuevo a poner tus labios encima de los míos y no sabes ahora si de lo que soy capaz.- cada palabra que yo le decía, el solo sonreía mas.
-Lo siento.- y dicho esto atrapó mis labios, era un beso cálido, lento y suave. Lleno de falsa pasión y amor. Escuchándose en esa pequeña tienda aplausos de personas confundidas ya por el espectáculo.
-Creo que ya fue suficiente.- me aparte como si su cuerpo quemará con el mío y trate de estar los mas normal posible.
-Bien, vamos.- tomo mi mano entre las suyas.- Gracias señora.- murmuró mientras pasábamos por donde ella se encontraba.
-De nada joven.- le devolvió lo que le había sobrado de dinero.- Que tengan un feliz matrimonio.- grito mientras yo la miraba, tenía una sonrisa gigante. Más grande que la de bienvenida a su local.
Nosotros le agradecimos y salimos huyendo de ahí. Christian con su dignidad por los suelos y yo feliz por haberlo dejado en ridículo. ¿Qué se creía? Solo por ordenarme que le siguiera la corriente, pensó que lo haría. Aún le falta por saber de lo que podía ser capaz.
Nos subimos al auto y unos minutos después ya estaba harta del silencio que cada vez se hacía mas grande en ese pequeño espacio.-¿Quién estaba ahí que tuviste que fingir?- pregunte mientras disimuladamente lo miraba de reojo.
Me miro durante un segundo.- Estaba una pareja amigos de mis padres. Ellos querían que yo me casará con su hija, pero yo rechacé.- explico no tan convencido mirando atentamente hacia el frente.
Que mas podía decirle, aun no se como las mujeres podían estar muertas por el. No podía negarlo, si estaba guapo, pero tampoco era como si te derritieras por el.-Ah.- fue lo único que conteste, mientras que para mi mirar por la ventana era lo mejor que podía existir.
Como no teníamos tema de conversación el camino fue en un silencio sepulcral que ninguno de los dos pensaba romper. Llegamos a mi casa e inmediatamente baje de ahí, no quería sentirme mas incomoda de lo que ya estaba. Él tambien bajo sin decir palabra alguna y espero a que yo abriera la puerta de mi cada.
Entre y me encontré con la casa vacía, ni una alma andaba por ahí. Me gire a verlo.
-Será mejor que te vayas, no hay nadie.-explique por como me estaba frunciendo el ceño, no tenía porque dejarlo pasar. Entre el y yo no había nada mas que hablar.
-Quiero hablar.- comento entrando y tomando asiento en un sofá.
Si, claro, pasa. Dijo una voz en mi pequeña cabeza.
Suspire cerrando la puerta y sin remedio tome asiento en un lugar lejos de el.
-¿De que quieres hablar?- de repente la alfombra que estaba en el piso, era mas interesante que mirarlo.
Escuche que tomo una bocanada de aire y lo dejo salir rápidamente.- No le veas nada malo a este matrimonio. Tal ves en un futuro podamos querernos y enamorarnos.
¿Qué? A este hombre que le había pasado, ven cuando lea digo que es una especie rara.- ¿Que has dicho?- volví a preguntar para ver si había escuchado bien.- Voy a creer que quieras casarte a temprana edad y desperdiciar lo que puedes hacer ahora. Soy muy joven Christian, ¿Que no te das cuenta?- pregunte mientras me ponía de pie, nerviosa.- Jamás planeé casarme a esta edad, apenas cumpliré mis dieciocho años. Tenía muchos sueños por delante, los cuales se verán arruinados por este matrimonio.- me toque la cabeza con ambas manos y el solo se limitaba a mirarme.- Ese paso lo quería dar con alguien que verdaderamente amará y el también a mi. No por un matrimonio a cambio de dinero, seré un jodido negocio. Me estas comprando tú.- lo señale y el cada ves estaba mas sorprendido por mis palabras.- Mis padres me están vendiendo, ni siquiera me gustas, no me atraes.- aclaré exasperada y frustrada.
Christian me miro con los ojos muy abiertos.-Eres la primer chica que me dice que no le atraigo.- fingió dolor.
-¿En serio? Fue lo único que pudiste escuchar.- me recargue en el sofá y lo seguí mirando.- Siento haber lastimado el ego de animal que tienes.- fui sarcástica ante estas últimas palabras.
Iba a contestar, pero la puerta principal fue abierta y por ella aparecieron mis padres. Sonreían de oreja a oreja. Fruncí el ceño extrañada.
-¡Se casarán mas pronto de lo que imaginan!- mi padre grito eufórico y mi madre también lo acompañaba en su felicidad.
Christian y yo nos miramos, tratando de asimilar semejante noticia.- ¿Qué?- gritamos al unísono.
No, esto no podía ser posible. Sabía que me tenía que casar, pero jamás imagine que sería tan pronto. Los dos tenían una sonrisa se oreja a oreja y nos miraban esperando alguna reacción. -No, mamá. ¿Están locos o que se fumaron?- ambos me miraban con cara de sorpresa.- Yo no me pienso casar tan rápido. Esto lleva tiempo.- Miré a Christian esperando alguna reacción de su parte. El solo se limitaba a asentir y a mirarlos con una sonrisa. No me estaba ayudando en nada y sabía que esto era venganza de lo que yo le había hecho pasar. -Por mi esta bien.- dijo encogiéndose de hombros y yo me puse de pie al instante. Negaba con la cabeza sin poderlo creer.- Nos vemos mañana, preciosa.- me dio un beso en la mejilla y salió por aquella puerta.
Sentía la sangre hirviendo recorrer cada centímetro de mi cuerpo. Si el pensaba que podía hacerme esto, estaba muy equivocado. No sabía bien el porque me ponía asi por esto, pero me enfurecía.Me levante de mi asiento, por poco tiro la silla. Lucía hizo un intento en vano de defenderme, pero no la deje.-¿Se puede saber a ti que diablos te pasa?- pregunte furiosa y con los puños apretados a cada lado de mi cuerpo.-Estoy disfrutando el único dia que tengo de soltero.- me sonrió hipócritamente y como si fuera lo mas obvio en el mundo.-¿Y lo disfrutas con tantas mujeres?- la
Tenía un sueño tan profundo, que juraría que cualquier cosa pudiera despertarme. Pero a veces no todo esta de mi parte. Me desperté por todo el ruido que se escuchaba dentro de toda la casa. Gire mi cabeza hacia mi mesita de noche y con los ojos entre abiertos vi en el reloj que eran las ocho y media de la mañana. Un poco indignada y de mal humor me levanté. Abrí la puerta aun tallándome los ojos y baje las escaleras. Me encontré con mi madre en el camino. -Mamá, ¿Se puede saber por qué diablos en esta casa hay mucho ruido?-pregunté, quería dormir tranquila, era fin de semana y era oportunidad de poderme levantar tarde. Mi madre me miro como si estuviera loca. Ellos normalmente se podían levantar desde las seis de la mañana. Pero yo era alguien mu
Se escuchaban aplausos de todas las personas que nos acompañaban ese dia. Sentí como Christian me apretaba a el y yo como mis piernas temblaban. Se separó de mi, pero mantuvo sus manos alrededor mío.-Felicidades, cielo.-Melina vino a nuestro encuentro.- Que gusto me da verlos juntos.-Nos abrazo a los dos al mismo tiempo.Asi fue durante cinco minutos. Abrazos, besos y muestras de cariño de gente que ni siquiera conocía. No tenía ni idea de quienes pudieran ser. Al fin y al cabo la boda no era mi, aunque me haya casado yo. Sentía que la boda era de mis padres, ellos lo disfrutaban.Fuimos a la sesión fotográfica, las palabras se quedaban atascadas en mi garganta.
Estaba dando vueltas y vueltas en la cama. En la habitación hacía un calor de los mil demonios. Miré el reloj en mi mesita de noche y eran las nueve de la mañana. Que frustrante que ya no pues seguir durmiendo mas. Christian seguí abrazado a mi, que raro. Ayer sin duda fue un gran dia, lo hubiera podido disfrutar mejor si esa boda sería con alguien que yo amará. Él estaba roncando y dormía como una roca. Ni siquiera el tren podría despertarlo. Me levante sin hacer mucho ruido y saqué lo que me pondría el dia de hoy. Fui al baño rápidamente e hice mis necesidades, duche y lave mis dientes. Pienso en el futuro ¿Qué nos deparará este matrimonio? Puede que al final no haya sido tan mala ide casarme. Pero asi como es Christian respecto a todo lo que tiene que ver
Me había despertado temprano por los rayos de sol que entraban desde la ventana. Me coloque mi bata de dormir y me acerque al pequeño balcón que tenía la habitación. Apenas podía ver el amanecer, apreciarlo y admirarlo. Nunca jamás había visto algo tan bello e irreal. Recargué mis brazos en el barandal y seguí admirando. Tenía que ser fuerte sobre esto, no quería enamorarme. -Es precioso ¿No?- no lo sentí llegar y di un salto por el susto. Me abrazo de la cintura y coloco su cabeza en el hueco de mi cuello. En esa zona deposito un ligero y húmedo beso. -Si, realmente espectacular.-las palabras salieron apenas audibles de mi boca. Estas cosas me desconcertaban un poco.
Lo separé de mi muy a mi pesar, ya estaba intentando tener algo mucho mas allá de lo que en mis planes estaba. Si, admito que el hombre que tenia enfrente estaba para comerse, pero no lo quería admitir.-Es nuestra luna de miel, ¿Porqué no hacerlo?- pregunto tratando de volver a besarme.-Christian, no hagas esto. Yo no puedo estar haciendo esto, lo quiero con amor y no con un simple calentón.- me baje de donde estaba algo enfadada y me subi hacia la habitación.Este hombre que se creía que era, el único en el planeta y que me podía hacer sentir esto. Mi corazón me estaba jugando mal y yo no lo podía permitir, debía parar. Me metí al baño y me eche agua fría, dios santo Jessi
Un dolor infernal inundaba mi cabeza. No podía levantarme, cualquier esfuerzo que hacía dolía y lo peor es que no sabía porque. No recordaba nada de la noche anterior, los rayos de sol ya quemaban mi cuerpo. Cerré los ojos para dejar de pensar tanto y tratar de que este dolor se me quitará. Escuche como la puerta de la habitación era abierta. Seguía sin abrir los ojos, no quería que Christian me viera despierta y seguramente ya con un aspecto terrible. -¿Qué paso ayer?- pregunte sin contenerme. mi voz se oía ronca y rasposa. Sentí como el colchón se hundía, indicándome que Christian ya estaba sentado. Coloco una mano en mi pierna y suspiro. -Ayer fuimos a festejar a un bar, la e