Se escuchaban aplausos de todas las personas que nos acompañaban ese dia. Sentí como Christian me apretaba a el y yo como mis piernas temblaban. Se separó de mi, pero mantuvo sus manos alrededor mío.
-Felicidades, cielo.-Melina vino a nuestro encuentro.- Que gusto me da verlos juntos.-Nos abrazo a los dos al mismo tiempo.
Asi fue durante cinco minutos. Abrazos, besos y muestras de cariño de gente que ni siquiera conocía. No tenía ni idea de quienes pudieran ser. Al fin y al cabo la boda no era mi, aunque me haya casado yo. Sentía que la boda era de mis padres, ellos lo disfrutaban.
Fuimos a la sesión fotográfica, las palabras se quedaban atascadas en mi garganta.
Estaba dando vueltas y vueltas en la cama. En la habitación hacía un calor de los mil demonios. Miré el reloj en mi mesita de noche y eran las nueve de la mañana. Que frustrante que ya no pues seguir durmiendo mas. Christian seguí abrazado a mi, que raro. Ayer sin duda fue un gran dia, lo hubiera podido disfrutar mejor si esa boda sería con alguien que yo amará. Él estaba roncando y dormía como una roca. Ni siquiera el tren podría despertarlo. Me levante sin hacer mucho ruido y saqué lo que me pondría el dia de hoy. Fui al baño rápidamente e hice mis necesidades, duche y lave mis dientes. Pienso en el futuro ¿Qué nos deparará este matrimonio? Puede que al final no haya sido tan mala ide casarme. Pero asi como es Christian respecto a todo lo que tiene que ver
Me había despertado temprano por los rayos de sol que entraban desde la ventana. Me coloque mi bata de dormir y me acerque al pequeño balcón que tenía la habitación. Apenas podía ver el amanecer, apreciarlo y admirarlo. Nunca jamás había visto algo tan bello e irreal. Recargué mis brazos en el barandal y seguí admirando. Tenía que ser fuerte sobre esto, no quería enamorarme. -Es precioso ¿No?- no lo sentí llegar y di un salto por el susto. Me abrazo de la cintura y coloco su cabeza en el hueco de mi cuello. En esa zona deposito un ligero y húmedo beso. -Si, realmente espectacular.-las palabras salieron apenas audibles de mi boca. Estas cosas me desconcertaban un poco.
Lo separé de mi muy a mi pesar, ya estaba intentando tener algo mucho mas allá de lo que en mis planes estaba. Si, admito que el hombre que tenia enfrente estaba para comerse, pero no lo quería admitir.-Es nuestra luna de miel, ¿Porqué no hacerlo?- pregunto tratando de volver a besarme.-Christian, no hagas esto. Yo no puedo estar haciendo esto, lo quiero con amor y no con un simple calentón.- me baje de donde estaba algo enfadada y me subi hacia la habitación.Este hombre que se creía que era, el único en el planeta y que me podía hacer sentir esto. Mi corazón me estaba jugando mal y yo no lo podía permitir, debía parar. Me metí al baño y me eche agua fría, dios santo Jessi
Un dolor infernal inundaba mi cabeza. No podía levantarme, cualquier esfuerzo que hacía dolía y lo peor es que no sabía porque. No recordaba nada de la noche anterior, los rayos de sol ya quemaban mi cuerpo. Cerré los ojos para dejar de pensar tanto y tratar de que este dolor se me quitará. Escuche como la puerta de la habitación era abierta. Seguía sin abrir los ojos, no quería que Christian me viera despierta y seguramente ya con un aspecto terrible. -¿Qué paso ayer?- pregunte sin contenerme. mi voz se oía ronca y rasposa. Sentí como el colchón se hundía, indicándome que Christian ya estaba sentado. Coloco una mano en mi pierna y suspiro. -Ayer fuimos a festejar a un bar, la e
Yo ya estaba desesperada. Me estaba angustiando y tocando la frente desesperadamente. Coloqué mi bolso en el carrito de compras y me dediqué a separarlos.-Christian, déjalo ya. No vale la pena.- lo tome de los hombros e intente levantarlo.-Te vuelves a acercar a mi mujer y te juro que te vas a arrepentir.- yo lo empujaba para alejarme lo mas posible de ese hombre.La gente alrededor nuestro nos veía mal. Mi marido estaba sangrando de la nariz y mandíbula. Lo aferré bien a mi y disimuladamente agarré una botella de alcohol para poder curarlo y algodón.-Te hiciste daño, de verdad que no valía la pena que te pelearás.- lo miré preocupada por el aspecto
Retiré disimuladamente mis lágrimas y me gire a mirarlo. Únicamente llevaba puesto unos pantalones cortos y en cuanto vio mis ojos, seguramente rojos, vino a mi alcancé. Me abrazo y me daba besos por toda mi cara, acariciaba mis lágrimas y no dejaba de mirarme. -No sé porque huyes de tus sentimientos. Ya no quiero que huyas de mi mas.- pidió mientras me acercaba a su pecho. Recargué mi cabeza en el y seguí sollozando. -No es fácil para mi, hay muchas cosas que tengo que asimilar. Entiéndeme.- contesté entrecortada. -Esta bien, te daré tiempo.- masajeaba mi espalda.- La pase muy bien contigo y la verdad es que yo no me arrepiento de nada.- lo dijo con una voz un poco burlona. -Ya, no me lo recuerdes.- sin querer me ruboricé al reco
Mientras estaba en las alturas, me quede pensando. ¿Cómo era posible que Christian me haya hecho esto? De Lucia lo creía totalmente, pero de el no. Me aferré mas a la ventana y deje que las lágrimas hicieran su recorrido.-¿Se encuentra bien, señorita?- un joven que estaba sentado a lado mío pregunto.Yo solo lo miré y asentí tratando de sonreírle.El viaje no era tan largo y sinceramente yo ya quería llegar a mi casa. Quería despertar y saber que todo esto era una simple broma. Que mas podía esperar, esto era un matrimonio por conveniencia.Después de estar tres horas en un avión, llegué a mi destino y fui directamente a donde se entregaban los equipajes. Quería largarme de aquí, quería soltarme a llorar sin que nadie me viera.-¿Quieres que te ayude?- pregunto aquél joven con el que llevaba viajando horas.Tome la maleta en mis manos y
Mi llanto no podía cesar con nada, de verdad toda esta situación me dolía. Tenía que admitir que yo a Christian ya lo quería, me había enamorado de él pese a que yo me negaba y me hacía la fuerte en muchas situaciones. Dolía pues simplemente la ilusión que yo ya me había hecho de estar con el, se había quedado en el olvido.Mi madre entró despacio a mi recámara y al verme tirada en el piso, hecha un ovillo, inmediatamente se arrodilló junto a mi.-Cariño, hija, no te pongas asi.- me acarició el cabello y me miraba con tristeza.-Como no quieres que me ponga de esta manera si los dos me engañaron. Se besaron en mis narices.- me entrecortaba al hablar causa del llanto que de mi ser no cesaba.-Lo sé, mi amor, per