Yo ya estaba desesperada. Me estaba angustiando y tocando la frente desesperadamente. Coloqué mi bolso en el carrito de compras y me dediqué a separarlos.
-Christian, déjalo ya. No vale la pena.- lo tome de los hombros e intente levantarlo.
-Te vuelves a acercar a mi mujer y te juro que te vas a arrepentir.- yo lo empujaba para alejarme lo mas posible de ese hombre.
La gente alrededor nuestro nos veía mal. Mi marido estaba sangrando de la nariz y mandíbula. Lo aferré bien a mi y disimuladamente agarré una botella de alcohol para poder curarlo y algodón.
-Te hiciste daño, de verdad que no valía la pena que te pelearás.- lo miré preocupada por el aspecto
Retiré disimuladamente mis lágrimas y me gire a mirarlo. Únicamente llevaba puesto unos pantalones cortos y en cuanto vio mis ojos, seguramente rojos, vino a mi alcancé. Me abrazo y me daba besos por toda mi cara, acariciaba mis lágrimas y no dejaba de mirarme. -No sé porque huyes de tus sentimientos. Ya no quiero que huyas de mi mas.- pidió mientras me acercaba a su pecho. Recargué mi cabeza en el y seguí sollozando. -No es fácil para mi, hay muchas cosas que tengo que asimilar. Entiéndeme.- contesté entrecortada. -Esta bien, te daré tiempo.- masajeaba mi espalda.- La pase muy bien contigo y la verdad es que yo no me arrepiento de nada.- lo dijo con una voz un poco burlona. -Ya, no me lo recuerdes.- sin querer me ruboricé al reco
Mientras estaba en las alturas, me quede pensando. ¿Cómo era posible que Christian me haya hecho esto? De Lucia lo creía totalmente, pero de el no. Me aferré mas a la ventana y deje que las lágrimas hicieran su recorrido.-¿Se encuentra bien, señorita?- un joven que estaba sentado a lado mío pregunto.Yo solo lo miré y asentí tratando de sonreírle.El viaje no era tan largo y sinceramente yo ya quería llegar a mi casa. Quería despertar y saber que todo esto era una simple broma. Que mas podía esperar, esto era un matrimonio por conveniencia.Después de estar tres horas en un avión, llegué a mi destino y fui directamente a donde se entregaban los equipajes. Quería largarme de aquí, quería soltarme a llorar sin que nadie me viera.-¿Quieres que te ayude?- pregunto aquél joven con el que llevaba viajando horas.Tome la maleta en mis manos y
Mi llanto no podía cesar con nada, de verdad toda esta situación me dolía. Tenía que admitir que yo a Christian ya lo quería, me había enamorado de él pese a que yo me negaba y me hacía la fuerte en muchas situaciones. Dolía pues simplemente la ilusión que yo ya me había hecho de estar con el, se había quedado en el olvido.Mi madre entró despacio a mi recámara y al verme tirada en el piso, hecha un ovillo, inmediatamente se arrodilló junto a mi.-Cariño, hija, no te pongas asi.- me acarició el cabello y me miraba con tristeza.-Como no quieres que me ponga de esta manera si los dos me engañaron. Se besaron en mis narices.- me entrecortaba al hablar causa del llanto que de mi ser no cesaba.-Lo sé, mi amor, per
Pasaron dos meses, dos meses de los cuales se me habían hecho eternos y muy difíciles. Dos meses desde que yo trabajaba para mi padre. Todo era muy fácil, aunque al principio tarde un poco en aprender. También retomé mis estudios, ahora que había la posibilidad no podía desperdiciarla, mi padre me apoyo y trabajaba para el en las mañanas y tardes. En las noches las dedicaba a estudiar. No iba a una escuela como la gente normal pensaba, venían profesores a enseñarme, pues yo no quería ni salir a la calle por miedo a encontrármelo.Christian, ya jamás se había aparecido por mi casa. Algunos días antes me estuvo insistiendo para que nos viéramos y me pudiera explicar, pero yo era una persona muy necia y orgullosa. Me negaba a tener contacto con él. Con mis padres fuimos a ver un abogado para ver que se podía hacer, pero dado el caso que yo solo llevaba unos meses de casada. No me podía divorciar. Tenía que esperar mínimo un
No podía creer que se haya atrevido a traerla aquí. Lucia me miraba con una ceja alzada y descaradamente, mientras que Christian ni si quiera le prestaba atención y no quitaba su mirada de mi. Daniel nos miraba con confusión. -¿Tu padre esta en su oficina?- preguntó el hombre que no dejaba de ponerme nerviosa. -Si, un momento.- me levante mi lugar como una profesional y tratando de no verme nerviosa. Toque la puerta de la oficina de mi padre. Segundos después se escucho que me estaba dando el paso y entre.-Papá, Christian te esta esperando afuera.-dije nerviosa. Mi padre levanto la vista del ordenador, se
Mi respiración se aceleró, el corazón lo sentía a mil por hora. Jamás pensé que sospecharía tan rápido de mi estado. ¿Qué debía hacer? -Respóndeme, ¿estás embarazada?- se recargo en el escritorio de mi papá.Me miré las manos nerviosa, si por mi hubiera sido ya no estuviera en esta habitación.-Si, estoy embarazada.- dejo escapar una sonrisa de sus labios y por poco me derrito.-Y por supuesto que ese hijo que esperas es mío, ¿no?- se estaba acercando a mi y mirándome fijamente.No se que debía hacer. Iba a responderle, pero una voz lo hizo antes que yo.-Por supuesto que no, ese hijo es mío.-miré al dueño de esa voz y le fruncí el ceño. Estaba realmente confundida, no esperaba que el dijera eso. Él solo me guiñó el ojo.La respiración de mi marido se empezó a acelerar y cerro las manos en puños.-¿Es cierto eso?-
Narra Christian: Ese dia que Jess se había ido de aquella casa en la playa, me sentí como el peor hombre del mundo. Nunca quiso dejarme que le explicará y se había ido sin mas, dejándome con las palabras en la boca. Aquella mujer que ella llamaba como amiga, me había amenazado si no la dejaba, por eso había aceptado todo esto. Por eso la había cambiado y lo peor es que no podía decirle que era lo que pasaba.Había dolido como los mil demonios ver la expresión de mi esposa en ese momento que Lucia me estaba besando a la fuerza, al momento que yo iba a separarme, fue cuando ya era demasiado tarde para actuar. Lo peor era que Jessica se había ido pensando lo peor de mi persona. Con esa mujer tenía que estar en todo momento, no me dejaba ni respirar un segundo a solas, eso me agobiaba demasiado.Mi consciencia no estaría tranquila, no hasta saber
Un dolor en mi vientre se estaba apoderando de mi, no lo soportaba. Cuando mi padre me tomó en sus brazos, perdí la conciencia, lo único que logré ver, fue a un Christian preocupado.Abrí los ojos lentamente, pero enseguida la luz hizo que los volviera a cerrar. Asi me estuve durante unos minutos, tratando de procesar que era lo que pasaba. Se escuchó como una puerta se abría.-Buenos días, señorita.- una enfermera se colocó en mi campo de visión.-Hola.- logré contestar, tenía la garganta demasiado seca.-¿Cómo se encuentra?- me preguntó, mientras checaba algo en unos papeles.-Bien, creo yo.-volví a cerrar los ojos y me encogí de hombros.-Perfecto, en unos segundos vendrá el doctor para revisar que todo este bien.-asentí sin tantas ganas de hablar.No entendía bien que era lo que me había pasado, el miedo corrió por mis venas temiendo a ver perdido a mi bebé. No, no quería ni podía pensar en