Me levante y salí a correr, quería sentir la brisa del aire, sacar de esa manera un poco mi estrés y el poderme distraer. Llenar de aire fresco mis pulmones, con la música en mi oídos era fácil el poder des estresarme.
Familias apresuradas por ir al trabajo, hombres y señores corriendo con sus perros. Algunas señoras con hijos en sus respectivas carriolas sacándolos a dar un paseo. Tome bocanadas de aire y me apresure a hacer mi ejercicio.
Que bien se podía sentir la fresca brisa rozar tu cuerpo, esa brisa fría que a cualquiera tranquiliza. Tome el tiempo en mi celular y empecé a correr. Me gustaba hacer esto de ves en cuando, me ayudaba a relajarme y des estresarme un poco de la situación que ahora estaba viviendo.
Cuando creí que ya era suficiente me dedique a regresar. Mire el reloj e iban a dar ya las nueve. Tenía una leve sensación de que se me estaba olvidando algo por hacer esta mañana, pero no podía recordar nada. Escuchando aun la música seguí mi camino, llegue a mi casa y abrí la primera puerta.
Un azotón de puerta llamo mi atención y por supuesto el auto también.
-¿No te has vestido aun?- pregunto aquella especie mientras se iba acercando.
Vamos a alagarlo un poquito para no sentirnos tan mal. Llevaba unos jeans negros, playera en cuello V, chaqueta de cuero y unos lentes que lo hacían lucir irresistible. Pero bien, fue suficiente halago por hoy.
-Acaso ves que estoy vestida decente.- respondí sarcástica y encontrando la llave para entrar.
-No, aunque asi como luces ahora.- me miro de arriba a bajo y sus ojos se obscurecieron.- Luces sensual.
Y sin mas, nuevamente sin yo esperarlo. Me tomo de la cintura y me pego contra la puerta de entrada.
-¿Puedes quitar tus asquerosas manos de encima?- estaba apunto de volverlo a golpear.
-Ya esta bien.- retrocedió y subió las manos.
-Con tu permiso me voy a arreglar.-estaba subiendo las escaleras y el también me seguía. Ya me estaba hartando su actitud.- Tu te quedas aquí, que parte no entiendes que no te quiero cerca.
-Te haría bien un poco, ¿No crees?- subía y bajaba las cejas, como si con eso pudiera convencerme.
-No.- grite y lo aventé, por poco y se cae.
Ya en mi habitación respiré tranquila.e estaba fastidiando y eso me estaba sacando de mis casillas. Elegí ropa adecuadamente para el dia de hoy y me fui a la ducha. Sabia que olía a rayos por el ejercicio de hoy. Deshice mi coleta y me quite el resto de ropa. Abrí el grifo y espere a que estuviera caliente, el piso también esta frio y solo estaba de puntillas esperando entrar a bañarme.
Me gustaba a mi el agua muy caliente, me enjaboné y me quede ahí un rato mientras me relajaba. El olor a vainilla que desprendía mi shampoo me gustaba, era un olor que no cualquier persona traía. Cuando decidí que ya era suficiente cerré la llave y me envolví en una toalla, dejando asi que gotas de agua escurrieran por mi cuerpo. Cerré la puerta del baño y me quede ahí en mi vestidor, viendo que podría ponerme.
Una fragancia con olor a hombre inundó mis fosas nasales. Mire a mi cama y ahí estaba el, acostado con los brazos encima de su cabeza y de los mas normal. Como estaba distraído decidi aventarle algo en su parte preciada. Vi mi bote de crema y me acerque a el sigilosamente, a una distancia moderada me dispuse a poner manos a la obra.
-¿Qué haces aquí?- pregunté gritando y aventándole el bote de crema con fuerza en sus partes preciadas.
La primera reacción que note fue un brinco y seguido una mueca a causa de lo que le había hecho.- Me quieres dejar sin descendencia masculina o que.- yo reía fuerte mientras el se retorcía en mi cama del dolor.
-Algo asi, digamos que nadie te dio permiso de entrar a mi habitación.- tenía bien sujeta la toalla, para que nada se viera.
Después de unos segundos el me sonrió y se coloco de pie, yendo hacia mi lentamente.- Tu padre me ha dejado subir.- es que ese hombre se estaba mereciendo que lo odiará.
-Y tu como buen perrito acatas sus órdenes. Muy bien.- sonreí con malicia mientras le revolvía el pelo.
-Tal ves, pero creo que ha sido la mejor decisión.- y nuevamente estaba haciendo eso que ya empezaba a estresarme. Me tomo de la cintura y veía como cada gota se escurría por mi piel.
-Me sueltas o no respondo.- amenacé con los dientes apretados.
-¿Por qué? ¿Tienes miedo?- pregunto mientras me miraba y alzaba las cejas a modo de burla.
-¿Miedo? ¿De ti? Por favor Christian, no me hagas reír. Si quieres que te deje sin hijos, adelante sigue.- amenacé ya harta de la situación.
Él ya estaba demasiado cerca de mi cara, podía sentir su aliento.
-¡Salte de mi habitación!- grite empujándolo lejos de mi cuerpo.
-Bueno, pero la gatita si que ha resultado sacar las uñas.- me guiño el ojo.
-Yo no soy gata.- lo mire furiosa.- gatas con las que sales.
Sin mas lo saque fuera de mi habitación, mientras podía escuchar como se reía. Me apresuré a cambiarme y a secarme el cabello. Decidí ponerme algo lindo y discreto.
Baje las escaleras y me encontré a mis padres hablando muy animados con Christian. Rode los ojos y fui hacia ellos.
-Ya nos podemos ir.- golpee su hombro con mi bolsa.
-Claro preciosa.- me miro sonriendo.- gusto hablar con ustedes señores.- dijo educadamente, mientras yo cerraba los ojos tratando de contenerme.
De mi casa fuimos a un banco a que el señor pudiera sacar dinero. Aun no tenía ni la mas mínima idea de a donde iríamos. Hablar con el me era demasiado incomodo, asi que en todo el camino preferí callarme.
Se estaciono en una joyería bastante elegante y cara por lo que pude ver. Quiso tomar mi mano para fingir, pero yo pase de largo y entre a la tienda.
-¿Qué es lo que buscan?- una señora muy amable nos había atendido.- Aretes, pulseras, collares.- sugirió con su grande sonrisa.
-Buscamos anillos de compromiso.- contestó el con su sonrisa de arrogante.
-Claro que si, síganme.- yo miraba todo con ojos de amor, había unas joyas simplemente preciosas.
Nos mostro diversos anillos de oro amarillo y blancos. Pero para mi gusto, estaban hermosos los de oro blanco.
-Estos me gustan.- señale unos que la señora había sacado hace unos instantes.
-Si, a mi también.- me apoyo Christian.- me los llevo.- decidió mientras sacaba el dinero para pagarlos.
-¿El de compromiso se lo pongo en una cajita o se lo va a poner de una ves a la señorita?- pregunto la canosa mujer indecisa.
Dudaba que este hombre pudiera hacer un espectáculo de esta forma. Mis pensamientos viajaron. Miré al hombre de mi lado y quede estupefacta cuando le pidió que se lo diera.
Puso atención en mi y me miro a los ojos.- No te lo he preguntado yo, asi que.- se arrodilló ante mi. Me tape la boca a causa de la sorpresa que en mi había.
-Jessica, ¿Te quieres casar conmigo?
Me quede quieta, tratando de aguantar la sorpresa que me embargaba. De un momento a otro, eramos el centro de atención. Toda la gente nos miraba maravillados y por ende, no sabia que responder. Debía de responder bien o dejarlo en ridículo.
Difícil decisión.
Me miraba con esos ojos, como al gato de la película de Shreck. Aun no lo podía creer. ¿Él hacer eso? Es muy raro viniendo del imbecil que conocí hace unos dias. Su susurro me distrajo, alejándome de mis queridos pensamientos y preste atención a lo que diría. -Sígueme la corriente.- murmuró apenas moviendo los labios, sabia que podía dejarlo en ridículo. Sonreí con la mas falsa sonrisa que pude haber tenido en mi vida. Asentí disimuladamente y mis labios seguían con aquella sonrisa que ya me empezaba a dar dolor de cabeza. -No, no quiero.- dije con la risa queriendo salir de mi. El me miraba con la mandíbula apretada y todos los presentes ahí lo lamentaban.
No, esto no podía ser posible. Sabía que me tenía que casar, pero jamás imagine que sería tan pronto. Los dos tenían una sonrisa se oreja a oreja y nos miraban esperando alguna reacción. -No, mamá. ¿Están locos o que se fumaron?- ambos me miraban con cara de sorpresa.- Yo no me pienso casar tan rápido. Esto lleva tiempo.- Miré a Christian esperando alguna reacción de su parte. El solo se limitaba a asentir y a mirarlos con una sonrisa. No me estaba ayudando en nada y sabía que esto era venganza de lo que yo le había hecho pasar. -Por mi esta bien.- dijo encogiéndose de hombros y yo me puse de pie al instante. Negaba con la cabeza sin poderlo creer.- Nos vemos mañana, preciosa.- me dio un beso en la mejilla y salió por aquella puerta.
Sentía la sangre hirviendo recorrer cada centímetro de mi cuerpo. Si el pensaba que podía hacerme esto, estaba muy equivocado. No sabía bien el porque me ponía asi por esto, pero me enfurecía.Me levante de mi asiento, por poco tiro la silla. Lucía hizo un intento en vano de defenderme, pero no la deje.-¿Se puede saber a ti que diablos te pasa?- pregunte furiosa y con los puños apretados a cada lado de mi cuerpo.-Estoy disfrutando el único dia que tengo de soltero.- me sonrió hipócritamente y como si fuera lo mas obvio en el mundo.-¿Y lo disfrutas con tantas mujeres?- la
Tenía un sueño tan profundo, que juraría que cualquier cosa pudiera despertarme. Pero a veces no todo esta de mi parte. Me desperté por todo el ruido que se escuchaba dentro de toda la casa. Gire mi cabeza hacia mi mesita de noche y con los ojos entre abiertos vi en el reloj que eran las ocho y media de la mañana. Un poco indignada y de mal humor me levanté. Abrí la puerta aun tallándome los ojos y baje las escaleras. Me encontré con mi madre en el camino. -Mamá, ¿Se puede saber por qué diablos en esta casa hay mucho ruido?-pregunté, quería dormir tranquila, era fin de semana y era oportunidad de poderme levantar tarde. Mi madre me miro como si estuviera loca. Ellos normalmente se podían levantar desde las seis de la mañana. Pero yo era alguien mu
Se escuchaban aplausos de todas las personas que nos acompañaban ese dia. Sentí como Christian me apretaba a el y yo como mis piernas temblaban. Se separó de mi, pero mantuvo sus manos alrededor mío.-Felicidades, cielo.-Melina vino a nuestro encuentro.- Que gusto me da verlos juntos.-Nos abrazo a los dos al mismo tiempo.Asi fue durante cinco minutos. Abrazos, besos y muestras de cariño de gente que ni siquiera conocía. No tenía ni idea de quienes pudieran ser. Al fin y al cabo la boda no era mi, aunque me haya casado yo. Sentía que la boda era de mis padres, ellos lo disfrutaban.Fuimos a la sesión fotográfica, las palabras se quedaban atascadas en mi garganta.
Estaba dando vueltas y vueltas en la cama. En la habitación hacía un calor de los mil demonios. Miré el reloj en mi mesita de noche y eran las nueve de la mañana. Que frustrante que ya no pues seguir durmiendo mas. Christian seguí abrazado a mi, que raro. Ayer sin duda fue un gran dia, lo hubiera podido disfrutar mejor si esa boda sería con alguien que yo amará. Él estaba roncando y dormía como una roca. Ni siquiera el tren podría despertarlo. Me levante sin hacer mucho ruido y saqué lo que me pondría el dia de hoy. Fui al baño rápidamente e hice mis necesidades, duche y lave mis dientes. Pienso en el futuro ¿Qué nos deparará este matrimonio? Puede que al final no haya sido tan mala ide casarme. Pero asi como es Christian respecto a todo lo que tiene que ver
Me había despertado temprano por los rayos de sol que entraban desde la ventana. Me coloque mi bata de dormir y me acerque al pequeño balcón que tenía la habitación. Apenas podía ver el amanecer, apreciarlo y admirarlo. Nunca jamás había visto algo tan bello e irreal. Recargué mis brazos en el barandal y seguí admirando. Tenía que ser fuerte sobre esto, no quería enamorarme. -Es precioso ¿No?- no lo sentí llegar y di un salto por el susto. Me abrazo de la cintura y coloco su cabeza en el hueco de mi cuello. En esa zona deposito un ligero y húmedo beso. -Si, realmente espectacular.-las palabras salieron apenas audibles de mi boca. Estas cosas me desconcertaban un poco.
Lo separé de mi muy a mi pesar, ya estaba intentando tener algo mucho mas allá de lo que en mis planes estaba. Si, admito que el hombre que tenia enfrente estaba para comerse, pero no lo quería admitir.-Es nuestra luna de miel, ¿Porqué no hacerlo?- pregunto tratando de volver a besarme.-Christian, no hagas esto. Yo no puedo estar haciendo esto, lo quiero con amor y no con un simple calentón.- me baje de donde estaba algo enfadada y me subi hacia la habitación.Este hombre que se creía que era, el único en el planeta y que me podía hacer sentir esto. Mi corazón me estaba jugando mal y yo no lo podía permitir, debía parar. Me metí al baño y me eche agua fría, dios santo Jessi