Terminábamos de cenar mis padres y yo, decidimos ir hacia el salón a ver un poco de televisión en familia. Preparamos palomitas y unas sodas para ver la película.
Empezaré por contar algo de mi vida, mi padre por ahora estaba en quiebra, hace unos dias nos había dado la noticia de que la empresa ya no funcionaba, por lo tanto me tuvieron que sacar de la escuela, no me faltaba mucho para terminar. Iba a entrar a la universidad, tenía dieciocho años de edad, la única amiga sincera y creía que lo era es Lucia, hace tiempo que nos distanciamos un poco, pero obviamente las noticias de la empresa de mi padre vuelan y seguramente medio mundo ya lo sabría. Soy una mujer de tez blanca como una hoja, bueno no tanto pero si era muy blanca, ojos grandes y azules con unas largas pestañas, cuerpo con una pequeña cintura y sin muchos atributos, cabello negro azabache y largo.
Estaba en el sofá y distraída en mi celular cuando mis padres que estaban a un lado mío hablaron. -Jessica, hija tenemos que hablar contigo.- mi madre me miro un poco angustiada. Esto si que iba a ser serio, guarde mi celular en el bolsillo.- Hablen. Mis padres se miraron entre si, mi padre se revolvía el pelo una y otra ves, mi madre me miraba con esos ojos grandes. -Lo que te vamos a decir no es fácil para nosotros y no lo será tampoco para ti.- se paso las manos por la cara exasperado.- Sabes que estamos en quiebra y que por ahora no me voy a poder recuperar, hice un trato con unos amigos míos y ellos aceptaron con una condición. Los mire con el ceño fruncido, sabia que como estaba la situación.- Me imagino que aceptaste la condición ¿no? espere la respuesta y ellos solo se miraban. -Veras, la condición que me han puesto la vas a tener que aceptar tu.- esto cada ves me confundía mas.- Me han pedido que te cases con su hijo, han estado buscando la mujer ideal para el y que lo hagan cambiar, ellos me ayudan y yo también. Esto era como si me hubiera caído un balde de agua fría, era enserio que mi padre quería que me casará.
Mi cerebro necesitaba procesar la información, estaba en shock y mis padres me miraban esperando alguna reacción por mi parte. -¡Por supuesto que no lo hare!- baje de un salto de donde me encontraba y me puse a caminar de un lado a otro.- No me casare con nadie y menos tan joven, espero que no hayas dicho nada aun. -Les he dicho que si y en un rato vendrán a conocerte, quiero que te vayas a cambiar y te arregles.- lo decía en un tono elevado.- Vives aun bajo mis reglas, por lo tanto mando yo. Mi madre me miraba con lágrimas en los ojos, sabía bien por su cara que ella no aceptaba esto. -No puedo creer que me estes haciendo esto, solo por tener tu maldito dinero, pero escucha bien, nunca te lo voy a perdonar. Me fui directo hacia las escaleras para ir a mi habitación, estaba enojada de que me hayan hecho esto sin siquiera tomarme opinión.
Lance una almohada hacia la puerta y grite frustrada, eso me pasaba a mi por siempre ser la hija que ellos querían, pero a ese idiota no se la voy a dejar tan fácil, vamos a ver al final quien se arrepiente. Me fui directo hacia el closet, saque un vestido azul marino de mangas largas pero con los hombros al descubierto, unos zapatos de piso y solo hice unos cuantos detalles mas. Tocaron la puerta y por ella entro mi nana Abby. -Mi niña, los señores Sandoval han llegado, tu padre me ha mandado a decirte.- tenía una mirada triste. -Gracias nana, ahora bajo.- di unos retoques a mi boca y fui hacia el salón. Tome una respiración profunda y con la manija en mis manos.
-¡No papá, no puedes hacerme esto, no me puedes obligar a casarme con diecisiete años de edad! -grité muy fuerte que mi padre ya estaba por pegarme.
-Aquí tú las decisiones no las tomas, no eres mayor de edad así que harás lo que yo te diga -dijo apretando la mandíbula.
-Es que no papá. Te lo suplico, cancela la boda, quiero tener mi juventud ¡Disfrutarla! Estaré atada a un hombre que yo no amo ni el me ama -sollocé, exasperada.
-Jessica tiene razón, no puedes obligar a casarla ¡Es apenas una niña! -dijo mi madre.
-No Aurora, tú también no empieces, sabes cómo están las cosas por eso las hago no le impulses las cosas -respondió mi padre señalándome.
-¿Eso seré yo? ¿Un simple negocio? Eso no se le hace a ninguna hija y menos a esta edad ¡Ni siquiera conozco al tipo! Si quieres trabajaré, pero no me obligues a casarme.- enfrenté a mi padre, rogando su comprensión.
-Lo siento Jessica, esa es mi última palabra. Mañana le conocerás al igual que a sus padres, te casarás en una semana y espero que te comportes -dijo saliendo de la habitación, dejándome con la palabra en la boca.
-De verdad lo siento hija, no pude hacer nada- mi madre se acercó, dándome ese abrazo que tanto anhelaba.
-No te preocupes, haré lo posible por no casarme.
-No hagas ninguna tontería cariño.
-No mamá -respondí, para luego salir de la habitación.
Regresé a mi habitación, giré sobre el espejo buscando algún defecto, no estaba nada mal, tenía el cabello negro azabache, unos ojos color azul que te hacen recordar el frío lago en invierno, delgada con una pequeña cintura y no poseía tanto busto; eso me alivió, puede ser que a él no le guste y no quiera casarse conmigo ya que a los hombres le gustan las chicas dotadas.
Agarré mi celular y empecé a jugar para entretenerme y no pensar en lo ridícula que era mi vida, cuando de pronto mi habitación fue abierta y por ella entró mi padre.
-¿Qué quieres papá? -dije lo más fría posible.
-La cena se adelanta. Hoy conocerás a la familia Sandoval, arréglate porque te quiero presentable, Abby te llamará cuando la cena esté servida -dijo autoritario.
-No me queda de otra.
-Bien, entonces levántate y apúrate -terminó con un portazo.
Me levante de mi cama desganada y de mi armario, saqué un vestido gris corto de mangas largas y unos zapatos negros de piso.
Entre a mi baño y abrí la llave del agua caliente, me despojé de mi ropa y me di una ducha rápida.Cuando salí me envolví en una toalla, sacando de mi cajón ropa interior negra con encaje.
Me coloqué el vestido y los zapatos y luego de secarme el cabello dejándolo con pequeñas ondas, me puse un poco de brillo labial y un collar a juego.
-Jessica, tu padre y los señores Sandoval te esperan en el salón.
-Gracias Abby, en un segundo bajo.
<< Aquí vamos>> pensé, veremos cómo es esa tal familia y cómo será el hombre con el que me casaré. Suspiré, después de varias bocanadas de aire, preparándome mentalmente.
Tome la manija entre mis manos, no sabia a que otro santo mas rezarle. Mis manos temblaban y ni se diga que tambien sudaba a causa de los nervios. Unas cuantas bocanadas de aire mas y abrí la puerta. inmediatamente delante mío estaba una señora de cabello castaño claro, ojos azules como el rio y tez ligeramente blanca. Viéndola a simple vista no se veía tan mal, a su lado estaba seguramente su esposo, guardando la compostura y con su cabello negros oscuro y ojos verdes. Parecía no se que ahí parada y sin reaccionar, a un lado estaba seguramente el chico con el que me iba a casar, no se veía nada mal. La verdad es que estaba demasiado atractivo, para que negarlo. Unos ojos entre azul y gris, la mezcla los hacia ver profundos y simplemente hermosos, piel blanca y el cabello castaño corto. -Parece que a mi hija no reacciona.- mi p
Al día siguiente desperté porque tocaban muy insistentemente la puerta de mi habitación. -Te quiero despierta ya.- mi padre grito del otro lado y yo solo me dedique a seguir durmiendo. -No quiero.- cubrí mi cabeza con las cobijas. -No te estoy preguntando, es una orden.- no se en que momento pero había entrado a mi habitación, retiró bruscamente las sábanas de mi cuerpo y espero a que me pusiera de pie. -Quiero seguir durmiendo, déjame empaz.- rode los ojos y me volteé. -No me hagas tirarte encima una cubeta de agua fría, te arreglas en diez minutos.- si mi padre pudiera sacar humo por las orejas lo haría. Estaba muy furioso.
Me levante y salí a correr, quería sentir la brisa del aire, sacar de esa manera un poco mi estrés y el poderme distraer. Llenar de aire fresco mis pulmones, con la música en mi oídos era fácil el poder des estresarme. Familias apresuradas por ir al trabajo, hombres y señores corriendo con sus perros. Algunas señoras con hijos en sus respectivas carriolas sacándolos a dar un paseo. Tome bocanadas de aire y me apresure a hacer mi ejercicio. Que bien se podía sentir la fresca brisa rozar tu cuerpo, esa brisa fría que a cualquiera tranquiliza. Tome el tiempo en mi celular y empecé a correr. Me gustaba hacer esto de ves en cuando, me ayudaba a relajarme y des estresarme un poco de la situación que ahora estaba viviendo. Cuando creí que ya era suficien
Me miraba con esos ojos, como al gato de la película de Shreck. Aun no lo podía creer. ¿Él hacer eso? Es muy raro viniendo del imbecil que conocí hace unos dias. Su susurro me distrajo, alejándome de mis queridos pensamientos y preste atención a lo que diría. -Sígueme la corriente.- murmuró apenas moviendo los labios, sabia que podía dejarlo en ridículo. Sonreí con la mas falsa sonrisa que pude haber tenido en mi vida. Asentí disimuladamente y mis labios seguían con aquella sonrisa que ya me empezaba a dar dolor de cabeza. -No, no quiero.- dije con la risa queriendo salir de mi. El me miraba con la mandíbula apretada y todos los presentes ahí lo lamentaban.
No, esto no podía ser posible. Sabía que me tenía que casar, pero jamás imagine que sería tan pronto. Los dos tenían una sonrisa se oreja a oreja y nos miraban esperando alguna reacción. -No, mamá. ¿Están locos o que se fumaron?- ambos me miraban con cara de sorpresa.- Yo no me pienso casar tan rápido. Esto lleva tiempo.- Miré a Christian esperando alguna reacción de su parte. El solo se limitaba a asentir y a mirarlos con una sonrisa. No me estaba ayudando en nada y sabía que esto era venganza de lo que yo le había hecho pasar. -Por mi esta bien.- dijo encogiéndose de hombros y yo me puse de pie al instante. Negaba con la cabeza sin poderlo creer.- Nos vemos mañana, preciosa.- me dio un beso en la mejilla y salió por aquella puerta.
Sentía la sangre hirviendo recorrer cada centímetro de mi cuerpo. Si el pensaba que podía hacerme esto, estaba muy equivocado. No sabía bien el porque me ponía asi por esto, pero me enfurecía.Me levante de mi asiento, por poco tiro la silla. Lucía hizo un intento en vano de defenderme, pero no la deje.-¿Se puede saber a ti que diablos te pasa?- pregunte furiosa y con los puños apretados a cada lado de mi cuerpo.-Estoy disfrutando el único dia que tengo de soltero.- me sonrió hipócritamente y como si fuera lo mas obvio en el mundo.-¿Y lo disfrutas con tantas mujeres?- la
Tenía un sueño tan profundo, que juraría que cualquier cosa pudiera despertarme. Pero a veces no todo esta de mi parte. Me desperté por todo el ruido que se escuchaba dentro de toda la casa. Gire mi cabeza hacia mi mesita de noche y con los ojos entre abiertos vi en el reloj que eran las ocho y media de la mañana. Un poco indignada y de mal humor me levanté. Abrí la puerta aun tallándome los ojos y baje las escaleras. Me encontré con mi madre en el camino. -Mamá, ¿Se puede saber por qué diablos en esta casa hay mucho ruido?-pregunté, quería dormir tranquila, era fin de semana y era oportunidad de poderme levantar tarde. Mi madre me miro como si estuviera loca. Ellos normalmente se podían levantar desde las seis de la mañana. Pero yo era alguien mu
Se escuchaban aplausos de todas las personas que nos acompañaban ese dia. Sentí como Christian me apretaba a el y yo como mis piernas temblaban. Se separó de mi, pero mantuvo sus manos alrededor mío.-Felicidades, cielo.-Melina vino a nuestro encuentro.- Que gusto me da verlos juntos.-Nos abrazo a los dos al mismo tiempo.Asi fue durante cinco minutos. Abrazos, besos y muestras de cariño de gente que ni siquiera conocía. No tenía ni idea de quienes pudieran ser. Al fin y al cabo la boda no era mi, aunque me haya casado yo. Sentía que la boda era de mis padres, ellos lo disfrutaban.Fuimos a la sesión fotográfica, las palabras se quedaban atascadas en mi garganta.