La luz de amanecer nunca había sido tan molesta para Kara, por mucho que intentaba proteger sus ojos del resplandor, el brillo de forma siniestra se colaba entre sus párpados. Enojada con Darius por dejar la ventana abierta, pero con el mínimo deseo de levantarse y cerrarla, se dio la vuelta para taparse el rostro con una almohada. Sin embargo, la luz persistía como gritándole que despertara. Frunciendo el ceño y sintiéndose exasperada, Kara abrió los ojos, dispuesta a estar enojada con todo el que se atravesara en su camino, pero la escena que vio frente a ella la dejó horrorizada.A unos pasos de donde ella estaba, Darius yacía encima de un charco de sangre e intentaba levantarse del piso sin conseguirlo porque las fuerzas de su cuerpo fallaban. Kara no podía moverse, estaba paralizada al ver tanta sangre saliendo del cuerpo de su compañero. Sangre que no solo empapaba el suelo, también manchaba las sábanas que estaban sobre la cama. Cada vez que ella intentaba entender como Darius
Un mes despuésEl sol comenzaba a ocultarse tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosas, pero Kara no se daba cuenta de la belleza del atardecer, ella no podía apartar la mirada de los pequeños que corrían por la plaza. Imaginaba a su propio hijo corriendo con los demás. Se tocó el vientre, que había cambiado y ahora estaba abultado, mostrando a todo el mundo que una vida creía en su interior. Un escalofrío recorrió la espalda de Kara al imaginar lo que podían hacer sus enemigos si descubrían que iba a ser madre junto a Darius. El aire que refrescaba la tarde no podía eliminar el miedo que crecía a la vez que su vientre lo hacía.«¿Y si descubre que estoy embarazada y viene por mi bebé?» Pensó, luego cerró los ojos para borrar ese pensamiento. La idea de que su hijo resultara dañado por la maldad, la angustiaba. Sabía que Darius era mucho más poderoso que Rohan, pero el otro alfa había demostrado que no tenía honor.Mientras seguía sumida en sus pensamientos, Leif se acercó a ella. Se
Las velas iluminaban la noche, creando una atmósfera cálida. Kara estaba recostada en el amplio pecho de Darius mientras él acariciaba su cabello. Ambos estaban en silencio mientras disfrutaban del momento.—Te amo, Kara —susurró Darius, rompiendo el silencio.—Yo también te amo —dijo ella y se alejó de él para poder girarse y sentarse sobre su regazo para envolverlo con sus piernas.Él no podía resistirse a sus labios llenos y se inclinó para besarlos. Ella le devolvió el beso que estaba lleno de la pasión que sentía el uno por el otro.—Te ves hermosa con los labios hinchados por mis besos —volvió a susurrar el alfa con ternura.Kara le creía, él la hacía sentirse amada sin sentirse insegura por su físico. El vínculo que los unía era tan fuerte que parecía que sus corazones latían al mismo tiempo. Nadie más que él, lograba hacerla sentir segura.—¿Cuándo me viste por primera vez imaginaste que estaríamos así?—No —respondió él con sinceridad—. Sabía que eras mi mate. La única oportun
Darius esperaba la llegada de Cillian Darkmoon en una de las ubicaciones secretas del clan dentro de la jungla. Las nubes oscuras que presagiaban una inminente tormenta contrastaban con la secreta reunión. El ambiente estaba tenso dentro de la habitación, por primera vez desde que había forjado una amistad con Cillian, el beta principal de la manada Luna oscura, se reunían a escondidas. Darius permanecía sentado, sin embargo, en su interior estaba inquieto, no le gustaba ni un poco tanto secretismo.—¿Crees que te pida ayuda para derrocar a su padre y tomar el mando de la manada? —conjeturó Leif, que se encontraba sentado al final de la mesa del consejo.—No creo. Cillian puede solo con Cormac. Si quisiera tomar el poder, la manada lo apoyaría —respondió Darius.Para nadie era un secreto que Cillian Darkmoon era el alfa que el clan Luna oscura necesitaba, pero para lograrlo, tendría que enfrentarse a su propio padre. Entre padre e hijo había una relación de amor y odio desde que Cilli
Cuatro días despuésEl sol se había ocultado dejando una nube oscura que ocultaba la luna. Los ánimos de los presentes contrastaban con la noche sin luz que presagiaba una inminente tormenta. La manada Hijos de la luna se estaban preparando para una guerra, no tenían seguridad de que el clan Luna roja, liderados por alfa Rohan, no hubiesen encontrado aliados dispuestos a tomar parte del asedio al que querían enfrentarlos, luego de que Cillian Darkmoon tomara el mando de su manada dos días antes. Darius levantó la mirada de las armas que estaba tomando y supervisó con la vista que sus guerreros estuvieran tomando las mismas precauciones.El eco de los gritos que se escuchaban en la plaza amortiguaban el ruido que hacían las armas al ser levantadas. Para no levantar sospecha de que estaban al tanto del día que iba a realizar el ataque, los miembros de la manada que no iban a participar de forma activa en la batalla fingían estar celebrando, mientras el resto estaban casi listos para re
Aunque la noche ya no estaba tan oscura, para Kara seguía viéndose lúgubre. Estaba rodeada de su suegra, Leif y el resto de miembros de la manada, pero su mente estaba en Darius. Estaba consciente que permanecer en el pueblo era lo más sensato, sin embargo, deseaba estar a su lado mientras luchaba. La incertidumbre de lo que estaba ocurriendo no la dejaba esperar tranquila, el miedo le atenazaba la garganta y le apretaba el pecho. Cuando comenzó la batalla y se escucharon aullidos en la distancia, el corazón de Kara comenzó a latir con fuerza.Kara sintió la imperiosa necesidad de correr hacia el lugar, el peso de su embarazo la detuvo. Darius tenía razón, no podía poner a su cachorro en peligro. Cerró los ojos para sacar a flote la mujer fuerte que había decidido ser, su pequeño tenía que llegar a este mundo sin más complicaciones. Pero cuando abrió los ojos, varios lobos aparecieron de entre los árboles. Frente a ellos lideraba un lobo de pelaje gris oscuro. Kara contuvo la respira
«¿Este embarazo es la confirmación de que soy la elegida, Diosa?». preguntó Kara mentalmente a la diosa luna, mientras se frotaba el vientre en una leve caricia delante del espejo. «¿Estás bendiciendo con un hijo el amor que Rohan y yo sentimos el uno por el otro?» Una sonrisa de felicidad dividió los labios de Kara. En ese instante se sentía la mujer más feliz del mundo. Nada podría oscurecer su alegría. Todo gracias a la Diosa que le había revelado su embarazo en un momento en que se sentía abrumada por el gran día. En unas pocas horas sería coronada como la Luna de la manada y estaba segura de que muchos miembros estarían en contra. Ella misma había tenido dudas, se preguntaba una y otra vez que tenía de especial para tener el favor de la Diosa Luna. Le había dado por compañero a un alfa y no a cualquiera, era la mate del alfa Rohan de la manada Luna Roja. Había crecido entre burlas por su aspecto, no era la loba más hermosa de la manada, ni siquiera estaba entre las más bonitas,
Kara esperaba que Rohan comenzara a reír y le dijera que era una broma. Que lo que estaba sucediendo era parte de la ceremonia. Era solo una prueba de la manada para comprobar cualquier elemento que necesitaran y que ella no lograba entender. Sin embargo, el alfa permanecía en silencio. La miraba sin emociones reflejadas en el rostro. En sus ojos no lograba ver al compañero que visitaba su cama cada noche.Decepcionada, Kara estaba a punto de marcharse, pero un carraspeo llamó su atención. La mujer que permanecía al lado del alfa la miró con una sonrisa irónica antes de comenzar a hablar.—He estado ausente por un tiempo, por algo que no es de tu incumbencia. Es comprensible que mi amor tenga las necesidades de un hombre. Pero no esperaba… —La mujer hizo una pausa, miró a Kara de arriba abajo con un claro desdén. Luego continuó con un tono cargado de sarcasmo—: Su gusto ha disminuido muy rápidamente. Debe haberme extrañado tanto que ya no elige la comida. Pero eso es bueno, también me