El día previsto para realizar la boda llegó, habían muchas personas en la ceremonia pero lo curioso de esto es que los que se van a casar aún no se conocen.
Aquí se verán por primera vez y todo eso se debe a que Leonardo no quiso asistir a la cena que prepararon para las dos familias en donde los presentarían.
El joven Leonardo entró del brazo de su madre, quién a regañadientes asistió a esa boda pues a ella no le agrada para nada la decisión del abuelo de no tomar en cuenta a Marcela para esposa de su nieto.
Poco después hizo la entrada nupcial la novia, esta viene del brazo de su abuelo, quién con un nudo en la garganta y dolor en su corazón le entregará su nieta a otra familia pero todo por el bien de ella ya que él pronto partirá de este mundo.
- Vaya, para ser la primera vez que veo a mi futura esposa puedo decir que se ve mucho mejor de lo que me imaginaba. Se dijo Leonardo en su mente cuando la joven se acercó a él.
En todo el desarrollo de la boda, Leonardo fingió emoción e interés por su ahora esposa. Todo para que los asistentes no hablaran en mal de la prestigiosa familia Bustamante y de su matrimonio forzado.
Ya en el momento de la recepción, Leonardo le dijo a su abuelo que se irá porque se siente asfixiado de tanto fingir estar enamorado de la muchacha.
- Está bien mi querido nieto, te permito que te vayas pero tu esposa tiene que irse contigo también.
- Está bien abuelo, le diré que nos vayamos.
- ¡A! se me había olvidado anunciarte que tu maleta y la de tu esposa están en el auto de tu chofer, él los llevará al aeropuerto para que tomen un vuelo privado hacia Roatán Islas de la Bahía, les he regalado este viaje para que disfruten su luna de miel con una estadía de una semana.
- Muchas gracias abuelo por preocuparte por nosotros. Le dijo el joven con sarcasmo, ya que le parecía una idea descabellada por parte de su abuelo.
- Señorita, lamento si se está divirtiendo pero debemos de marcharnos ya. Le habló al oído Leonardo a su esposa y esta sin poner ninguna objeción se despidió de su abuelo y salieron juntos tomados de la mano y sonriendo para que los invitados pensaran que estaban felices.
- ¿A dónde vamos? preguntó Aixa cuándo subieron al auto que les estaba esperando afuera de las instalaciones donde se celebraba la boda.
- Al lugar donde deberías de estar, en la panza de un tiburón. Le respondió entre dientes Leonardo.
Aixa no le dijo nada y durante el viaje siguió guardando silencio, se dio cuenta que lo que su esposo tenía de guapo también lo tenía de arrogante.
El chofer les dejó en el aeropuerto, sin embargo Leonardo no quería hacer ese viaje pero tenía que hacerlo porque ya sabe cómo es su abuelo de mandraquero.
En el avión Aixa no pudo disfrutar de la vista panorámica que volar entre las nubes significaba, pues su esposo le dijo que se fuera a la habitación por mientras dura el viaje porque él no la quería estar viendo.
- ¡Ay abuelo! yo no sé en qué momento se te ocurrió que me casara con este Maldito arrogante. Se repetía en voz baja la chica mientras estaba en el baño ya que no paraba de vomitar debido a que ella nunca en su corta vida ha viajado por los aires.
Una de las encargadas de atender a la pareja de esposos se dio cuenta de que la joven Aixa se la había pasado la mayor parte del vuelo en el baño, por lo cual decidió comentarle la situación al joven Bustamante.
- Señor he visto que la señora no se siente bien y temo que le ocurra algo peor.
- Gracias señorita por informarme, en breve estaré con mi esposa. Le respondió el joven dando a conocer que estaba interesado en su esposa. Pero lo que en realidad él deseaba era lo peor para ella porque estaba muy enojado 《Ojalá te mueras en este momento para que desaparezcas de mi vida》.
Leonardo siguió trabajando en su ordenador sin preocuparse por lo que le estaba pasando a su esposa, pero un rato más tarde decidió ir a echar un vistazo a la habitación para asegurarse de que estuviera bien porque de lo contrario su abuelo es capaz de sepultarlo vivo junto a la chica.
Abrió la puerta de la única habitación que había en el avión y de pie aún sin entrar, observó a la chica que estaba sentada en el suelo y su cabeza recostada en la cama, se acercó lentamente a ella y escuchó que la chica sollozaba.
- ¿Qué te pasa? le preguntó él y no porque se hubiese preocupado por ella, sino que por cortesía deseaba saberlo.
- Es que me siento incómoda con este vestido y no me lo puedo quitar, y además le tengo mucho miedo a las alturas y me siento mal del estómago por eso. Le respondió la chica pero no le pudo decir que también le tiene temor a él y más con el tono de voz que usa para dirigirse a ella.
Leonardo dudó por mucho tiempo si ayudarla o no, pero finalmente decidió hacerlo. Le dijo que se pusiera de pie para bajarle el cierre de su vestido y la chica aún con dudas se levantó, aún no podía creer que ese arrogante se haya ofrecido a ayudarle sin pedirselo.
Leonardo bajó el zipper y de inmediato salió de la habitación y se fue a sentar nuevamente para seguir trabajando en su portátil, mientras que la chica se despojó de su vestimenta y se colocó una ropa más cómoda y se acostó a dormir.
Tres horas más tarde llegaron a su destino, ambos bajaron del avión acompañados por dos guardias que el señor Miguel Bustamante contrató en ese lugar, especialmente para vigilar que los esposos se dirigieran a los lugares ya predestinados.
- Tú te quedarás en esta habitación y yo me iré a la otra. Le dijo el joven Leonardo a la chica después de haber sobornado al personal de seguridad y lograr que estos le prometieran que no le dirán a su abuelo lo que ocurren en esta Isla, solo le darán parte de que los esposos están cumpliendo en visitar los sitios ya estipulados.
- Está bien, por mí no hay problema si no duermes aquí. ¿Pero qué le dirás a tu abuelo si él se entera de que te fuiste a otro lugar? preguntó la chica preocupada, aunque feliz de que no compartiría habitación con el desconocido engreído.
- Eso es lo que menos debe de importarte, tú solo preocúpate por mantenerte alejada de mí y con eso bastará para que no tengamos problemas con el abuelo. Dicho eso el chico se retiró de la habitación de la chica y se fue a la suya.
Estando ya listo para dormir revisó su teléfono celular y se percató de que habían varias llamadas perdidas de su novia Marcela, bueno ex novia o cómo se le quiera llamar ya que ahora él está casado con otra.
- Hola mi bello ángel. Respondió Marcela cuando se unió a la videollamada que Leonardo le está haciendo.
- Te extraño mucho Marcela.
- ¿Dónde estás ahora porque esa no es tu habitación?
- Estoy en un hotel, ando en un viaje de negocios. Mintió el chico aprovechando que su novia no es de su mismo país.
- Oh, eso está perfecto Leonardo, ponte pilas para que las empresas de la familia pronto sean completamente tuyas. Dijo Marcela y lo dice así porque tiene unas muy buenas razones que el chico aún desconoce.
Hablaron por un rato más y antes de despedirse ambos se dijeron cuánto se aman y lo mucho que se extraña el uno al otro, ya que él joven Leonardo vive en Honduras y la chica vive en El Salvador, ambos se conocieron cuando estaban estudiando en la universidad "Nuevos Horizontes" en Medellín Colombia.
Los esposos ya llevan tres días en este lugar y están próximos a regresar de su luna de miel, luna de miel para los que creen que en este matrimonio hay amor.
Pero para la pareja esto es solo una especie de cumplimiento de algo que se les ha impuesto en contra de su voluntad, principalmente el joven Leonardo así lo interpreta y por eso no ha querido saber nada de la joven Aixa después de que la dejara en la habitación la noche que llegaron.
Por su parte la joven Aixa ni siquiera ha salido de su habitación, todos los días pide que le lleven la comida al cuarto porque teme perderse en ese gran hotel y sabe que su esposo no irá a su rescate, además de que él la amenazó que su lugar era estar en la panza de un tiburón. Por lo tanto le da miedo acercarse a la playa, solo se la ha pasado viendo la televisión y durmiendo, pues ni siquiera ha traído un teléfono móvil para distraerse aunque sea tomando fotografías de la hermosa vista que tiene frente a su ventanal.
- Disculpe señorita, puedo hacer una llamada desde el teléfono fijo-. Preguntó la inocente Aixa a una de las muchachas que a diario llegan a hacer el aseo. - Claro que sí puede hacerlo señora. Le respondió la muchacha amablemente, pues como ya saben que en ese hotel solo se hospedan las personas con alto nivel económico entonces ellos tienen la orden de hablar con respeto cuando se dirijan a los huéspedes. - ¿Podrías ayudarme por favor, es que no sé cómo se maneja eso-. Comentó la joven Aixa y la muchacha creyó que ella se estaba haciendo la que no podía solo para molestarla a ella. Pero de igual forma su deber como empleada de ese lugar era orientarle y así lo hizo. Aixa llamó a su abuelo y le comentó que aquí la está pasando de lo mejor, aunque lo extraña mucho a él pues nunca se han separado por varios días. Sólo lo hacían durante el día que la chica salía a trabajar pero por la noche siempre regresaba con él a casa. - Ay hijita, que Dios te bendig
- Pero qué te pasa animal, acaso no sabes que ese muchacho al que tú le diste ese golpe es el yerno del dueño de este lugar-. Le reclamó Aixa enojada a Leonardo, pues le preocupaba que tomaran represalias en contra de ellos. - Jaja pero quién te ha dicho semejante mentira mujer, el dueño de este lugar yo lo conozco muy bien y no tiene ninguna hija. Por lo tanto este imbécil no puede ser su yerno. - ¿Y por qué lo golpeaste si no estaba haciendo nada malo? - Vaya no lo puedo creer, mi esposa defendiendo a otro hombre delante de mí. Hay que ver que eres una oportunista, solo te dijo ese tipo que era de dinero y ya andabas detrás de él. - Eso no es cierto, no me acuses sin saber. - A mi no me vas a estar contradiciendo m*****a perra, si yo digo que así son las cosas es porque así lo son. Y te lo advierto desde ahorita, si te vuelvo a ver junto a otro hombre esta vez no va a ser él quien va a ganar su merecido, vas a ser tú, eso que te quede claro
El joven Leonardo en todo el viaje no le prestó atención a su esposa, por ratos se ponía a trabajar en el ordenador o si no, cerraba los ojos y se recostaba en el asiento haciéndose el dormido. Y todo para no ver el hermoso rostro de su esposa, y su mente que es tán traicionera que a cada momento le recuerda el episodio de sexo que tuvieron antes de salir de la isla de Roatán. Finalmente el viaje terminó y llegaron a la casa del abuelo que era en dónde se supone que vivirán, porque Leonardo allí ha estado viviendo toda su vida en la mansión familiar. - Mis queridos nietos ya están de regreso, cuéntenme cómo les fue-. Preguntó el abuelo emocionado, aunque él ya sabe que con el carácter que tiene su nieto no cualquiera lo soporta y además por obligación se fue a ese viaje. - Ya estamos aquí abuelo, por favor muéstrale la habitación donde se quedará ella-. Dijo Leonardo refiriéndose a Aixa. - Te exijo respeto para tu esposa Leonardo, y claro que
- Marcela que gusto verte de nuevo cariño-. Le dijo sorprendido el joven Leonardo a su novia, ya que esta no le había comunicado de que vendría al país y mucho menos que vendría a la oficina a verlo. - A mi padre le salió un negocio para estos lados, entonces aproveché para venir con él y hacerte una pequeña visita-. Dijo la chica, pero en realidad ella ha venido porque la madre de Leonardo le llamó y le contó todo lo sucedido. Pero está tranquila, pues sabe que Leonardo odia a esa otra chica, bueno eso fue lo que su suegra le comentó. - Aixa salió a buscar trabajo en la ciudad pero nadie la quería contratar ya que no cuenta con una profesión o una carrera universitaria. Y eso hace que se desespere, pues ya casi va anochecer y aún está un poco largo de su casa y lo peor es que anda a pie porque no tiene dinero propio y su esposo ya le advirtió que no le dará nada de su dinero. Regresó a su casa con la esperanza de que mañana volverá a salir y con suer
- Suegra le cuento que en este momento voy para la casa de Leonardo, ya ha pasado una semana desde la primera vez que fuimos y no encontramos a la baja novios, ojalá hoy sí la encuentre-. Le comunicó Marcela a la madre de Leonardo. - Yo también voy contigo mi muchacha, nos vemos en el mismo café de siempre para que mi suegro no vea que voy a salir contigo, sabes muy bien que tú no eres santo de su devoción. - Muchas gracias por apoyarme en este duro proceso de ver a mi novio casado con otra persona-. Le dijo Marcela agradeciéndole hipócritamente a la madre de Leonardo. Aixa al llegar a su casa colocó los productos alimenticios en su lugar y se puso a limpiar la cocina, el timbre de la puerta sonó y entonces ella dejó de hacer lo que estaba haciendo y fue a abrir pensando que era Leonardo que tal vez venía borracho y había olvidado la llave. - Buenas tardes ¿puedo ayudarle en algo? Preguntó Aixa al ver a la elegante mujer de pie en la entrada.
- ¡Dios mío! ¿pero qué te ha pasado Leonardo? Preguntó Aixa preocupada y salió al encuentro de su esposo cuando lo vio todo magullado. - Nada grabe mi amor-. Le respondió el joven, pero ella ni se fijó que él le llamó así. Los guardias lo entraron a la casa, lo acomodaron en el sofá y luego él les ordenó que se marcharan a hacer lo que les pidió. Aixa corrió por el botiquín de primeros auxilios a traer lo que se necesita para limpiarle la sangre. - Pero qué haces tonta, acaso he pedido de tu ayuda-. Habló Leonardo muy histérico. - Te ves muy mal, por favor deja que te cure. - Vete a dormir yo estoy bien, no necesito que tú estés al pendiente de mí. - Bueno me iré pero si necesitas algo por favor no dudes en hablarme y yo vendré corriendo. - Ya lárgate mujer, pareces lora solo hablando. Ya te dije que tú para mí no vales nada, así es que no te molestes en querer ayudarme. Aixa se fue a su habitación y aunque no q
Aixa regresó con la cena para su esposo y con el hambre que Leonardo tenía no le pudo despreciar tan apetitoso menú y se comió toda la comida delante de ella y cuando terminó ni siquiera le dio las gracias. Pero cómo Aixa ya lo conoce como es de engreído ya no le importa si él le agradece o no. Luego le curó la herida que tiene en la cabeza y le cambió la venda qué el médico le puso por la mañana, y a regañadientes Leonardo le permitió que le ayudase a subir a su habitación para descansar. Aixa se retiró de la habitación no sin antes recordarle que si necesita de su ayuda puede hablarle nuevamente, Leonardo no protestó y tampoco agradeció la amabilidad de su esposa. - ¿Por qué será que esta chica me trata tan bien, si sabe que yo la trato como la porquería que es? Yo la odio, la odio porque por su culpa yo ya no me voy a casar con Marcela, no sé en qué momento esta muchachita se cruzó en el camino de mi abuelo para que él la eligiera como mi esposa. Seguramen
- Aixa vistete con ropa decente porque iremos a cenar fuera de casa porque mi primo Daniel te quiere conocer. - ¿Es necesario que vayamos a otro lugar Leonardo? yo bien puedo cocinar aquí-. Respondió Aixa, y es que a ella le da pena ir porque es la primera vez que saldrán juntos y teme que los nervios le jueguen una mala pasada. - Dije que saldremos, así es que no me contradigas y haz lo que te ordeno. - Está bien gruñón-. Respondió la chica y salió corriendo para su habitación antes de que él le dijera algún insulto por contradecirlo. Leonardo se quedó de pie en la sala viendo como corría, seguramente huyendo de él y por primera vez se le formó una sonrisa al ver a su esposa malcriada. Una hora después Leonardo fue a tocar la puerta de la habitación de la chica porque ya era hora de irse y ella no ha bajado aún. - ¿Y ahora qué quieres? me has despertado de mi sueño. Preguntó Aixa aún sin abrir la puerta. - ¿Cómo que estás durm