Leonardo fue a hablar con su primo Daniel y le explicó que no le podría ayudar como se lo había prometido porque Marcela no tenía a los niños en la dirección que él le dio.
El joven Daniel se mostró muy arrepentido por todo el daño que hizo y le pidió perdón a Leonardo, también le pidió que le dijera a Aixa que aunque él no merece el perdón de ella pero que por favor lo perdone.
Cuando Leonardo le comentó acerca de lo que sucedió con el abuelo Miguel, este estaba muy acongojada y le pidió a Leonardo que hiciera justicia con su propia mano, que vengara la muerte de su querido abuelo.
- Le prometí a mi abuelo que yo mismo mataría a quien lo asesinó, pero al final no tuve el valor de hacerlo. Creo que yo podré ser muy cruel, pero no asesinaría a un miembro de mi propia familia.
- ¿De qué
- Aixa Raquel Lozano, ¿acepta por esposo al señor Leonardo Bustamante, para amarlo y respetarlo en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad? - Sí, acepto. - Los declaro marido y mujer, puede besar a su esposa. Sí, Leonardo le pidió matrimonio a Aixa de una forma muy graciosa. La niña comenzaba a dar sus pasitos y él le dio el anillo junto a una nota y la mandó para donde su mamá. La niña muy emocionada llegó donde ella estaba cocinando y le entregó la cajita donde estaba el anillo. - Tata mami.- Dijo la bebé y le señaló con su pequeño dedito el lugar donde Leonardo estaba sentado, y luego se regresó para donde su papi. - ¿Quieres ser la esposa de este "Maldito Arrogante"? Aixa sonrió al leer el papel y muy emocionada corrió hasta donde estaba su hombre y quedando a horcadas sobre él lo besó. - Claro que sí acepto ser tu esposa mi amor bello. Pero no entiendo porque me lo pides si ya estamos casados. - ¿Te pedí yo que te casaras conmigo? - No. - Bueno eso sig
- Abuelo por favor no me haga eso, yo no me quiero casar con una desconocida. Le rogaba Leonardo al señor Miguel Bustamante, quién le está obligando a casarse para poder nombrarlo como heredero de sus múltiples empresas. - Pues si no lo quieres hacer no lo hagas, pero yo ya di mi última palabra y está en ti si acatarla o no. Le respondió el abuelo. - Papá ayúdame a convencer a mi abuelo para que me herede los negocios sin necesidad de obligarme a hacer algo de lo que yo no estoy de acuerdo. Suplicaba Leonardo a su padre en aquella oficina donde están reunidos los tres. - Hijo, sabes que a mí no se me da muy bien esto de los negocios y por eso me estoy jubilando temprano y tú eres el indicado para que sigas con el legado de las empresas "Imperial's" . Ya conoces a tu abuelo y sabes que no dará marcha atrás a esta condición que te a puesto, porque él quiere que al momento de que tú tomes el mando de las empresas seas un hombre qu
El día previsto para realizar la boda llegó, habían muchas personas en la ceremonia pero lo curioso de esto es que los que se van a casar aún no se conocen. Aquí se verán por primera vez y todo eso se debe a que Leonardo no quiso asistir a la cena que prepararon para las dos familias en donde los presentarían. El joven Leonardo entró del brazo de su madre, quién a regañadientes asistió a esa boda pues a ella no le agrada para nada la decisión del abuelo de no tomar en cuenta a Marcela para esposa de su nieto. Poco después hizo la entrada nupcial la novia, esta viene del brazo de su abuelo, quién con un nudo en la garganta y dolor en su corazón le entregará su nieta a otra familia pero todo por el bien de ella ya que él pronto partirá de este mundo. - Vaya, para ser la primera vez que veo a mi futura esposa puedo decir que se ve mucho mejor de lo que me imaginaba. Se dijo Leonardo en su mente cuando la joven se acercó a él. En todo el desarrol
- Disculpe señorita, puedo hacer una llamada desde el teléfono fijo-. Preguntó la inocente Aixa a una de las muchachas que a diario llegan a hacer el aseo. - Claro que sí puede hacerlo señora. Le respondió la muchacha amablemente, pues como ya saben que en ese hotel solo se hospedan las personas con alto nivel económico entonces ellos tienen la orden de hablar con respeto cuando se dirijan a los huéspedes. - ¿Podrías ayudarme por favor, es que no sé cómo se maneja eso-. Comentó la joven Aixa y la muchacha creyó que ella se estaba haciendo la que no podía solo para molestarla a ella. Pero de igual forma su deber como empleada de ese lugar era orientarle y así lo hizo. Aixa llamó a su abuelo y le comentó que aquí la está pasando de lo mejor, aunque lo extraña mucho a él pues nunca se han separado por varios días. Sólo lo hacían durante el día que la chica salía a trabajar pero por la noche siempre regresaba con él a casa. - Ay hijita, que Dios te bendig
- Pero qué te pasa animal, acaso no sabes que ese muchacho al que tú le diste ese golpe es el yerno del dueño de este lugar-. Le reclamó Aixa enojada a Leonardo, pues le preocupaba que tomaran represalias en contra de ellos. - Jaja pero quién te ha dicho semejante mentira mujer, el dueño de este lugar yo lo conozco muy bien y no tiene ninguna hija. Por lo tanto este imbécil no puede ser su yerno. - ¿Y por qué lo golpeaste si no estaba haciendo nada malo? - Vaya no lo puedo creer, mi esposa defendiendo a otro hombre delante de mí. Hay que ver que eres una oportunista, solo te dijo ese tipo que era de dinero y ya andabas detrás de él. - Eso no es cierto, no me acuses sin saber. - A mi no me vas a estar contradiciendo m*****a perra, si yo digo que así son las cosas es porque así lo son. Y te lo advierto desde ahorita, si te vuelvo a ver junto a otro hombre esta vez no va a ser él quien va a ganar su merecido, vas a ser tú, eso que te quede claro
El joven Leonardo en todo el viaje no le prestó atención a su esposa, por ratos se ponía a trabajar en el ordenador o si no, cerraba los ojos y se recostaba en el asiento haciéndose el dormido. Y todo para no ver el hermoso rostro de su esposa, y su mente que es tán traicionera que a cada momento le recuerda el episodio de sexo que tuvieron antes de salir de la isla de Roatán. Finalmente el viaje terminó y llegaron a la casa del abuelo que era en dónde se supone que vivirán, porque Leonardo allí ha estado viviendo toda su vida en la mansión familiar. - Mis queridos nietos ya están de regreso, cuéntenme cómo les fue-. Preguntó el abuelo emocionado, aunque él ya sabe que con el carácter que tiene su nieto no cualquiera lo soporta y además por obligación se fue a ese viaje. - Ya estamos aquí abuelo, por favor muéstrale la habitación donde se quedará ella-. Dijo Leonardo refiriéndose a Aixa. - Te exijo respeto para tu esposa Leonardo, y claro que
- Marcela que gusto verte de nuevo cariño-. Le dijo sorprendido el joven Leonardo a su novia, ya que esta no le había comunicado de que vendría al país y mucho menos que vendría a la oficina a verlo. - A mi padre le salió un negocio para estos lados, entonces aproveché para venir con él y hacerte una pequeña visita-. Dijo la chica, pero en realidad ella ha venido porque la madre de Leonardo le llamó y le contó todo lo sucedido. Pero está tranquila, pues sabe que Leonardo odia a esa otra chica, bueno eso fue lo que su suegra le comentó. - Aixa salió a buscar trabajo en la ciudad pero nadie la quería contratar ya que no cuenta con una profesión o una carrera universitaria. Y eso hace que se desespere, pues ya casi va anochecer y aún está un poco largo de su casa y lo peor es que anda a pie porque no tiene dinero propio y su esposo ya le advirtió que no le dará nada de su dinero. Regresó a su casa con la esperanza de que mañana volverá a salir y con suer
- Suegra le cuento que en este momento voy para la casa de Leonardo, ya ha pasado una semana desde la primera vez que fuimos y no encontramos a la baja novios, ojalá hoy sí la encuentre-. Le comunicó Marcela a la madre de Leonardo. - Yo también voy contigo mi muchacha, nos vemos en el mismo café de siempre para que mi suegro no vea que voy a salir contigo, sabes muy bien que tú no eres santo de su devoción. - Muchas gracias por apoyarme en este duro proceso de ver a mi novio casado con otra persona-. Le dijo Marcela agradeciéndole hipócritamente a la madre de Leonardo. Aixa al llegar a su casa colocó los productos alimenticios en su lugar y se puso a limpiar la cocina, el timbre de la puerta sonó y entonces ella dejó de hacer lo que estaba haciendo y fue a abrir pensando que era Leonardo que tal vez venía borracho y había olvidado la llave. - Buenas tardes ¿puedo ayudarle en algo? Preguntó Aixa al ver a la elegante mujer de pie en la entrada.