- Suegra le cuento que en este momento voy para la casa de Leonardo, ya ha pasado una semana desde la primera vez que fuimos y no encontramos a la baja novios, ojalá hoy sí la encuentre-. Le comunicó Marcela a la madre de Leonardo.
- Yo también voy contigo mi muchacha, nos vemos en el mismo café de siempre para que mi suegro no vea que voy a salir contigo, sabes muy bien que tú no eres santo de su devoción.
- Muchas gracias por apoyarme en este duro proceso de ver a mi novio casado con otra persona-. Le dijo Marcela agradeciéndole hipócritamente a la madre de Leonardo.
Aixa al llegar a su casa colocó los productos alimenticios en su lugar y se puso a limpiar la cocina, el timbre de la puerta sonó y entonces ella dejó de hacer lo que estaba haciendo y fue a abrir pensando que era Leonardo que tal vez venía borracho y había olvidado la llave.
- Buenas tardes ¿puedo ayudarle en algo? Preguntó Aixa al ver a la elegante mujer de pie en la entrada.
- Sí, vengo a buscar a la perra con la que casaron a mi novio. ¿No me digas que eres tú?
- Claro que sí soy yo la mujer con la que está casado Leonardo. Pero no soy la perra que tú buscas, y no sabía que mi Leo tuviera una novia tampoco.
- Pues ahora ya lo sabes. Con razón mi novio no desea ni verte, si es que pareces una pordiosera sin sentido y él me ha dicho que tú no estás a su altura cómo lo estoy yo-.
Mintió la chica, pues se puso celosa al ver que esa pequeña muchacha era muy hermosa y le dio pánico que Leonardo en algún momento se enamorase de la esposa y la abandone a ella.
- ¿De verdad él te dijo eso de mí? preguntó Aixa sintiéndose triste, pues no se esperaba que su esposo le comentara a otras personas acerca de su falso matrimonio arreglado.
Bueno tiene razón de contárselo a ella, si es su novia. Pensó para sus adentros Aixa pero siempre sintiéndose incómoda pues a pesar de que en pocas ocasiones lo ha visto pero ya se ha enamorado de él. Aunque sabe que no tiene derecho a tener una oportunidad con él.
- Sí él me lo dijo, y muchas cosas más. Y por si no lo sabes te lo voy a decir, Leonardo todos estos días se ha estado quedando a dormir conmigo, no te atrevas a meterte en nuestra relación muchachita porque te las verás conmigo.
- No se preocupe que yo no tengo la intención de meterme con él-. Le respondió Aixa, pero sonriendo para sus adentros porque ya se acostó la primera vez con Leonardo.
- No quiero que mi novio se entere de que yo he venido hasta su casa, si él se entera de esto yo vendré nuevamente y no precisamente a platicar como ahorita. Así que ya quedas advertida y piensa bien antes de actuar porque te irá muy mal.
Marcela tuvo que regresar a su país El Salvador, pues sus padres no le permitían estar fuera del país por mucho tiempo.
Leonardo regresaba con normalidad a su casa a dormir y por las mañanas se marchaba y siempre era la misma rutina diaria, el desayuno servido en la mesa, la cena servida en la mesa.
Desde hace días no ve a su esposa, pues cuando él se va a trabajar ella ya se ha ido y cuando él regresa ella ya está en su habitación, ni siquiera sabe si ella está trabajando o qué es lo que hace afuera de su casa.
- ¿Entonces primo cómo te trata la vida de casado? preguntó Daniel al dentrar a la oficina de Leonardo.
- Con solo que te diga que ya tengo varios días que no sé nada de ella, te doy la respuesta. Le respondió Leonardo, pues considera a su primo una persona de confianza para contarle sus secretos.
- No te creo, y qué onda acaso la nena está mal que no te gusta. Preguntó Daniel muy curioso.
- Cualquier día te la voy a presentar para que la conozcas y saques tus propias conclusiones.
- Perfecto, esperaré con ansias ese día entonces-. Dijo el joven Daniel con una sonrisa.
- ¿Oye salimos a tomar esta noche?
- No, no puedo porque hoy me iré tarde de la empresa porque tengo bastante trabajo acumulado, cuando pueda yo te aviso para que vayamos a dar la vuelta.
- No hay problema primo, yo sé que pasas muy ocupado aquí en nuestra empresa-. Respondió Daniel muy contento porque a partir de hoy comenzará con lo que ha querido hacer desde hace ya varios días.
Tal y como Leonardo se lo comentó a su primo, hoy salió tarde de la oficina. Los empleados hace un rato se habían marchado y ya solo quedaba él con los guardias de seguridad de la empresa.
Se fue al garaje por su auto y cuando estaba a punto de ingresar a este, sintió un fuerte golpe en la cabeza y luego patadas hasta que quedó inconsciente y tendido en el suelo.
Un rato después uno de los guardias bajó al garaje a inspeccionar como siempre lo hacen a esa hora y se quedó sorprendido al ver que el auto del jefe aún estaba allí estacionado pero con la puerta abierta.
De inmediato se lo notificó a sus compañeros y pronto llegaron varios más y al inspeccionar el lugar se dieron cuenta de que el jefe estaba en una esquina atado de pies y manos y bastante golpeado, aún está inconsciente y ellos se asustaron porque pensaron que él estaba sin vida.
Le quitaron la cinta adhesiva que él tenía en sus manos y pies y lo cargaron entre dos para sacarlo de allí y llevarlo a un hospital en su mismo auto. Pero afortunadamente él despertó y les dijo que lo llevaran a su casa y que no le comentaran a nadie sobre lo sucedido y que al nomás regresar de dejarlo que revisaran las cámaras de seguridad y le enviarán los videos para él personalmente echarles un vistazo.
Al llegar a la casa no podían entrar porque no encontraba las llaves de esta, ya que seguramente se le cayeron cuando lo estaban golpeando o cuando lo derrastraron hacia el otro sitio.
- Llamen a la puerta para que mi esposa venga abrir. Les ordenó Leonardo, en este momento tenía que actuar porque los de afuera no saben que ellos se han casado en contra de su voluntad.
Aixa ya había dormido un poco y se había levantado para ir al baño cuando escuchó el timbre de la casa se asustó porque al ver la ahora se dio cuenta de que ya era bastante noche.
Salió de su habitación al pasillo y estuvo esperando a que Leonardo se levantara a abrir, pera nada de eso sucedió.
Entonces fue a tocar la puerta de su habitación y al ver que no abría la puerta ni respondía, pues ella la abrió y vio que él no estaba en la habitación y de inmediato bajó para abrir la puerta principal, pues se le cruzó por la mente que tal vez él venía borracho y no podía abrir con su propia llave y por eso estaba insistiendo molestamente con el timbre que no paraba de sonar.
- ¿Quién es? preguntó cuando se acercó a la puerta.
- Señora le traemos a su esposo porque sufrió un accidente-. Le respondieron los guardias, ya que Leonardo todavía estaba en el auto porque no quería que alguien lo viera en ese estado.
Al escuchar esas palabras Aixa abrió la puerta y sorprendida preguntó por él, pues no lo veía con ellos.
- Dijeron que traían a mi esposo, pero dónde está él que no lo veo. Preguntó Aixa asustada, pues pensó que le estaban jugando una mala pasada y podían ser ladrones.
- El señor está en el auto, pero queríamos que usted abriera la puerta para sacarlo y dentrarlo de una sola vez.
- Entiendo-. Le respondió la chica cuando vio el auto de su esposo.
Los guardias se regresaron a sacar a su jefe del auto y lo traían de bracete entre dos porque él se veía bastante desorientado por el golpe que sufrió en la cabeza y lo más seguro es que tenía alguna costilla rota porque sentía que le dolía un mundo.
- ¡Dios mío! ¿pero qué te ha pasado Leonardo? Preguntó Aixa preocupada y salió al encuentro de su esposo cuando lo vio todo magullado. - Nada grabe mi amor-. Le respondió el joven, pero ella ni se fijó que él le llamó así. Los guardias lo entraron a la casa, lo acomodaron en el sofá y luego él les ordenó que se marcharan a hacer lo que les pidió. Aixa corrió por el botiquín de primeros auxilios a traer lo que se necesita para limpiarle la sangre. - Pero qué haces tonta, acaso he pedido de tu ayuda-. Habló Leonardo muy histérico. - Te ves muy mal, por favor deja que te cure. - Vete a dormir yo estoy bien, no necesito que tú estés al pendiente de mí. - Bueno me iré pero si necesitas algo por favor no dudes en hablarme y yo vendré corriendo. - Ya lárgate mujer, pareces lora solo hablando. Ya te dije que tú para mí no vales nada, así es que no te molestes en querer ayudarme. Aixa se fue a su habitación y aunque no q
Aixa regresó con la cena para su esposo y con el hambre que Leonardo tenía no le pudo despreciar tan apetitoso menú y se comió toda la comida delante de ella y cuando terminó ni siquiera le dio las gracias. Pero cómo Aixa ya lo conoce como es de engreído ya no le importa si él le agradece o no. Luego le curó la herida que tiene en la cabeza y le cambió la venda qué el médico le puso por la mañana, y a regañadientes Leonardo le permitió que le ayudase a subir a su habitación para descansar. Aixa se retiró de la habitación no sin antes recordarle que si necesita de su ayuda puede hablarle nuevamente, Leonardo no protestó y tampoco agradeció la amabilidad de su esposa. - ¿Por qué será que esta chica me trata tan bien, si sabe que yo la trato como la porquería que es? Yo la odio, la odio porque por su culpa yo ya no me voy a casar con Marcela, no sé en qué momento esta muchachita se cruzó en el camino de mi abuelo para que él la eligiera como mi esposa. Seguramen
- Aixa vistete con ropa decente porque iremos a cenar fuera de casa porque mi primo Daniel te quiere conocer. - ¿Es necesario que vayamos a otro lugar Leonardo? yo bien puedo cocinar aquí-. Respondió Aixa, y es que a ella le da pena ir porque es la primera vez que saldrán juntos y teme que los nervios le jueguen una mala pasada. - Dije que saldremos, así es que no me contradigas y haz lo que te ordeno. - Está bien gruñón-. Respondió la chica y salió corriendo para su habitación antes de que él le dijera algún insulto por contradecirlo. Leonardo se quedó de pie en la sala viendo como corría, seguramente huyendo de él y por primera vez se le formó una sonrisa al ver a su esposa malcriada. Una hora después Leonardo fue a tocar la puerta de la habitación de la chica porque ya era hora de irse y ella no ha bajado aún. - ¿Y ahora qué quieres? me has despertado de mi sueño. Preguntó Aixa aún sin abrir la puerta. - ¿Cómo que estás durm
- Lo lamento si te sientes así y créeme que te entiendo. Pero recuerda que a mí también me han obligado a estar con una desconocida y eso para mí no es para nada agradable. Si tú estás de acuerdo podemos hacer que las cosas cambien entre nosotros y llevarnos bien por mientras se da el traspaso de los bienes. - Pero eso me lo dijiste hace unos días atrás y al final siempre saliste con ignorarme y ser el mismo arrogante que se molesta con sólo de verme en esta casa. - Vamos ya no llores y llama a mi abuelo, te prometo que esta vez si cumpliré. Aixa tomó el teléfono móvil que le dio Leonardo y habló con el señor Bustamante, al terminar de hablar le regresó el teléfono a su dueño y esperó a que este se fuera a su habitación, pero Leonardo no se fue sino que se acostó a su lado y la atrajo hacia él para abrazarla y asi se quedaron dormidos. - Hoy no prepares el desayuno, te llevaré a desayunar afuera y luego nos vamos para donde mi abuelo.
Aixa no se percató de que había quedado un trozo de leña con una parte salida de la chimenea y a medida que se iba quemando este se movió y cayó al suelo de madera provocando que minutos después comenzara a tomar fuego, por fortuna Aixa se despertó a tiempo y al ver lo que estaba ocurriendo, comenzó a clamar por ayuda pero alli en ese lugar nadie le ayudaría porque no estaba poblado. - Dios ayudame, no permitas que muera en este lugar. Ayuda, alguien me escucha, vengan a ayudarme. Fueron las últimas palabras de clamor apenas audibles que mencionó la joven Aixa. El humo ya le estaba haciendo efecto a la pobre chica e hizo que se desmayara sin tener la oportunidad de escapar a tiempo. Leonardo se fue a su casa después de dejar a Aixa en la cabaña, iba muy enojado y no paraba de maldecir a su esposa por haberse atrevido a rasguñar a su preciada madre. Por la mañana se fue a traerla antes de irse para la empresa y la tendría que amenazar c
- Señores me llevaré a la muchacha para la ciudad a que reciba atención médica porque aunque se ve que no tiene señales de quemadura alguna, pero sus pulmones pueden estar dañados por el humo que debió haber inhalado-. Dijo Leonardo a los señores cuando salió de la pequeña habitación luego de asegurarse que efectivamente es su esposa la chica que ellos han rescatado. - Si muchacho llévatela, gracias a Dios que te envió a este pueblo para que la ayudes-. Dijeron los señores agradecidos, pues ellos no sabrían que hacer si a la chica se le complicaba su salud. - En unos días vendré de nuevo a visitarles y les traeré noticias sobre la joven-. Dijo Leonardo, pues tiene planeado volver y traerles alguna recompensa por haberle salvado la vida a su esposa. - Que Dios les acompañe buen hombre-. Respondieron los señores. Leonardo se marchó con su esposa en brazos, pues ella aún está dormida por los remedios para relajarse que le dio la anciana. La subió
- ¿Que no se supone que tu esposo es millonario y por ende puede comprarte cuantos celulares quieras por mientras tú no tengas un empleo? Preguntó su hermano con fastidio. - Sí hermano eso lo sé, pero lo que pasa es que yo le pedí que hasta la próxima semana me lo comprara porque yo ya tenía planeado venir a pasar estos días con mi abuelo antes de que se vaya a internar al centro médico. Respondió Aixa. - Bueno entonces al rato te llevaré a que elijas uno, porque no es bueno que estés sin comunicarte con el abuelo. - Está bien hermano y gracias por seguirme consintiendo aunque esta ya no sea tu responsabilidad. - Mi hermanita del alma, tú siempre serás una de mis prioridades en la vida aunque ya estés casada, no lo olvides. - Te lo agradezco Aldair. - Prométeme que vas a continuar con tu estudio, para que cuando ya tengas una carrera seas una mujer independiente que no le anda pidiendo al marido hasta para comprar un lá
- ¿Y tú qué haces aquí?Preguntó Aixa al ver que era la misma chica que hace unos días le llegó a reclamar aduciendo que era la novia de Leonardo.- Pues aquí viviré porque mi novio así me lo pidió-. Respondió Marcela.- ¿Novio? Jajaja ya es hora que aceptes que lo has perdido y que ahora Leonardo es mío-. Dijo Aixa, pues según ella esos son puros inventos de Marcela.- Lo que ella te ha dicho es la verdad Aixa, a partir de hoy ella va a vivir aquí conmigo como mi mujer y tú en esta relación no serás más que una intrusa-.Dijo Leonardo y Aixa se sorprendió cuando él habló porque ni siquiera lo había visto, ella pensó que Marcela había llegado sola y entrado con una llave que anteriormente le había dado Leonardo.- Dijiste que ibas a cambiar Leonardo, y ahora me sales con lo mismo-. Dijo Aixa con mucha tristeza y decepción.- Tu crees que un hombre como yo va aguantar estar con una simple pobretona como tú, ya ubícate muchachita y desp