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Ni sueñes que dormirás en mi cama

El joven Leonardo en todo el viaje no le prestó atención a su esposa, por ratos se ponía a trabajar en el ordenador o si no, cerraba los ojos y se recostaba en el asiento haciéndose el dormido.

Y todo para no ver el hermoso rostro de su esposa, y su mente que es tán traicionera que a cada momento le recuerda el episodio de sexo que tuvieron antes de salir de la isla de Roatán.

Finalmente el viaje terminó y llegaron a la casa del abuelo que era en dónde se supone que vivirán, porque Leonardo allí ha estado viviendo toda su vida en la mansión familiar.

- Mis queridos nietos ya están de regreso, cuéntenme cómo les fue-. Preguntó el abuelo emocionado, aunque él ya sabe que con el carácter que tiene su nieto no cualquiera lo soporta y además por obligación se fue a ese viaje.

- Ya estamos aquí abuelo, por favor muéstrale la habitación donde se quedará ella-. Dijo Leonardo refiriéndose a Aixa.

- Te exijo respeto para tu esposa Leonardo, y claro que ella ya tiene lista su habitación y es la misma tuya pero no en esta casa.

- No se preocupe señor Bustamante, si su nieto no quiere compartir dormitorio conmigo está bien. Entiendo que a los dos nos casaron sin nuestro consentimiento.

- Para empezar llámame abuelo muchacha y para finalizar, esta es la llave de su casa pueden irse desde ya para que se vayan acomodando-. Dijo el abuelo extendiéndole la llave de la nueva casa a Aixa.

- Pero abuelo que estás diciendo, yo he vivido aquí casi toda mi vida-. Respondió Leonardo alterado.

- Sí yo lo sé, pero ahora ya no solo eres tú, ahora tienes una esposa muy hermosa con la cual necesitas privacidad para formar tu hogar porque desde ya les digo que quiero un bisnieto así es que ya deberían de estar trabajando en ello.

- No definitivamente a ti la edad ya te está haciendo hablar disparates abuelo, pero mejor me voy de aquí ya.

- Ve mi querido nieto, el chofer los llevará hasta su nuevo hogar.

- Mi querida nieta, haz todo lo posible por domar a esa bestia-. Le pidió el abuelo a la joven Aixa cuando ella se acercó para darle un abrazo de despedida.

- No es fácil lo que me pide abuelo.

- Yo sé que lo lograrás mi niña.

Aixa tiene un hermano que es mayor que ella, pero actualmente radica en los Estados Unidos y ni siquiera sabía que su hermanita ya se ha casado.

- Abuelo por qué hiciste eso, yo no te creía capaz de ofrecer a nuestra pequeña solo porque son una familia adinerada-. Reclamaba entre lágrimas el joven Aldair cuando se enteró de que su amada hermanita ya no vive con el abuelo.

- Aldair yo no haría nada para perjudicarles a ustedes, te voy a contar el motivo por el que lo hice pero primero tienes que prometer que no se lo contarás a la pequeña Aixa porque yo a ella le dije que estaba enfermo pero que viajaría para poder curarme pero no es así.

- Abuelo dígame qué le pasa, yo le juro por la vida de mis padres que si es algo que dañará a nuestra pequeña no se lo diré, pero por favor abuelo dígame lo que está pasando.

- Ay mi niño, me duele tanto tener que darte esta noticia y perdóname por no habértelo dicho antes pero como te digo yo no quiero preocuparles.

Estoy enfermo mi niño, hace un mes me detectaron cáncer de páncreas en etapa terminal y las probabilidades de que viva por más de dos meses son nulas.

- No abuelo pero podemos llevarte a tratamiento con el médico.

- Los médicos me dijeron que ya no hay solución mi niño, el señor Bustamante me pagó la consulta con los mejores médicos aquí en Honduras y eso dijeron todos que ya no se puede hacer nada en mi caso.

Yo le comenté al señor Miguel Bustamante que no quería dejar sola a mi nieta y entonces él me propuso que la casáramos con su nieto y así fue.

- Cuánto me duele por lo que estás pasando abuelo, yo ahorita mismo llamaré a las aerolíneas para comprar un boleto de avión e irte a ver lo más pronto posible.

- No lo hagas mi muchacho, sabes muy bien cómo está la situación económica en este país y si te vienes no encontrarás un trabajo aquí. No te preocupes por mí muchacho y quédate cuidando de tu esposa y mis bisnietos.

Leonardo y Aixa ya llegaron a su nuevo hogar, una casa demasiado grande pero muy bonita que les regaló el señor Miguel Bustamante.

- Elige tu habitación porque la mía será la más grande, ni sueñes que dormirás en mi cama-. Le dijo el joven Leonardo en forma despectiva.

- Es que ni que quiero dormir contigo, yo feliz de estar separada de un egoísta como tú.

- Cállate m*****a pobretona, por tu culpa ya nunca seré feliz en mi vida-. Le dijo Leonardo a la chica al mismo tiempo que le soltaba una cachetada tan fuerte que hasta hizo girar la cabeza la chica para un lado.

- Después de soltar esas palabras de puro rencor, Leonardo se fue a buscar la habitación más grande como él dijo. 

Mientras que Aixa se metió en la primer habitación que encontró, cerró la puerta con llave y se lanzó a la cama a llorar por su desgracia y preguntándole a su abuelo la razón por la que había hecho eso sí él sabía que ella no le gustaba separarse de él.

Ahora vive a dos horas de distancia de donde su abuelo y no será tan fácil hacerle visitas a diario a su casa porque él ni siquiera estará en ella y él le dijo que en el hospital donde estará recibiendo atención medica no le permiten el acceso a los familiares y eso le dolía mucho a la joven Aixa.

Al día siguiente Aixa se levantó muy temprano para prepararle el desayuno a su esposo antes de que él se marchase al trabajo, afortunadamente la cocina estaba muy equipada y había provisión de alimentos también.

Terminó de preparar el desayuno y cuando Leonardo bajó ella le ofreció de lo que había cocinado.

- Hola Leo, el desayuno ya está listo quieres que te sirva-. Le dijo la chica con muchos nervios pero amablemente.

- Mira muchachita en primer lugar, mi nombre es Leonardo y no Leo, y en segundo lugar acaso me ves cara de imbécil para comer de tu asquerosa comida, trágatelo todo tú total debes aprovechar ahorita que puedes y que ya no estás en la pobreza.

- Lo lamento, yo solo quería que te fueras bien comido a la empresa.

- Pues no, no necesito que me prepares mis alimentos. Es más ve buscando un empleo porque yo ni muerto te voy a estar manteniendo y mucho menos darte dinero para tus cosas personales-. Dijo Leonardo en voz alta por lo molesto que estaba y salió de la casa para irse a la oficina, según él a respirar aire puro.

- Dios mío ayúdame, yo no quiero estar con un hombre que no me valore como mujer-. Decía la joven Aixa mientras lloraba porque se sentía humillada.

Tengo que salir a buscar un trabajo y yo aquí no conozco nada y tampoco tengo a alguien para que me recomiende, menos mal que ya tengo experiencia en algunos trabajos y así se me va a hacer más fácil encontrar uno.

Leonardo llegó a la empresa y al entrar a su oficina se llevó la sorpresa de ver a la persona que en este momento no era recomendable que viajara a este país porque descubriría el secreto que tanto le está guardando Leonardo.

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