Hasley.
La ancha espalda del chico es lo único que puedo notar cuando su cuerpo se detiene y toma el pomo de la puerta, está sale disparada de golpe junto con el chico. Dos hombres con armas cada uno apuntandole a cada rincón de la casa entran, me tumbó al suelo por instinto y me arrastro hacia dónde tenía el arma, pero dos fuertes manos me toman y me levantan. En mi campo de visión aparece Christopher con una cara de asco, sujetado por un hombre quien tiene un pasamontañas. Apuntandole.
M****a, jodida m****a.
Analizo mi entorno y busco la manera de liberarme del agarre y liberar a ese idiota.
¿Cómo carajos me metí en esto?
Doy un cabezazo hacia atrás y le golpeó la nariz a el hombre que hace unos minutos me sujetaba.
—¡Perra!— exclama del dolor, soltando el arma. Le doy una sonrisa y me abalanzo hacia donde se encontraba el arma, el sigue sobando su nariz pero el sonido de mi arma cargándose lo pone atento, le sonrio y apunto—. Eres buena — levanta sus manos.
Hago un mohín restándole importancia y mi sonrisa se ensancha más.
—Que puedo decir.
El sonido de otra arma cargarse me pone alerta, pero demasiado tarde ya alguien me apunta en mi espalda.
—Pero no más buena que yo— una ronca voz susurra, un susurró fuerte. Perpleja, sin saber que hacer sigo apuntando—.Suelta el arma — ordena.
Inconciente de mis actos, levanto las manos y dejo el arma en el sillón, en un movimiento rápido giró sobre mi eje y lo empujo, este cae al suelo y sin darle tiempo a que se recupere doy un giró de 90° y pateó su arma hasta esta caer al otro extremo de la casa, tomo el arma que se encontraba en el sillón y le apunto.
Aún apuntandole nuestros ojos se conectan, una corriente eléctrica azotó mi cuerpo por su energizante mirada, fue jodidamente increíble.
—Nada mal— el prosigue a levantarse, analiza mi rostro y me arrebata el arma, perpleja, aún, solo me quedo viéndolo—. Pero te repito: No mejor que yo— Me brinda una sonrisa y me empuja a el sillón.
«Mierda, más mierda»
—¿Dónde mierdas me llevas?— la voz ronca de Christopher, ayuda a recuperar mi postura, levanto mi cuerpo de golpe y voy directo hacia donde se encuentra el, Christopher trata de no moverse mientras el hombre con pasamontañas le apunta y señala hacia la entrada.
—¿A dónde lo llevas, hijo de perra?— grito y lo empujo—. ¿Acaso no me escuchaste, imbécil? —me acerco más a él hombre esperando su respuesta.
—¿Qué te pasas perra?— espeta el hombre y me empuja para después elevar su mano, cierro mis ojos esperando el golpe pero nunca llega, luego lentamente abrí mis ojos y me encuentro con unos azulados electrizante.
—¿No querrás que el jefe te asesine? O ¿Sí? — musita dándole un mala mirada a el hombre. Relajo mi cuerpo y suspiro aliviada, le doy una mirada a Christopher y el solo me sonríe.
¿Cómo carajos puede sonreír en estos momentos? —. Bred, lleva a el chico a casa y asegúrate que no diga nada— ordena, el susodicho asiente y se acerca a Christopher, alterada veo a el hombre frente a mi, quien me sonríe, le doy una mala mirada y voy dónde está Christopher.
—Le llegas a poner una mano encima, y yo misma te haré pedazos— amenazo. Una carcajada resuena y llevo mi vista allí.
—¿Defiendes a tu novio?— indaga en tono burlón, hace un movimiento con sus manos, con gracia—. El está feliz porque le den una golpiza— agrega.
—Mira idiota— lo señaló y me acerco a el, cuando estoy lo suficientemente cerca termino: — El no es mi novio y nadie le dará una paliza.
El de los ojos azules le da un recorrido a mi rostro y termina en mis labios, quienes se abren por su electrizante mirada.
Su sonrisa me desconcerta.
—Llevalo al auto— ordena sin dejar de mirarme.
—Pero…
—¡Que se lo lleven, joder!
El hombre asiente y se lleva a Christopher. El de la mirada azulada me toma del brazo y me arrastra hacia la salida, abre la puerta trasera del auto y me empuja adentro, mi cuerpo chocha con otro, y cuando levanto mi vista los azulados ojos de Christopher me reciben.
Su mirada no es nada como la del otro hombre; electrizante, fría. La suya es diferente; la calidez que transmiten sus azuladas esferas es mucho más increíble.
Entre abrí mis labios sorprendida, y me preguntaba ¿Por qué? ¿Por qué había atraído a ese chico a mi? ¿Por qué me había ayudado? ¿Por qué estaba justo ahora conmigo? Entonces después de tanto creí en los milagros.
Un carraspeó nos alerta y es ahí donde me doy cuenta que el hombre nos mira por el espejo. Sus electrizante ojos se encuentran con los míos y en ese momento, dónde creí tener calidez, el frío llega.
—Pónganse cómodos, el viaje es largo— avisa —. Y ni traten de escapar o yo mismo los mataré —pone el auto en marcha y rompo la conección de miradas.
Veo a Christopher, con la mirada perdida, desorientada, no ha dicho una palabra en todo lo que ha empezado el viaje, no me a culpado de su secuestro, tampoco se opuso a el, pareciera que este secuestro lo alegrará, es como si su vida no la quisiera y es cuando recuerdo sus palabras:
«— No me conoces»
Tres simples palabras, que cobran sentido ahora que lo veo de cerca.
—Si quieres hablar, solo hazlo— masculló, sin mirarme.
Trago saliva, y niego repentinas veces, hasta que su mirada se encuentra con la mía.
—Gracias— las palabras salen por si sola, sin pensarlo.
El asiente y voltea a admirar la oscuridad de las calles.
•••
Los rayos del sol, se adentra y caen en mi rostro, pestañeo y restrege mis ojos. Mi vista se aclara y deja en mi campo de visión a un Christopher dormido.
Me quedo mirando este chico que salió de la nada, alguien tan diferente a mi y, en realidad lo era, el había salvado mi vida, podría morir en esas sucias y oscuras calles sin ayuda pero el llegó y yo solo me negué a creer que alguien como el pudiera ayudar a alguien como yo.
¿Qué tengo yo que lo atraigo a mi?
—Por la forma en que lo miras, creería que estás enamorada— musitan, giró bruscamente, el solo me sonríe.
El hombre de la mirada azulada tiene la cabeza dentro del auto, sus manos apuyadas sobre el vidrio de la ventana y su cuerpo fuera de ella.
Me alejo de Christopher y bajo el auto rodeándolo para encarar a el hombre.
—¿Siempre estás en todas partes?— me cruzo de brazos.
Se encoge de hombros.
—Te acabo de secuestrar— recuerda —. O ¿Lo olvidaste?
—¡Oh no me digas! Casi ni lo noto— pronunció sarcástica —. Y cuando me apuntabas, pensé que jugábamos a los policías— lo rodeo y me acomodo en la parte delantera de el auto.
Escucho su risa detrás de mi.
—Y ¿No quieres saber el nombre de tu guapo secuestrador?— se acerca, y toma asiento a mi lado.
Saco un cigarro de mi bolsillo y lo enciendo, ignorando su pregunta y su presencia. Inhaló el humo y después de unos segundos dentro de mi lo suelto.
—No me interesa— hablo tangente.
—Te diría lo mismo, pero ya lo sé— musita.
Le doy una última inhalada para después mirarlo. Arqueo una ceja y pronunció:
—¿Qué quieren? — escupo —. Porque no tengo dinero.
El se hace el que piensa.
—La verdad no tengo ni puta idea, gatita.
—No tienes idea…— repito sin analizar su última palabra—. Espera ¿Qué? ¿Gatita? — cuestiono.
—Sí, gatita— repite —. Siempre estás a la defensiva, enojada y sacas tus garras para defender a tu novio— finaliza.
Frunso el ceño y suspiro pesadamente.
—¿Acaso tienes seis?— expulsó el humo —. Porque parece.
—No, solo tengo 26— pronuncia —. Ah, lo olvide, soy Peter Smith tu guapo secuestrador — extiende su mano.
La miro unos segundos hasta aceptarla.
—Hasley Williams — le sigo el juego —. Tú nueva enemiga — agrego para luego llevarme el cigarro a mis labios.
El solo sonríe.
¿Acaso esto era el inicio de un juego?
Porque no me gusta perder.
Y presiento que lo voy hacer.
Peter.— ¿Está todo listo? — suelto apenas me acerco a Bred.El pelirrojo me mira malhumorado y luego suelta:—Hay un motel a 3 km de aquí— anuncia—. La noche está a 40 dólares.Asiento.—¿Dónde está Will?—Salió a calentar la polla— responde cortante.Suelto un suspiro, y me veo de malhumor de nuevo—Joder Bred, son las diez de la mañana.El se encoge de hombros y luego me ve, sus ojos verdes están sin expresión alguna. ¿Cómo diablos puede ser menor que yo? Se ve más viejo.—Dicelo a el, sabes que el no pierde el tiempo — revisa su celular—. Hay que irnos — ordena y me da la espalda para marcharse.— ¡Oye idiota! — lo llamo — Las órdenes las doy yo — anuncio y tomo camino a la tienda.Una ruidosa y horrible música se adentra a mi sistema auditorio, hago una mueca, ¿Qué diablos escuchan los jóvenes hoy en día? Sigo mi camino. Detengo mis pasos frente a una chica, la rubia atiende a una fila de personas.Me acerco a ella sin hacer la fila, escucho muchos reclamos, volteo y me encuentro
Christopher.Aspiro las frías ráfagas de aire que golpean mi rostro, con una sonrisa débil veo a mi alrededor, ¿Esto es libertad?¿Qué era libertad? Yo me había acostumbrado a estar en soledad, no me quejaba tenía todo, pero que había del amor? Yo me encontraba de muchas formas buscándolo, pero nunca lo encontré, solo una falsedad eterna y sin límites.Nadie puso límite incluso en mi escuela, todos querían estar conmigo, y no era por alardear, pero ninguno me interesaba. Nadie podía comprender lo que se sentía, al principio me costó que todos estuvieran sobre mi, y detrás de mi, al principio mi fobia social no la podía controlar.Me encerraba casi todas las tarde en el baño de mi escuela por miedo, miedo a los chicos que se acercaban para preguntar por mi papá, miedo a las chica que se me insinuaban, miedo a mis maestros, miedo a todos. Llegué a un punto de mi vida que casi me pierdo por completo, mi respiración era un caos luego de presentar un trabajo, mi corazón bombeó tanta sangre
Christopher.La pesadez en mi cuerpo no me permite mover ni el más mínimo órgano, el dolor se esparce desde mi hombro hasta mi muñeca adormeciendo mi brazo, al intentar moverlo el dolor se hace aún más presente es… inexplicable. Los rayos de luz se filtran por la ventana y caen sobre mi rostro afectando mis ojos. En un intento fallido muevo un poco mi cuerpo entumido, entre abro mi boca y no llego a formular una palabra por la carencia de saliva en mi garganta. Muevo de nuevo mi cuerpo y siento unas fuertes punzadas en mi brazo. Suelto un gruñido apretando mis ojos por el dolor palpitante.—¡Ey! — escucho la voz de Hasley cerca de mí —. ¿Te duele?Entre abro mis labios y paso la lengua por ellos, trago un poco de saliva y siento como mi corazón empieza a palpitar más rápido.—Luz — alcanzo a formular —. Estorba — no puedo ver a la pelinegra pero puedo percibir como se aleja, un sonido haciendo click me indica que hizo lo que pedí o lo que intente.—¿Puedes abrir los ojos? — pregunt
Christopher. El cuerpo húmedo de Hasley reposaba en mi regazo, sus pálidos labios entre abiertos con tonos morado podía escuchar pequeños suspiros. Su cuerpo se extreme ante la fría brisa que se cola por la ventana del auto. Retiro el grueso abrigo de mi cuerpo y lo reposo en el suyo. —¡¿Cómo carajos nos encontraron?!—exclama Bred, exaltado. —¿Qué crees que soy?—indaga Peter, la vena en su frente se hace más notoria—¡¿Dios o que?! —¡¿Pueden calmarse?!—grita Will, su expresión de horror pintada en su rostro. —¡Jodete!—exclama Bred y Peter al unirismo, el moreno rueda los ojos y se concentra en la carretera, sigue con el ceño muy fruncido. Ignoro la discusión entre Bred y Peter y sigo observando el rostro de Hasley, puedo verla más detalladamente; sus grandes pestañas descansan sobre sus lindos ojos, sus labios tienen un tono demasiado pálido, sus mejillas tienen un color rosa pastel. Ante mis ojos se volvió perfecta, y tal vez no quise aceptarlo pero una parte de mi sabía que yo q
Peter.Ya se hacía de tarde, la oscuridad se apoderaba del día, habíamos parado para hacer unas compras, Will había estacionado el auto y yo había bajado para comprar algo de comida.Todo parecía absurdo, el beso, el comportamiento de los chicos, Christopher e incluso yo cuando me di cuenta que pensaba en los labios de la chica.Nunca había sentido culpa, pero algo tenía reprimido, y era que tal vez ese beso implicaba la decepción de alguien importante para mí.Hasley era impulsiva y yo lo sabía desde la primera vez que la vi, ella había logrado arrebatarle el arma a Will incluso a mí. Pero había algo que no entendía, ¿Qué hacía ese chico esa noche? ¿Qué tenía que ver Christopher con Hasley para desear venir con ella? ¿Le gustaba tanto que arriesgó su vida?Ignore las preguntas que me hacía y seguí con la compra, pero ese beso se reprodujo en mi cabeza como un maldito CD rayado.—¿Te gusta tanto la chica?— Will aparece de la nada y pone su mano en mi hombro.Solté una carcajada por lo
Christopher.Después de unos minutos mi cuerpo seguía estático, Peter seguía con un sonrisa luego de tomar a la chica y atarla a un Stan.—¿Cómo?— solté sin poder asimilar nada aún.—Son vendedores de órganos— soltó Peter, y me lanzó otro bate—. Ten, cuidado aquí todos te conocen.—¿Cómo es que supiste que estaba aquí?Peter soltó una carcajada, sostuvo su estómago y limpio una lágrima falsa:—No te creas importante niño, estoy aquí porque casi me matan también —lo dijo tan tranquilo que me dio escalofrío.Habíamos salido de aquella tienda, Peter aún tenía una sonrisa de arrogante plasmada en su cara. No habíamos tocado más el tema, solo buscábamos a los demás para de nuevo tomar un rumbo desconocido para mí, yo no tenía fuerzas; estaba cansado y con hambre. Mi estómago rugía y creo que Peter lo noto:—¿Quieres comer algo?— lo miré sorprendido por lo amable que estaba siendo —. No es que me interese tu salud niño.Asentí y nos sumergimos por un callejón, al fondo pude reconocer un pue
Hasley.Todo mi cuerpo estaba entumecido, mi cabeza dolía, y el dolor de mi cuerpo se hacía más presente. Un poco de luz se adentró en la habitación, mi rostro parpadeó y asimiló dónde me encuentro, estoy en la misma posición desde el día anterior, estiro mi cuerpo y busco la manera de levantarme del suelo, mi cuerpo duele.Camino hacia el cuarto del baño y me adentro a el, me apoyo del lava manos y veo mi reflejo; mis ojos estan hinchados, rojos, y pequeñas ojeras alrededor de éste, mis mejillas húmedas y mis labios resecos. Estoy destruída. Entonces no pienso más y me adentro a la ducha. Cierro mis ojos y dejo que caiga el agua fría en toda mi piel sucia.—¡Mamá, mamá!Corrí hacia aquella mujer de cabellera negra.—¿Qué pasa cielo?—¿Dónde está papá? Prometió venir en mi cumpleaños.—Mi amor, papá debe trabajar, te envío una carta y un regalo.—Como todos los años— solté triste, y me deje caer en el jardín.—Eso no es verdad, papá es un hombre ocupado, cielo.—Papá es una mierda.
Christopher Mazón quien era el hombre que me nos había secuestrado era nada más ni nada menos que un mafioso mexicano buscado por la DEA, pero estaba interesado en un senador estadounidense corrupto quien fue su mejor amigo y ahora mi querido padre, Bonita historia ¿no? Los dos habíamos salido de su oficina, Mazón me invitó a conocer el lugar. Los dos caminamos frente a unos grandes ventanales dónde la vista era un campo grande. —¿Entrenan?— indague luego de ver algunos hombres hacerlo. Escuché la risa del Mazón. —Siempre vamos a un paso de las tendencias militares. No dije nada, y luego salimos al campo de entrenamiento, nos acercamos al MMA me sorprendí por la pelea que presenciaba ahora mismo; una chica delgada y muy ágil estaba peleando un hombre que le sacaba tres cabeza y 50 kg más. La chica en un movimiento rápido envolvió sus pierdas alrededor del cuello de aquel hombre y se dejó caer junto con él. El hombre con golpes trató de sacarse del agarre de la chica pero ella re