Peter.
— ¿Está todo listo? — suelto apenas me acerco a Bred.
El pelirrojo me mira malhumorado y luego suelta:
—Hay un motel a 3 km de aquí— anuncia—. La noche está a 40 dólares.
Asiento.
—¿Dónde está Will?
—Salió a calentar la polla— responde cortante.
Suelto un suspiro, y me veo de malhumor de nuevo
—Joder Bred, son las diez de la mañana.
El se encoge de hombros y luego me ve, sus ojos verdes están sin expresión alguna. ¿Cómo diablos puede ser menor que yo? Se ve más viejo.
—Dicelo a el, sabes que el no pierde el tiempo — revisa su celular—. Hay que irnos — ordena y me da la espalda para marcharse.
— ¡Oye idiota! — lo llamo — Las órdenes las doy yo — anuncio y tomo camino a la tienda.
Una ruidosa y horrible música se adentra a mi sistema auditorio, hago una mueca, ¿Qué diablos escuchan los jóvenes hoy en día? Sigo mi camino. Detengo mis pasos frente a una chica, la rubia atiende a una fila de personas.
Me acerco a ella sin hacer la fila, escucho muchos reclamos, volteo y me encuentro a un hombre gordo, le saco el del de el medio y continúo.
— Hola guapa — saludo y la chica deja de revisar la caja para verme, sus ojos marrones se abren y remoja sus labios para después sonrojarse. Que descarada — ¿Has visto a un chico de unos 21 años, cabello negro, tez morena? — pregunto, ella solo asiente y me señala los baños. Le sonrió coqueto y le guiño el ojo para después irme.
Me adentro en el baño y el mal olor en mis fosas nasales, el estado está asqueroso, empiezo a revisar cada cabina, hasta que unos gemidos me alertan. Me acerco a el último y me encuentro unas piernas femeninas.
«No tiene mal gusto»
Apoyo las manos de cada lado para adentrarme más al baño.
— Lamento interrumpir sus minutos de placer — las nalgas de la chica empiezan a rebotar más rápido sobre la entrepierna de mi amigo, que asco — ¡Joder, Will! — grito.
La mujer deja sus movimientos y se acorruca en el pecho del moreno, Will abré sus ojos y trata de cubrir a la mujer con una… ¿Tanga? No puedo enviar reírme.
Joder son ridículos.
— ¿Qué carajos Peter? — espeta, trato de reprimir una sonrisa y señaló el reloj
— Tic Tac, conejito— sonrio — Hora de irnos.
— Jodete — deja a la mujer a un lado y trata de vestirse — ¿Qué mierdas haces allí parado, cerdo?
— ¡Oh vamos! — exclamo — Como soy yo el que tiene sexo a las diez de la mañana — digo burlón — Además sin contar que estás en un ba…
No me dejó terminar porque abandona el baño y me da un empujón.
— Jodete Peter — escupe.
Me quedo viendo por dónde se fue hasta que la mujer carraspea.
— Bonitos senos — le sonrió y le doy la espalda, antes de salir me detengo — Ah, olvide decirte, el no te llamará.
Salgo del asqueroso baño.
Recorro la tienda y busco la caja de cigarros más barata. Cuándo ya la tengo en mis manos dirijo mi cuerpo hacía la rubia.
Le entrego la caja y ella la envuelve y me la tiende.
— Tres dólares.
Saco mi billetera y busco algunos billetes, cuando tengo la intención de entregarlos, la castaña aparece. Detiene mi mano con la suya y la acaricia negando.
— Esto — señala los cigarros — Lo pagaré yo.
Le sonrio y nos alejamos.
— ¿Sabes? — indaga — Te estuve observando.
— Bueno, yo estuve observando tus senos — me encojo de hombros.
— Sincero — dice para ella — Me gusta.
— Eso también se lo dijiste a Will, cuando te follaba — escupo y me alejo de ella, y volteo a ver dónde están los chicos.
Bred está hablando por teléfono con la cara ligeramente roja y el ceño fruncido, Hasley está en la misma posición; sobre el vehículo y fumando, el chico despertó y esta alejado con un cigarro en la mano, y Will está cruzado de brazos con una mirada asesina.
— Ahora coqueteando con mis liges.
— Tus liges coqueteando conmigo — corrijo — Además me regaló unos cigarros, es genial.
— ¡Que te den!
Suelto un carcajada y poso mi vista en el chico. Me acerco a el y tomo asiento a su lado, abro la caja de cigarros y enciendo uno.
— ¿Quieres volver a casa? — suelto el humo.
— Primero muerto — repite mi acción.
¿Entonces es el novio de Hasley?
— Si el jefe se entera que te llevo, te va a matar ¿Sabes? — sigo sin rodeos, y lo noto tragar saliva.
Ladeo mi cabeza y lo observo detalladamente, el chico es alto y delgado, muy delgado creo que en su vida a tenido un arma en su vida, si, definitivamente nunca.
— ¿Qué saben de mi?
— Más de lo que puedes llegar a imaginar.
El suelta una risa seca y pronuncia:
— Joder, todo el mundo sabe de mi vida.
— Pero a nadie le interesa — completo soltando el humo — la mayoría solo quiere sacarle algunos dólares a tu Papi — inhalo.
— ¿Puedo quedarme contigo? — pregunta, y juro que casi me ahogo con el humo — Odio mi vida — agrega.
— Joder niño, eres el primero que me pide eso.
El se encoge de hombros y me sonríe.
— Siempre hay una primera vez.
— En este jodido mundo no hay nada — escupo y me alejo de el.
No había nada interesante en el mundo en el que me veía envuelto, tampoco podía quejarme, tenía todo lo que quería incluso amigos. Pero si yo hubiera eligido dónde nacer era preciso que en este mundo no.
El chico me recordó a alguien que conocí, y trajo recuerdos con sus palabras.
Hay personas que me atraen recuerdos, hay personas que son una pieza de mi doloroso pasado y por un momento me vi reflejado en el.
Y no quiero que el sea igual que yo, no quiero que cometan los mismos errores que yo cometí.
Niño, si yo fuera tu me quedara en mi lindo penhouse con una botella de alcohol y muchas chicas, nunca le pediría a un secuestrador que me lleve con el.
Pero a él le faltaba mucho por conocer, y que mejor que yo lo lleve a eso ¿No?
Christopher.Aspiro las frías ráfagas de aire que golpean mi rostro, con una sonrisa débil veo a mi alrededor, ¿Esto es libertad?¿Qué era libertad? Yo me había acostumbrado a estar en soledad, no me quejaba tenía todo, pero que había del amor? Yo me encontraba de muchas formas buscándolo, pero nunca lo encontré, solo una falsedad eterna y sin límites.Nadie puso límite incluso en mi escuela, todos querían estar conmigo, y no era por alardear, pero ninguno me interesaba. Nadie podía comprender lo que se sentía, al principio me costó que todos estuvieran sobre mi, y detrás de mi, al principio mi fobia social no la podía controlar.Me encerraba casi todas las tarde en el baño de mi escuela por miedo, miedo a los chicos que se acercaban para preguntar por mi papá, miedo a las chica que se me insinuaban, miedo a mis maestros, miedo a todos. Llegué a un punto de mi vida que casi me pierdo por completo, mi respiración era un caos luego de presentar un trabajo, mi corazón bombeó tanta sangre
Christopher.La pesadez en mi cuerpo no me permite mover ni el más mínimo órgano, el dolor se esparce desde mi hombro hasta mi muñeca adormeciendo mi brazo, al intentar moverlo el dolor se hace aún más presente es… inexplicable. Los rayos de luz se filtran por la ventana y caen sobre mi rostro afectando mis ojos. En un intento fallido muevo un poco mi cuerpo entumido, entre abro mi boca y no llego a formular una palabra por la carencia de saliva en mi garganta. Muevo de nuevo mi cuerpo y siento unas fuertes punzadas en mi brazo. Suelto un gruñido apretando mis ojos por el dolor palpitante.—¡Ey! — escucho la voz de Hasley cerca de mí —. ¿Te duele?Entre abro mis labios y paso la lengua por ellos, trago un poco de saliva y siento como mi corazón empieza a palpitar más rápido.—Luz — alcanzo a formular —. Estorba — no puedo ver a la pelinegra pero puedo percibir como se aleja, un sonido haciendo click me indica que hizo lo que pedí o lo que intente.—¿Puedes abrir los ojos? — pregunt
Christopher. El cuerpo húmedo de Hasley reposaba en mi regazo, sus pálidos labios entre abiertos con tonos morado podía escuchar pequeños suspiros. Su cuerpo se extreme ante la fría brisa que se cola por la ventana del auto. Retiro el grueso abrigo de mi cuerpo y lo reposo en el suyo. —¡¿Cómo carajos nos encontraron?!—exclama Bred, exaltado. —¿Qué crees que soy?—indaga Peter, la vena en su frente se hace más notoria—¡¿Dios o que?! —¡¿Pueden calmarse?!—grita Will, su expresión de horror pintada en su rostro. —¡Jodete!—exclama Bred y Peter al unirismo, el moreno rueda los ojos y se concentra en la carretera, sigue con el ceño muy fruncido. Ignoro la discusión entre Bred y Peter y sigo observando el rostro de Hasley, puedo verla más detalladamente; sus grandes pestañas descansan sobre sus lindos ojos, sus labios tienen un tono demasiado pálido, sus mejillas tienen un color rosa pastel. Ante mis ojos se volvió perfecta, y tal vez no quise aceptarlo pero una parte de mi sabía que yo q
Peter.Ya se hacía de tarde, la oscuridad se apoderaba del día, habíamos parado para hacer unas compras, Will había estacionado el auto y yo había bajado para comprar algo de comida.Todo parecía absurdo, el beso, el comportamiento de los chicos, Christopher e incluso yo cuando me di cuenta que pensaba en los labios de la chica.Nunca había sentido culpa, pero algo tenía reprimido, y era que tal vez ese beso implicaba la decepción de alguien importante para mí.Hasley era impulsiva y yo lo sabía desde la primera vez que la vi, ella había logrado arrebatarle el arma a Will incluso a mí. Pero había algo que no entendía, ¿Qué hacía ese chico esa noche? ¿Qué tenía que ver Christopher con Hasley para desear venir con ella? ¿Le gustaba tanto que arriesgó su vida?Ignore las preguntas que me hacía y seguí con la compra, pero ese beso se reprodujo en mi cabeza como un maldito CD rayado.—¿Te gusta tanto la chica?— Will aparece de la nada y pone su mano en mi hombro.Solté una carcajada por lo
Christopher.Después de unos minutos mi cuerpo seguía estático, Peter seguía con un sonrisa luego de tomar a la chica y atarla a un Stan.—¿Cómo?— solté sin poder asimilar nada aún.—Son vendedores de órganos— soltó Peter, y me lanzó otro bate—. Ten, cuidado aquí todos te conocen.—¿Cómo es que supiste que estaba aquí?Peter soltó una carcajada, sostuvo su estómago y limpio una lágrima falsa:—No te creas importante niño, estoy aquí porque casi me matan también —lo dijo tan tranquilo que me dio escalofrío.Habíamos salido de aquella tienda, Peter aún tenía una sonrisa de arrogante plasmada en su cara. No habíamos tocado más el tema, solo buscábamos a los demás para de nuevo tomar un rumbo desconocido para mí, yo no tenía fuerzas; estaba cansado y con hambre. Mi estómago rugía y creo que Peter lo noto:—¿Quieres comer algo?— lo miré sorprendido por lo amable que estaba siendo —. No es que me interese tu salud niño.Asentí y nos sumergimos por un callejón, al fondo pude reconocer un pue
Hasley.Todo mi cuerpo estaba entumecido, mi cabeza dolía, y el dolor de mi cuerpo se hacía más presente. Un poco de luz se adentró en la habitación, mi rostro parpadeó y asimiló dónde me encuentro, estoy en la misma posición desde el día anterior, estiro mi cuerpo y busco la manera de levantarme del suelo, mi cuerpo duele.Camino hacia el cuarto del baño y me adentro a el, me apoyo del lava manos y veo mi reflejo; mis ojos estan hinchados, rojos, y pequeñas ojeras alrededor de éste, mis mejillas húmedas y mis labios resecos. Estoy destruída. Entonces no pienso más y me adentro a la ducha. Cierro mis ojos y dejo que caiga el agua fría en toda mi piel sucia.—¡Mamá, mamá!Corrí hacia aquella mujer de cabellera negra.—¿Qué pasa cielo?—¿Dónde está papá? Prometió venir en mi cumpleaños.—Mi amor, papá debe trabajar, te envío una carta y un regalo.—Como todos los años— solté triste, y me deje caer en el jardín.—Eso no es verdad, papá es un hombre ocupado, cielo.—Papá es una mierda.
Christopher Mazón quien era el hombre que me nos había secuestrado era nada más ni nada menos que un mafioso mexicano buscado por la DEA, pero estaba interesado en un senador estadounidense corrupto quien fue su mejor amigo y ahora mi querido padre, Bonita historia ¿no? Los dos habíamos salido de su oficina, Mazón me invitó a conocer el lugar. Los dos caminamos frente a unos grandes ventanales dónde la vista era un campo grande. —¿Entrenan?— indague luego de ver algunos hombres hacerlo. Escuché la risa del Mazón. —Siempre vamos a un paso de las tendencias militares. No dije nada, y luego salimos al campo de entrenamiento, nos acercamos al MMA me sorprendí por la pelea que presenciaba ahora mismo; una chica delgada y muy ágil estaba peleando un hombre que le sacaba tres cabeza y 50 kg más. La chica en un movimiento rápido envolvió sus pierdas alrededor del cuello de aquel hombre y se dejó caer junto con él. El hombre con golpes trató de sacarse del agarre de la chica pero ella re
En algún lugar del mundo. El hombre seguía en su auto, tenía el brazo apoyado en la ventana de este mientras fumaba. Otro hombre lo veía por el espejo retrovisor, impacientes esperando a su jefe. Esa mañana el hombre había salido a una reunión importante, o más bien a estar en una sala con unos idiotas sin creatividad para crear una estrategia, eso pensó cuando terminó de fumar, tiró el resto por la ventana y le hizo una seña a su hombre para que arrancara la camioneta. El camino se le hizo corto y cuando pasaron por frente de los guardas, el hombre bajó el vidrio y le sonrió a la cámara de seguridad. —Segundo piso habitación 245— repitió el joven las indicaciones que le habían dicho. Su jefe lo miro mal y siguió su camino adentrándose en la lujosa mansión. Mientras caminaba se le unió una mujer. —Tiempo sin verte, Pizzo— el hombre hizo un gesto de fastidio y camino junto a la mujer escaleras arriba. —Hacerte esposa de Franco te sentó bien, eh— dijo Pizzo cuando giraron por el pa