Hasley.Todo mi cuerpo estaba entumecido, mi cabeza dolía, y el dolor de mi cuerpo se hacía más presente. Un poco de luz se adentró en la habitación, mi rostro parpadeó y asimiló dónde me encuentro, estoy en la misma posición desde el día anterior, estiro mi cuerpo y busco la manera de levantarme del suelo, mi cuerpo duele.Camino hacia el cuarto del baño y me adentro a el, me apoyo del lava manos y veo mi reflejo; mis ojos estan hinchados, rojos, y pequeñas ojeras alrededor de éste, mis mejillas húmedas y mis labios resecos. Estoy destruída. Entonces no pienso más y me adentro a la ducha. Cierro mis ojos y dejo que caiga el agua fría en toda mi piel sucia.—¡Mamá, mamá!Corrí hacia aquella mujer de cabellera negra.—¿Qué pasa cielo?—¿Dónde está papá? Prometió venir en mi cumpleaños.—Mi amor, papá debe trabajar, te envío una carta y un regalo.—Como todos los años— solté triste, y me deje caer en el jardín.—Eso no es verdad, papá es un hombre ocupado, cielo.—Papá es una mierda.
Christopher Mazón quien era el hombre que me nos había secuestrado era nada más ni nada menos que un mafioso mexicano buscado por la DEA, pero estaba interesado en un senador estadounidense corrupto quien fue su mejor amigo y ahora mi querido padre, Bonita historia ¿no? Los dos habíamos salido de su oficina, Mazón me invitó a conocer el lugar. Los dos caminamos frente a unos grandes ventanales dónde la vista era un campo grande. —¿Entrenan?— indague luego de ver algunos hombres hacerlo. Escuché la risa del Mazón. —Siempre vamos a un paso de las tendencias militares. No dije nada, y luego salimos al campo de entrenamiento, nos acercamos al MMA me sorprendí por la pelea que presenciaba ahora mismo; una chica delgada y muy ágil estaba peleando un hombre que le sacaba tres cabeza y 50 kg más. La chica en un movimiento rápido envolvió sus pierdas alrededor del cuello de aquel hombre y se dejó caer junto con él. El hombre con golpes trató de sacarse del agarre de la chica pero ella re
En algún lugar del mundo. El hombre seguía en su auto, tenía el brazo apoyado en la ventana de este mientras fumaba. Otro hombre lo veía por el espejo retrovisor, impacientes esperando a su jefe. Esa mañana el hombre había salido a una reunión importante, o más bien a estar en una sala con unos idiotas sin creatividad para crear una estrategia, eso pensó cuando terminó de fumar, tiró el resto por la ventana y le hizo una seña a su hombre para que arrancara la camioneta. El camino se le hizo corto y cuando pasaron por frente de los guardas, el hombre bajó el vidrio y le sonrió a la cámara de seguridad. —Segundo piso habitación 245— repitió el joven las indicaciones que le habían dicho. Su jefe lo miro mal y siguió su camino adentrándose en la lujosa mansión. Mientras caminaba se le unió una mujer. —Tiempo sin verte, Pizzo— el hombre hizo un gesto de fastidio y camino junto a la mujer escaleras arriba. —Hacerte esposa de Franco te sentó bien, eh— dijo Pizzo cuando giraron por el pa
Christopher Me dejé caer en el colchón junto con un largo suspiro, aún sentía los labios de Hasley sobre los míos. Se había convertido en el día más bonito. Le sonreí a la nada, y cerré mis ojos esperanzado de volverla a ver, pero no podía dormir. Seguía mirando el techo por los seguientes minutos, ¿Había cambiado? Solo llevaba unos días y ya no pensaba en mis padres, ¿Lo había aceptado? ¿Había aceptado que a final de cuentas no le interesaba? O ¿Solo seguía ignorando lo que siento? Me imaginé que esto sería como en las películas y los libros, dónde los secuestradores te torturan hasta el punto de tú mismo desear la muerte. En cambio Mazón solo buscaba hacerme sentir cómodo. ¿Era él el verdadero secuestraron? Su rostro era inexpresivo cómo el de todos aquí, pero eran más acciones que palabras. Me levanté de golpe de inmediato, Mazón no es nuestro secuestrador, hay alguien más detrás de él. Traté de levantarme del colchón pero un mareo me ganó, no sé que había pasado pero ahora mi
Hasley La mañana transcurría tranquila, mi hombro había sonado por completo pero Peter seguía cuidando de mi. Según sus excusas era que aún veía mi herida sin curar.Suspiré lento, eran las 7 de la mañana y Peter seguía en mi habitación. Su presencia no era molesta pero sentía que ya era innecesario sus cuidados.—Ya es hora de la píldora, Hasley— la voz de Peter llamó mi atención de nuevo.Mmm, fastidio.Me moví de la cama inquieta, tire las sábanas de nuevo sobre mi y me quejé.—Estoy dormida.—¿Ah sí? ¿Quién es la que responde, gatita?Me estremecí por un momento, había olvidado su apodo.—¡Que no me llames así!—Yo te llamo como me da la gana, ahora venga que es hora de la píldora.Me levanté perezosa y le seguí, Peter me había llevado a la cocina. Tendió un vaso y junto con el las pildoras. Mientras bebía el agua Bred apreció en nuestro campo de visión; traía unos audífonos y unos lentes de protección, ¿A dónde iría?Se acercó al refrigerador ignorandonos completamente y luego s
HasleyMe dejo caer agotada en el colchón, mi cuerpo está adolorido por el entrenamiento. Peter me lanza una botella de agua y se deja caer junto a mi.—No lo haces tan mal gatita, pero debes mejorar.Había repetido esa oración cada minuto de los tres días que llevamos entrenando. Peter me enseñaba de defensa personal y Bred a aprender a disparar. Hoy debíamos reunirnos para terminar de idear el plan, Mazón había dedicado día y noche a esto, incluso sus estrategias eran impecables y el nivel de fallo era muy bajo.—Estoy cansada — me queje, pero él le pareció importar un comino cuando se levantó y se dirigió a la arena.—Venga garita, enseña esas garras.El chico traía una sonrisa y eso me animó un poco, perezosa dirigí mi cuerpo hacia él. Cuando estuve cerca y me posicione Peter lanzó el primer ataque, su puño impactó con mi estómago, retrocedi y lleve mis manos ahí, me había dejado sin aire. Peter no se inmutó y siguió atacando, pero su otro golpe a penas alcance a esquivarlo pero p
En algún lugar del mundo La respiración de la chica estaba agitada, su corazón latía muy fuerte mientras caminaba detrás del hombre. Estaba asustada, temerosa pensó en mil excusas pero su temor no la dejaba pensar con claridad. Cuando el hombre se detuvo y se adentró en la habitación, ella esperó lo peor. La chica entró justo después de él, sintió que su corazón iba a salir cuando la oficina estaba a oscuras, la silueta de aquél sentado frente a ella hizo que sus piernas flaquearan. —¿Por qué crees que estás aquí?— la ronca voz de aquel anciano la puso alerta. —Yo no tengo idea…. —Nadie viene aquí sin haber cometido un error, niña — sentenció —. ¿Qué error cometiste? —Yo no… El anciano suspiró lentamente, le estaba molestando sus respuestas. —Si sigues negandolo el castigo será más severo. Esas palabras fueron suficientes, la chica soltó a llorar ruidosamente, estaba asustada temía por su vida. Entonces se arrepintió de haber cometido ese error. —Mandé a unos hombres a golpe
Christopher Las gotas de sudor recorren todo mi cuerpo mientras sigo golpeando el saco de boxeo. Mi corazón late más rápido y la euforia parece apoderarse de mi cuerpo, voy subiendo la intensidad a cada golpe y me estoy sintiendo bien.Estos días he estado en mi cama, el cansancio siempre se apoderaba de mi pero esta vez me sentía con mucha energía y había empezado a entrenar de nuevo.No veía a los chicos en unos días.Escuché pasos detrás de mi, me di la vuelta y lancé un golpe pero Shasa lo esquivó enseguida.—Wow, ¿Qué pasa campeón?— soltó una risita —. Te veo con más energía eh.Le devolví la sonrisa y me di la vuelta para seguir entrenando, pensé que Shasa iba a decirme algo pero ella salió de la arena y se sentó no muy lejos. Cuando mi cuerpo se cansó, le di el último golpe y baje a beber agua.—Te ves agotado— se acercó.—Estoy bien— solté.Ella me miró dudosa.—¿Por qué tan a la defensiva?— trató de golpearme, pero me alejé.—¿Qué has estado dandome? — la miré y dejé la bote