Clarissa sintió como las balas golpeaban contra el suelo a su lado y cerró los ojos, pero la luz del reflector era tan fuerte que aun así lograba verla atreves de los parpados cerrados.Un cuerpo grande y cálido saltó sobre ella y la derribó sobre el rasposo suelo y cuando abrió los ojos vio a Emilio sobre ella protegiéndola de los disparos.— ¿Qué haces? — le preguntó, pero él no le escuchó por sobre el ruido de las balas. Una voz a través de un megáfono les rompió los tímpanos.— Están rodeados — decía — suelten las armas y entréguense con las manos en alto o serán abatidos — Clarissa miró hacia la puerta de las escaleras, Luis estaba ahí tirado en el suelo con las manos sobre la cabeza y Luciano y sus hombres no estaban ya.Los disparos se detuvieron, y Emilio se levantó, tomó la silla de Clarissa y la acomodó de nuevo, luego comenzó a desatarla y ella le besó la cabeza, el cabello oscuro ya estaba largo y le hizo cosquillas en las mejillas.— Viniste — le dijo y él la miró a la ca
Clarissa sintió el frio del metal contra la cien, y aparte del corazón acelerado y las rodillas temblorosas, no podía sentir o ver nada más allá El cuerpo lo tenía entumecido como si una masa espesa la envolviera, como si estuviera muerta, tal vez pronto lo estaría. Emilio estaba dos metros más allá, con los ojos azul hielo bien abiertos y tratando de convencer a su hermano de que la soltara, pero Luciano la apretó con más fuerza y ya comenzaba a faltarle el aliento. — No tienes que hacer esto — le decía Emilio, el semblante agresivo había desaparecido, sabía que en ese momento estaba contra la espada y a pared — ella no tiene la culpa de nada — Luciano negó con la cabeza, Clarissa lo sintió. — No intentes escapar de esto, hermano, ya no hay vuelta atrás, tú decidiste involucrar a esta mujer y ahora pagarás las consecuencias — Emilio levantó las manos lentamente hacia él, pero el mafioso parecía un ciervo nervioso y arisco y retrocedió hasta que la espalda le chocó contra la puerta
Luis corrió por las escaleras con el corazón en la mano, cuando logró salir del edificio comprobó que las llaves de su auto no estaban en su bolsillo así que tuvo que correr de vuelta a la ciudad. Los pies le ardían cuando entró a las calles, y a esa hora de la noche apenas y pudo encontrar un taxi que lo llevara a las instalaciones de Transportes Imperio, y por más que acosó al hombre tardó por lo menos cuarenta minutos en llegar. Cuando bajó del auto le lanzó un billete al conductor y ni siquiera esperó las vueltas, corrió por la acera y cuando entró por a la recepción todo estaba encendido y los trabajadores pululaban por ahí a pesar de las horas. — ¿Qué pasó? — le preguntó Luis a la recepcionista que estaba pálida y con los ojos hinchados. — Hubo un tiroteo en el último piso — le dijo la mujer y Luis sintió un nudo en el pecho — los hombres de Luciano nos encerraron en la empresa, pero hace unos veinte minutos empacaron todo y se fueron, según escuché don Luciano murió — Luis s
Bien, gracias a todas y todos los que llegaron hasta aquí, la historia de Clarissa y Emilio llegó a su final, pero la historia en general no, y apartir de este capítulo comenzará una nueva historia, la historia de Maxwel en: "Padre soltero busca maestra" Sí, lo sé, me agradó la formula jeje En teoría no será muy larga, y terminará el proximo mes como historia corta. De nuevo, muchasgracias. Comencemos... Sinópsis. Maxwell tuvo la vida que deseó tener, una madre amorosa, un padre cariñoso y un padrastro que lo amaba tanto como él, pero sus planes a largo plazo se tergiversaron cuando su novia se embarazó en el momento en que ambos tenían diesices años y luego, esta murió en el parto. Gracias a Clarissa, logró darle un una vida decente al niño que tenía los ojos de su madre, pero, cuando su propia mamá decide emprender un viaje por el mundo con su esposo, Maxwell tiene que encargarse del niño y la conexión entre ellos no es la mejor del mundo, por tanto, en busca de educación pr
Maxwell tenía dolor de cabeza, le sudaba la frente y tenía las manos temblorosas, pero no podía dejar de mirar a través del microscopio que tenia frente a él. Buscaba la conexión perfecta entre los genes cuando el celular comenzó sonar en su bolsillo y él lo ignoró deliberadamente. — jefe, le hablan — le dijo alguien, pero él lo ignoró, estaba a punto de hacer el descubrimiento más importante de su carrera y el maldito celular no dejaba de vibrarle en su bolsillo y la molestia comenzaba a enloquecerlo. Se apartó de golpe cuando ya no aguantaba más, sacó el aparto y contestó la llamada. —¡Qué? — preguntó más bien en un tono cortante y molesto y la mitad de los científicos que estaban en el laboratorio levantaron la cabeza para mirarlo, pero él era el jefe, nadie le reprocharía la distracción. — Señor Maxwell, ¿Cómo está? Habla la directora de la escuela de su hijo Emanuel, tuvimos un inconveniente y necesitamos que venga por él lo antes posible — Maxwell se pasó los dedos por el ca
“— Voy a encontrarte, donde sea que te encuentres o te escondas allá voy a llegar, y quien esté contigo pagará las consecuencias por alejarte de mí, porque eres mía, solamente mía y deberás morir a mi lado. Te atraparé, y cuando lo haga, te daré la reprenda de tu vida, para que aprendas a respetar a tu hombre…” Ana se sentó en el banco que quedaba al cruzar la calle con su maleta a un lado, las lágrimas le impidieron ver con claridad a las personas que cruzaban frente a ella, así que se las limpió de dos manotadas furiosas y miró alrededor. Se preguntó qué podía hacer, su esposo la había amenazado prácticamente de muerte, no tenía a donde ir ni con quien, y lo único que le quedaba era la maleta que traía consigo. Había tenido que renunciar a la escuela y también a su vida, pero a pesar de todo, había tenido el mejor mes en años, aunque durmió una noche en una banca del parque y aunque llevaba dos días sin probar bocado completo, era feliz, feliz y libre de la vida que Albán le da
Ana llevaba más de media hora esperando al papá del niño, pero el hombre no aparecía, así que se limitó a jugar con él en el tapete de la sala ignorando el hambre que tenía a esas horas. — ¿Cómo te llamas? — le preguntó ella y el niño trató de agarrar el hada de juguete que ella sostenía en el aire con la caña de pescar de plástico. — Emanuel — le dijo él. — Un gusto, yo me llamo Ana — estiró la mano para que el niño la estrechara, pero él solo le sonrió con timidez — parece que tu padre se está demorando — el niño miró hacia una de las puertas y se encogió de hombros. — Si, eso hace siempre, se le olvidan las cosas, aunque jura que no, y eso que es el hombre más inteligente del mundo, de seguro se le olvidó que lo estaban esperando. — ¿Podrías decirle de nuevo? — el niño negó con la cabeza. — A veces me regaña cuando lo molesto mientras trabaja, me da su celular con una película de super héroes vieja para que no lo moleste — Ana asintió, se notaba que el niño se sentía solo, y e
La cara de Emanuel estaba roja, el niño parecía estresado y furioso y aunque Maxwell respiró para que el malgenio se le escapara, no lo logró.— No seas grosero, Emanuel — le dijo él y el niño le quitó la mirada — ella será tu nueva maestra, está especializada y…— No me agrada — le cortó el niño y Maxwell se pasó los dedos por el cabello.— Ni siquiera le has dado la oportunidad — lo regañó. La mujer dio un paso al frente y le estiró la mano.— Sé que nos la llevaremos muy bien, me llamo Lina — el niño le estrechó la mano por pura cortesía, pero luego miró a su padre.— Yo quiero a Ana — le repitió y Maxwell dejó escapar el aire. Ana, ¿La profesora sucia que parecía una vagabunda?— Ya escogí a Lina, y no habrá más discusión al respecto — el niño lo miró con rencor y salió corriendo por las escaleras — ¡Emanuel ven aquí! — le gritó Maxwell, pero el niño se detuvo en la mitad de las escaleras y tambien le gritó.— ¡Yo debí estar en esas entrevistas por que la profesora era para mi¡ si