Clarissa había comido tanta pizza que estaba a punto de reventar, el último trozo de su rebanada se la había comido Emanuel que parecía que nunca hubiera comido una pizza en su vida, incluso Johan había comido dos rebanadas y Max tenía la barriga tan llena que estaba mareado del sueño.— No sé si esto funcione — comentó Clarissa después de un rato de charla. Emanuel asintió con la cabeza.— La última vez que vigilaste al hombre de la ventana estabas sola, tal vez te dormiste — le dijo el hombre — Clarissa quiso negar, pero le entró la duda, tal vez sí se había dormido — esta noche somos tres, solo vigilaremos hasta que aparezca.— ¿Y si no aparece? — pregunto Maxwell y Emanuel le acarició el cabello — hay noches que no aparece.— ¿Desde que yo llegué a faltado alguna noche? — le preguntó y el niño negó — bien, hoy lo veremos entonces.— Tal vez sea un espíritu — comentó Johan sin apartar la mirada de su celular — eso explica el por qué Clari no puede verlo — Clarissa vio como Emanuel
Clarissa se quedó ahí de pie con el corazón en la mano, leyó el mensaje un par de veces y dos gotas rojas se desprendieron de él y rodaron por la ventana, parecía sangre.Johan entro cargando a Maxwell que lloraba y Clarissa despertó del shock en que estaba, corrió hasta su hijo y y lo tomó en brazos.— No quiero que le haga daño a Emanuel — le dijo el niño y Clarissa miró por la ventana, las luces de las farolas dejaron ver a Emanuel corriendo por la calle, sin camisa y en pantalón de dormir, con el bat en la mano.— Él no le hará daño, te lo prometo — le contó al niño y lo abrazó con mucha fuerza — te lo prometo — pero era más una súplica que otra cosa.— Llamaré a la policía — dijo Johan y macó.Clarissa salió de la casa, seguida de Johan que tenía un paraguas y Maxwell sobre sus brazos. Se quedaron en medio de la calle sin saber muy bien qué hacer esperando el regreso de Emanuel, pero el hombre no volvía.— ¿Crees que lo atrapó? — preguntó Johan y Clarissa no contestó.— La última
Johan era mejor que Clarissa curando, así que él se encargó de revisar y curar el pómulo herido de Emanuel, y a pesar de la insistencia por parte del rubio para que fuera al hospital, Emanuel se negó.— Es solo un rasguño — dijo y Johan terminó de limpiar con alcohol la herida haciéndolo dar un salto.— Te va a quedar cicatriz, no muy grande, pero quedará — Emanuel se miró en el espejo que tenía en la mano y Clarissa vio cómo se quedó mirándose por un momento, como si le costara reconocer al hombre que tenía en frente.— No importa — murmuró — las cicatrices son historias — luego le guiñó el ojo a Johan — además me hace más sexy — el rubio dejó todos las cosas sucias dentro del bote de la basura y se lavó las manos.— Solo te hace ver más peleonero — luego le dio un sonoro beso en la mejilla a Clarissa y uno en la cabeza a Maxwell que trataba de no quedarse dormido en la silla en que estaba — me voy, antes de que se les ocurra otra plan suicida — salió de la cocina.— ¿Y mi beso? — br
Johan estaba en el mueble de su casa, el televisor sonaba de fondo con su serie favorita, pero él estaba perdido mirando la fotografía de Emanuel cuando era joven, o al menos un par de años atrás.Se veía muy diferente.Trató de buscar en las redes sociales coincidencias visuales, pero no logró encontrar nada que pudiera ayudare a identificar algo de la vida del hombre.En ningún lado aparecía el nombre de Emanuel Aldenar, era como si no existiera y eso se le hizo muy extraño, hasta que escribió su propio nombre en el buscador y encontró que no aparecía él tampoco.— Seamos honestos — se dijo — si alguien no tiene redes sociales es como si no existiera, eso no es raro.Pero Emanuel si era raro, claro que lo era. Pasó la foto y vio en la que él estaba semidesnudo en el espejo. Entendió por qué Clarissa sentía cosas por él, tenía un carácter amigable y bromista y estaba más bueno que levantarse tarde, pero algo dentro de él le gritaba una alerta.«Tal vez es mi paranoia» se dijo, siempr
La noche se le había hecho larga a Clarissa. Después de que Emanuel llegó del paseo con su conocido regresó más pensativo de lo normal, tomó a Maxwell del mueble y lo sentó en el suelo a su lado y se acostó a dormir en una incómoda posición mientras el niño le mostraba como había coloreado el cuaderno y al final se rindió al ver que el hombre tenía más ganas de dormir, ni siquiera quiso probar la pizza que el repartidor les había regalado.Cuando se sentó frente al computador logró resolver un conflicto grande que habían tenido sus protagonistas, y todo porque la protagonista se llenó del valor suficiente para pedir perdón por sus actos.«Yo no soy mi protagonista» se dijo cuando una sensación extraña se acumuló en su pecho. Ella no tenía nada por qué disculparse, ¿verdad? No lo tenía claro, cuando aceptó la cita con Gabriel pensaba en ella y en su futuro, no sabía o imaginaba que Emanuel sintiera cosas por ella, cosas reales, o al menos no se había querido dar cuenta.Estuvo a punto
Como Clarissa sospechaba, punto por punto de la denuncia de Xavier, su principal objetivo era demostrar que Clarissa no tenía el dinero suficiente para darla una buena calidad de vida a Max, pero ella y su abogado ya estaba preparados para esa jugada.— Si es necesario se ocupará el contrato que acabaste de firmar con esa aplicación extranjera — le comentó el abogado — te llegó en un un buen momento este trabajo, puede que el dinero no sea mucho, pero el pago es en dólares y por lo que ganas con los de los relatos, estarías ganando más de un salario mínimo, cosa que pone la balanza mucho a tu favor — el abogado estaba mucho más serio de lo normal,— Si eso la inclina a mi favor, ¿por qué tiene esa cara? — le preguntó Clarissa y el abogado se limpió el sudor de las mejillas con un trapito.— Me imagino que no leyó las pretensiones completas que le trajo el abogado de su ex pareja, ¿verdad? — la verdad es que Clarissa no había leído más que una de las cinco páginas del documento, así qu
Lo que más había molestado a Clarissa de la tal entrevista con el psicólogo fue la insistencia en preguntarle en cómo se sentía con los múltiples abortos que había tenido, y Clarissa pasó la mitad de la sesión tratando de explicarle que eso era falso, pero el hombre parecía hacerse de oídos sordos.Estaba más que claro que el supuesto especialista estaba de parte de Xavier, y le preocupó que le diera un diagnóstico como el de Omaira.Cuando salió de nuevo a la sala de espera el estrés ya la tenía tensa y malgeniada.Xavier ni siquiera la había mirado cuando llegó su turno y ella se sentó al lado de Maxwell. El niño se quitó los audífonos y miró a Clarissa.— Escuché todo — le dijo y ella se apretó el puente de la nariz.— Ya te he dicho que cuando te ponga los audífonos a todo volumen para que no oigas es para que no oigas — el niño estiró el cuerpo y se apoyó sobre las piernas de su madre.— ¿Crees que papi es feliz? — le preguntó y ella lo miró, sus ojitos azules la veían con intens
Johan era un hombre completamente terco, se lo había dicho su madre y tambien su ex novio. Por donde metía la cabeza metía todo el cuerpo y no había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión, ni siquiera él mismo, por eso estaba ahí en frente de la puerta de su ex con el corazón en un puño y el celular bien apretado en la mano.Cuando la puerta se abrió el hombre que asomó la cabeza era bastate irreconocible.Hacía más de un año que se habían dejado y aunque hablaron ocasionalmente no habían vuelto a verse y el moreno tenía el doble de musculo.— Mira nada más — le comentó — pensé que no querías volverme a ver, o eso fue la última vez que me dijiste cuando me viste en persona — Johan se cruzó de brazos.— Parece que se cumplió mi maldición, siempre tendrás una verga más grande de lo que será tu ingenio — el hombre arrugó el entrecejo.— No sé si eso sea un insulto a un alago — bromeó y Johan blanqueó los ojos.— Un poco de ambos. Jhon, necesito un favor — el hombre se pasó los de