Johan estaba en el mueble de su casa, el televisor sonaba de fondo con su serie favorita, pero él estaba perdido mirando la fotografía de Emanuel cuando era joven, o al menos un par de años atrás.Se veía muy diferente.Trató de buscar en las redes sociales coincidencias visuales, pero no logró encontrar nada que pudiera ayudare a identificar algo de la vida del hombre.En ningún lado aparecía el nombre de Emanuel Aldenar, era como si no existiera y eso se le hizo muy extraño, hasta que escribió su propio nombre en el buscador y encontró que no aparecía él tampoco.— Seamos honestos — se dijo — si alguien no tiene redes sociales es como si no existiera, eso no es raro.Pero Emanuel si era raro, claro que lo era. Pasó la foto y vio en la que él estaba semidesnudo en el espejo. Entendió por qué Clarissa sentía cosas por él, tenía un carácter amigable y bromista y estaba más bueno que levantarse tarde, pero algo dentro de él le gritaba una alerta.«Tal vez es mi paranoia» se dijo, siempr
La noche se le había hecho larga a Clarissa. Después de que Emanuel llegó del paseo con su conocido regresó más pensativo de lo normal, tomó a Maxwell del mueble y lo sentó en el suelo a su lado y se acostó a dormir en una incómoda posición mientras el niño le mostraba como había coloreado el cuaderno y al final se rindió al ver que el hombre tenía más ganas de dormir, ni siquiera quiso probar la pizza que el repartidor les había regalado.Cuando se sentó frente al computador logró resolver un conflicto grande que habían tenido sus protagonistas, y todo porque la protagonista se llenó del valor suficiente para pedir perdón por sus actos.«Yo no soy mi protagonista» se dijo cuando una sensación extraña se acumuló en su pecho. Ella no tenía nada por qué disculparse, ¿verdad? No lo tenía claro, cuando aceptó la cita con Gabriel pensaba en ella y en su futuro, no sabía o imaginaba que Emanuel sintiera cosas por ella, cosas reales, o al menos no se había querido dar cuenta.Estuvo a punto
Como Clarissa sospechaba, punto por punto de la denuncia de Xavier, su principal objetivo era demostrar que Clarissa no tenía el dinero suficiente para darla una buena calidad de vida a Max, pero ella y su abogado ya estaba preparados para esa jugada.— Si es necesario se ocupará el contrato que acabaste de firmar con esa aplicación extranjera — le comentó el abogado — te llegó en un un buen momento este trabajo, puede que el dinero no sea mucho, pero el pago es en dólares y por lo que ganas con los de los relatos, estarías ganando más de un salario mínimo, cosa que pone la balanza mucho a tu favor — el abogado estaba mucho más serio de lo normal,— Si eso la inclina a mi favor, ¿por qué tiene esa cara? — le preguntó Clarissa y el abogado se limpió el sudor de las mejillas con un trapito.— Me imagino que no leyó las pretensiones completas que le trajo el abogado de su ex pareja, ¿verdad? — la verdad es que Clarissa no había leído más que una de las cinco páginas del documento, así qu
Lo que más había molestado a Clarissa de la tal entrevista con el psicólogo fue la insistencia en preguntarle en cómo se sentía con los múltiples abortos que había tenido, y Clarissa pasó la mitad de la sesión tratando de explicarle que eso era falso, pero el hombre parecía hacerse de oídos sordos.Estaba más que claro que el supuesto especialista estaba de parte de Xavier, y le preocupó que le diera un diagnóstico como el de Omaira.Cuando salió de nuevo a la sala de espera el estrés ya la tenía tensa y malgeniada.Xavier ni siquiera la había mirado cuando llegó su turno y ella se sentó al lado de Maxwell. El niño se quitó los audífonos y miró a Clarissa.— Escuché todo — le dijo y ella se apretó el puente de la nariz.— Ya te he dicho que cuando te ponga los audífonos a todo volumen para que no oigas es para que no oigas — el niño estiró el cuerpo y se apoyó sobre las piernas de su madre.— ¿Crees que papi es feliz? — le preguntó y ella lo miró, sus ojitos azules la veían con intens
Johan era un hombre completamente terco, se lo había dicho su madre y tambien su ex novio. Por donde metía la cabeza metía todo el cuerpo y no había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión, ni siquiera él mismo, por eso estaba ahí en frente de la puerta de su ex con el corazón en un puño y el celular bien apretado en la mano.Cuando la puerta se abrió el hombre que asomó la cabeza era bastate irreconocible.Hacía más de un año que se habían dejado y aunque hablaron ocasionalmente no habían vuelto a verse y el moreno tenía el doble de musculo.— Mira nada más — le comentó — pensé que no querías volverme a ver, o eso fue la última vez que me dijiste cuando me viste en persona — Johan se cruzó de brazos.— Parece que se cumplió mi maldición, siempre tendrás una verga más grande de lo que será tu ingenio — el hombre arrugó el entrecejo.— No sé si eso sea un insulto a un alago — bromeó y Johan blanqueó los ojos.— Un poco de ambos. Jhon, necesito un favor — el hombre se pasó los de
Johan pateó el suelo y tambien golpeó el costado del cuerpo de Emilio, pero el hombre lo tenía bien agarrado desde atrás y con la mano que le tenía en la boca para impedir que gritara lo estaba comenzando a asfixiar.Sentía el corazón acelerado, tanto que creyó le daría un infarto del miedo tan terrible que le entumeció los músculos.Pensó si así terminaría su vida mientras Emilio lo arrastraba hacia la oscuridad y se sintió estúpido por encima de todo.¿Cómo se le había ocurrido decirle su nombre real en su cara? Era preferible que le hubiera dicho mentiras, así hubiera logrado hablar con Clarissa, pero en ese momento no le quedaban más opciones que intentar liberarse de los fuertes brazos del hombre que lo seguían arrastrando y él le dio un último vistazo a la casa de Clarissa entes de perderse entre la oscuridad de la calle.Emilio contuvo el aliento mientras arrastraba a Johan donde no pudieran escucharlo, no sabía si era la mejor forma de actuar, pero él lo había identificado y s
Johan subió al auto a pesar de que todo su cuerpo le decía que era una mala idea, y elevó una plegaria al cielo para no aparecer al días siguiente muerto en una alcantarilla.El hombre entró y cerró de golpe la puerta, luego encendió el auto y avanzó por la calle.Cuando pasaron por la casa de Clarissa él le dio un vistazo rápido y logró verla frente al lava platos.— No puedes decirle nada — le comentó el hombre— Ella tiene que saberlo — insistió Johan — si Emanuel tiene que quedarse a seguir al show pues que se quede, pero ella tiene que saberlo.— Emilio — le dijo el hombre — ya lo sabes, su nombre es Emilio. Y ya que conoces tanto a tu amiga, ¿Qué crees que haga? ¿crees que deje que Emilio se quede y entienda que lo mejor para ellos es que sigan fingiendo? — Johan no contestó, lo más probable es que clarisa llamara la a policía, aunque ciertamente ya no podía asegurar qué tanto se había involucrado sentimentalmente del Emilio. — Y si ese tal Emilio es inocente, ¿Por qué no se e
Clarissa sintió como su corazón latió tan rápido que un nudo le trepó por el pecho y le golpeó la cabeza mientras veía como el hombre de la ventana corría hacia Gabriel con la llave en alto.El boxeador ladeó el cuerpo cuando el hombre lanzó un golpe con la llave y este pasó de largo, y aprovechando ese descuido Gabriel le dio un fuerte puño en costado que lo lanzó al suelo.— Corre, Clarissa — le dijo él, pero ella se quedó ahí, ¿qué mejor oportunidad de atrapar al hombre de la ventana que con un boxeador experto?— ¡Cuidado! — le gritó ella a Gabriel.El hombre se había levantado y en un descuido del boxeador le golpeó la espalda con la llave lanzándolo al suelo, luego caminó hacia Clarissa.A la luz del atardecer, lo pudo ver más detalladamente, no era tan alto como recordaba, y tambien se veía un poco subido de peso, pero solo un poco, se veía realmente fuerte. — ¡Alejate! — le gritó ella y en cuanto trató de salir corriendo él la tomó del cabello y el tirón la lanzó al suelo.— S