Lo que más había molestado a Clarissa de la tal entrevista con el psicólogo fue la insistencia en preguntarle en cómo se sentía con los múltiples abortos que había tenido, y Clarissa pasó la mitad de la sesión tratando de explicarle que eso era falso, pero el hombre parecía hacerse de oídos sordos.Estaba más que claro que el supuesto especialista estaba de parte de Xavier, y le preocupó que le diera un diagnóstico como el de Omaira.Cuando salió de nuevo a la sala de espera el estrés ya la tenía tensa y malgeniada.Xavier ni siquiera la había mirado cuando llegó su turno y ella se sentó al lado de Maxwell. El niño se quitó los audífonos y miró a Clarissa.— Escuché todo — le dijo y ella se apretó el puente de la nariz.— Ya te he dicho que cuando te ponga los audífonos a todo volumen para que no oigas es para que no oigas — el niño estiró el cuerpo y se apoyó sobre las piernas de su madre.— ¿Crees que papi es feliz? — le preguntó y ella lo miró, sus ojitos azules la veían con intens
Johan era un hombre completamente terco, se lo había dicho su madre y tambien su ex novio. Por donde metía la cabeza metía todo el cuerpo y no había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión, ni siquiera él mismo, por eso estaba ahí en frente de la puerta de su ex con el corazón en un puño y el celular bien apretado en la mano.Cuando la puerta se abrió el hombre que asomó la cabeza era bastate irreconocible.Hacía más de un año que se habían dejado y aunque hablaron ocasionalmente no habían vuelto a verse y el moreno tenía el doble de musculo.— Mira nada más — le comentó — pensé que no querías volverme a ver, o eso fue la última vez que me dijiste cuando me viste en persona — Johan se cruzó de brazos.— Parece que se cumplió mi maldición, siempre tendrás una verga más grande de lo que será tu ingenio — el hombre arrugó el entrecejo.— No sé si eso sea un insulto a un alago — bromeó y Johan blanqueó los ojos.— Un poco de ambos. Jhon, necesito un favor — el hombre se pasó los de
Johan pateó el suelo y tambien golpeó el costado del cuerpo de Emilio, pero el hombre lo tenía bien agarrado desde atrás y con la mano que le tenía en la boca para impedir que gritara lo estaba comenzando a asfixiar.Sentía el corazón acelerado, tanto que creyó le daría un infarto del miedo tan terrible que le entumeció los músculos.Pensó si así terminaría su vida mientras Emilio lo arrastraba hacia la oscuridad y se sintió estúpido por encima de todo.¿Cómo se le había ocurrido decirle su nombre real en su cara? Era preferible que le hubiera dicho mentiras, así hubiera logrado hablar con Clarissa, pero en ese momento no le quedaban más opciones que intentar liberarse de los fuertes brazos del hombre que lo seguían arrastrando y él le dio un último vistazo a la casa de Clarissa entes de perderse entre la oscuridad de la calle.Emilio contuvo el aliento mientras arrastraba a Johan donde no pudieran escucharlo, no sabía si era la mejor forma de actuar, pero él lo había identificado y s
Johan subió al auto a pesar de que todo su cuerpo le decía que era una mala idea, y elevó una plegaria al cielo para no aparecer al días siguiente muerto en una alcantarilla.El hombre entró y cerró de golpe la puerta, luego encendió el auto y avanzó por la calle.Cuando pasaron por la casa de Clarissa él le dio un vistazo rápido y logró verla frente al lava platos.— No puedes decirle nada — le comentó el hombre— Ella tiene que saberlo — insistió Johan — si Emanuel tiene que quedarse a seguir al show pues que se quede, pero ella tiene que saberlo.— Emilio — le dijo el hombre — ya lo sabes, su nombre es Emilio. Y ya que conoces tanto a tu amiga, ¿Qué crees que haga? ¿crees que deje que Emilio se quede y entienda que lo mejor para ellos es que sigan fingiendo? — Johan no contestó, lo más probable es que clarisa llamara la a policía, aunque ciertamente ya no podía asegurar qué tanto se había involucrado sentimentalmente del Emilio. — Y si ese tal Emilio es inocente, ¿Por qué no se e
Clarissa sintió como su corazón latió tan rápido que un nudo le trepó por el pecho y le golpeó la cabeza mientras veía como el hombre de la ventana corría hacia Gabriel con la llave en alto.El boxeador ladeó el cuerpo cuando el hombre lanzó un golpe con la llave y este pasó de largo, y aprovechando ese descuido Gabriel le dio un fuerte puño en costado que lo lanzó al suelo.— Corre, Clarissa — le dijo él, pero ella se quedó ahí, ¿qué mejor oportunidad de atrapar al hombre de la ventana que con un boxeador experto?— ¡Cuidado! — le gritó ella a Gabriel.El hombre se había levantado y en un descuido del boxeador le golpeó la espalda con la llave lanzándolo al suelo, luego caminó hacia Clarissa.A la luz del atardecer, lo pudo ver más detalladamente, no era tan alto como recordaba, y tambien se veía un poco subido de peso, pero solo un poco, se veía realmente fuerte. — ¡Alejate! — le gritó ella y en cuanto trató de salir corriendo él la tomó del cabello y el tirón la lanzó al suelo.— S
— ¿Cómo supieron que era él? — preguntó Emanuel. Estaban en la estación de policía donde Clarissa tenía que dar su declaración. Nuevamente.La mujer que llevaba el caso desde denunciaron por primera vez al hombre de la ventana les mostró una fotografía del cadáver que Clarissa no quiso mirar.— Encontraron las llaves de la casa de Clarissa aun clavadas en su espalda, tenían un trozo de madera con su nombre grabado — Clarissa apartó la fotografía antes de que se viera tentada a verla.— ¿Quién lo mató? — preguntó con la voz ronca. Emanuel se notaba incómodo en la estación de policía, incluso ni siquiera quería entrar, pero ella lo convenció para que la acompañara.La policía se encogió de hombros y negó con la cabeza.— No lo sabemos aún — les comentó — pero pudo haber sido por robarlo. Lo encontramos en una zona bastante peligrosa y más en la noche, de seguro lo atacaron al verlo herido y él se resistió, había signos de violencia en el lugar, como si él hubiera intentado golpear a alg
— ¿Y qué hacía Gabriel contigo? — le preguntó Johan a Clarissa mientras ella preparaba el chocolate. Emanuel soltó un bufido.— Buena pregunta — Clarissa batió en la chocolatera y blanqueó los ojos.— Me invitó a un helado, como amigos, y qué bueno porque si él no hubiera venido tal vez el hombre de la ventana se hubiera colado en la casa y yo estaba sola.— A un no me pudo creer que esté muerto — contó Johan. A Clarissa le preocupaba su amigo, se veía cansado y se notaba que había dormido poco los últimos días, y aprovechó para preguntarle en cuanto Emanuel se fue a la habitación de Maxwell a llevarle su chocolate con queso.— Estoy bien — le comentó él — he tenido algo de insomnio, pero en serio estoy bien, ya lo estoy.— ¿Qué sucedió? — Clarissa lo vio pasar saliva, pero no dijo nada, únicamente le dio un trago grande a su chocolate humeante.— Vi como tú y Emanuel llegaban de la mano — le dijo él con una sonrisa burlona y Clarissa meneó el chocolate con la cucharita — ¿Están junto
Luis esquivó la sombrilla que Johan le lanzó y el rubio le apuntó con el dedo.— ¿Qué diablos quieres? — le preguntó — Emilio me dijo que no quería que me involucrara más, así que largate — Luis le apartó los ojos verdosos, estaba vestido de forma casual con una camisa que le dejaba ver unos brazos portentosos y Johan tuvo que aguantarse las ganas de mirarlo detenidamente.— Lamento tener que decirte esto, pero ya no puedes estar más involucrado — le comentó el hombre, se puso de pie dejando la revista en la repisa y caminó hacia la pared donde estaba un calendario de chicos sexys.— ¿A qué te refieres?— ¿Qué tanto te ha contado Emilio de Luciano? — Johan dejó su bolso en el mueble, pero no se atrevió a moverse más.— Que es malo y peligrosos y que te tiene muy vigilado — Luis lo miró, parecía muy serio, la mandíbula marcada se apretó más.— Pues es peor aún. Cuando te traje a aquí hace unas noches alguien reconoció mi camioneta cuando llegamos a la avenida y me siguió — esta vez Joh