Luis esquivó la sombrilla que Johan le lanzó y el rubio le apuntó con el dedo.— ¿Qué diablos quieres? — le preguntó — Emilio me dijo que no quería que me involucrara más, así que largate — Luis le apartó los ojos verdosos, estaba vestido de forma casual con una camisa que le dejaba ver unos brazos portentosos y Johan tuvo que aguantarse las ganas de mirarlo detenidamente.— Lamento tener que decirte esto, pero ya no puedes estar más involucrado — le comentó el hombre, se puso de pie dejando la revista en la repisa y caminó hacia la pared donde estaba un calendario de chicos sexys.— ¿A qué te refieres?— ¿Qué tanto te ha contado Emilio de Luciano? — Johan dejó su bolso en el mueble, pero no se atrevió a moverse más.— Que es malo y peligrosos y que te tiene muy vigilado — Luis lo miró, parecía muy serio, la mandíbula marcada se apretó más.— Pues es peor aún. Cuando te traje a aquí hace unas noches alguien reconoció mi camioneta cuando llegamos a la avenida y me siguió — esta vez Joh
Clarissa no pudo recordar la cantidad de veces que hizo el amor con Emanuel ese fin de semana, desde que se encontraban en el trabajo y caminaban juntos hasta la casa, al cruzar por la puerta se desnudaban completamente, como si no existiera el mundo después de aquello.Lo hicieron en el mueble, en la cocina, varias veces en su habitación y en el suelo.Clarissa se aprendió de memoria cada lunar que cubría el cuerpo pálido del hombre, aprendió en qué punto de la enrojecida y suabe cabeza era más sensible y tambien saboreó el sabor de sus orgasmos.Todo parecía una fantasía erótica de besos y placer, y humedad y orgasmos también. Nunca se había sentido tan compenetrada con alguien como con el hombre, sus gestos, cuando bromeaba de verdad y cuando era solo por burlarse de ella, pero, sobre todo, notaba aquello que cargaba Emanuel, como un miedo y una culpa que lograba percibir cuando estaba un momento a solas.— ¿Está todo bien? — le preguntó ella una madrugada en que lo encontró despie
Clarissa se quedó medio paralizada en la entrada de la casa y Emanuel le apartó la mirada, luego se puso de rodillas y estiró las manos para que Maxwell viniera a él y el niño se zafó de las manos de su madre para abrazar al hombre.— ¿Qué pasa? — preguntó ella, pero Emanuel no contestó.Tomó al niño por los hombros y lo apartó para que lo viera a la cara y le despeinó el cabello.— Comportate — le dijo él y el niño estiró la manita y le acarició la mejilla a Emanuel.— ¿Te volveré a ver? — le preguntó el niño, y Clarissa abrió los ojos, como si él hubiera comprendido algo que ella no.— Te prometo que si — le dijo él, se levantó y le quitó el celular a Clarissa que tenía en la mano y buscó unos audífonos sobre el mueble — es la de Brus Banner, prometeme que no te quitarás los audífonos — el niño asintió con la cabeza y le dio un beso enorme en la mejilla al hombre antes de perderse en su habitación con los audífonos puestos.Clarissa sintió que el corazón se le aceleró, luego encendi
38¿Inocente?Johan se sentía observado, más observado que nunca. Mientras caminaba por la calle con la memoria USB en la mano casi podía sentir como decenas de pares de ojos se le posaban sobre el cuerpo.Tenía el corazón acelerado y la mente nublada, una y otra vez viajaba a la casa de Clarissa, preocupado y angustiado por saber que estaría pasando en el lugar, como habría tomado la muchacha la noticia de Emilio y eso lo tenia el doble de asustado.Cuando la puerta se abrió, el rostro oscuro de su ex, Jhon, apareció y lo miró con una sonrisa de desconcierto, y Johan se le lanzó al torso y le dio un apasionado beso que lo dejó paralizado donde estaba.— Lo siento — le dijo Johan después de cerrar la puerta — pero creo que me están siguiendo, tenía que fingir — Jhon lo miró con miedo.— ¿Trajiste a quien te sigue a la guarida de mi hermano? — lo riñó el moreno y Johan miró por la hendija de la puerta, pero no encontró a nadie, parecía que solo era paranoia.— Si, sé que fue un riesgo,
Johan sintió que el cuerpo se le llenó de adrenalina, como si una fuerza lo invadiera y le hiciera apretar todos los músculos.Tuvo el impulso de lanzar la USB al suelo y pisarla para que el hombre no lograra conseguirla cuando lo atrapara, porque era claro que lo atraparía, pero se quedó inmóvil, con la respiración agitada y se aguantó el impulso de correr, lo atraparían.La luz comenzó a llenar el cuerpo del hombre y cuando salió de la oscuridad reconoció al amigo de Emilio y todo el cuerpo se le llenó de una gran debilidad.El hombre tenía el cabello ondulado suelto detrás de las orejas y ropa casual.— ¿Qué diablos haces ahí en la oscuridad? — lo regañó Johan y él se encogió de hombros.— Te estaba siguiendo, la verdad eres realmente malo para esconderte y despistar — Johan se sintió ahora más observado.— Deja de hacerlo, me siento incómodo saber que todo el tiempo estás tras mis pasos, que me hackeas y ves mis fotos y que no tengo ya intimidad — cada vez levantó más al voz y Lui
Clarissa sentía los sentimientos entumecidos, se había permitido desahogarse cuando cortó el árbol y luego encerró los sentimientos que tenía muy adentro, aún tenía algo muy importate que hacer.Vistió a Maxwell con su pequeño traje, pero no le puso la corbata, junto a la puerta estaba la maleta que le hubiera preparado en caso de que el juzgado le cediera la custodia a Xavier.Se vistió con ropa bonita para ella y con el maquillaje cubrió las ojeras marcadas y la piel pálida, ya no tenía ni energías para estar nerviosa.El timbre de la puerta sonó y su abogado apareció, tenía un traje que le quedaba pequeño con una corbata de un color que no combinaba, y le dio una mala noticia.— Han refutado la contrademanda — le comentó — según ellos, pueden demostrar que todas sus acusaciones son verdaderas — Clarissa asintió con la cabeza, pero no dijo nada más, ellos no podrían demostrar nada.El auto del abogado, Raúl, sonaba como si en cualquier momento se fuera a desbaratar y el viaje a la c
Clarissa sintió que le faltó el aire, tanto que la vista se le nubló, su abogado volteó a mirarla, pero ella no le sostuvo la mirada. Franco seguía con el periódico en el aire.— Explíquese, abogado Quiroz — le pidió la jueza y el hombre miró a Clarissa por un momento y ella entendió en esa mirada todo. Ya había perdido.— Señora jueza, este periódico salió hace unos cuantos meses como un anuncio anónimo, y dos días después mi cliente encuentra a un hombre que nunca había visto en la vida y que supuestamente es el prometido de la demandada.Clarissa apretó el puño donde tenía el anillo que le había dado Emanuel o Emilio, ya ni sabía cómo debía referirse a él incluso en su mente. Observó el anillo con el diamante falso y el nudo en su estómago creció más.— Por eso quiero llamar a la acusada a declarar, su señoría — continuó franco — veamos qué tiene que decir.— Objeción — gritó el abogado de Clarissa — si el periódico envió un comunicado anónimo, ¿Cómo sabe que fue mi clienta la que
Clarissa se aferró de la mesa que tenía en frente, con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos, la sala estalló en una algarabía, pero Clarissa no logró escuchar nada más allá de eso, sentía la cabeza embotada y solo los martillazos que dio la juez lograron opacar a la audiencia.— ¡Silencio! — gritó la mujer y toda la sala se puso seria de repente — continuaré con el veredicto — bufó — la custodia será competa e incondicional del padre, y solo él determinará qué días y cuánto tiempo la madre podrá visitar al menor — los ojos de Clarissa se llenaron de lágrimas, Xavier no le permitiría ver a Maxwell, más bien la mentirosa de su esposa.Otro martillazo finalizó la audiencia y Clarissa volteó a mirar hacia Xavier que la miraba, pero él no sonreía, no parecía feliz, en lo absoluto, se veía culpable y hundido en el asiento mientras su esposa y su padre se daban un abrazo para festejar.— Impugnaremos — le dijo el abogado — todos vieron las artimañas que utilizaron para ganar,