Clarissa se quedó medio paralizada en la entrada de la casa y Emanuel le apartó la mirada, luego se puso de rodillas y estiró las manos para que Maxwell viniera a él y el niño se zafó de las manos de su madre para abrazar al hombre.— ¿Qué pasa? — preguntó ella, pero Emanuel no contestó.Tomó al niño por los hombros y lo apartó para que lo viera a la cara y le despeinó el cabello.— Comportate — le dijo él y el niño estiró la manita y le acarició la mejilla a Emanuel.— ¿Te volveré a ver? — le preguntó el niño, y Clarissa abrió los ojos, como si él hubiera comprendido algo que ella no.— Te prometo que si — le dijo él, se levantó y le quitó el celular a Clarissa que tenía en la mano y buscó unos audífonos sobre el mueble — es la de Brus Banner, prometeme que no te quitarás los audífonos — el niño asintió con la cabeza y le dio un beso enorme en la mejilla al hombre antes de perderse en su habitación con los audífonos puestos.Clarissa sintió que el corazón se le aceleró, luego encendi
38¿Inocente?Johan se sentía observado, más observado que nunca. Mientras caminaba por la calle con la memoria USB en la mano casi podía sentir como decenas de pares de ojos se le posaban sobre el cuerpo.Tenía el corazón acelerado y la mente nublada, una y otra vez viajaba a la casa de Clarissa, preocupado y angustiado por saber que estaría pasando en el lugar, como habría tomado la muchacha la noticia de Emilio y eso lo tenia el doble de asustado.Cuando la puerta se abrió, el rostro oscuro de su ex, Jhon, apareció y lo miró con una sonrisa de desconcierto, y Johan se le lanzó al torso y le dio un apasionado beso que lo dejó paralizado donde estaba.— Lo siento — le dijo Johan después de cerrar la puerta — pero creo que me están siguiendo, tenía que fingir — Jhon lo miró con miedo.— ¿Trajiste a quien te sigue a la guarida de mi hermano? — lo riñó el moreno y Johan miró por la hendija de la puerta, pero no encontró a nadie, parecía que solo era paranoia.— Si, sé que fue un riesgo,
Johan sintió que el cuerpo se le llenó de adrenalina, como si una fuerza lo invadiera y le hiciera apretar todos los músculos.Tuvo el impulso de lanzar la USB al suelo y pisarla para que el hombre no lograra conseguirla cuando lo atrapara, porque era claro que lo atraparía, pero se quedó inmóvil, con la respiración agitada y se aguantó el impulso de correr, lo atraparían.La luz comenzó a llenar el cuerpo del hombre y cuando salió de la oscuridad reconoció al amigo de Emilio y todo el cuerpo se le llenó de una gran debilidad.El hombre tenía el cabello ondulado suelto detrás de las orejas y ropa casual.— ¿Qué diablos haces ahí en la oscuridad? — lo regañó Johan y él se encogió de hombros.— Te estaba siguiendo, la verdad eres realmente malo para esconderte y despistar — Johan se sintió ahora más observado.— Deja de hacerlo, me siento incómodo saber que todo el tiempo estás tras mis pasos, que me hackeas y ves mis fotos y que no tengo ya intimidad — cada vez levantó más al voz y Lui
Clarissa sentía los sentimientos entumecidos, se había permitido desahogarse cuando cortó el árbol y luego encerró los sentimientos que tenía muy adentro, aún tenía algo muy importate que hacer.Vistió a Maxwell con su pequeño traje, pero no le puso la corbata, junto a la puerta estaba la maleta que le hubiera preparado en caso de que el juzgado le cediera la custodia a Xavier.Se vistió con ropa bonita para ella y con el maquillaje cubrió las ojeras marcadas y la piel pálida, ya no tenía ni energías para estar nerviosa.El timbre de la puerta sonó y su abogado apareció, tenía un traje que le quedaba pequeño con una corbata de un color que no combinaba, y le dio una mala noticia.— Han refutado la contrademanda — le comentó — según ellos, pueden demostrar que todas sus acusaciones son verdaderas — Clarissa asintió con la cabeza, pero no dijo nada más, ellos no podrían demostrar nada.El auto del abogado, Raúl, sonaba como si en cualquier momento se fuera a desbaratar y el viaje a la c
Clarissa sintió que le faltó el aire, tanto que la vista se le nubló, su abogado volteó a mirarla, pero ella no le sostuvo la mirada. Franco seguía con el periódico en el aire.— Explíquese, abogado Quiroz — le pidió la jueza y el hombre miró a Clarissa por un momento y ella entendió en esa mirada todo. Ya había perdido.— Señora jueza, este periódico salió hace unos cuantos meses como un anuncio anónimo, y dos días después mi cliente encuentra a un hombre que nunca había visto en la vida y que supuestamente es el prometido de la demandada.Clarissa apretó el puño donde tenía el anillo que le había dado Emanuel o Emilio, ya ni sabía cómo debía referirse a él incluso en su mente. Observó el anillo con el diamante falso y el nudo en su estómago creció más.— Por eso quiero llamar a la acusada a declarar, su señoría — continuó franco — veamos qué tiene que decir.— Objeción — gritó el abogado de Clarissa — si el periódico envió un comunicado anónimo, ¿Cómo sabe que fue mi clienta la que
Clarissa se aferró de la mesa que tenía en frente, con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos, la sala estalló en una algarabía, pero Clarissa no logró escuchar nada más allá de eso, sentía la cabeza embotada y solo los martillazos que dio la juez lograron opacar a la audiencia.— ¡Silencio! — gritó la mujer y toda la sala se puso seria de repente — continuaré con el veredicto — bufó — la custodia será competa e incondicional del padre, y solo él determinará qué días y cuánto tiempo la madre podrá visitar al menor — los ojos de Clarissa se llenaron de lágrimas, Xavier no le permitiría ver a Maxwell, más bien la mentirosa de su esposa.Otro martillazo finalizó la audiencia y Clarissa volteó a mirar hacia Xavier que la miraba, pero él no sonreía, no parecía feliz, en lo absoluto, se veía culpable y hundido en el asiento mientras su esposa y su padre se daban un abrazo para festejar.— Impugnaremos — le dijo el abogado — todos vieron las artimañas que utilizaron para ganar,
Clarissa sintió el cuerpo débil, las rodillas perdieron su fuerza y amenazaron con dejarla caer al suelo, pero ella sabía que no podía dejarse vencer, que tenía que sacar fortaleza de donde no tenía y luchar.— Dejalo — le dijo ella al hombre de la ventana, tenía el brazo alrededor del cuello del profesor que comenzaba a ponerse muy rojo y la pistola apuntándole en la cien — ¡dejalo! — le gritó Clarissa, el miedo comenzaba a transformarse en rabia.— El niño ya no está, el novio falso tampoco y no voy a permitir que nadie más interfiera entre nosotros — le dijo el hombre.Clarissa observó el bat que había dejado junto al mueble, pero estaba muy lejos y no llegaría a tiempo.— No existe un nosotros — le dijo Clarissa — solo eres un acosador enfermo, ni siquiera sé quién eres — el hombre asintió con la cabeza.— Si lo sabes, mirame, sabes quién soy, sabes que naciste para mí, desde el primer momento en que te vi supe que serías mía.— Yo no soy de nadie mandito enfermo — dio un paso al
Cuando Clarissa despertó, una bruma extraña le cubría la visión, como si tuviera los ojos llenos de sangre.Levantó la cabeza y apenas logró distinguir algunas formas iluminadas por una vela sobre una mesa de madera.Parpadeó y sacudió la cabeza y la visión comenzó a hacérsele más clara. Estaba en un lugar estrecho con olor a tierra mojada y frio, estaba iluminado solo por una vela que lanzaba destellos sobre una mesa con platos de porcelana y una botella de champaña en una cubeta con hielo.El lugar era horrendo, con telarañas y bichos que se arrastraban en la oscuridad.— Al fin despiertas — le dijo una voz al otro lado de la mesa y Clarissa levantó la cabeza, era Gabriel que la miraba, tenía toda la cara raspada y a piel el carne viva, de seguro por la caída en la moto.— ¿Dónde estamos? — le preguntó ella y el hombre se aclaró la garganta.— Es un lugar especial — se removió en el asintió nervioso — es nuestra primera cita, espero que te guste.— Clarissa trató de ponerse de pie,