Johan sintió que el cuerpo se le llenó de adrenalina, como si una fuerza lo invadiera y le hiciera apretar todos los músculos.Tuvo el impulso de lanzar la USB al suelo y pisarla para que el hombre no lograra conseguirla cuando lo atrapara, porque era claro que lo atraparía, pero se quedó inmóvil, con la respiración agitada y se aguantó el impulso de correr, lo atraparían.La luz comenzó a llenar el cuerpo del hombre y cuando salió de la oscuridad reconoció al amigo de Emilio y todo el cuerpo se le llenó de una gran debilidad.El hombre tenía el cabello ondulado suelto detrás de las orejas y ropa casual.— ¿Qué diablos haces ahí en la oscuridad? — lo regañó Johan y él se encogió de hombros.— Te estaba siguiendo, la verdad eres realmente malo para esconderte y despistar — Johan se sintió ahora más observado.— Deja de hacerlo, me siento incómodo saber que todo el tiempo estás tras mis pasos, que me hackeas y ves mis fotos y que no tengo ya intimidad — cada vez levantó más al voz y Lui
Clarissa sentía los sentimientos entumecidos, se había permitido desahogarse cuando cortó el árbol y luego encerró los sentimientos que tenía muy adentro, aún tenía algo muy importate que hacer.Vistió a Maxwell con su pequeño traje, pero no le puso la corbata, junto a la puerta estaba la maleta que le hubiera preparado en caso de que el juzgado le cediera la custodia a Xavier.Se vistió con ropa bonita para ella y con el maquillaje cubrió las ojeras marcadas y la piel pálida, ya no tenía ni energías para estar nerviosa.El timbre de la puerta sonó y su abogado apareció, tenía un traje que le quedaba pequeño con una corbata de un color que no combinaba, y le dio una mala noticia.— Han refutado la contrademanda — le comentó — según ellos, pueden demostrar que todas sus acusaciones son verdaderas — Clarissa asintió con la cabeza, pero no dijo nada más, ellos no podrían demostrar nada.El auto del abogado, Raúl, sonaba como si en cualquier momento se fuera a desbaratar y el viaje a la c
Clarissa sintió que le faltó el aire, tanto que la vista se le nubló, su abogado volteó a mirarla, pero ella no le sostuvo la mirada. Franco seguía con el periódico en el aire.— Explíquese, abogado Quiroz — le pidió la jueza y el hombre miró a Clarissa por un momento y ella entendió en esa mirada todo. Ya había perdido.— Señora jueza, este periódico salió hace unos cuantos meses como un anuncio anónimo, y dos días después mi cliente encuentra a un hombre que nunca había visto en la vida y que supuestamente es el prometido de la demandada.Clarissa apretó el puño donde tenía el anillo que le había dado Emanuel o Emilio, ya ni sabía cómo debía referirse a él incluso en su mente. Observó el anillo con el diamante falso y el nudo en su estómago creció más.— Por eso quiero llamar a la acusada a declarar, su señoría — continuó franco — veamos qué tiene que decir.— Objeción — gritó el abogado de Clarissa — si el periódico envió un comunicado anónimo, ¿Cómo sabe que fue mi clienta la que
Clarissa se aferró de la mesa que tenía en frente, con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos, la sala estalló en una algarabía, pero Clarissa no logró escuchar nada más allá de eso, sentía la cabeza embotada y solo los martillazos que dio la juez lograron opacar a la audiencia.— ¡Silencio! — gritó la mujer y toda la sala se puso seria de repente — continuaré con el veredicto — bufó — la custodia será competa e incondicional del padre, y solo él determinará qué días y cuánto tiempo la madre podrá visitar al menor — los ojos de Clarissa se llenaron de lágrimas, Xavier no le permitiría ver a Maxwell, más bien la mentirosa de su esposa.Otro martillazo finalizó la audiencia y Clarissa volteó a mirar hacia Xavier que la miraba, pero él no sonreía, no parecía feliz, en lo absoluto, se veía culpable y hundido en el asiento mientras su esposa y su padre se daban un abrazo para festejar.— Impugnaremos — le dijo el abogado — todos vieron las artimañas que utilizaron para ganar,
Clarissa sintió el cuerpo débil, las rodillas perdieron su fuerza y amenazaron con dejarla caer al suelo, pero ella sabía que no podía dejarse vencer, que tenía que sacar fortaleza de donde no tenía y luchar.— Dejalo — le dijo ella al hombre de la ventana, tenía el brazo alrededor del cuello del profesor que comenzaba a ponerse muy rojo y la pistola apuntándole en la cien — ¡dejalo! — le gritó Clarissa, el miedo comenzaba a transformarse en rabia.— El niño ya no está, el novio falso tampoco y no voy a permitir que nadie más interfiera entre nosotros — le dijo el hombre.Clarissa observó el bat que había dejado junto al mueble, pero estaba muy lejos y no llegaría a tiempo.— No existe un nosotros — le dijo Clarissa — solo eres un acosador enfermo, ni siquiera sé quién eres — el hombre asintió con la cabeza.— Si lo sabes, mirame, sabes quién soy, sabes que naciste para mí, desde el primer momento en que te vi supe que serías mía.— Yo no soy de nadie mandito enfermo — dio un paso al
Cuando Clarissa despertó, una bruma extraña le cubría la visión, como si tuviera los ojos llenos de sangre.Levantó la cabeza y apenas logró distinguir algunas formas iluminadas por una vela sobre una mesa de madera.Parpadeó y sacudió la cabeza y la visión comenzó a hacérsele más clara. Estaba en un lugar estrecho con olor a tierra mojada y frio, estaba iluminado solo por una vela que lanzaba destellos sobre una mesa con platos de porcelana y una botella de champaña en una cubeta con hielo.El lugar era horrendo, con telarañas y bichos que se arrastraban en la oscuridad.— Al fin despiertas — le dijo una voz al otro lado de la mesa y Clarissa levantó la cabeza, era Gabriel que la miraba, tenía toda la cara raspada y a piel el carne viva, de seguro por la caída en la moto.— ¿Dónde estamos? — le preguntó ella y el hombre se aclaró la garganta.— Es un lugar especial — se removió en el asintió nervioso — es nuestra primera cita, espero que te guste.— Clarissa trató de ponerse de pie,
Los cuatro hombres esperaron detrás del barranco a que alguien saliera y cuando el boxeador salió con el arma apuntando hacia la oscuridad Emilio sintió que la rabia le trepó por el pecho como un animal salvaje.Johan se preparó, tomó otra piedra que tenía al lado y miró a Emilio.— Tú ve por mi amiga, nosotros lo distraemos — y con la mejor puntería que Emilio hubiera visto lanzó la piedra apenas se asomó del barranco y golpeó la mano de Gabriel que sostenía el arma haciendo que se le escapara un disparo y cayera al suelo.Johan salió disparado hacia el hombre dando un grito de guerra y los otros dos hombres lo siguieron, cuando el cuerpo menudo del muchacho se chocó contra el del boxeador el menor rebotó como su hubiera golpeado una pared, peor cuando Luis lo embistió como si fuera un jugador de futbol americano, golpeándolo con el hombro en el costado, ese golpe si lo elevó lejos.Johan estaba arrastrándose por encontrar el arma, y cuando la encontró le apuntó al boxeador que de un
Había sido una de las peores noches de Clarissa en toda su vida. Aunque Johan había pasado la noche en el mueble junto su cama, el sonido de la bala atravesando le cráneo de Gabriel la tuvo despierta toda la noche. Podía agradecer que Emilio le había evitado tener que ver todo eso, o de seguro su trauma sería más grande. — Aun no puedo creer que hubiera sido él — le dijo Johan ya llegando el amanecer de seguro él tampoco había podido dormir — las pistas no apuntaban a él, además según como lo describiste era más alto — Clarissa no quería hablar, pero el silencio del cuarto la estaba matando. — Vi que en su cueva tenía unas hombreras, tal vez por eso parecía más alto y la tarde en que fue a la cafetería usó maquillaje para cubrir la herida que yo le había hecho la noche anterior — Johan suspiró. — Nunca llegué a imaginar lo enfermo que podía estar — Clarissa se sentó y recostó la espala en el cabecero de la cama. — Si, todas las personas siempre ocultan algo — Johan se i