Clarissa sintió que los intestinos se le amontonaron en el pecho cuando asomó a la esquina de la calle. Había vagabundos en las esquinas y personas de dudosa reputación pululando por la calle. Ya estaba comenzando a entrar la noche y aunque tenía el cuerpo entumecido por el cansancio no dio ni un paso atrás. — ¿Estas segura que quieres hacer esto sola? — le preguntó Johan que la había acompañado y ella asintió con la cabeza. — Tengo que hacerlo, tengo que escuchar su versión — Johan chasqueó la lengua. — Hasta esta mañana no querías ni saber de su existencia — cuando Clarissa lo miró Johan cerró la boca — te enamoraste — no era una pregunta y ella le apartó la mirada. — No importa, necesito escucharlo, sea para lanzarlo al caño o para… — Él no te permitirá que lo perdones — Clarissa lo miró. — ¿Por qué? — Porque esto no es un juego, Clari, según por lo que sé su hermano es peligroso, Emilio debe tener miedo de involucrarte — Clarissa blanqueó los ojos. — Pues eso debió pensar
Xavier no era especialmente un hombre muy organizado, todo lo contrario, era despistado y distraído y aquello le había traído muchos problemas como abogado, y de no ser por su secretaria la mitad de las veces no encontraría ni su propio bolígrafo.Había mejorado con el tiempo, la presión de su padre le ayudaba un poco, era un hombre firme y un abogado formidable, excepto en el último juicio.Incluso él había logrado notar lo sucio y ruin que había sido con Clarissa, y los medios lo habían destrozado, pero su padre no parecía afectado por su reputación, cosa que lo sorprendió en sobre manera, su reputación era lo único que pareció importarle durante toda su vida.— ¿Se va tan temprano, abogado? — le preguntó el portero del edificio y Xavier asintió con la cabeza.— Iré por mi hijo a la escuela — el hombre le sonrió apenas y Xavier se subió a su auto.A cada rato le regresaban las palabras que Clarissa le había dicho: “Tal vez deberías ser un poco más el papá que Maxwell necesita y un p
Clarissa no recordó siquiera tomar la torta de jamón que rodó por el suelo, el corazón le palpitó tan fuerte que una abrumadora ola le llego a la cabeza y la mareó.La policía empujaba a las personas que se acercaban al cordón que separaba el hotel donde Emilio estaba, y lo primero que se le ocurrió fue que lo habían matado.La policía no acordonaba el área donde hacían un arresto, así que solo quedaba una opción.Caminó hacia el cordón con las rodillas temblorosas y la visión borrosa, se limpió los ojos un par de veces, pero su vista no se aclaró.— ¿Qué pasó? — le preguntó a un hombre con un gorro y un cigarrillo que estaba de pie observando la situación y primero le dio una repasada al cuerpo de Clarissa entes de contestar.— La policía capturó a alguien, pero nadie sabe quién es — Clarissa no le dio ni las gracias, el cuerpo se le llenó de energía y dio la vuelta y corrió en la misma dirección por la que había llegado.Al principio se sintió débil, pero el corazón martilleándole e
Emilio no supo cómo sentirse, parecía que le estaban jugando una broma de mal gusto, pero la mujer al otro lado del escritorio lo miraba con una seriedad aterradora.— ¿Enserio cree que soy inocente? — le preguntó y ella suspiró.— No lo creo, lo es — se puso de pie y caminó por el estrecho cuarto rodeando a los hombres que estaban con ella — llevo siguiéndole la pista a Luciano desde hace años, se cómo trabaja y qué es lo que hace, no es coincidencia que justo después de su regreso a Transportes Imperio pasara todo esto — luego regresó a escritorio y apoyó las manos en él para mirar a Emilio a la cara.» — yo sé que usted es inocente, pero las pruebas que lo acusan son tantas y tan bien ejecutadas que un juez nunca le creerá. ¿Sabe cuántos años le darán, señor Olázaga? — Emilio negó con la cabeza — pues no menos de cincuenta — Emilio apretó los puños sobre la mesa. — ¿Y qué quiere que haga? — le preguntó la muer y ella se hecho las tensas que le llegaban casi hasta la cintura a un l
Clarissa trató de disimular en nerviosismo que la invadió, el hombre le clavó los ojos un par de segundos y luego entró al departamento sin decir una palabra más y un hombre, que tenía toda la facha de ser un guardaespaldas, entró tras él.— ¿Luciano qué haces aquí? — le preguntó Luis y el hombre le dio una superficial mirada al departamento.— Pensé que si este era el lugar donde traías a tus amantes tendría más… estilo, supongo — Johan que permanecía al lado de la mesa se sentó de mala gana y el hombre lo miró — ¿Me presentarás a tu atractiva citade hoy? — le dijo a Luis y este se ruso de manos.— Es mi novio, pero ya lo sabes — Luciano se dirigió hacia Clarissa y estiró la mano para agarrarle el mentón, pero ella se apartó y caminó hacia la mesa.— ¿Y esta preciosura arisca? — Clarissa se mordió la lengua.— Ella… ella es la amiga de mi novio — Clarissa admiró la compostura con la que Luis estaba afrontando la situación, si tenía miedo o nervios estos no se le notaban por ninguna p
Tal como Xavier lo había imaginado, su departamento era una mescla entre el orden de Maxwell y el desorden suyo.Apenas habían pasado una noche en el departamento de soltero que tenía antes de casarse y ya la concina estaba a rebuscar de trastes sucios, el mueble tenía sabanas y restos de palomitas de maíz por todo el lugar. Cuando se levantó esa mañana del sábado Maxwell estaba tratando de barrer las palomitas de debajo del mueble y Xavier se lo quedó mirando.— ¿Qué haces? — le preguntó y el niño se limpió el sudor de la frente con la manga de la mano.— Alguien tiene que ser el adulto responsable aquí — dijo y Xavier soltó una carcajada. Caminó a prepararse café, no era él mismo hasta que tenía una buena taza de café en la mañana, y cuando se miró en el espejo del horno microondas notó los hinchados que tenía los ojos.— ¿Lloraste toda la noche? — le preguntó el niño entrando a la concina y Xavier se aclaró la garganta.— Claro que no, me la pasé trabajando, es todo — el niño abri
Clarissa levantó las manos como defensa, su tía se lanzó sobre sus brazos y la llenó de besos por toda la cara, luego la apartó y le golpeó el hombro.— ¿Por qué no me llamaste ni intentaste buscarme? — la regañó — debí haber llegado hace dos días.— Tía, lo siento, he tenido muchas cosas en las cabeza y no lo recordé — la mujer la miró con una ternura que la conmovió y luego le dio otro beso en la mejilla.— Ya no importa, mi vida, ya estoy aquí — la abrazó y Johan observó toda la escena en un discreto segundo plano — ¿Cómo estás? Estás más delgada, ¿Estás comiendo bien? — Clarissa miró a Johan en busca de ayuda, pero él se encogió de hombros — tienes que contarme todo.— Pero, prométeme que no me vas a regañar — la mujer la miró con sus ojos pequeños.— No prometo nada.Y tal como Clarissa imaginó, su tía casi se afloja el cinturón para darle un par de golpes cuando le contó sobre Emanuel y lo del periódico, pero se abstuvo de comentarle algo sobre el problemita en el que el hombre
Clarissa se quedó ahí con la mano en el hombro de Xavier sin saber muy bien qué decir, el hombre parecía conmocionado y meditativo y no pronunció una palabra en el trayecto hasta el piso donde estaba el departamento. Cuando llegaron a la puerta la abrió y metió la cabeza. — Maxi — dijo — Tienes visita — Clarissa entró detrás de él y cuando el niño apareció le temblaron las rodillas. Cayó arrodillada en el suelo con los brazos abiertos y cuando Maxwell se colgó de su cuerpo la abrazó con fuerza y ella lo besó. Le besó el cabello, las mejillas y la punta de la nariz, se veía saludable y feliz y eso la hizo llorar. — Mami — le dijo — papi me contó que el hombre de la ventana ya no volverá — ella asintió con la cabeza y se limpió las lágrimas con el dorso de la mano. — Si, mi vida, solo era un mal sueño y ya no volverá — el niño la besó en la frente y luego abrió los ojos al ver a la tía. — ¡Tía! — gritó y corrió a los brazos de la mujer que lo cargó y él se colgó como un pequeño si