Johan pateó el suelo y tambien golpeó el costado del cuerpo de Emilio, pero el hombre lo tenía bien agarrado desde atrás y con la mano que le tenía en la boca para impedir que gritara lo estaba comenzando a asfixiar.Sentía el corazón acelerado, tanto que creyó le daría un infarto del miedo tan terrible que le entumeció los músculos.Pensó si así terminaría su vida mientras Emilio lo arrastraba hacia la oscuridad y se sintió estúpido por encima de todo.¿Cómo se le había ocurrido decirle su nombre real en su cara? Era preferible que le hubiera dicho mentiras, así hubiera logrado hablar con Clarissa, pero en ese momento no le quedaban más opciones que intentar liberarse de los fuertes brazos del hombre que lo seguían arrastrando y él le dio un último vistazo a la casa de Clarissa entes de perderse entre la oscuridad de la calle.Emilio contuvo el aliento mientras arrastraba a Johan donde no pudieran escucharlo, no sabía si era la mejor forma de actuar, pero él lo había identificado y s
Johan subió al auto a pesar de que todo su cuerpo le decía que era una mala idea, y elevó una plegaria al cielo para no aparecer al días siguiente muerto en una alcantarilla.El hombre entró y cerró de golpe la puerta, luego encendió el auto y avanzó por la calle.Cuando pasaron por la casa de Clarissa él le dio un vistazo rápido y logró verla frente al lava platos.— No puedes decirle nada — le comentó el hombre— Ella tiene que saberlo — insistió Johan — si Emanuel tiene que quedarse a seguir al show pues que se quede, pero ella tiene que saberlo.— Emilio — le dijo el hombre — ya lo sabes, su nombre es Emilio. Y ya que conoces tanto a tu amiga, ¿Qué crees que haga? ¿crees que deje que Emilio se quede y entienda que lo mejor para ellos es que sigan fingiendo? — Johan no contestó, lo más probable es que clarisa llamara la a policía, aunque ciertamente ya no podía asegurar qué tanto se había involucrado sentimentalmente del Emilio. — Y si ese tal Emilio es inocente, ¿Por qué no se e
Clarissa sintió como su corazón latió tan rápido que un nudo le trepó por el pecho y le golpeó la cabeza mientras veía como el hombre de la ventana corría hacia Gabriel con la llave en alto.El boxeador ladeó el cuerpo cuando el hombre lanzó un golpe con la llave y este pasó de largo, y aprovechando ese descuido Gabriel le dio un fuerte puño en costado que lo lanzó al suelo.— Corre, Clarissa — le dijo él, pero ella se quedó ahí, ¿qué mejor oportunidad de atrapar al hombre de la ventana que con un boxeador experto?— ¡Cuidado! — le gritó ella a Gabriel.El hombre se había levantado y en un descuido del boxeador le golpeó la espalda con la llave lanzándolo al suelo, luego caminó hacia Clarissa.A la luz del atardecer, lo pudo ver más detalladamente, no era tan alto como recordaba, y tambien se veía un poco subido de peso, pero solo un poco, se veía realmente fuerte. — ¡Alejate! — le gritó ella y en cuanto trató de salir corriendo él la tomó del cabello y el tirón la lanzó al suelo.— S
— ¿Cómo supieron que era él? — preguntó Emanuel. Estaban en la estación de policía donde Clarissa tenía que dar su declaración. Nuevamente.La mujer que llevaba el caso desde denunciaron por primera vez al hombre de la ventana les mostró una fotografía del cadáver que Clarissa no quiso mirar.— Encontraron las llaves de la casa de Clarissa aun clavadas en su espalda, tenían un trozo de madera con su nombre grabado — Clarissa apartó la fotografía antes de que se viera tentada a verla.— ¿Quién lo mató? — preguntó con la voz ronca. Emanuel se notaba incómodo en la estación de policía, incluso ni siquiera quería entrar, pero ella lo convenció para que la acompañara.La policía se encogió de hombros y negó con la cabeza.— No lo sabemos aún — les comentó — pero pudo haber sido por robarlo. Lo encontramos en una zona bastante peligrosa y más en la noche, de seguro lo atacaron al verlo herido y él se resistió, había signos de violencia en el lugar, como si él hubiera intentado golpear a alg
— ¿Y qué hacía Gabriel contigo? — le preguntó Johan a Clarissa mientras ella preparaba el chocolate. Emanuel soltó un bufido.— Buena pregunta — Clarissa batió en la chocolatera y blanqueó los ojos.— Me invitó a un helado, como amigos, y qué bueno porque si él no hubiera venido tal vez el hombre de la ventana se hubiera colado en la casa y yo estaba sola.— A un no me pudo creer que esté muerto — contó Johan. A Clarissa le preocupaba su amigo, se veía cansado y se notaba que había dormido poco los últimos días, y aprovechó para preguntarle en cuanto Emanuel se fue a la habitación de Maxwell a llevarle su chocolate con queso.— Estoy bien — le comentó él — he tenido algo de insomnio, pero en serio estoy bien, ya lo estoy.— ¿Qué sucedió? — Clarissa lo vio pasar saliva, pero no dijo nada, únicamente le dio un trago grande a su chocolate humeante.— Vi como tú y Emanuel llegaban de la mano — le dijo él con una sonrisa burlona y Clarissa meneó el chocolate con la cucharita — ¿Están junto
Luis esquivó la sombrilla que Johan le lanzó y el rubio le apuntó con el dedo.— ¿Qué diablos quieres? — le preguntó — Emilio me dijo que no quería que me involucrara más, así que largate — Luis le apartó los ojos verdosos, estaba vestido de forma casual con una camisa que le dejaba ver unos brazos portentosos y Johan tuvo que aguantarse las ganas de mirarlo detenidamente.— Lamento tener que decirte esto, pero ya no puedes estar más involucrado — le comentó el hombre, se puso de pie dejando la revista en la repisa y caminó hacia la pared donde estaba un calendario de chicos sexys.— ¿A qué te refieres?— ¿Qué tanto te ha contado Emilio de Luciano? — Johan dejó su bolso en el mueble, pero no se atrevió a moverse más.— Que es malo y peligrosos y que te tiene muy vigilado — Luis lo miró, parecía muy serio, la mandíbula marcada se apretó más.— Pues es peor aún. Cuando te traje a aquí hace unas noches alguien reconoció mi camioneta cuando llegamos a la avenida y me siguió — esta vez Joh
Clarissa no pudo recordar la cantidad de veces que hizo el amor con Emanuel ese fin de semana, desde que se encontraban en el trabajo y caminaban juntos hasta la casa, al cruzar por la puerta se desnudaban completamente, como si no existiera el mundo después de aquello.Lo hicieron en el mueble, en la cocina, varias veces en su habitación y en el suelo.Clarissa se aprendió de memoria cada lunar que cubría el cuerpo pálido del hombre, aprendió en qué punto de la enrojecida y suabe cabeza era más sensible y tambien saboreó el sabor de sus orgasmos.Todo parecía una fantasía erótica de besos y placer, y humedad y orgasmos también. Nunca se había sentido tan compenetrada con alguien como con el hombre, sus gestos, cuando bromeaba de verdad y cuando era solo por burlarse de ella, pero, sobre todo, notaba aquello que cargaba Emanuel, como un miedo y una culpa que lograba percibir cuando estaba un momento a solas.— ¿Está todo bien? — le preguntó ella una madrugada en que lo encontró despie
Clarissa se quedó medio paralizada en la entrada de la casa y Emanuel le apartó la mirada, luego se puso de rodillas y estiró las manos para que Maxwell viniera a él y el niño se zafó de las manos de su madre para abrazar al hombre.— ¿Qué pasa? — preguntó ella, pero Emanuel no contestó.Tomó al niño por los hombros y lo apartó para que lo viera a la cara y le despeinó el cabello.— Comportate — le dijo él y el niño estiró la manita y le acarició la mejilla a Emanuel.— ¿Te volveré a ver? — le preguntó el niño, y Clarissa abrió los ojos, como si él hubiera comprendido algo que ella no.— Te prometo que si — le dijo él, se levantó y le quitó el celular a Clarissa que tenía en la mano y buscó unos audífonos sobre el mueble — es la de Brus Banner, prometeme que no te quitarás los audífonos — el niño asintió con la cabeza y le dio un beso enorme en la mejilla al hombre antes de perderse en su habitación con los audífonos puestos.Clarissa sintió que el corazón se le aceleró, luego encendi