Emilio comenzaba a hartarse, el suelo permanecía sucio y polvoriento y siempre que terminaba de trapear entraba alguien dejándole todo el suelo lleno de pisotones.Su jefa, la administradora, resultó ser una muchacha agradable que constantemente le sugería que si quería salir de pobre se abriera una de esas aplicaciones donde compartían contenido porn0, que le iría bien como a su novia, y Emilio se limitaba a bromear diciendo que sería in capaz de cobrar por ello, que lo haría gratis, pero ese día estaba siendo especialmente pesado.Ya llevaba por lo menos un mes sin entrenar, y aunque sentía que su masa muscular permanecía como siempre, le costó bajar todas las cajas del camión que había llegado con el dueño de la juguetería y luego bajarlos todos a la bodega.Agradeció que la cedula que Luis le había falsificado con el nombre de Emanuel fuera lo suficientemente buena como para que todos se lo creyeran.Ese viernes estaba sudoroso y sentía el cuello pegajoso de todo el esfuerzo que h
El abogado era un hombre bajito y muy gordito, pero según lo que Johan le había contado su primo era un buen abogado. Tenía el cabello rubio como el menor y las mejillas muy rojas de tanto limpiarse con un pañuelo el sudor de la piel.— Un juez siempre se inclinará más hacia el lado de la madre — les dijo a Emanuel y a ella esa mañana del sábado — sabemos que el señor Xavier económicamente está muy bien, así que tenemos que demostrar qué no lo hace apto para quedarse con el niño y contestar los hechos de la demanda — Clarissa bufó, se le ocurrían miles de opciones.— Para empezar — dijo Emanuel — el hecho de que quería obligar a Max a estudiar en una escuela en la que lo habían expulsado solo por mantener un estatus — el abogado escribió.— Se lo lleva los fines de semana para igual dejarlo solo en su casa con los empleados y el lunes lo envía al colegio con el chofer — le comentó Clarissa.Pasaron media hora dando las razones del por qué Xavier no era apto para quedarse con el niño m
Clarissa había comido tanta pizza que estaba a punto de reventar, el último trozo de su rebanada se la había comido Emanuel que parecía que nunca hubiera comido una pizza en su vida, incluso Johan había comido dos rebanadas y Max tenía la barriga tan llena que estaba mareado del sueño.— No sé si esto funcione — comentó Clarissa después de un rato de charla. Emanuel asintió con la cabeza.— La última vez que vigilaste al hombre de la ventana estabas sola, tal vez te dormiste — le dijo el hombre — Clarissa quiso negar, pero le entró la duda, tal vez sí se había dormido — esta noche somos tres, solo vigilaremos hasta que aparezca.— ¿Y si no aparece? — pregunto Maxwell y Emanuel le acarició el cabello — hay noches que no aparece.— ¿Desde que yo llegué a faltado alguna noche? — le preguntó y el niño negó — bien, hoy lo veremos entonces.— Tal vez sea un espíritu — comentó Johan sin apartar la mirada de su celular — eso explica el por qué Clari no puede verlo — Clarissa vio como Emanuel
Clarissa se quedó ahí de pie con el corazón en la mano, leyó el mensaje un par de veces y dos gotas rojas se desprendieron de él y rodaron por la ventana, parecía sangre.Johan entro cargando a Maxwell que lloraba y Clarissa despertó del shock en que estaba, corrió hasta su hijo y y lo tomó en brazos.— No quiero que le haga daño a Emanuel — le dijo el niño y Clarissa miró por la ventana, las luces de las farolas dejaron ver a Emanuel corriendo por la calle, sin camisa y en pantalón de dormir, con el bat en la mano.— Él no le hará daño, te lo prometo — le contó al niño y lo abrazó con mucha fuerza — te lo prometo — pero era más una súplica que otra cosa.— Llamaré a la policía — dijo Johan y macó.Clarissa salió de la casa, seguida de Johan que tenía un paraguas y Maxwell sobre sus brazos. Se quedaron en medio de la calle sin saber muy bien qué hacer esperando el regreso de Emanuel, pero el hombre no volvía.— ¿Crees que lo atrapó? — preguntó Johan y Clarissa no contestó.— La última
Johan era mejor que Clarissa curando, así que él se encargó de revisar y curar el pómulo herido de Emanuel, y a pesar de la insistencia por parte del rubio para que fuera al hospital, Emanuel se negó.— Es solo un rasguño — dijo y Johan terminó de limpiar con alcohol la herida haciéndolo dar un salto.— Te va a quedar cicatriz, no muy grande, pero quedará — Emanuel se miró en el espejo que tenía en la mano y Clarissa vio cómo se quedó mirándose por un momento, como si le costara reconocer al hombre que tenía en frente.— No importa — murmuró — las cicatrices son historias — luego le guiñó el ojo a Johan — además me hace más sexy — el rubio dejó todos las cosas sucias dentro del bote de la basura y se lavó las manos.— Solo te hace ver más peleonero — luego le dio un sonoro beso en la mejilla a Clarissa y uno en la cabeza a Maxwell que trataba de no quedarse dormido en la silla en que estaba — me voy, antes de que se les ocurra otra plan suicida — salió de la cocina.— ¿Y mi beso? — br
Johan estaba en el mueble de su casa, el televisor sonaba de fondo con su serie favorita, pero él estaba perdido mirando la fotografía de Emanuel cuando era joven, o al menos un par de años atrás.Se veía muy diferente.Trató de buscar en las redes sociales coincidencias visuales, pero no logró encontrar nada que pudiera ayudare a identificar algo de la vida del hombre.En ningún lado aparecía el nombre de Emanuel Aldenar, era como si no existiera y eso se le hizo muy extraño, hasta que escribió su propio nombre en el buscador y encontró que no aparecía él tampoco.— Seamos honestos — se dijo — si alguien no tiene redes sociales es como si no existiera, eso no es raro.Pero Emanuel si era raro, claro que lo era. Pasó la foto y vio en la que él estaba semidesnudo en el espejo. Entendió por qué Clarissa sentía cosas por él, tenía un carácter amigable y bromista y estaba más bueno que levantarse tarde, pero algo dentro de él le gritaba una alerta.«Tal vez es mi paranoia» se dijo, siempr
La noche se le había hecho larga a Clarissa. Después de que Emanuel llegó del paseo con su conocido regresó más pensativo de lo normal, tomó a Maxwell del mueble y lo sentó en el suelo a su lado y se acostó a dormir en una incómoda posición mientras el niño le mostraba como había coloreado el cuaderno y al final se rindió al ver que el hombre tenía más ganas de dormir, ni siquiera quiso probar la pizza que el repartidor les había regalado.Cuando se sentó frente al computador logró resolver un conflicto grande que habían tenido sus protagonistas, y todo porque la protagonista se llenó del valor suficiente para pedir perdón por sus actos.«Yo no soy mi protagonista» se dijo cuando una sensación extraña se acumuló en su pecho. Ella no tenía nada por qué disculparse, ¿verdad? No lo tenía claro, cuando aceptó la cita con Gabriel pensaba en ella y en su futuro, no sabía o imaginaba que Emanuel sintiera cosas por ella, cosas reales, o al menos no se había querido dar cuenta.Estuvo a punto
Como Clarissa sospechaba, punto por punto de la denuncia de Xavier, su principal objetivo era demostrar que Clarissa no tenía el dinero suficiente para darla una buena calidad de vida a Max, pero ella y su abogado ya estaba preparados para esa jugada.— Si es necesario se ocupará el contrato que acabaste de firmar con esa aplicación extranjera — le comentó el abogado — te llegó en un un buen momento este trabajo, puede que el dinero no sea mucho, pero el pago es en dólares y por lo que ganas con los de los relatos, estarías ganando más de un salario mínimo, cosa que pone la balanza mucho a tu favor — el abogado estaba mucho más serio de lo normal,— Si eso la inclina a mi favor, ¿por qué tiene esa cara? — le preguntó Clarissa y el abogado se limpió el sudor de las mejillas con un trapito.— Me imagino que no leyó las pretensiones completas que le trajo el abogado de su ex pareja, ¿verdad? — la verdad es que Clarissa no había leído más que una de las cinco páginas del documento, así qu