NARRA EMERSON Desde esta tarde había notado a Berenice algo extraña. Luego del repentino llanto, me había preocupado y mucho. Odiaba que no me dijera lo que le estaba sucediendo, pero no quería presionarla, sabía que algo me estaba ocultando y no podía imaginarme qué era. En el transcurso de la cena, había estado muy callada. Solo contestaba monosílabos cuando era necesario, y las veces que sonreía –las cuales no eran muchas- la alegría no le llegaba a los ojos y sus ojos no brillaban como lo hacían a menudo. Tendría que ser paciente y esperar hasta que se sienta preparada de decírmelo. Por fin había hablado con mi tío y mi abogado. Me habían puesto al corriente de cómo transcurrió la reunión con el viejo Esposito. Michael no estaba tranquilo con la situación y más de una vez me pidió que me cuidara a mí y a mi familia. Yo creía que estaban exagerando, pero luego de ver las nuevas noticias que nos trajo Peter, podía esperar de él cualquier cosa. Debía hablar con Berenice cuanto an
NARRA BERENICE Me revolví en mi lugar buscando una posición más cómoda. Mi garganta ardía como los mil demonios y mi cabeza iba a estallar en cualquier momento. Sentía todo mi cuerpo caliente pero extrañamente moría de frio. Amor… - escuchaba de lejos, pero no quería abrir los ojos. Necesitaba seguir durmiendo. – cariño… despierta… - decía esa voz tan fácil de reconocer tocando mi mejilla una y otra vez. Abrí solamente un ojo encontrándome con los ojos verdes que hacían que me pierda en ellos en cuestión de segundos. Le sonreí a medias, pero la verdad era que me sentía fatal. El doctor Gerandy está aquí, vino a revisarte – me aviso ladeando la cabeza hacia la puerta. Me refregué los ojos y me limpie las lagañas que se me formaron por las horas de sueño. Asentí y me pare pero todo me dio vueltas. Emerson ayudo a estabilizarme. Fui hasta el baño a asearme y cuando salí el doctor me esperaba con una sonrisa cálida. Señorita Swan, soy el doctor Gerandy – se presento alargando la man
NARRA BERENICE Dos semanas después… —Extiende este brazo Dante –indiqué señalando el bracito derecho, terminando de colocarle la camisa a mi pequeño. —¿Eto onde va? – me preguntó mostrándome el pequeño moño mientras terminaba de abotonar su prenda. —Aquí –señalé tomándolo en mis manos y colocándoselo en el cuello de la camisa–. Estás hermoso –dije mirándolo con una sonrisa. Mi pequeño niño estaba envuelto en un hermoso traje de gala, de color gris oscuro y una camisa blanca con su pequeño moño negro. Estaba enorme y muy hermoso, ¿por qué el tiempo tenía que pasar tan deprisa? —¿Qué es casación mami? —Casamiento –corregí dulcemente –es un paso hermoso que hacen dos personas que se aman mucho, se prometen amor eterno –traté de explicarme. —¿Tú amas a papi? —Por supuesto que sí –respondí. —¿Pod que no se casan? –preguntó intrigado. —Son temas de adultos Dante, uno no decide de la noche a la mañana casarse –salvo Farrah y Gabriel pero no entendería mi pequeño. —¿Y con papá Jam
NARRA EMERSON La intriga carcomía mis entrañas. Pero no podía exigir una explicación de esos extraños sobres fucsias con un “Belly” escrito en su frente. Por la mirada asustada de Berenice, supe que era un tema serio que requería mucho tiempo para aclararlo. Justamente ahora, carecíamos de tiempo, es mas estábamos muy sobre la hora. Miles de teorías venían a mi cabeza, tenía miedo y no sabía por qué. Esas cartas no me daban buena espina. Berenice estaba ausente, como en estas últimas semanas. Al principio pensé que era por la angina que había pescado, pero luego de curarse seguía igual. ¿Qué demonios estaba sucediendo? Hace solo dos semanas, era todo color de rosas y felicidad. Estábamos saliendo adelante juntos como una verdadera familia, porque eso éramos… una familia. Confiaba en Berenice y ella había prometido que nada nos iba a pasar y por supuesto yo creía en ello. Miré de soslayo a mi novia, estaba pensativa manteniendo la vista fija en el paisaje. Miré por el espejo retro
La ceremonia pasó sin contratiempos, estuvo realmente hermosa y en el momento de los votos no pude ocultar mi emoción al ver como mi primita se casaba. Cuando pronunció el “si quiero” mis labios volaron a los de Berenice con el verdadero deseo que en algún momento no muy lejano nosotros ocupáramos ese lugar. —¿Lo estas pasando bien? –preguntó Berenice dejando un beso en mi pecho. —Teniéndote en mis brazos es difícil pasarlo mal, ángel –contesté dejando un beso suave en sus labios. —Dante está encantado con su nueva prima, mira como la observa –comentó luego de unos segundos llevando su vista hasta nuestro pequeño. Era verdad, desde que Dante había conocido a Mía, no había momento en que no la nombrara, estaba encantado con la pequeña. Serían muy unidos, eso era visible. De seguro tendrían una relación tan estrecha como la mía con Farrah. Seguimos bailando al ritmo de la suave música en la pista de baile, viendo como todos los invitados bailaban, comían y reían. Está claro que mi
NARRA BERENICE Este niño iba a sacarme canas verdes. De un momento a otro había desaparecido, estuvimos unos diez minutos buscándolo por todos los recovecos –hasta debajo de las mesas— pero no tenía idea en donde se encontraba. El alma volvió a mi cuerpo cuando recibí un mensaje de Emerson avisándome que lo había encontrado. —¡Dios! Ese pequeño va a matarnos un día –. Exclamó Rose dándole de amamantar a Mía. —Fueron cinco segundos, estaba junto a nosotros y solo… desapareció –. Explicó Emmet. —Ahora me entienden cuando digo que tengo que tener cuatro ojos con él –dije sonriendo. Nos entretuvimos hablando unos minutos cuando el momento del ramo era anunciado por los micrófonos. Fui obligada por mi hermana –no miento—a participar de ello. Cuando me acerqué hasta el centro de la pista, donde todas las mujeres solteras estaban sonriendo en busca de su “pasaje al matrimonio”, Farrah al verme, sonrió como el gato de Alicia en el país de las maravillas, y les juro que me dio un poco de
Asentí y Emerson pasó un brazo por mi cintura atrayéndome a él. Me entregó el maldito sobre y lo tuve entre mis manos. Al llegar a nuestra habitación, Emerson se sentó en la cama y yo coloqué el pestillo a la puerta. Miré a mi novio pidiendo permiso para abrir el sobre y él solo asintió, otorgándome ese espacio.“Mi hermosa Belly, hoy estabas aun más hermosa que todos los días. Pero vuelvo a insistir con lo mismo, odio verte tan cerca de ese tipo. ¿Es que la promesa de amor que nos hicimos ya no existe? Te sigo amando como el primer día, como en esa clase de matemática ¿recuerdas?Dante estaba hermoso también, se parece tanto a ti… eso me gusta mucho. Ojalá le hayas hablado a Dante de mí, no me gustaría que crezca en una mentira… ya lo escuché llamar papá a tu… bueno ese hombre, y no me gustó para nada.Te amo Belly, aun más que antes. Mi corazón siempre será tuyo.Tu Benny.”Una solitaria lágrima cayó por mi mejilla. Todo esto era obra de Benjamín, no podía creerlo pero era así. Nadi
Belly. Belly. Belly. Delante de mí se encontraban esos ojos azules que tantos días me habían atormentado, y ahora estaba aquí, parada frente a mí en la sala de la casa que compartía con Emerson. ¿Qué carajos estaba buscando? —¿Por qué demonios me llama así? ¿Cómo sabe de ese apodo? –pregunté roja por el enojo y mi corazón golpeteando fuertemente en mi pecho. —Estoy segura que todo Forks sabe que mi hijo te llamaba de esa manera. Vengo en acción de paz, solo quería ser educada… lamento si te molestó –. Trató de disculparse manteniendo la calma en su voz. —¿Qué hace aquí? –volví a preguntar a la defensiva. —Creo que nos merecemos una charla. Quise hacerlo ayer, pero no era ni el momento ni el lugar. ¿Podemos hablar unos momentos? Me quedé pensando unos instantes. ¿Nunca se rendiría esta mujer? ¿Por qué seguía apareciendo en mi vida? —Muy bien charlemos, pero aquí no. Vamos al escritorio –. Hablé con voz autoritaria caminando hacia dicho lugar. Sentí sus pasos muy cerca de mí