NARRA BERENICE Dos semanas después… —Extiende este brazo Dante –indiqué señalando el bracito derecho, terminando de colocarle la camisa a mi pequeño. —¿Eto onde va? – me preguntó mostrándome el pequeño moño mientras terminaba de abotonar su prenda. —Aquí –señalé tomándolo en mis manos y colocándoselo en el cuello de la camisa–. Estás hermoso –dije mirándolo con una sonrisa. Mi pequeño niño estaba envuelto en un hermoso traje de gala, de color gris oscuro y una camisa blanca con su pequeño moño negro. Estaba enorme y muy hermoso, ¿por qué el tiempo tenía que pasar tan deprisa? —¿Qué es casación mami? —Casamiento –corregí dulcemente –es un paso hermoso que hacen dos personas que se aman mucho, se prometen amor eterno –traté de explicarme. —¿Tú amas a papi? —Por supuesto que sí –respondí. —¿Pod que no se casan? –preguntó intrigado. —Son temas de adultos Dante, uno no decide de la noche a la mañana casarse –salvo Farrah y Gabriel pero no entendería mi pequeño. —¿Y con papá Jam
NARRA EMERSON La intriga carcomía mis entrañas. Pero no podía exigir una explicación de esos extraños sobres fucsias con un “Belly” escrito en su frente. Por la mirada asustada de Berenice, supe que era un tema serio que requería mucho tiempo para aclararlo. Justamente ahora, carecíamos de tiempo, es mas estábamos muy sobre la hora. Miles de teorías venían a mi cabeza, tenía miedo y no sabía por qué. Esas cartas no me daban buena espina. Berenice estaba ausente, como en estas últimas semanas. Al principio pensé que era por la angina que había pescado, pero luego de curarse seguía igual. ¿Qué demonios estaba sucediendo? Hace solo dos semanas, era todo color de rosas y felicidad. Estábamos saliendo adelante juntos como una verdadera familia, porque eso éramos… una familia. Confiaba en Berenice y ella había prometido que nada nos iba a pasar y por supuesto yo creía en ello. Miré de soslayo a mi novia, estaba pensativa manteniendo la vista fija en el paisaje. Miré por el espejo retro
La ceremonia pasó sin contratiempos, estuvo realmente hermosa y en el momento de los votos no pude ocultar mi emoción al ver como mi primita se casaba. Cuando pronunció el “si quiero” mis labios volaron a los de Berenice con el verdadero deseo que en algún momento no muy lejano nosotros ocupáramos ese lugar. —¿Lo estas pasando bien? –preguntó Berenice dejando un beso en mi pecho. —Teniéndote en mis brazos es difícil pasarlo mal, ángel –contesté dejando un beso suave en sus labios. —Dante está encantado con su nueva prima, mira como la observa –comentó luego de unos segundos llevando su vista hasta nuestro pequeño. Era verdad, desde que Dante había conocido a Mía, no había momento en que no la nombrara, estaba encantado con la pequeña. Serían muy unidos, eso era visible. De seguro tendrían una relación tan estrecha como la mía con Farrah. Seguimos bailando al ritmo de la suave música en la pista de baile, viendo como todos los invitados bailaban, comían y reían. Está claro que mi
NARRA BERENICE Este niño iba a sacarme canas verdes. De un momento a otro había desaparecido, estuvimos unos diez minutos buscándolo por todos los recovecos –hasta debajo de las mesas— pero no tenía idea en donde se encontraba. El alma volvió a mi cuerpo cuando recibí un mensaje de Emerson avisándome que lo había encontrado. —¡Dios! Ese pequeño va a matarnos un día –. Exclamó Rose dándole de amamantar a Mía. —Fueron cinco segundos, estaba junto a nosotros y solo… desapareció –. Explicó Emmet. —Ahora me entienden cuando digo que tengo que tener cuatro ojos con él –dije sonriendo. Nos entretuvimos hablando unos minutos cuando el momento del ramo era anunciado por los micrófonos. Fui obligada por mi hermana –no miento—a participar de ello. Cuando me acerqué hasta el centro de la pista, donde todas las mujeres solteras estaban sonriendo en busca de su “pasaje al matrimonio”, Farrah al verme, sonrió como el gato de Alicia en el país de las maravillas, y les juro que me dio un poco de
Asentí y Emerson pasó un brazo por mi cintura atrayéndome a él. Me entregó el maldito sobre y lo tuve entre mis manos. Al llegar a nuestra habitación, Emerson se sentó en la cama y yo coloqué el pestillo a la puerta. Miré a mi novio pidiendo permiso para abrir el sobre y él solo asintió, otorgándome ese espacio.“Mi hermosa Belly, hoy estabas aun más hermosa que todos los días. Pero vuelvo a insistir con lo mismo, odio verte tan cerca de ese tipo. ¿Es que la promesa de amor que nos hicimos ya no existe? Te sigo amando como el primer día, como en esa clase de matemática ¿recuerdas?Dante estaba hermoso también, se parece tanto a ti… eso me gusta mucho. Ojalá le hayas hablado a Dante de mí, no me gustaría que crezca en una mentira… ya lo escuché llamar papá a tu… bueno ese hombre, y no me gustó para nada.Te amo Belly, aun más que antes. Mi corazón siempre será tuyo.Tu Benny.”Una solitaria lágrima cayó por mi mejilla. Todo esto era obra de Benjamín, no podía creerlo pero era así. Nadi
Belly. Belly. Belly. Delante de mí se encontraban esos ojos azules que tantos días me habían atormentado, y ahora estaba aquí, parada frente a mí en la sala de la casa que compartía con Emerson. ¿Qué carajos estaba buscando? —¿Por qué demonios me llama así? ¿Cómo sabe de ese apodo? –pregunté roja por el enojo y mi corazón golpeteando fuertemente en mi pecho. —Estoy segura que todo Forks sabe que mi hijo te llamaba de esa manera. Vengo en acción de paz, solo quería ser educada… lamento si te molestó –. Trató de disculparse manteniendo la calma en su voz. —¿Qué hace aquí? –volví a preguntar a la defensiva. —Creo que nos merecemos una charla. Quise hacerlo ayer, pero no era ni el momento ni el lugar. ¿Podemos hablar unos momentos? Me quedé pensando unos instantes. ¿Nunca se rendiría esta mujer? ¿Por qué seguía apareciendo en mi vida? —Muy bien charlemos, pero aquí no. Vamos al escritorio –. Hablé con voz autoritaria caminando hacia dicho lugar. Sentí sus pasos muy cerca de mí
—Aborrecí enormemente a ellos dos, había entregado todo de mí aunque sabía que él no me amaba como yo lo hacía. Dos meses después de haberme roto el corazón, él y ella se paseaban por toda la preparatoria de la mano, haciendo público lo enamorados que estaban. Él la miraba como siempre soñé que me mirase a mí; y ese día jamás llegó. Eran la pareja perfecta, todo el mundo estaba felices por ellos, menos yo. Estaba despechada y rápidamente pase del amor al odio. Deseé que les fuera mal con todas mis fuerzas, pero ese amor que se tenían era indestructible. Siguieron juntos aun cuando él terminó el secundario, todos los días iba a buscarla con algún detalle: ya sean flores, chocolates, cualquier cosa que a las mujeres nos gustan. Yo no volví a creer en el amor hasta que llegó Sam, pero igualmente una parte de mi corazón se había ido con él… ni siquiera Sam pudo apartarlo de mi mente, tuvo que luchar mucho para tener mi corazón completo el pobre de mi marido, hasta que lo consiguió –. Sonr
NARRA EMERSON Me desperecé lentamente estirando todos los músculos de mi cuerpo. Extendí mi brazo derecho en busca del cuerpo de mi ángel, pero no estaba allí. El lugar de la cama que le pertenece a ella se encontraba frío, así que deduzco que se había levantado hace rato. Abrí solo un ojo y visualicé los rayos de sol que se filtraban por la ventana. Me tapé los ojos con el dorso de mi brazo y dormité unos minutos más. Miré el reloj de la mesa de luz y ya era el mediodía. ¡Vaya! Había dormido bastante. Una sonrisa traviesa se formó en mis labios al recordar el porqué de mi placentero descanso. Nos habíamos entretenido más de la cuenta entregándonos el uno al otro con mi hermoso ángel. Era increíble como mi cuerpo reaccionaba a la mínima caricia de su piel. La amaba tanto que dolía, no concebía una vida sin ella. Perezosamente me levanté y aparté mi ropa para ducharme. Una vez debajo de la ducha mis pensamientos volaron a los acontecimientos de ayer. Sobre todo en esos sobres fucs