La actitud de Felipe me estresaba, estaba claro que solo buscaba la manera de provocarme, pero en este momento no estaba para eso, mis pensamientos y mis sentimientos estaban centrados en poder evitar que Camil se fuera del país, estaba dispuesto a todo por ella, sería capaz de firmar un tratado de paz con el mismo demonio, que lo era para mí su padre, si con solo eso lograba recuperar a mi mujer.
—¡Felipe por favor! —exclamé exasperado—. Te lo pido desde lo más profundo de mi corazón, que no dejes que se vaya, haz todo lo que esté a tu alcance, pero evita la partida de Camil, si no lo quieres hacer por mí, por lo menos hazlo por ella, esto
Camil me observaba con una sonrisa y allí sentí como mi alma regresaba al cuerpo, este había sido uno de los momentos más estresantes de mi vida, superado solo por la ocasión cuando fui arrastrado por la corriente y creí terminaría muriendo. Ella caminó hacia mí lanzándose en mis brazos, la recibí alzándola y besándola entretanto le decía, —Te amo mi amor, no sabes cuán grande es mi felicidad, por volver a estar juntos y esta vez para siempre. Las personas presentes en el avión se levantaron y empezaron a aplaudirnos mientras sonreían felices, sin molestarse porque hubiésemos causado un retraso en su vuelo. Mi novia, pronto esposa, comenzó a caminar sin soltarse de mí a la salida del avión, cuando estuvimos fuera de la cabina se detuvo conmigo a un lado mientras me decía. —Te amo muchísimo y por supuesto, quiero casarme contigo, quiero ser tu esposa, la mujer de tu vida
No podía cree el atrevimiento de esta mujer, eran tan irritante sus palabras, no pude contenerme y le expresé: —No entenderías como Camil me atrapó, porque tú no tienes la mínima noción de eso, pero tal vez diciéndote trates de buscarlo en algún lado, porque se nota lo falta de el, con amor Franchesca. Esa es la clave de la felicidad, de eso Camil te puede dar grandes lecciones, porque veo tú solo eres experta en atrapar hombres utilizando los hijos como señuelos —enuncié en el mismo tono. —¡Ay Camillo! —exclamó con burla—. ¿Qué pasaría si yo abro mi boca y suelto una muy grata sorpresa? me gustaría ver sus caras. A excepción de la chica esta —expresó señalando a Camil—, los demás son una b****a, hasta tu hermanita —habló mirando a Brigitte—. ¿Qué se siente que te haya arrebatado al hombre a quien amabas? —¡Tú no eres mi hermana! Eres simplemente la hija del cerdo con el cual se casó mi madre —expresó la chica con
NOTA Antes de comenzar a leer esta historia es necesario que haya leído Venganza Equivocada, Amor Inesperado, Rinascere y Tras Tus Huellas, para poder entender esta. ***** Me encontraba en mi casa armando las últimas piezas de un proyecto de construcción de un vehículo, el cual comencé a armar hacía unos meses atrás. Vivía solo en una mansión ubicada en una de las zonas más costosas de la ciudad, Piazza di Spagna. ¿Quién lo iba a pensar? Camillo Ferrari a pesar de tenerlo todo no tenía nada. Mi vida profesional era un completo éxito, no solo era ingeniero automotriz, también había estudiado administración de empresas y aún seguía al mando del emporio de los Ferrari. Había
Salí del salón donde se estaba realizando la celebración con un grupo de mis amigas a quienes no había visto desde mi partida a Venezuela. Decidimos ir a sentarnos a uno de los bancos ubicados en la zona boscosa del jardín. Comenzamos a conversar mientras caminábamos. —Camil, ¡No puedo creerlo! —exclamaba Brigitte mientras les contaba mis anécdotas. —Si amiga fue la experiencia más traumática de mi vida, sobre todo porque me había ido de aquí, normalmente cuando uno va a un baño en una estación de servicio está en condiciones, pero en esa vía de Calabozo a San Fernando de Apure no, entonces me bajé del auto para orinar en el pleno monte, cuando ese toro comenzó a seguirme, salí corriendo con mi ropa interior por las rodillas, sin importarme ser vista, mientras mis primos se estortillaban de la risa, ellos divirtiéndose a costa de mi mal momento, juro creí morirme del susto y después de la vergüenza. Mis amigas y yo
Después de una hora, estaba nuevamente llegando a casa de mi amiga Alondra. Debí irme, porque Ivanna estaba apenada, se negó a entrar a la fiesta por cuanto habíamos sido descubiertos en una posición bastante comprometedora. No pude evitar reírme al recordar la escena y el desquicie de la mojigata. A pesar de persuadir a Ivanna para quedarnos, ella se negó categóricamente. Además, su vestido se había arruinado, pues después del incidente se puso a llorar y el maquillaje corrido manchó la parte superior de su vestido. La pobre parecía un mapache y al final preferí llevarla a su casa. De regreso pasé a mi departamento, ubicado de camino, para volverme a bañar y quitar de mí esa desagradable sustancia pegajosa, dejado por nuestros fluidos. Me vestí y nuevamente volví a la casa de mi amiga Alondra. Vestí una ropa más informal a la anterior, esta vez decidí estacionarme frente a la fachada principal, caminé
Mi padre alternaba la vista entre mis amigas y yo, el rostro de mamá estaba completamente pálido, parecía familia de Gasparín, no obstante, a pesar del asombro en sus rostros, ninguno emitió palabra. Después, todo ocurrió en apenas fracciones de segundos, mi amiga Briggitte, no tengo idea de porque reaccionó de esa manera, no sé qué le pasaría por su cabeza en ese momento, le dio un empujón a la pobre Val para alejarla de sí; debido a la posición en la cual se encontraba, está terminó rodando debajo de la cama; dándose en la caída, un fuerte golpe en el lado derecho de la frente, con una de las patas de la cama. Lo más cómico, aunque en ese momento la vergüenza no me permitió manifestarlo, fue ver caer a Val con la cabeza hundida y el trasero levantado, realmente la escena era estrambótica, incluso para mí, no quería imaginarme los pensamientos de mis padres en este momento, situación para mi demasiado mortificante.
El engendro, no solo posaba la mirada furiosa en mi cuerpo, sino además, se acercó hacia mí en gesto amenazante con el rostro transformado a causa del enojo, lo cual no menguaba de manera alguna su belleza y antes de poder seguir protestando, ella habló en tono beligerante. —El sentimiento es mutuo, para quedarme con un anciano como tú, mejor habría sido dejarme en un geriátrico; aunque en realidad no entiendo por qué no me dejaron en mi casa. Yo soy una adulta, muy bien podía cuidar de todos allá. Soy bastante responsable, no es como si voy a armar una fiesta o crear algún desastre. De todas formas, eso habría sido incluso más fiable y certero, pues tú no eres de ningún modo, el mejor ejemplo para nosotros —pronunció con enfado y lo último acompañado de un ligero tono sarcástico. Esa mocosa sabía con certeza donde encontrarme el punto débil y no dejaba de señalármelo; estaba negado a compartir con ella, pues era dañina para mi ego. Mi b
La chica se quedó viéndome por unos segundos con el rostro pálido,para luego emitir en un tono de voz pendenciero:—No creas que eso me importa o quiera estar... —titubeó un momento —. Tu dulce compañía, los viejos y yo no tenemos temas de conversación en común... a excepción de mis abuelos, en cambio, contigo no hay nada de lo cual hablar.Me quedé observándola enojado. Esta condenada mocosa lograba irritarme de una manera sorprendente, estaba hasta los cojones con su actitud —Entonces ¡¿Qué carajos buscas?! —Indagué sin dejar de mirarla.—La cocina... para preparar comida — balbuceó, iba a darse la vuelta para alejarse, pero uno de sus pies se enredó, habría caído de bruces, si no la hubiese sostenido con fuerza por la cintura, la cual llevaba descubierta; pues la blusa, le quedaba un poco por encima del ombligo dejando a la vista un trozo de piel hasta sus caderas; lucía un pantalón corto de mezclilla a esa altura.