El hombre se dobló ante mi ataque, iba a continuar golpeándolo, cuando vi que la sangre comenzó a manarle de la herida y antes que mi otro golpe acertara en su humanidad escuché un grito de esa voz que me dejó congelada en el acto y con los ojos abiertos de par en par.
—¡Por Dios mujer! ¿Acaso has enloquecido? Me salvé de una bomba para que me mates a jarrazos —en ese momento la felicidad que me inundó fue indescriptible, lo vi alzando su rostro mientras la sangre le corría por un lado de la cara.
Cuando las palabras brotaron de mi boca sin darme cuenta, confesándole que estaba enamorada de él, no pude evitar el rubor de mis mejillas y la emoción que recorrió mis venas sintiéndome extasiada; Camillo me pidió que le volviera a repetir las palabras, pero como no me animaba a repetírselas, empezó a besarme como un loco por mi cuello, entretanto yo reía encantada, me sentía feliz, haber reconocido que lo amaba me hacía sentir fuerte e invencible.—Te amo —le repetí y tomó mis labios, recorrió cada resquicio de mi boca con devoción, nuestras lenguas se encontraron en un baile de pasión.
Después de haber hecho el amor, permanecí unos segundos en su pecho adormitada, besó mi frente, luego me levantó con él, recogió nuestras prendas y entramos corriendo a la cabaña.—¿Y qué se hizo la gente que estaba contigo? —Pregunté preocupada de que nos hubiesen visto.—Los envié a proteger a mi madre y a vigilar a Mackenzo. ¿Acaso crees que sería capaz de arriesgar que te vieran desnuda? ¡Eres mi tesoro! ¡Sol
Estaba un tanto tranquilo porque Camil había logrado esconderse y yo me había puesto mi bóxer y un short corto, pero ahora debía tratar de que mi visitante inesperado se fuera lo más pronto posible, porque no sabía cuánto tiempo podría aguantar ella encerrada en la dispensa de la comida.Crucé mis brazos en el pecho y lo esperé sin perder mi vista de él, me miró demasiado molesto, nunca lo había visto de esa manera, ni cuando teníamos nuestros peores enfrentamientos por Camilla. Si las miradas mataran seguramente en esos momentos sería el difunto Camillo. Estaba encerrada en la alacena esperando que Camillo terminara de conversar con mi tío Taddeo y aunque traté de no prestar atención a la conversación, a la final no pude evitar escuchar y con cada palabra que salía de la boca de mi tío Taddeo, sentía que las esperanzas se hundían más en mí.Tal vez muchos pensaran que es un acto infantil de mi parte ponerme así ante las palabras pronunciadas por mi tío Taddeo, sin embargo, no es así, mis razones son totalmente válidas, tampoco es que lo esté cuestionando, para nada, más bien todo lo contrario, pero ¿Quién es capaz de aguantar que el hombre a quiCAPÍTULO 34. ¡CAMIL ES LA MUJER QUE AMO!
Al ver el rostro de preocupación de mi hermano, un poco de remordimiento intentó abrirse paso en mi interior, pero lo deseché, no era necesario que se pusiera de mi lado y así se lo hice saber, durante mucho tiempo había dejado lo que más quería a un lado por complacer a los demás, esta vez no estaba dispuesto a sacrificar mi amor.—Taddeo no te estoy pidiendo que te pongas de mi lado, con mantenerte neutral y no meterte en mi vida es suficiente —le dije con un gesto de irritación. Las manos comenzaron a sudarme, a pesar de que Camillo me sostenía una. Sentí una corriente fría recorrer mi espina dorsal, mi corazón se aceleró cuando vi que mi abuelo en vez de responder las palabras de Camillo, se levantó de su asiento y le ordenó en tono frío.—¡Levántate y ven! —Camillo me soltó de la mano y se levantó sin titubeo, muy decidido, yo me iba a levantar para acompañarlo, pero mi abuela me detuvo.—¡D&CAPÍTULO 36. ME MATARÁ LA IMPRESIÓN
Camilla no dejó reaccionar a nadie, caminó hacia mí hecha una fiera y levantó la mano para golpear mi mejilla, no sé cómo apareció Camil, pero le retuvo la mano a su tía y la vio con la misma fiereza que ella diciéndole:—No se te ocurra ponerle una mano encima tía, que él no te hará nada, pero te juro que yo sí, no permitiré que le faltes el respeto, valiéndote de tu condición de mujer —. Camilla se puso pálida, al parecer no esperaba esa reacción por parte de su sobrina y todos se que
Ese mismo día, horas más tarde dejamos la cabaña trasladándonos con mis abuelos maternos a su casa, mi abuelo insistió en que condujera Camillo y se sentó en el asiento de copiloto, dejándonos a mi abuela Sophía y a mí en el asiento trasero, no me gustó mucho la idea porque quería estar con mi viejo verde, como le decía a Camillo para hacerlo rabiar, porque en verdad estaba loca por él, me encantaba que rozáramos nuestras manos, tenerlo cerca y descubrir tantas sensaciones que me hacía sentir. Además que desde tempranas horas de la mañana no habíamos podido hacer cronchi cronchi, porque estábamos preparando la comida para mis abuelos y yo ya estaba demasiado necesitada, lo siento, pero desde que había descubierto el sexo no había nada que me gustara más.<