Siempre he sido una mujer independiente, trabajadora que está acostumbrada a la buena vida y al dinero. Nunca he optado por matrimonios por conveniencia y menos buscar a un hombre rico para tener dinero si tendría que vivir bajo la sombra de esa persona. Nací para ser la jefa y para ser la protagonista de mi propia historia. A pesar de que mi padre murió hace ya diez años en un accidente de avión me he dedicado a trabajar día y noche para poder hacer crecer este imperio que un día me dejó. Y sí lo he logrado, más allá de todo lo que pude lograr a mis veinticinco años. Ahora vivo en Hawaii, donde tengo varias propiedades y varias empresas en movimiento.
La vida me había sonreído de la mejor manera, estoy muy satisfecha con todo. Andrés, mi padre adoptivo, estaría muy orgulloso de la mujer que creó. Porque mi padre hizo buen trabajo pero no tenía este imperio que yo misma cree. Soy una mujer de negocios, inteligente y astuta. Ningún hombre está a mi altura y menos pueden convencerme con regalitos caros y frases gastadas. No existe hombre para mi en esta tierra, me siento muy bien sola. Además, el amor te debilita así que lo que sea que me haga sentir débil y vulnerable va descartado para mi.
Estoy sentada en una silla playera frente al mar color turquesa y bajo el cálido sol de la tarde. Estoy tomando una piña colada con algo de alcohol y escuchando el sonido de las olas.
—Señorita Grayson —me llamó el bartender. Bajé mis gafas para darle una mirada de interrogación. No me gustaba para nada que me interrumpieran cuando me estoy relajando.
—¿Qué quieres, Benjamín? —cuestioné, haciéndole notar mi enfado en la voz.
—Hay unas personas que preguntan por usted —me hace saber. —Están afuera. Creo que es importante—me explicó.
Suspiré profundo, tratando de no estresarme.
—Hazlos pasar —ordené, poniéndome de nuevo los lentes y cerrando mis ojos. Faltaba poco para la puesta de sol.
—En seguida, señorita —Benjamin se fue y pasó un tiempo hasta que escuché voces. Abrí los ojos, me quité las gafas y me puse de pie: dejando ver mi espectacular cuerpo, usaba un bikini bastante provocador. Mi piel era blanca y pálida, mi cabello estaba largo y suelto, llegándome hasta donde finaliza la espalda. Me giré para ver a los susodichos que se atrevieron a interrumpir mi descanso. Ellos se quedaron perplejos porque seguramente nunca habían visto a una mujer tan hermosa en su vida. Eran tres hombres, vestían trajes y se notaban nerviosos.
—¿Quienes son ustedes? —les pregunté, acercándome un poco a ellos. Dos de mis guardaespaldas se pusieron detrás de mi para resguardarme. La seguridad ante todo.
El señor gordito se aclaró la garganta antes de hablar.
—Soy el abogado del señor Grayson... —empezó a decir.
—¿Perdón? —parpadeé varias veces porque esto debería de ser una broma. Mi padre está muerto. —El señor Andres Grayson murió hace diez años, ¿esto es una broma? —los miré con desaprobación.
Ellos se cohibieron.
—No, señorita Amanda... —habló otro—... hablábamos del hijo del señor Andrés Grayson, el señor Luke Grayson.
—No entiendo, hasta donde yo sé mi padre nunca tuvo más hijos. —expliqué. No entiendo qué estaba pasando y odio cuando algo me intriga.
—El señor Luke Grayson es el hijo legítimo del señor Andrés y pide que por favor se le haga una entrega de los bienes del señor Grayson de manera inmediata.
Me reí.
—Es broma, ¿verdad? —me alteré. —Dame mi celular —pedí a uno de mis secuaces. Me dieron mi celular de inmediato así que marqué el número de mi abogado que de seguro él tendría que saber algo—Llamaré a mi abogado. —les hice saber.
—Nosotros ya lo hicimos, señorita, de hecho él nos dijo que podríamos encontrarla aquí. Nosotros solo veníamos a entregarle este sitatorio —me dio una hoja a la cual tomé rápido. Decía que me citaban hoy en la noche en el hotel Plaza para hablar cara a cara con Luke Grayson y llegar a una acuerdo de manera amistosa o sino tendrá que llevar el caso al juzgado.
—¿Bueno? —respondió el idiota de mi abogado.
—Me llegó un sitatorio, Rivers —demandé.
—Amanda, no tuve tiempo de avisarte pero el hijo de Andrés está acá y quiere pelear por lo que le corresponde.
—¿Quién es ese arribista? Se quiere apoderar de lo que me pertenece, dime dónde encontrarlo ya mismo porque le haré saber que con Amanda Grayson nadie se mete.
—El señor Luke es mayor que tu, Amanda, tiene veintiocho años y no es ningún arribista. Estuve investigando y tiene muchas empresa en Estados Unidos, es igual de millonario que tu.
—P-pues no me importa.... Ese señor Luke me va a oír —corté la llamada de inmediato. —¿En donde puedo encontrar al señor Luke? —les pregunté a los tres hombres que no me dejaban de ver con ojos de deseo.
—Eh el está hospedado en el hotel Plaza. —respondió uno.
—Habitación nupcial —dijo otro.
—Perfecto —respondí—le haré tragarse esta papel —les hice saber, avanzando rápidamente hacia dentro, tomé mis llaves del coche y salí para montarme. Arranqué y manejé lo más rápido que pude hacia el hotel plaza donde ese tal Luke no sabía lo que le esperaba. Está loco si cree que me quitará lo que me ha costado tanto. Ni siquiera me importó vestirme, estoy en bikini y con mi sombrero nada más. Me estacioné frente al hotel y salí echando humo. Los de acá ya me conocían y me respetaban. Ni siquiera me detuvieron en la entrada, solo me saludaron. Me dirigí al ascensor y entré, esperando rápidamente llegar hasta el último piso. El ascensor se abrió, avancé hacia el pasillo y me detuve frente a la puerta de la suite. No me moleste en tocar, abrí y busqué al idiota que vino a arruinar mi vida.
—¡Luke Grayson! —espeté—¿Donde estas? —me dirigí hacia la sala, pero había algo en el piso, quizás pintura o no lo sé, que me hizo resbalar y casi caer de espaldas al duro piso. Pero mi espalda nunca tocó el piso, alguien me sostuvo de la cintura a tiempo e impidió que me cayera.
Abrí los ojos y lo primero que vi fueron unos ojos azules como el mar y un cabello rubio hecho rizos.
Madre mía, qué guapo es.
¿Es posible enamorarse a primera a vista? porque este chico... su mirada, su profunda e intensa mirada me están haciendo sentir cosas en mi estómago. El chico solo sonrió de lado, eso me hizo tragar grueso. Me reincorporé, sabiendo que todavía estoy en bikini.Me aclaré la garganta y me puse recta.—Disculpa, no te vi —hablé nerviosa.—Me di cuenta, no hay problema —se acomodó su traje y se dirigió al ascensor justo donde yo me dirigía. Lo seguí, espero que no piense que lo estoy siguiendo, aunque en el fondo quiera averiguar todo del tipo. Las puertas del elevador se cerraron y ambos elevamos la mano para apretar el botón.Nos vimos.Me reí nerviosa.Soy patética.—Tu primero —le hice saber.—Las damas primero, por favor—dijo, tan caballeroso.—Gracias —apreté el botón de la suite nupcial y esperé.—Que curioso —comentó—Vamos al mismo lugar.Hice una media sonrisa y no respondí porque me pareció extraño. ¿Quién más vivirá con el patético de Luke? Ya lo averiguaremos. Las puertas se a
Día del juicio que, obviamente, voy a ganar yo. Nadie en su sano juicio le daría todo este dinero y las empresas a un aparecido, a alguien que estuvo en el anonimato toda su vida y luego decida aparecer para quitarme lo que mi padrastro me dejó. No quiero estresarme por eso antes de todo me tomé mi té de tilo para poder relajarme y no alterarme. Tiendo a ser muy hiperactiva y muy loca a veces. Pero hoy, para que el juez no me vea loca, tengo que verme cuerda.—Llévame a ese juicio, Leonard —le dije a mi chofer, metiéndome en el coche.El viaje fue un poco tenso, a decir verdad estoy nerviosa. Lo peor de todo ese que Luke es tremendo guapo y a veces me hace trastabillar por ese pelo rubio cayéndole por la frente y su porte de chico malo.Ash.Lo odio desde ya.Espero no verlo nunca jamás en mi vida después de hoy.Cuando llegué a los juzgados salí sintiéndome empoderada aunque en el fondo me sentía una gatita indefensa a punto de echarse a llorar. Aparento ser fuerte por mi trabajo y p
Me bajé del coche.—¿Que están haciendo? —les pregunté a los hombres que cargaban muebles.—Mudanza, señorita, el señor Grayson dijo que trajéramos todo para acá.—¿Y en donde está el señor Grayson? —me crucé de brazos.—Adentro —respondió.Me apresuré a entrar y buscarlo, se escucharon voces en el piso de arriba así que subí las escaleras rápido y lo encontré en mi habitación revisando los cajones.—¡¿Que demonios haces?! —espeté—deja eso —le quité mi babydoll de las manos.—Esta es la habitación principal, ¿no? Será la mía.Inhala, exhala. —Esta es MÍ habitación —le dije entre dientes—Así que vete a buscar la de invitados o la del conserje pero aquí no te metes, largo ¡Shu, shu! —lo empujé fuera pero el tipo era fuerte y ni se inmutó.—Oye, tranquila, el juez dijo que tenemos que compartir todo. Mitad y mitad. Así que... ¿por qué no? Ambos dormimos aquí.Otro mini infarto estaba por darme.—¿Me quieres matar verdad? Si, a eso has venido. Yo muerte y tú te quedas con todo. ¿Estás es
—Si hago esto es por tu bien.—Que te importa si me hace daño o no, dame mis cosas y no te metas con mi cocina —le hice saber dándole mi mejor mirada de asesina serial.Pasé a un lado y subí de nuevo las escaleras solo para ver cómo quedó mi pobre habitación. La abrí y... mi cama... mi preciosa cama... no estaban. En su lugar estaba una más grande y con un edredón color azul. ¡Azul! Odio los colores tristes.Estoy hiperventilando.Necesito aire.¡Aire!¿Donde está mi edredón rosa? Además, el azul no combina con las paredes.—¿Te gustó? —escuché su voz.Me eché a llorar.—¿Que te pasa? —su voz sonó preocupada—Amanda, me preocupas.—Mi colchón... mi edredón. Al menos hubieras encontrado uno blanco o... no se, que combine con la pared pero azul... es azul es triste —sollocé.—¿sabes que? Si quieres quédate con esta habitación, yo me iré a otra.Caminé hacia la puerta sintiéndome derrotada.—Amanda, espera... tienes razón. El azul no combina, pediré que traigan el tuyo y todo arreglado, ¿e
Mordí mi labio inferior mientras echaba ojitos a la regadera. Seguía en el baño, es tiempo de salir. Me puse en pie pero rápidamente me volví a meter al agua al ver que Luke iba saliendo también. Llevaba la toalla en su cintura y se secaba la cara con otro. Apenas y me miró cuando salió. Pude respirar tranquila cuando me quedé sola. Salí de la tina y me puse la toalla al rededor de mi cuerpo. Entreabrí la puerta del baño un poco solo para ver si Luke seguía en la habitación. Genial, no estaba. Salí y busqué mi pijama, poniéndomela rápido. Luke entró. Ya tenía su pantalón de pijama puesto. Me pregunto donde se cambiaría. —Si quieres saber donde me cambié fue en la otra habitación. Mi ropa no cabía en tu closet. Gracias a Dios. Ni siquiera le respondí. —¿Me estás oyendo? —insistió. —¿Y que quieres? ¿Que te de mi closet? Estás loquito, Luke. ¿Sabes que tengo mal dormir? Me muevo mucho. Espero que tengas un sueño pregunto porque sino será un problema para ti. —sonreí maliciosa.
—Que extraño, no vino ni dijo nada —murmuró Kev, nos habíamos acostado luego de un largo espectáculo. Pero Luke no había dicho absolutamente nada de milagro. Eso es extraño. En fin, al menos se que me va a dejar en paz en mi sexualidad. —Creo que lo que le dije en la cena lo dejó quieto. A como debe de ser. —alardeé. —¿Segura?—Claro, que se vaya olvidando que puede mandarme como si el fuera mi dueño. La que manda en esta casa soy yo, en la empresa soy yo. La única que se quedará con todo seré yo. Luke no aguantará este año, yo se por que te lo digo. —¿A que te refieres? —Es solo una intuición —le dije, bostezando—Tengo mucho sueño, buenas noches, cariño. —Descansa, cariño, mañana será un día largo —Kev me besa la frente y cierro mis ojos. A pesar de ser novios nosotros no teníamos sexo seguido. Era extraño pero Kev así lo quería. Además de que éramos más como mejores amigos que novios y eso a veces me entristecía. Estaba durmiéndome cuando escuché voces. Abrí los ojos del asomb
Sus manos son suaves y me hacen sentir muy bien. De un momento a otro sentí un palmadazo en mi nalga que me hizo sobresaltarme rápidamente. —¿Que demonios estás haciendo? —lo miré con horror—¡Degenerado! —Por favor, Amanda, estabas muy despierta y bien que disfrutaste de mis toqueteos. ¡Jesucristo! Quise esconderme bajo la cama en este momento por la vergüenza que sentía. —¡Ya quisieras, Idiota! —me levante de la cama y me fui a esconder al baño. Tenía mi cara roja como un tomate. Me abanique con la mano para que se me pasaran estos pensamientos lujuriosos. Necesito bañarme. Me metí a la ducha, me quite la ropa y dejé que el agua helada recorriera mi cuerpo. Se siente mucho mejor. De mi mente no salía este momento tan intimo que tuvimos. Lo admito, me había gustado. Pero debo recordar siempre que Luke es mi enemigo y que no puedo bajar la guardia con el. Luke sabe que esta guapo y por eso se quiere aprovechar, debe de pensar que conquistarme sería fácil para el. Salí de la duc
Luego del aburrido discurso de Luke me dirigí a mi oficina para continuar con el trabajo; tenía mucho por hacer hoy y no quería perder tiempo. Mañana tendría la fiesta en casa y sería un día muy ajetreado. Estoy un poco nerviosa porque este año me han decidido meter a mi a esa lista. Todos sabían que yo estaba de novia con Kev así que Kev será quien me lleve de la mano ese día. Luke entró a la oficina, iba hablando por teléfono. Parecía disgustado por algo, quizás sus negocios en Estados Unidos no iban bien. —No necesito tus consejos, solo haz el trabajo como te estoy pidiendo. Para eso te pago. —silencio—Claro, desde que vine a esta isla todo ha salido mal, ¿que extraño no? Deja de decir estupideces, todavía no tengo planes de viajar. Esta bien, hablamos después. —cortó. —¿Problemas? —quise saber. —Todo bajo control —respondió, abriendo su laptop y empezando a trabajar—Entonces, según el reporte que me enviaron a mi correo las ganancias de las empresas Grayson están a buen nivel