—Si hago esto es por tu bien.
—Que te importa si me hace daño o no, dame mis cosas y no te metas con mi cocina —le hice saber dándole mi mejor mirada de asesina serial.
Pasé a un lado y subí de nuevo las escaleras solo para ver cómo quedó mi pobre habitación. La abrí y... mi cama... mi preciosa cama... no estaban. En su lugar estaba una más grande y con un edredón color azul. ¡Azul! Odio los colores tristes.
Estoy hiperventilando.
Necesito aire.
¡Aire!
¿Donde está mi edredón rosa? Además, el azul no combina con las paredes.
—¿Te gustó? —escuché su voz.
Me eché a llorar.
—¿Que te pasa? —su voz sonó preocupada—Amanda, me preocupas.
—Mi colchón... mi edredón. Al menos hubieras encontrado uno blanco o... no se, que combine con la pared pero azul... es azul es triste —sollocé.—¿sabes que? Si quieres quédate con esta habitación, yo me iré a otra.
Caminé hacia la puerta sintiéndome derrotada.
—Amanda, espera... tienes razón. El azul no combina, pediré que traigan el tuyo y todo arreglado, ¿está bien? —me habló como si estuviera hablándome a una niña chiquita.
Asentí, sintiéndome mi labio inferior temblar.
—Eres malo —hice puchero—Ahora si me disculpas me iré a la playa y cuando venga quiero ver mi habitación normal. Somos enemigos aquí, ya lo sé, pero afuera será como si fuéramos los mejores amigos de la vida. —le palmeé el hombro.
—Yo no te considero mi enemiga, Amanda, me consideras una amenaza por todo lo del juicio, lo sé, pero solo trato de hacer lo correcto —dijo en tono serio.
Suspiré.
—Claro, de todas formas solo soy la hija adoptiva. Tienes más derechos que yo, puedes poner el edredón que quieras. Me voy. —salí de la habitación y de la mansión. Me monté a mi coche y me dirigí a la playa. Hawaii tiene playas muy hermosas y varias son mis favoritas en donde puedo venir a relajarme pero ahora solo quiero llorar de frustración por todo. Y de estrés también.
Mi celular sonó.
Es Kev. Mi novio.
—Hola —respondí. Estaba sentada frente al mar, sin zapatos y bajo el sol del medio día.
—Cariño, acabo de enterarme de todo. ¿Dónde estás?
—Estoy... en el lugar donde siempre vengo cuando me siento triste —le dije... aunque lo dudo que lo sepa...—en la playa del bosque pues. —me limpié los mocos.
—Voy para allá. —colgó.
•
—Bebé—Kev llegó y me abrazó.
—¿Que paso exactamente?
—Lo que tenía que pasar. Luke se mudó a mi casa y tendremos que convivir por un año para que nos den la mitad a cada uno sino nadie se queda con nada.
Negó con la cabeza.
—Lo investigué y... ¿debería de ponerme celoso? —elevó una ceja.
—Obvio no —mentí... creo—lo odio por hacerme esto, por cambiar mi vida por ponerme en esta situación. Luke es... el diablo.
—Me dejas más tranquilo. Sabes que te amo y no quiero perderte. Me aterra que te enamores de otro.
Y eso que no le he dicho que Luke planea dormir conmigo.
Es mejor no decirle.
—Hmm si. Supongo que tendré que adaptarme... ya sabe, a vivir con el. Hacer que todo fluya para bien. No será grato ni para el ni para mi estarnos peleando siempre.
—Quizás sea lo mejor, cariño, pero no estes triste. Solo será un año, el tiempo pasa rápido y verás que después todo volverá a la normalidad. Solo ignóralo, haz lo tuyo y que el haga lo suyo.
—No es tan fácil. Tendremos que tomar decisiones en la empresa y no se que tan diferente sea en ese aspecto.
—Haz llevado la empresa muy bien, tendrá que aceptar lo que propongas.
Asentí.
—Si, tienes razón. Quiero que esto acabe ya. Lo mejor que puedo hacer es ignorarlo. Gracias por estar aquí, necesitaba hablar con alguien de esto y que me aconseje —lo besé.
—Te amo, cariño y siempre estaré para ti. Siempre. —me devolvió el beso con pasión.
•
Al atardecer llegué a casa con una mejor actitud. Solo tenía que ignorar al chico y todo saldrá bien. Entré por la parte trasera.... Lo cual fue un grave error.
No puede ser.
Luke estaba solo en bóxers cerca de la piscina, enseñando... su cuerpazo. Lupe y las demás chicas del servicio estaban en una esquina viéndolo.
—¿Que hacen? —las asusté.
—Señora, no nos asuste así.
—Míralo, Amanda, esta buenísimo. —dijo Lupe.
Luke se metió a nadar.
Admito que si, si, esta bueno pero eso no tiene nada que ver.
—Me encantaría ver... digo —carraspee—, No me encantaría ver el espectáculo pero aprovechando que el Idiota está nadando en la piscina iré a mi habitación a darme un baño para luego bajar a cenar. Quédense viendo al Idiota ese pero, Lupe, después te veré allá —le hice saber.
Apenas y me hizo caso.
Avancé hacia dentro no sin antes ver una última vez a Luke y su cuerpazo. Por estar de chismosa pegué en la puerta de vidrio haciendo un estruendo que llamó la atención de Luke, me escondí detrás del sofá de manera rápida para que no me viera.
—Maldita sea —gateé hasta llegar a las escaleras y subir corriendo hacia mi habitación. Mi corazón latía a mil por hora.
Estoy ardiendo.
Me quité la ropa y me metí a mi tina para darme un baño relajante. Espero que Luke se tarde horas en la piscina.
Solo cerré los ojos por unos segundos para después escuchar el abrir y cerrar la puerta.
Oh no.
—No vengas al baño, susurré, no vengas al baño, no vengas al... —la puerta del baño se abrió y Luke entró.
Grité y me tapé.
¡Estoy desnuda en la tina!
—¿QUE HACES? Sal de aquí, Luke.
Pero no lo hizo.
—Cálmate, Amanda, solo vine por unas cosas —tomó una toalla y su rasuradora—te recuerdo que también es mi baño —dijo, yendo a la regadera.
—Pero yo estoy aquí, Idiota, ¿que? ¿También tenemos que bañarnos juntos o que? —espeté.
—No es mala idea —me lanzó una mirada. Lo bueno es que la espuma no dejaba ver nada. —Me ducharé tranquilo y haz lo mismo. —se metió a la ducha, la puerta era de cristal pero de ese cristal distorsionado. Se veía casi todo.
¡JESUCRISTO! Le acabo de ver su... cosa y me quedé boquiabierta por eso.
Esto está muy caliente por aquí.
Mordí mi labio inferior mientras echaba ojitos a la regadera. Seguía en el baño, es tiempo de salir. Me puse en pie pero rápidamente me volví a meter al agua al ver que Luke iba saliendo también. Llevaba la toalla en su cintura y se secaba la cara con otro. Apenas y me miró cuando salió. Pude respirar tranquila cuando me quedé sola. Salí de la tina y me puse la toalla al rededor de mi cuerpo. Entreabrí la puerta del baño un poco solo para ver si Luke seguía en la habitación. Genial, no estaba. Salí y busqué mi pijama, poniéndomela rápido. Luke entró. Ya tenía su pantalón de pijama puesto. Me pregunto donde se cambiaría. —Si quieres saber donde me cambié fue en la otra habitación. Mi ropa no cabía en tu closet. Gracias a Dios. Ni siquiera le respondí. —¿Me estás oyendo? —insistió. —¿Y que quieres? ¿Que te de mi closet? Estás loquito, Luke. ¿Sabes que tengo mal dormir? Me muevo mucho. Espero que tengas un sueño pregunto porque sino será un problema para ti. —sonreí maliciosa.
—Que extraño, no vino ni dijo nada —murmuró Kev, nos habíamos acostado luego de un largo espectáculo. Pero Luke no había dicho absolutamente nada de milagro. Eso es extraño. En fin, al menos se que me va a dejar en paz en mi sexualidad. —Creo que lo que le dije en la cena lo dejó quieto. A como debe de ser. —alardeé. —¿Segura?—Claro, que se vaya olvidando que puede mandarme como si el fuera mi dueño. La que manda en esta casa soy yo, en la empresa soy yo. La única que se quedará con todo seré yo. Luke no aguantará este año, yo se por que te lo digo. —¿A que te refieres? —Es solo una intuición —le dije, bostezando—Tengo mucho sueño, buenas noches, cariño. —Descansa, cariño, mañana será un día largo —Kev me besa la frente y cierro mis ojos. A pesar de ser novios nosotros no teníamos sexo seguido. Era extraño pero Kev así lo quería. Además de que éramos más como mejores amigos que novios y eso a veces me entristecía. Estaba durmiéndome cuando escuché voces. Abrí los ojos del asomb
Sus manos son suaves y me hacen sentir muy bien. De un momento a otro sentí un palmadazo en mi nalga que me hizo sobresaltarme rápidamente. —¿Que demonios estás haciendo? —lo miré con horror—¡Degenerado! —Por favor, Amanda, estabas muy despierta y bien que disfrutaste de mis toqueteos. ¡Jesucristo! Quise esconderme bajo la cama en este momento por la vergüenza que sentía. —¡Ya quisieras, Idiota! —me levante de la cama y me fui a esconder al baño. Tenía mi cara roja como un tomate. Me abanique con la mano para que se me pasaran estos pensamientos lujuriosos. Necesito bañarme. Me metí a la ducha, me quite la ropa y dejé que el agua helada recorriera mi cuerpo. Se siente mucho mejor. De mi mente no salía este momento tan intimo que tuvimos. Lo admito, me había gustado. Pero debo recordar siempre que Luke es mi enemigo y que no puedo bajar la guardia con el. Luke sabe que esta guapo y por eso se quiere aprovechar, debe de pensar que conquistarme sería fácil para el. Salí de la duc
Luego del aburrido discurso de Luke me dirigí a mi oficina para continuar con el trabajo; tenía mucho por hacer hoy y no quería perder tiempo. Mañana tendría la fiesta en casa y sería un día muy ajetreado. Estoy un poco nerviosa porque este año me han decidido meter a mi a esa lista. Todos sabían que yo estaba de novia con Kev así que Kev será quien me lleve de la mano ese día. Luke entró a la oficina, iba hablando por teléfono. Parecía disgustado por algo, quizás sus negocios en Estados Unidos no iban bien. —No necesito tus consejos, solo haz el trabajo como te estoy pidiendo. Para eso te pago. —silencio—Claro, desde que vine a esta isla todo ha salido mal, ¿que extraño no? Deja de decir estupideces, todavía no tengo planes de viajar. Esta bien, hablamos después. —cortó. —¿Problemas? —quise saber. —Todo bajo control —respondió, abriendo su laptop y empezando a trabajar—Entonces, según el reporte que me enviaron a mi correo las ganancias de las empresas Grayson están a buen nivel
Lunes: Práctica de surf. Martes: Noche de bolos. Miércoles: Senderismo. Jueves: Cocinar un platillo difícil. Viernes: Voleibol playero. Sábado: Fiesta de blanco. Domingo: Navegar. —El juez se ha vuelto loco —dije cuando terminé de leer la lista de esta semana. No quiero imaginarme la siguiente semana—¿Que gana con todo esto? Es decir, ¿que gana con que nos llevemos bien? No entiendo. —Solo quiere asegurarse de dejar la herencia en buenas manos. —Lo dirás por ti porque conmigo están en buenas manos. —rodé los ojos—Como sea, pediré mi almuerzo. —¿Comes en tu oficina? —Claro, ¿donde más? —Luego se queda el olor a comida y no es muy profesional de tu parte que digamos. Rodé los ojos como por tercera vez en lo que va de la mañana y tomé el celular para llamar a Patricia. —Lo mismo de siempre para el almuerzo. —¿Y el señor Luke que va a ordenar? —me pregunta. —No lo se, Patricia, llámalo a su celular —corté rápidamente la llamada. Estaba terminando de hacer una propuesta,
Me debatí en si ir y darle algo de dinero a esa niña. Después de pensarlo mucho me bajé del auto y caminé hacia ella. Hacia un poco de viento, estaba bajo el sol, ni siquiera tenía una carpa para poder cubrirse del sol. La joven estaba llena de tierra, sucia, delgada. Dios, es como si me estuviera viendo al espejo. Me golpeó fuerte esa imagen. —¿Hola? —saludé, no se me daba eso de ser cursi con las demás perdonas. Con la única persona que era así era con Kev, siempre actuaba fría con los demás y no dejaba que me dieran ningún tipo de afecto. —¿Me da un dólar, señorita? Es para comprar algo de comida. Tengo días de no comer. Tomé la cartera y saqué un billete de cien dólares. Se lo di. —No tengo cambio, señorita —la chica me devolvió el billete. —Es para ti, todo esto —se lo di de nuevo. —¿Que? ¿Tanto dinero para mi? ¿Por qué? —Porque si, solo son cien dólares, niña. Ve a comprarte algo de comida y ya. Espero sepas administrarlo. —Muchas gracias —empezó a decirme—Lo que haré c
Nerea estaba muy feliz con su ropa nueva. Habíamos llegado a casa para que se duchara y se cambiara. Cuando Nerea salió de la ducha ya vestida, nos quedamos asombrados. Parecía otra persona. Era completamente distinta. Claro, ya no tenía toda la tierra sucia en su cuerpo ni el pelo alborotado, nos dimos cuenta de que era tez blanca, tenía muchas pecas en la cara y su cabello era color rojizo cobrizo. —Que bella —le dije, asombrada. Luke se había quedado afuera. —Ya no tienes que preocuparte por pasar hambre. —Me siento… renovada —dice, viéndose en el espejo—Gracias, Amanda. —De nada, Nerea. Sin embargo, tenemos que hacer muchas cosas antes. Para que estés con nosotros tienes que pasar por ciertas pruebas. —¿Que pruebas? —Bueno, tienen que hacerte exámenes, asegurarse de que todo este bien con tu salud. Además, pasarás unos días en la casa hogar mientras se termina el papeleo. Así son las leyes. Ella se vio un poco triste pero no se podía hacer nada. —Mi abogada Roberta te ll
—Al parecer si —le dije a Rita. El personal estaba arreglando todo. Mañana la fiesta inicia después de medio día. —Cuéntame tu, ¿cómo te llevas con el? —Pésimo. Es un sangrón, un tarado que lo único que hace es molestarme y hacerme salir de mis casillas —le conté, solo hablar de Luke me ponía de malhumor: no servía de nada la sesión de yoga que tuve. Ella me sonrió. —¿No hay chispas en el aire? —¿Que? —me reí—Nunca. Prefiero besar un sapo a que me guste Luke. —¿De que sapo hablan? —pregunta Luke detrás de mi, me sobresalto de inmediato porque espero que no haya escuchado. —Que te importa, vete de aquí —le dije de mala gana. No se por que Luke me da coraje. —Hola, creo que no nos han presentado —Luke le da la mano a Rita—Soy Luke Grayson. —Mucho gusto, Luke, soy Rita Romanno. Me dices Grayson pero como es tu apellido anterior —quiso saber Rita. Algo que yo también quisiera saber. Pero Luke no lo dijo. —Grayson —solo dijo—Antes tenía solo el de mi madre pero ahora ell