Me bajé del coche.
—¿Que están haciendo? —les pregunté a los hombres que cargaban muebles.
—Mudanza, señorita, el señor Grayson dijo que trajéramos todo para acá.
—¿Y en donde está el señor Grayson? —me crucé de brazos.—Adentro —respondió.
Me apresuré a entrar y buscarlo, se escucharon voces en el piso de arriba así que subí las escaleras rápido y lo encontré en mi habitación revisando los cajones.
—¡¿Que demonios haces?! —espeté—deja eso —le quité mi babydoll de las manos.
—Esta es la habitación principal, ¿no? Será la mía.
Inhala, exhala.
—Esta es MÍ habitación —le dije entre dientes—Así que vete a buscar la de invitados o la del conserje pero aquí no te metes, largo ¡Shu, shu! —lo empujé fuera pero el tipo era fuerte y ni se inmutó.
—Oye, tranquila, el juez dijo que tenemos que compartir todo. Mitad y mitad. Así que... ¿por qué no? Ambos dormimos aquí.
Otro mini infarto estaba por darme.
—¿Me quieres matar verdad? Si, a eso has venido. Yo muerte y tú te quedas con todo. ¿Estás escuchándote lo que estás diciendo? ¿Dormir conmigo? Ni en tus sueños, señor. —golpeé la mesa.
—Ya está decidido, Amanda, es mejor que nos empecemos a llevar bien porque sino... ya sabes lo qué pasa. Esta cama es un poco dura... pediré que lo cambien por mi colchón.
Derrotada y cansada me dirigí al balcón y quise lanzarme para acabar con esto de una buena vez. Pero soy una cobarde y no lo hice. Quería llorar pero de rabia. No solo se quiere quedar con mi casa sino también con mi cama.
¿Dios, que hice para merecer esto? ¿Es por qué la otra noche no le di limosna al señor que me la pidió verdad? ¿Es por eso? Si es por eso en este momento voy y lo busco y le doy un empleo digno para que sea un hombre de trabajo y no siga pidiendo. Señor, no me castigues así.
—¿Que haces? —Luke estaba detrás de mi y yo salté del susto.
Me giré a verlo.
—¿Que? ¿También tengo que compartir mis pensamientos contigo? —me crucé de brazos.
Es tan alto y tan guapo el muy estupido. Lo odio por ser tan perfecto.
—Tal vez.
—Lo que si vamos a compartir es el mismo baño. —dice.
Cerré los ojos por unos segundos antes de decir:
—Hay como diez baños en esta casa y decides bañarte en el mío —murmuré.
Luke se dirigió al baño así que lo seguí.
—Todo es rosa —se queja—es muy femenino. Miró mis cremas, las flores, los espejos, la tina rosa, mis calzones.... ¡Mis calzones! Rápidamente los retiré del tendedero súper avergonzada. Luke se dio cuenta y rio a lo bajo pero luego carraspeó.
—Unos cuantos cambios estará bien. Es amplio, me gusta.
—Ere un... —suspiré—... mejor me voy. Haz lo que quieras. —salí del baño.
—¿A donde vas?
—Por favor no toques nada de mi habitación, si quieres cambia lo demás pero este lugar es sagrado para mi. —le dije—estaré en la cocina.
—¿Me prepararas algo de comer?
—Claro—le dije, pensando en poner algo de veneno en su comida—No te preocupes, eso haré—sonreí malévola y salí echando humos de la habitación. Mi casa era un caos. ¡Mi casa! Que antes era como si santuario lleno de paz y tranquilidad ahora estaba patas arriba por culpa de este guapo.
Estoy en crisis.
Me dirigí a la cocina donde Lupita estaba haciendo el almuerzo.
—Señora, ya me enteré de todo —me dice—mi más sentido pésame.
—¿Por qué me dices señora, Lupe? No estoy vieja.
Además Lupe es de mi edad y somos muy amigas, le encantan molestarme a veces.
—Amanda, admite que Luke esta.... Buenísimo. Jamás había visto a un chico tan atractivo y tan... varonil. Dime qué es soltero.
—Soltero y mujeriego de lo peor. Vivirá por un año con nosotras.
—Que suerte —admitió sonriendo pero se retractó cuando le lancé una mirada asesina—Quiero decir... que mala suerte.
—Ahora todo va a cambiar. ¡Quiere dormir en mi cama conmigo, Lupe! ¡Conmigo!
Lupe me dio una mirada coqueta.
—De tantas habitaciones qué hay en la casa decidió quedarse contigo —asintió.
—¿Que?
—Es muy... extraño. Es decir, un chico así querría dormir solo pero decidió quedarse contigo en tu cuarto rosa.
—Si... lo hace solo para molestarme. Esto es la guerra.
—Creo que le gustas.
Me reí.
—¿Que? Claro que no.
Me mordí el labio inferior.
—Yo digo que si y el tiempo me dará la razón, querida. ¿Quieres algo especial para el almuerzo? Supongo que también me tengo que poner a disposición del señor Luke.
—No. Haz lo que siempre haces, Lupe, ese hombre solo es un intruso.
—Ama, sabes que no puedo hacer eso. Ahora el también es mi patrón.
—No, yo soy tu jefa porque yo te contraté. Si el quiere su chef personal que se consiga uno.
Lupe me dio una mirada de terror.
—¿Y que también me venga a invadir mi cocina? Eso si no.
—¿Verdad que se siente feo? —la molesté.
—Eres mala, Amanda.
—Oh, aquí están —la voz del demonio apareció.
Lupe se puso recta.
—Hola, señor Luke, yo soy Lupe y soy la cocinera de la casa y estoy a su disposición.
—Mucho gusto, Lupe, tendríamos que ponernos de acuerdo con las comidas y todo eso. Soy muy estricto con respecto a mi alimentación —empezó diciendo el idiota ese mientras yo me comía una bolsa de patatas fritas y hacía ruidos con la boca. —No me gusta nada de frituras y menos que haya comida chatarra por ahí —hizo hincapié en eso último solo por mi. —Si tienes algún inconveniente con eso puedo decirle a alguien que venga a ayudarte en la cocina, es alguien de mi entera confianza.
Miré a Lupe.
—No, no, yo puedo sola de eso no se preocupe.
—Está bien pero igual le diré a mi chef personal que venga solo para que te enseñe lo que me gusta y lo que no.
Luke me arrebató la bolsa de patatas de las manos.
—¡Hey!
—Esto hace mucho daño —me dice—Ten, Lupe, deshazte de toda esta comida basura —ordena como si fuera el amo y el señor de la casa.
—¡Ya basta, Luke! No puedes venir y dar órdenes como si fueras el único jefe aquí. —lo encaré.
Luke suspiró.
—Si hago esto es por tu bien.—Que te importa si me hace daño o no, dame mis cosas y no te metas con mi cocina —le hice saber dándole mi mejor mirada de asesina serial.Pasé a un lado y subí de nuevo las escaleras solo para ver cómo quedó mi pobre habitación. La abrí y... mi cama... mi preciosa cama... no estaban. En su lugar estaba una más grande y con un edredón color azul. ¡Azul! Odio los colores tristes.Estoy hiperventilando.Necesito aire.¡Aire!¿Donde está mi edredón rosa? Además, el azul no combina con las paredes.—¿Te gustó? —escuché su voz.Me eché a llorar.—¿Que te pasa? —su voz sonó preocupada—Amanda, me preocupas.—Mi colchón... mi edredón. Al menos hubieras encontrado uno blanco o... no se, que combine con la pared pero azul... es azul es triste —sollocé.—¿sabes que? Si quieres quédate con esta habitación, yo me iré a otra.Caminé hacia la puerta sintiéndome derrotada.—Amanda, espera... tienes razón. El azul no combina, pediré que traigan el tuyo y todo arreglado, ¿e
Mordí mi labio inferior mientras echaba ojitos a la regadera. Seguía en el baño, es tiempo de salir. Me puse en pie pero rápidamente me volví a meter al agua al ver que Luke iba saliendo también. Llevaba la toalla en su cintura y se secaba la cara con otro. Apenas y me miró cuando salió. Pude respirar tranquila cuando me quedé sola. Salí de la tina y me puse la toalla al rededor de mi cuerpo. Entreabrí la puerta del baño un poco solo para ver si Luke seguía en la habitación. Genial, no estaba. Salí y busqué mi pijama, poniéndomela rápido. Luke entró. Ya tenía su pantalón de pijama puesto. Me pregunto donde se cambiaría. —Si quieres saber donde me cambié fue en la otra habitación. Mi ropa no cabía en tu closet. Gracias a Dios. Ni siquiera le respondí. —¿Me estás oyendo? —insistió. —¿Y que quieres? ¿Que te de mi closet? Estás loquito, Luke. ¿Sabes que tengo mal dormir? Me muevo mucho. Espero que tengas un sueño pregunto porque sino será un problema para ti. —sonreí maliciosa.
—Que extraño, no vino ni dijo nada —murmuró Kev, nos habíamos acostado luego de un largo espectáculo. Pero Luke no había dicho absolutamente nada de milagro. Eso es extraño. En fin, al menos se que me va a dejar en paz en mi sexualidad. —Creo que lo que le dije en la cena lo dejó quieto. A como debe de ser. —alardeé. —¿Segura?—Claro, que se vaya olvidando que puede mandarme como si el fuera mi dueño. La que manda en esta casa soy yo, en la empresa soy yo. La única que se quedará con todo seré yo. Luke no aguantará este año, yo se por que te lo digo. —¿A que te refieres? —Es solo una intuición —le dije, bostezando—Tengo mucho sueño, buenas noches, cariño. —Descansa, cariño, mañana será un día largo —Kev me besa la frente y cierro mis ojos. A pesar de ser novios nosotros no teníamos sexo seguido. Era extraño pero Kev así lo quería. Además de que éramos más como mejores amigos que novios y eso a veces me entristecía. Estaba durmiéndome cuando escuché voces. Abrí los ojos del asomb
Sus manos son suaves y me hacen sentir muy bien. De un momento a otro sentí un palmadazo en mi nalga que me hizo sobresaltarme rápidamente. —¿Que demonios estás haciendo? —lo miré con horror—¡Degenerado! —Por favor, Amanda, estabas muy despierta y bien que disfrutaste de mis toqueteos. ¡Jesucristo! Quise esconderme bajo la cama en este momento por la vergüenza que sentía. —¡Ya quisieras, Idiota! —me levante de la cama y me fui a esconder al baño. Tenía mi cara roja como un tomate. Me abanique con la mano para que se me pasaran estos pensamientos lujuriosos. Necesito bañarme. Me metí a la ducha, me quite la ropa y dejé que el agua helada recorriera mi cuerpo. Se siente mucho mejor. De mi mente no salía este momento tan intimo que tuvimos. Lo admito, me había gustado. Pero debo recordar siempre que Luke es mi enemigo y que no puedo bajar la guardia con el. Luke sabe que esta guapo y por eso se quiere aprovechar, debe de pensar que conquistarme sería fácil para el. Salí de la duc
Luego del aburrido discurso de Luke me dirigí a mi oficina para continuar con el trabajo; tenía mucho por hacer hoy y no quería perder tiempo. Mañana tendría la fiesta en casa y sería un día muy ajetreado. Estoy un poco nerviosa porque este año me han decidido meter a mi a esa lista. Todos sabían que yo estaba de novia con Kev así que Kev será quien me lleve de la mano ese día. Luke entró a la oficina, iba hablando por teléfono. Parecía disgustado por algo, quizás sus negocios en Estados Unidos no iban bien. —No necesito tus consejos, solo haz el trabajo como te estoy pidiendo. Para eso te pago. —silencio—Claro, desde que vine a esta isla todo ha salido mal, ¿que extraño no? Deja de decir estupideces, todavía no tengo planes de viajar. Esta bien, hablamos después. —cortó. —¿Problemas? —quise saber. —Todo bajo control —respondió, abriendo su laptop y empezando a trabajar—Entonces, según el reporte que me enviaron a mi correo las ganancias de las empresas Grayson están a buen nivel
Lunes: Práctica de surf. Martes: Noche de bolos. Miércoles: Senderismo. Jueves: Cocinar un platillo difícil. Viernes: Voleibol playero. Sábado: Fiesta de blanco. Domingo: Navegar. —El juez se ha vuelto loco —dije cuando terminé de leer la lista de esta semana. No quiero imaginarme la siguiente semana—¿Que gana con todo esto? Es decir, ¿que gana con que nos llevemos bien? No entiendo. —Solo quiere asegurarse de dejar la herencia en buenas manos. —Lo dirás por ti porque conmigo están en buenas manos. —rodé los ojos—Como sea, pediré mi almuerzo. —¿Comes en tu oficina? —Claro, ¿donde más? —Luego se queda el olor a comida y no es muy profesional de tu parte que digamos. Rodé los ojos como por tercera vez en lo que va de la mañana y tomé el celular para llamar a Patricia. —Lo mismo de siempre para el almuerzo. —¿Y el señor Luke que va a ordenar? —me pregunta. —No lo se, Patricia, llámalo a su celular —corté rápidamente la llamada. Estaba terminando de hacer una propuesta,
Me debatí en si ir y darle algo de dinero a esa niña. Después de pensarlo mucho me bajé del auto y caminé hacia ella. Hacia un poco de viento, estaba bajo el sol, ni siquiera tenía una carpa para poder cubrirse del sol. La joven estaba llena de tierra, sucia, delgada. Dios, es como si me estuviera viendo al espejo. Me golpeó fuerte esa imagen. —¿Hola? —saludé, no se me daba eso de ser cursi con las demás perdonas. Con la única persona que era así era con Kev, siempre actuaba fría con los demás y no dejaba que me dieran ningún tipo de afecto. —¿Me da un dólar, señorita? Es para comprar algo de comida. Tengo días de no comer. Tomé la cartera y saqué un billete de cien dólares. Se lo di. —No tengo cambio, señorita —la chica me devolvió el billete. —Es para ti, todo esto —se lo di de nuevo. —¿Que? ¿Tanto dinero para mi? ¿Por qué? —Porque si, solo son cien dólares, niña. Ve a comprarte algo de comida y ya. Espero sepas administrarlo. —Muchas gracias —empezó a decirme—Lo que haré c
Nerea estaba muy feliz con su ropa nueva. Habíamos llegado a casa para que se duchara y se cambiara. Cuando Nerea salió de la ducha ya vestida, nos quedamos asombrados. Parecía otra persona. Era completamente distinta. Claro, ya no tenía toda la tierra sucia en su cuerpo ni el pelo alborotado, nos dimos cuenta de que era tez blanca, tenía muchas pecas en la cara y su cabello era color rojizo cobrizo. —Que bella —le dije, asombrada. Luke se había quedado afuera. —Ya no tienes que preocuparte por pasar hambre. —Me siento… renovada —dice, viéndose en el espejo—Gracias, Amanda. —De nada, Nerea. Sin embargo, tenemos que hacer muchas cosas antes. Para que estés con nosotros tienes que pasar por ciertas pruebas. —¿Que pruebas? —Bueno, tienen que hacerte exámenes, asegurarse de que todo este bien con tu salud. Además, pasarás unos días en la casa hogar mientras se termina el papeleo. Así son las leyes. Ella se vio un poco triste pero no se podía hacer nada. —Mi abogada Roberta te ll