Día del juicio que, obviamente, voy a ganar yo. Nadie en su sano juicio le daría todo este dinero y las empresas a un aparecido, a alguien que estuvo en el anonimato toda su vida y luego decida aparecer para quitarme lo que mi padrastro me dejó. No quiero estresarme por eso antes de todo me tomé mi té de tilo para poder relajarme y no alterarme. Tiendo a ser muy hiperactiva y muy loca a veces. Pero hoy, para que el juez no me vea loca, tengo que verme cuerda.
—Llévame a ese juicio, Leonard —le dije a mi chofer, metiéndome en el coche.
El viaje fue un poco tenso, a decir verdad estoy nerviosa. Lo peor de todo ese que Luke es tremendo guapo y a veces me hace trastabillar por ese pelo rubio cayéndole por la frente y su porte de chico malo.
Ash.
Lo odio desde ya.
Espero no verlo nunca jamás en mi vida después de hoy.
Cuando llegué a los juzgados salí sintiéndome empoderada aunque en el fondo me sentía una gatita indefensa a punto de echarse a llorar. Aparento ser fuerte por mi trabajo y porque soy la jefa pero soy una debilucha. Al mismo tiempo que salí otro auto se estacionó a mi lado.
Ash, no puede ser.
Es el ingrato de Luke impostor.
—Buenos días, cariño —me dice tratando de jugar conmigo. —¿lista para perder?
No le respondí, solo le lancé una mala mirada y me apresuré a entrar.
—Parece que hoy tampoco estamos de buen humor. ¿Siempre eres así de grosera? —me pregunta cuando entramos al ascensor.
—Solo con la gente que me cae mal —al fin dije.
—Sí hablas, pensé que este día te habían comido la lengua los ratones —se burló.
—Inmaduro —murmuré.
—Loquita —respondió en el mismo tono. Apreté los labios para no decirle sus cuatro verdades y calmarme. Las puertas se abrieron y llegamos a la sala. Todos estaban allí, me fui directo donde mi abogada y me senté a su lado. El juez estaba leyendo los papeles y analizando el caso creo yo. La última vez que estuve aquí fue cuando me dieron la herencia.
Todo marchaba de maravilla pero este Idiota vino a arruinarlo todo. Mírenlo, con su porte de hombre de negocios y soltero codiciado. Aparte la vista de inmediato cuando noté que volvió a ver.
Muerda.
Espero que no haya notado que lo estaba viendo.
Carraspeé y tomé un poco de agua.
Tonto.
Es que lo odio.
Lo miré lentamente de nuevo y el ya me estaba viendo.
¡Joder! Tengo que ser más disimulada.
Me soplé con una carpeta porque la situación me estaba dando calor.
—He leído y he analizado todos estos documentos —dijo por fin el juez. Todos pusimos atención—No hay mucho que decir en realidad. El señor Grayson tuvo un hijo hace muchos años con una chica en Estados Unidos, la mujer jamás le dijo a Andrés que Luke existía es por eso que Luke no aparece en el testamento...
Me va a dar algo.
—Pero siendo hijo legítimo de Andrés ya que la prueba de ADN lo comprueba entonces lo Justo sería que su herencia pasara a sus manos.
Me voy a desmayar. El corazón late más de prisa. Que alguien me sostenga.
—Pero... también la señorita Amanda Grayson es hija adoptada del señor Andrés, en su testamento original la nombra única heredera. En estos casos la herencia se divide y pasa a manos de ambos. Mi decisión es que ustedes dos convivan juntos por un año, bajo el mismo techo, trabajando juntos y que su relación sea la mejor solo así podré darles por partes iguales la herencia sino es así y vemos que ustedes siguen peleando y discutiendo en cada pasillo entonces la herencia pasará a manos de una beneficiencia, eso está en la última cláusula del testamento, en caso de que la señorita Amanda no la quisiera.
¿QUÉ? ¿¡YO CONVIVIR CON ESTE IDIOTA?! Me niego.
—Disculpe, señor juez, ¿a que se refiere con convivir juntos bajo el mismo techo? —quise saber temiendo la respuesta.
—Que el señor Luke vivirá con usted por un año, señorita Amanda.
Miré a Luke.
El estaba sonriente.
Yo me quería morir.
—Se levanta la sesión —dice el juez, toma sus cosas y se va.
Todo parece detenerse en ese momento, todo parece mentira. Estoy soñando, no, estoy teniendo una pesadilla. Tomé el vaso de agua y me salpique la cara para despertarme. Pero no, todo seguía ahí. Mi abogada me estaba hablando pero yo no la escuchaba.
Hasta que....
—Entonces, querida hermana, ¿nos vamos a casa? —Luke aparece en mi visión, tiene su sonrisa triunfante pero no porque se quedará con la mitad de todo sino porque me molesta. Y le gusta molestarme.
Mi ojo tembló.
—No vas a vivir conmigo —me puse de pie y lo enfrenté.
—Díselo al juez y te quedas sin nada. Yo no tengo nada que perder —me guiñó un ojo.
—Te voy a azular ese ojo si vuelves a hacer eso.
—Que agresiva —se burló—nos vemos en la casa. —dicho eso se fue y me dejó llena de furia.
—Amanda, cálmate, creo que es lo mejor y lo más Justo. Si el juez hubiera querido te hubiera dejado sin nada y le deja todo a Luke por ser su único hijo de sangre. Tienes que aguantar. Hasta ahora has hecho un buen trabajo en la empresa y creo que por eso el juez quiso que ustedes dos trabajasen juntos, harán buen equipo.
—No puedo, Roberta —tomé mi bolso sintiéndome derrotada—vinieron a invadirme, me siento... pésimo. —ambas salimos.
—Admite que Luke esta demasiado guapo, no será para nada una tortura vivir con el. Que suerte tienes —me dice.
Lo peor de todo es que era cierto.
—Ya sé, eso es lo que más me da coraje. ¿Por qué no pudo ser un feo?
—Te gusta —ronronea.
—Claro que no —ma acomodé el cabello—no me puede gustar alguien que me declaró la guerra. Pero no lo dejaré ganar así de fácil. Este es mi territorio y yo conozco todo lo de la empresa, no podrá.
—Suerte con eso, amiga, solo recuerda que el trato es que se lleven bien no que se maten estando juntos. Solo así podrán tener la mitad cada uno. Es eso o nada —me dice. —Me tengo que ir, Amanda, seguimos hablando después.
—Cuídate —me monté al coche y me fui de nuevo a casa.
Dios, mi cabeza me duele. Ese té no me hizo el efecto esperado.
Cuando llegué a casa me quedé estupefacta ante lo que estaba viendo. Había un camión de mudanzas bajando muebles y adornos y llevándolos a mi casa.
Alguien por favor máteme.
Me bajé del coche.—¿Que están haciendo? —les pregunté a los hombres que cargaban muebles.—Mudanza, señorita, el señor Grayson dijo que trajéramos todo para acá.—¿Y en donde está el señor Grayson? —me crucé de brazos.—Adentro —respondió.Me apresuré a entrar y buscarlo, se escucharon voces en el piso de arriba así que subí las escaleras rápido y lo encontré en mi habitación revisando los cajones.—¡¿Que demonios haces?! —espeté—deja eso —le quité mi babydoll de las manos.—Esta es la habitación principal, ¿no? Será la mía.Inhala, exhala. —Esta es MÍ habitación —le dije entre dientes—Así que vete a buscar la de invitados o la del conserje pero aquí no te metes, largo ¡Shu, shu! —lo empujé fuera pero el tipo era fuerte y ni se inmutó.—Oye, tranquila, el juez dijo que tenemos que compartir todo. Mitad y mitad. Así que... ¿por qué no? Ambos dormimos aquí.Otro mini infarto estaba por darme.—¿Me quieres matar verdad? Si, a eso has venido. Yo muerte y tú te quedas con todo. ¿Estás es
—Si hago esto es por tu bien.—Que te importa si me hace daño o no, dame mis cosas y no te metas con mi cocina —le hice saber dándole mi mejor mirada de asesina serial.Pasé a un lado y subí de nuevo las escaleras solo para ver cómo quedó mi pobre habitación. La abrí y... mi cama... mi preciosa cama... no estaban. En su lugar estaba una más grande y con un edredón color azul. ¡Azul! Odio los colores tristes.Estoy hiperventilando.Necesito aire.¡Aire!¿Donde está mi edredón rosa? Además, el azul no combina con las paredes.—¿Te gustó? —escuché su voz.Me eché a llorar.—¿Que te pasa? —su voz sonó preocupada—Amanda, me preocupas.—Mi colchón... mi edredón. Al menos hubieras encontrado uno blanco o... no se, que combine con la pared pero azul... es azul es triste —sollocé.—¿sabes que? Si quieres quédate con esta habitación, yo me iré a otra.Caminé hacia la puerta sintiéndome derrotada.—Amanda, espera... tienes razón. El azul no combina, pediré que traigan el tuyo y todo arreglado, ¿e
Mordí mi labio inferior mientras echaba ojitos a la regadera. Seguía en el baño, es tiempo de salir. Me puse en pie pero rápidamente me volví a meter al agua al ver que Luke iba saliendo también. Llevaba la toalla en su cintura y se secaba la cara con otro. Apenas y me miró cuando salió. Pude respirar tranquila cuando me quedé sola. Salí de la tina y me puse la toalla al rededor de mi cuerpo. Entreabrí la puerta del baño un poco solo para ver si Luke seguía en la habitación. Genial, no estaba. Salí y busqué mi pijama, poniéndomela rápido. Luke entró. Ya tenía su pantalón de pijama puesto. Me pregunto donde se cambiaría. —Si quieres saber donde me cambié fue en la otra habitación. Mi ropa no cabía en tu closet. Gracias a Dios. Ni siquiera le respondí. —¿Me estás oyendo? —insistió. —¿Y que quieres? ¿Que te de mi closet? Estás loquito, Luke. ¿Sabes que tengo mal dormir? Me muevo mucho. Espero que tengas un sueño pregunto porque sino será un problema para ti. —sonreí maliciosa.
—Que extraño, no vino ni dijo nada —murmuró Kev, nos habíamos acostado luego de un largo espectáculo. Pero Luke no había dicho absolutamente nada de milagro. Eso es extraño. En fin, al menos se que me va a dejar en paz en mi sexualidad. —Creo que lo que le dije en la cena lo dejó quieto. A como debe de ser. —alardeé. —¿Segura?—Claro, que se vaya olvidando que puede mandarme como si el fuera mi dueño. La que manda en esta casa soy yo, en la empresa soy yo. La única que se quedará con todo seré yo. Luke no aguantará este año, yo se por que te lo digo. —¿A que te refieres? —Es solo una intuición —le dije, bostezando—Tengo mucho sueño, buenas noches, cariño. —Descansa, cariño, mañana será un día largo —Kev me besa la frente y cierro mis ojos. A pesar de ser novios nosotros no teníamos sexo seguido. Era extraño pero Kev así lo quería. Además de que éramos más como mejores amigos que novios y eso a veces me entristecía. Estaba durmiéndome cuando escuché voces. Abrí los ojos del asomb
Sus manos son suaves y me hacen sentir muy bien. De un momento a otro sentí un palmadazo en mi nalga que me hizo sobresaltarme rápidamente. —¿Que demonios estás haciendo? —lo miré con horror—¡Degenerado! —Por favor, Amanda, estabas muy despierta y bien que disfrutaste de mis toqueteos. ¡Jesucristo! Quise esconderme bajo la cama en este momento por la vergüenza que sentía. —¡Ya quisieras, Idiota! —me levante de la cama y me fui a esconder al baño. Tenía mi cara roja como un tomate. Me abanique con la mano para que se me pasaran estos pensamientos lujuriosos. Necesito bañarme. Me metí a la ducha, me quite la ropa y dejé que el agua helada recorriera mi cuerpo. Se siente mucho mejor. De mi mente no salía este momento tan intimo que tuvimos. Lo admito, me había gustado. Pero debo recordar siempre que Luke es mi enemigo y que no puedo bajar la guardia con el. Luke sabe que esta guapo y por eso se quiere aprovechar, debe de pensar que conquistarme sería fácil para el. Salí de la duc
Luego del aburrido discurso de Luke me dirigí a mi oficina para continuar con el trabajo; tenía mucho por hacer hoy y no quería perder tiempo. Mañana tendría la fiesta en casa y sería un día muy ajetreado. Estoy un poco nerviosa porque este año me han decidido meter a mi a esa lista. Todos sabían que yo estaba de novia con Kev así que Kev será quien me lleve de la mano ese día. Luke entró a la oficina, iba hablando por teléfono. Parecía disgustado por algo, quizás sus negocios en Estados Unidos no iban bien. —No necesito tus consejos, solo haz el trabajo como te estoy pidiendo. Para eso te pago. —silencio—Claro, desde que vine a esta isla todo ha salido mal, ¿que extraño no? Deja de decir estupideces, todavía no tengo planes de viajar. Esta bien, hablamos después. —cortó. —¿Problemas? —quise saber. —Todo bajo control —respondió, abriendo su laptop y empezando a trabajar—Entonces, según el reporte que me enviaron a mi correo las ganancias de las empresas Grayson están a buen nivel
Lunes: Práctica de surf. Martes: Noche de bolos. Miércoles: Senderismo. Jueves: Cocinar un platillo difícil. Viernes: Voleibol playero. Sábado: Fiesta de blanco. Domingo: Navegar. —El juez se ha vuelto loco —dije cuando terminé de leer la lista de esta semana. No quiero imaginarme la siguiente semana—¿Que gana con todo esto? Es decir, ¿que gana con que nos llevemos bien? No entiendo. —Solo quiere asegurarse de dejar la herencia en buenas manos. —Lo dirás por ti porque conmigo están en buenas manos. —rodé los ojos—Como sea, pediré mi almuerzo. —¿Comes en tu oficina? —Claro, ¿donde más? —Luego se queda el olor a comida y no es muy profesional de tu parte que digamos. Rodé los ojos como por tercera vez en lo que va de la mañana y tomé el celular para llamar a Patricia. —Lo mismo de siempre para el almuerzo. —¿Y el señor Luke que va a ordenar? —me pregunta. —No lo se, Patricia, llámalo a su celular —corté rápidamente la llamada. Estaba terminando de hacer una propuesta,
Me debatí en si ir y darle algo de dinero a esa niña. Después de pensarlo mucho me bajé del auto y caminé hacia ella. Hacia un poco de viento, estaba bajo el sol, ni siquiera tenía una carpa para poder cubrirse del sol. La joven estaba llena de tierra, sucia, delgada. Dios, es como si me estuviera viendo al espejo. Me golpeó fuerte esa imagen. —¿Hola? —saludé, no se me daba eso de ser cursi con las demás perdonas. Con la única persona que era así era con Kev, siempre actuaba fría con los demás y no dejaba que me dieran ningún tipo de afecto. —¿Me da un dólar, señorita? Es para comprar algo de comida. Tengo días de no comer. Tomé la cartera y saqué un billete de cien dólares. Se lo di. —No tengo cambio, señorita —la chica me devolvió el billete. —Es para ti, todo esto —se lo di de nuevo. —¿Que? ¿Tanto dinero para mi? ¿Por qué? —Porque si, solo son cien dólares, niña. Ve a comprarte algo de comida y ya. Espero sepas administrarlo. —Muchas gracias —empezó a decirme—Lo que haré c