Mordí mi labio inferior mientras echaba ojitos a la regadera. Seguía en el baño, es tiempo de salir. Me puse en pie pero rápidamente me volví a meter al agua al ver que Luke iba saliendo también. Llevaba la toalla en su cintura y se secaba la cara con otro. Apenas y me miró cuando salió. Pude respirar tranquila cuando me quedé sola. Salí de la tina y me puse la toalla al rededor de mi cuerpo. Entreabrí la puerta del baño un poco solo para ver si Luke seguía en la habitación.
Genial, no estaba. Salí y busqué mi pijama, poniéndomela rápido. Luke entró. Ya tenía su pantalón de pijama puesto. Me pregunto donde se cambiaría. —Si quieres saber donde me cambié fue en la otra habitación. Mi ropa no cabía en tu closet. Gracias a Dios. Ni siquiera le respondí. —¿Me estás oyendo? —insistió. —¿Y que quieres? ¿Que te de mi closet? Estás loquito, Luke. ¿Sabes que tengo mal dormir? Me muevo mucho. Espero que tengas un sueño pregunto porque sino será un problema para ti. —sonreí maliciosa. —Solo te comentaba, quizás podríamos comprar un closet más grande. —Cómpralo con tu dinero. —Eso pensaba hacer, Amanda, a mi no me hace falta tu fortuna. —Vaya, por fin estamos de acuerdo en algo. ¿Entonces por qué no dejas todo esto de lado y vuelves a tu mundo? Me harías un enorme favor. —No me hace falta porque yo tengo la mía pero mi padre tiene que pagarme lo que no me dio en estos años. Suspiré. Odiaba cuando la gente hablaba mal de una persona que ya no se podía defender. Y mi padre era bueno, muy bueno, jamás hubiera dejado un hijo tirado. Pensar que quizás si se hubiera enterado de ese hijo a mi ni siquiera me hubiera adoptado. —Tu no conocías a Andrés así que no hables de él. Voy a cenar. —Vamos a cenar —me dice. Rodé los ojos y salí seguida por Luke. ¿Así será siempre? ¿Me seguirá para todas partes? Apresuré mi caminada hasta llegar a la cocina donde Lupe y Sarita estaban chismeando. Carraspeé para llamar su atención. —Amanda, ya está la cena lista. —dice Lupita. —Ya les servimos —añade Sarita. Me senté en el comedor y tomé mi tablet. Siempre me gustaba revisar las cosas de la empresa a esta hora, mientras todo estaba en silencio y podía relajarme del día. Pero ahora será difícil por la presencia de un individuo. Luke se señor frente a mi y también sacó su tablet. Le di una mirada rápido solo para ver que hacía. Sentía las miradas de Luke en mi también. Todo estaba en completo silencio cuando escuché un estruendo. Era su tablet. Está viendo… ¿un partido de fútbol? —¿Por qué no usas audífonos? Me molesta el sonido. —le dije seria. —Los dejé en el hotel —me dice—Lástima. Nos sirvieron la comida. Empecé a comer. —¿Sara? —llamé a la chica—¿puedes traerme mis audífonos por favor? —En seguida, Amanda. Le sonreí a Luke para darle a entender que no dejaré que me moleste más. Yo se que todo lo que hace Luke es por molestarme y sacarme de quicio. No se cual será el plan de Luke para quedarse con todo el dinero. Creo que su estrategia es volverme loca. La cena estaba muy rica. —Está muy picante —habla—¡Lupe! Me asusté por su grito. —¿Si, señor? —Hay mucho picante en mi sopa. No tolero el picante —le dice—Tengo mucha hambre, ¿que se supone que voy a comer? —L-lo lamento, señor, la señora Amanda acostumbra a que las sopas lleven algo de picante. Miré a Luke cuando el me miró. —¿Algo que decir? —le pregunté al energúmeno frente a mi. Sus rizos empezaban a formarse porque su cabello se estaba secando. Dios, Luke no parece un hombre de negocios, parece más un chico libertino que todavía ve el fútbol y no come picante. ¿Quien no come picante? —Si, a partir de ahora no habrá nada de picantes en las comidas —demandó—Es dañino. —¡Es el colmo! —espeté—Ni cenar en paz puedo. Definitivamente tu y yo no podemos vivir juntos, Luke, deja de meterte con mis cosas ya. ¿No te cansas? —Puedo traerle algo de lasaña, señor, se hizo en el almuerzo. —Está perfecto, tráeme eso, Lupe. Lupe se fue rápido a la cocina. —¿Que? —inquirió Luke al notar que me lo quedaba viendo fijamente. Solo estaba imaginando todas las formas posibles de matarlo por la noche—Si las miradas mataran yo estuviera bien muerto. —Que lástima que no matan, ¿verdad? —seguí tomando mi sopa. Solo para molestarlo, empecé a hacer ruidos mientras la tomaba. Sarita volvió con mis audífonos. —Sara, dame eso —demandó Luke. Me reí. Luke tomó los audífonos y se los puso. Esta vez yo había ganado. Ya no escuchaba el ruido de su juego y el no escuchaba mis ruidos al comer. Seguí trabajando en una propuesta en mi tablet, terminé de comer y esperé el postre. —El dulce no te dejara dormir por la noche —murmura, cuando ve que Lupe me trae un pedazo de pastel. —Por eso es que siempre tienes mal dormir. Lupe me lanza una mirada conspirativa. —¿Disculpa, papá? —le dije—Te estás tomando muchos derechos que no te corresponden, Grayson. Empecé a comerme el pastel. —Solo lo decía por tu bien. Me iré a acostar, te espero en la cama —de levanta, pero alguien toca el timbre de casa. Me pregunto quien será a esta hora. Luke se puso intrigado también, hasta sospechoso. —Señorita Grayson, el joven Kev está aquí. Sonreí para mis adentros cuando Luke frunció el ceño. —Gracias, Berta. —¿Quien es Kev? Es tarde para visitas —dice Luke. Kev aparece en la sala. —Hola, cariño, se me hizo tarde pero estoy aquí —me dice Kev, dándome un beso en los labios. —No te preocupes, cariño, estaba terminando de cenar. ¿Ya comiste? —Si, hace rato. Luke carraspea y ambos lo miramos. Yo lo miro divertida mientras Kev le da una mirada seria. —Tu debes ser Luke —dijo Kev. —Señor Grayson para ti —demanda Luke, ahora su porte y su forma de hablar eran totalmente diferentes, más serios, más filoso. Pareciera como si tuviera dos personalidades. —Creo que no son horas de visita. —¿Perdona? Es la casa de mi novia y siempre vengo por las noches. ¿Acaso no le has dicho, cariño? Que la mayoría de las noches dormimos juntos. Te tienes que acostumbrar, Luke. Sonreí para mis adentros cuando Luke apretó los puños. Hasta podría decir que estaba celoso, pero no era el caso. Luke estaba enojado porque sus planes de molestarme por la noche también habían fallado. —Me niego —dijo Luke, tomándonos por sorpresa—Además, Amanda esta noche está ocupada. Tiene que mostrarme todo lo de la oficina porque mañana tenemos que presentarnos como los nuevos directores. Será una noche larga. —¿Que? Estás loco. —le dije—Ven, vamos a la habitación, Kev —me puse de pie, tomando a Kev de la mano pero Luke no se daba por vencido. —Insisto, Kev, esta ahora es mi casa también y no puedes quedarte ni hoy ni las demás noches mientras yo viva aquí —le dijo serio. Me quedé boquiabierta ante lo que estaba escuchando. Luke actuaba muy mal. —Luke —sentencié—No abuses, por favor. Afuera estaremos aparentando llevarnos muy bien pero esta es mi casa y yo puedo traer a mi casa a quien yo quiera, sea de noche o no —me acerqué—Así que por favor deja de actuar como si fueras MI dueño y vete a la habitación, esa que tanto peleaste. Luke me miró directamente a los ojos, se quedó un momento pensativo pero no apartó la mirada. —Ya lo veremos —me dice, tomando sus cosas y saliendo de la sala. —¿Que demonios le pasa a ese tipo? —inquiere Kev—Hasta parece que estuviera enamorado de ti. —Te dije que quiere hacerme la vida imposible. No está enamorado de mi, solo quiere tratar de controlarme para llevar algo de ventaja. Pero no le pongamos mente, mejor vamos a la habitación —lo tomé de la mano y subimos las escaleras. Había elegido quedarnos en la habitación contigua a la mía para que Luke no pudiera dormir en toda la noche. —¿Segura que estaremos bien aquí? Luke puede entrar en cualquier momento y sacarme a patadas. Ese chico es muy extraño. Cuando me miró sentí que me quería matar allí mismo. Hasta me dio escalofríos. —Cálmate, cariño. Luke es inofensivo. —Eso espero. —Mejor démosle un espectáculo que no va a olvidar. —empiezo a besar a Kev, tratando de que los sonidos se escucharan donde Luke. Reí para mis adentros al imaginarme su cara. —Jadea como si estuviera dándote el mejor sexo de tu vida —me dice Kev. Eso hago. Empiezo a jadear y a gritar como si estuvieran dando si no hubiera mañana. Kev se reía en silencio. Nos montamos a la cama y empezamos a saltar para que se escuchar el sonido… cualquiera que escuche todo esto ya hubiera salido corriendo de la casa. Solo estoy esperando que esa puerta se abra y entre Luke hecho una furia.—Que extraño, no vino ni dijo nada —murmuró Kev, nos habíamos acostado luego de un largo espectáculo. Pero Luke no había dicho absolutamente nada de milagro. Eso es extraño. En fin, al menos se que me va a dejar en paz en mi sexualidad. —Creo que lo que le dije en la cena lo dejó quieto. A como debe de ser. —alardeé. —¿Segura?—Claro, que se vaya olvidando que puede mandarme como si el fuera mi dueño. La que manda en esta casa soy yo, en la empresa soy yo. La única que se quedará con todo seré yo. Luke no aguantará este año, yo se por que te lo digo. —¿A que te refieres? —Es solo una intuición —le dije, bostezando—Tengo mucho sueño, buenas noches, cariño. —Descansa, cariño, mañana será un día largo —Kev me besa la frente y cierro mis ojos. A pesar de ser novios nosotros no teníamos sexo seguido. Era extraño pero Kev así lo quería. Además de que éramos más como mejores amigos que novios y eso a veces me entristecía. Estaba durmiéndome cuando escuché voces. Abrí los ojos del asomb
Sus manos son suaves y me hacen sentir muy bien. De un momento a otro sentí un palmadazo en mi nalga que me hizo sobresaltarme rápidamente. —¿Que demonios estás haciendo? —lo miré con horror—¡Degenerado! —Por favor, Amanda, estabas muy despierta y bien que disfrutaste de mis toqueteos. ¡Jesucristo! Quise esconderme bajo la cama en este momento por la vergüenza que sentía. —¡Ya quisieras, Idiota! —me levante de la cama y me fui a esconder al baño. Tenía mi cara roja como un tomate. Me abanique con la mano para que se me pasaran estos pensamientos lujuriosos. Necesito bañarme. Me metí a la ducha, me quite la ropa y dejé que el agua helada recorriera mi cuerpo. Se siente mucho mejor. De mi mente no salía este momento tan intimo que tuvimos. Lo admito, me había gustado. Pero debo recordar siempre que Luke es mi enemigo y que no puedo bajar la guardia con el. Luke sabe que esta guapo y por eso se quiere aprovechar, debe de pensar que conquistarme sería fácil para el. Salí de la duc
Luego del aburrido discurso de Luke me dirigí a mi oficina para continuar con el trabajo; tenía mucho por hacer hoy y no quería perder tiempo. Mañana tendría la fiesta en casa y sería un día muy ajetreado. Estoy un poco nerviosa porque este año me han decidido meter a mi a esa lista. Todos sabían que yo estaba de novia con Kev así que Kev será quien me lleve de la mano ese día. Luke entró a la oficina, iba hablando por teléfono. Parecía disgustado por algo, quizás sus negocios en Estados Unidos no iban bien. —No necesito tus consejos, solo haz el trabajo como te estoy pidiendo. Para eso te pago. —silencio—Claro, desde que vine a esta isla todo ha salido mal, ¿que extraño no? Deja de decir estupideces, todavía no tengo planes de viajar. Esta bien, hablamos después. —cortó. —¿Problemas? —quise saber. —Todo bajo control —respondió, abriendo su laptop y empezando a trabajar—Entonces, según el reporte que me enviaron a mi correo las ganancias de las empresas Grayson están a buen nivel
Lunes: Práctica de surf. Martes: Noche de bolos. Miércoles: Senderismo. Jueves: Cocinar un platillo difícil. Viernes: Voleibol playero. Sábado: Fiesta de blanco. Domingo: Navegar. —El juez se ha vuelto loco —dije cuando terminé de leer la lista de esta semana. No quiero imaginarme la siguiente semana—¿Que gana con todo esto? Es decir, ¿que gana con que nos llevemos bien? No entiendo. —Solo quiere asegurarse de dejar la herencia en buenas manos. —Lo dirás por ti porque conmigo están en buenas manos. —rodé los ojos—Como sea, pediré mi almuerzo. —¿Comes en tu oficina? —Claro, ¿donde más? —Luego se queda el olor a comida y no es muy profesional de tu parte que digamos. Rodé los ojos como por tercera vez en lo que va de la mañana y tomé el celular para llamar a Patricia. —Lo mismo de siempre para el almuerzo. —¿Y el señor Luke que va a ordenar? —me pregunta. —No lo se, Patricia, llámalo a su celular —corté rápidamente la llamada. Estaba terminando de hacer una propuesta,
Me debatí en si ir y darle algo de dinero a esa niña. Después de pensarlo mucho me bajé del auto y caminé hacia ella. Hacia un poco de viento, estaba bajo el sol, ni siquiera tenía una carpa para poder cubrirse del sol. La joven estaba llena de tierra, sucia, delgada. Dios, es como si me estuviera viendo al espejo. Me golpeó fuerte esa imagen. —¿Hola? —saludé, no se me daba eso de ser cursi con las demás perdonas. Con la única persona que era así era con Kev, siempre actuaba fría con los demás y no dejaba que me dieran ningún tipo de afecto. —¿Me da un dólar, señorita? Es para comprar algo de comida. Tengo días de no comer. Tomé la cartera y saqué un billete de cien dólares. Se lo di. —No tengo cambio, señorita —la chica me devolvió el billete. —Es para ti, todo esto —se lo di de nuevo. —¿Que? ¿Tanto dinero para mi? ¿Por qué? —Porque si, solo son cien dólares, niña. Ve a comprarte algo de comida y ya. Espero sepas administrarlo. —Muchas gracias —empezó a decirme—Lo que haré c
Nerea estaba muy feliz con su ropa nueva. Habíamos llegado a casa para que se duchara y se cambiara. Cuando Nerea salió de la ducha ya vestida, nos quedamos asombrados. Parecía otra persona. Era completamente distinta. Claro, ya no tenía toda la tierra sucia en su cuerpo ni el pelo alborotado, nos dimos cuenta de que era tez blanca, tenía muchas pecas en la cara y su cabello era color rojizo cobrizo. —Que bella —le dije, asombrada. Luke se había quedado afuera. —Ya no tienes que preocuparte por pasar hambre. —Me siento… renovada —dice, viéndose en el espejo—Gracias, Amanda. —De nada, Nerea. Sin embargo, tenemos que hacer muchas cosas antes. Para que estés con nosotros tienes que pasar por ciertas pruebas. —¿Que pruebas? —Bueno, tienen que hacerte exámenes, asegurarse de que todo este bien con tu salud. Además, pasarás unos días en la casa hogar mientras se termina el papeleo. Así son las leyes. Ella se vio un poco triste pero no se podía hacer nada. —Mi abogada Roberta te ll
—Al parecer si —le dije a Rita. El personal estaba arreglando todo. Mañana la fiesta inicia después de medio día. —Cuéntame tu, ¿cómo te llevas con el? —Pésimo. Es un sangrón, un tarado que lo único que hace es molestarme y hacerme salir de mis casillas —le conté, solo hablar de Luke me ponía de malhumor: no servía de nada la sesión de yoga que tuve. Ella me sonrió. —¿No hay chispas en el aire? —¿Que? —me reí—Nunca. Prefiero besar un sapo a que me guste Luke. —¿De que sapo hablan? —pregunta Luke detrás de mi, me sobresalto de inmediato porque espero que no haya escuchado. —Que te importa, vete de aquí —le dije de mala gana. No se por que Luke me da coraje. —Hola, creo que no nos han presentado —Luke le da la mano a Rita—Soy Luke Grayson. —Mucho gusto, Luke, soy Rita Romanno. Me dices Grayson pero como es tu apellido anterior —quiso saber Rita. Algo que yo también quisiera saber. Pero Luke no lo dijo. —Grayson —solo dijo—Antes tenía solo el de mi madre pero ahora ell
Lupe y Gloria me miraban como si fuera lo más extraño del planeta. No sabían que hacer. —¿Que pasa? —pregunto Luke, llegando a la cocina. Hasta parecía que había venido corriendo. —¿Que tienes? ¿Se metió alguien a la casa? —quiso saber—¿Por qué llora? —¡Noooo! —seguí haciendo mi berrinche. —Es que se enteró de que su mayor enemiga esta de regreso. —¿Quien? —La señorita Donna Stuart. —Ya, Amanda, no llores por esa estupidez —Luke me sobó la espalda. —Amanda, tienes que calmarte, recuerda que tenemos que ir a la playa y se nos está haciendo tarde, no podemos dejarlo pasar. —¿Por qué todo lo malo me pasa a mi? —lo miré, seguro mi maquillaje estaba corrido. Luke me miraba chistoso, le daba risa mi mala suerte—Primero apareciste tu y ahora esa víbora de Donna —apreté su camisa—Me dan ganas de tomarla del cuello y retorcerlo. —Si, si, pero no me lo hagas a mi —se apartó, porque le había pellizcado el brazo—Ve a sacar tu ira en la pelota de volley. —¡No quiero! —renegué—Al menos no