PIERO SANTORINIHarry había encontrado unas imágenes de Ginebra saliendo de la clínica y tomando un taxi. Intentamos seguirle el rastro, a través de las cámaras de seguridad de los semáforos. Pero lo habíamos perdido en una esquina que no tenía cámara alguna. Pero para nuestra suerte, Harry logro encontrar patrones similares en la red, donde coincidían con el rostro de Ginebra. Se había quedado en un supermercado, era imposible acceder a las cámaras del mismo. Así que esperamos a que saliera, tomo otro taxi y continuamos siguiéndola hasta perderla en una carretera a las afuera de la ciudad. Golpee la pared con fuerza, estaba harto de tanta amargura y mierda. Mataría con mis propias manos al responsable de todo esto, Lenac estaba muerto. Ahora faltaba encontrar a su socio, al tal Doménico. Harry seguía buscando pistas, Pierina dormía al bebe y yo estaba muy estresado. Así que salí con Damián a buscar a Georgiano quien había venido al enterarse todo lo sucedido y sobretodo que habíamos
GINEBRA.Me encontraba congelada ante lo que había escuchado, ¿A quién le pasaba información Dom? ¿Acaso el pertenecía a los malos? Pero si así fuera, ha tenido la oportunidad de matarme. ¿Por qué no lo ha hecho? ¿Qué debía hacer? ¿Lo enfrentaba? ¿Hacia como que no escuche nada? Deje que el agua corriera por mi cuerpo, necesitaba pensar con claridad. No podía exponerme, no podía continuar tampoco con él. Era peligroso, tenía secretos. Enjuague mi cabello y termine por retirar la espuma, lo mejor sería evitar que él se enterará que había escuchado toda su conversación. Lo más prudente sería hacerle creer que no sé nada, que todo continúa igual. Recordé ese dicho “Mantén cerca a tus amigos y a tus enemigos aún más cerca” podría sacar ventaja a la situación, solo debía tener paciencia. Mantenerme alerta y evitar a toda costa que me descubriera, podría aprovecharme de la situación, le haría creer que “lo recordé” y que estoy locamente enamorada de él.Quizá así podría mantenerme a salvo,
GINEBRA.Desperté sintiendo el olor a alcohol y medicinas, me dolía todo el cuerpo y mi brazo. Me estaban pasando medicamento por mi vena, seguramente calmantes y suero. Me sentía muy mareada y mi cabeza pesaba, recobré un poco mi vista y lo vi a él. Dom me miraba con preocupación, pero a su vez temor. ¿Qué estaba ocurriendo? Una punzada muy fuerte se adueñó de mi cabeza nuevamente haciéndome cerrar los ojos por la molestia de la luz de la habitación, muchos recuerdos llenaron mi mente, era como si de una película se tratase.Me vi creciendo con los Torres, sentí el odio y rencor que les guardaba. Finalmente vi a mi verdadero padre, Georgiano. ¿Cómo era posible? ¿En qué estaba metida? Vi a ese hermoso niño, mi hermano, Gian. Había recuerdos borrosos, pero había visto nuevamente a la rubia del aeropuerto y a un chico castaño, Alessandro. Recordaba muchos rostros, pero otros estaban en blanco, como el de un hombre. Con el cual me había casado, pero no lograba descifrar su cara. Seguía b
PIERO SANTORINIMuchas veces me pregunté que me deparaba el destino, que sería de mí y mi familia. Ahora que mi padre y Petro no se encontraban a mi lado, que descansaban en paz quizás. Que Ginebra estaba cada vez más lejos de mí, que Pierina había perdido al padre de su hijo y el gran amor de su vida. Me preguntaba, ¿Valió la pena realmente hacer todo lo que hice en el pasado por construir esto? ¿Qué construí realmente? No podía negar que en su momento realmente deseaba aquello, deseaba ser temido, respetado y poderoso. No había logrado más que ganarme enemigos y perdidas, ¿Qué sentido tenía haber conseguido poder y respeto si había perdido lo más importante? ¿De qué me servía tanto dinero y objetos materiales si no tenía con quién disfrutarlo? ¿Qué hacía con miles de millones de dólares si no podía disfrutar de una vida sin atentados? Sin tener que cuidar mis espaldas las putas veinticuatro horas, sin poder salir solo y no escoltado por hombres. Tan miserable era mi vida que no podí
GINEBRA.Mis pensamientos eran una condena absoluta, descansaba en una habitación mientras me encontraba encerrada, luego de la llamada que hice a Georgiano. Dom no me creyó nada así que me golpeo para que le confesará a quién había llamado. Era un idiota, sabía que no podía hacer mucho esfuerzo físico porque me encontraba débil por la pérdida, sin embargo, logre defenderme un poco. Me había sacado de la casa inconsciente y me llevó a otro lugar, por lo que no sabía dónde nos encontrábamos. Me desesperaba el estar encerrada pero peor aún con ese psicópata, era una habitación muy pequeña y bastante cerrada. Tenía una pequeña rendija por donde entraba poco viento y luz.Seguía teniendo recuerdos de mi familia y de mi vida anterior, había un fantasma, un chico sin rostro y me abrumaba por intentar recordarlo lo antes posible pero no funcionaba. Un flashback inundó mi mente:*FLASHBACK*Amaba lo detallista que era ese rubio de ojos claros, al entrar a nuestra habitación vi una caja de ca
PIERO SANTORINI.—Georgiano, ¿sabes algo?—pregunté al encontrarme con él.—No, mis hombres rastrearon la dirección desde donde me llamó. Pero al ir ya no estaba, se la han llevado. —respondió.—¡Joder!—exclame con rabia—, ¿alguna otra pista?—Ninguna, el imbécil es astuto.—respondió.—¿Qué hacemos?—pregunté mirándolo con desdén.—No puede haberla llevado muy lejos, debemos buscarla.—respondió lo obvio.—Harry, ¿crees que puedas rastrearla?—pregunté esperanzado.—Necesito mi computadora, puedo hacer lo que hicimos en Suiza—respondió.—Perfecto, la mandaré a traer.—dije.Salí de la habitación del hotel clandestino en el que me había quedado en encontrar con Georgiano, busqué mi teléfono y llamé a Damián.—¿Dígame señor?—respondió.—Envíame la computadora de Harry a la dirección que te envié por mensaje de texto—ordene. —, ¿Pierina está bien?—Sí, está durmiendo.—respondió—, ya le envío lo que me pidió. —Perfecto.—respondí cortándole la llamada.Estaba por entrar nuevamente, cuando una
GINEBRA.Me desperté asustada temblando del frío, la habitación era muy oscura y no había ningún foco. O fuente de luz. Me acobije más aún con las sábanas sucias que me había dado el imbécil de Dom, me dolía la cabeza y sentía mucho frío. Así permanecí por largas horas hasta que amaneció, la poca luz que entraba por la rendija de la pared me calentó olvidándome totalmente del frío que sentía en unas horas anteriores. Estaba muy aburrida y fastidiada, debía encontrar la manera de escaparme, después de todo esa era mi especialidad. Pensé una y otra vez en alguna idea, pero era complicado, me tenían con los pies amarrados por lo que no podía moverme mucho. ¿Cómo hacía para liberarme? Dom era minucioso, no me dejaba nada que pudiera usar en su contra. La puerta se abrió como siempre creí que sería Dom el que me traería la comida, pero para mi sorpresa era otra persona, un chico castaño muy alto y fornido.—Escúchame bien, ayudaré a Piero a rescatarte—avisó en susurros muy cerca de mí—, te
GINEBRA.Regresamos al hotel en el que se estaban quedando, abracé como por una hora a Pierina. Todos juntos cenamos y hablamos de todo lo que había sucedido en este tiempo, conocí a Harry un chico muy inteligente y bastante divertido.—Es un gusto por fin conocerla, he escuchado mucho de usted—dijo el chico.—El gusto es mío, espero que cosas buenas—divertí. —, papá, ¿Y Gian?—En Sicilia, no podía exponerlo. Nos están cazando, hija. —respondió como si fuese lo más obvio y realmente tenía razón.—Tienes razón, pero muero por verlo—respondí.—¿Cómo que nos están cazando?—preguntó Pierina sorprendida mirando fulminante a Piero.—Gracias Georgiano, ahora se alterará—respondió Piero, mientras Pierina le lanzaba un salami a la cara. —, hay un enemigo que no conocemos, tampoco sabemos nada de él.—¿Y? ¿Es peligroso?—preguntó.—No lo sabemos aún, ha intentado matar a Ginebra en la estación del tren y fue quién intentó matar a Georgiano en Budapest.—respondió el mencionado.—Vale, otro psicóp